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Styx: Master of Shadows

Styx: Master of Shadows

  • PlataformaXBO7PC7PS47
  • GéneroAcción, Aventura
  • DesarrolladorCyanide Studio
  • Lanzamiento07/10/2014 (PC)08/10/2014 (XBO, PS4)

Styx: Master of Shadows

Una nueva propuesta para PC de la productora francesa Cyanide nos lleva a encarnar un rol curioso y diferente: el de un Goblin. Con su pequeño cuerpo y su gran agilidad, nos sumergiremos en las sombras para realizar el robo maestro.

Actualizado a

Desde Francia nos llega una interesante propuesta para los amantes del sigilo, la infiltración y el asesinato. En este título adoptamos un papel sin duda diferente: el de un Goblin que ha dominado el arte de la infiltración como método de supervivencia para cumplir sus objetivos. En un mundo de humanos, orcos y elfos, donde cualquiera de ellos puede destrozar a la pequeña criatura en cuanto a fuerza física, este goblin ha aprendido a superarlos usando el factor sorpresa, la agilidad y el cuchillo en la garganta como método infalible para cumplir sus objetivos, además de otros medios más místicos que le ayudarán a cumplir su más deseado objetivo: robar el corazón del árbol del mundo. De la historia no contaremos demasiado para no desvelar sorpresas, básicamente hay que saber que somos el goblin Styx, y que somos “el malo” de esta historia. La personalidad del goblin tampoco lo coloca como un antihéroe precisamente, todo lo contrario, estamos ante una criatura ruda y homicida que no entiende conceptos como bondad o nobleza. Aunque lo que sí que hace muy bien la historia del juego es ponernos tras los ojos “del malo” y enseñarnos el mundo tal y como lo ve él, lo que da un poco de contexto a nuestras acciones.

En general, la historia tiene buenas ideas con algunos problemas de ejecución y algunos giros un tanto raros o bruscos, pero realmente es lo de menos. Nuestra opinión del personaje que encarnamos variará a lo largo de la aventura, y seguramente habrá diversidad de opiniones sobre la personalidad y motivaciones del protagonista, pero no estamos ante el eje principal del juego. Lo que sí que importa es el lugar: nos encontramos en la fortaleza de Akenash, un imponente lugar al que sólo se puede llegar en dirigible y que es resultado de una alianza entre humanos y elfos. Todo gira alrededor del mencionado árbol del mundo, que produce lo que se conoce simplemente como “ámbar”, una fuente de poder ilimitado. El árbol y sus secretos pertenecen a los elfos, pero los hombres lo conquistaron y en su sed de codicia trataron de extraer el ámbar del corazón del árbol, con resultados catastróficos. A partir de ahí se forjó una forzosa alianza, los humanos construyeron una impenetrable fortificación para que nada pudiera entrar (o salir) sin su permiso, mientras que los elfos extraían el ámbar para beneficio mutuo. El ámbar es la clave del motivo por lo que Styx está aquí, en una historia personal que se irá desvelando con la trama, pero que está también relacionado con ciertas habilidades especiales que la criatura puede desarrollar.

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Comentado el contexto, nos encontramos ante un juego estructurado en misiones por diferentes lugares de la fortaleza. Contamos con un mapa general, pero en realidad nos guiaremos más por los indicadores de pantalla para saber dónde están nuestros objetivos, a riesgo de perdernos. Llama la atención el tamaño y la verticalidad de los entornos, así como la gran libertad para explorar el espacio y descubrir secretos y pequeños rincones que nos pueden ser muy útiles. La agilidad es un elemento fundamental de Styx y es realmente un placer ver la agilidad con la que se mueve escalando, saltando y realizando su movimiento más característico: encaramarse en el cuello de su víctima para asesinarlo. El diseño de los escenarios está pensado para que tengamos una gran libertad de ir del punto A al  punto B, lo que nos da una agradable sensación de estar navegando un entorno real que estamos dominando con nuestras habilidades en vez de ser algo lineal que sólo requiere pulsar un botón. No todo es perfecto, sin embargo. Lo que es la parte de plataformas requiere de cierto ajuste y seguramente provocará algunas frustraciones en las primeras horas con alguna caída absurda. Lo peor sin duda es cuándo tenemos que colgarnos de un bordillo, un proceso que hay que hacer con sumo cuidado para no caerse a las primeras de cambio, lo que no siempre es fácil. Una vez dominadas estos pequeños quebraderos de cabeza, disfrutaremos mucho recorriendo los grandes espacios de la fortaleza.

Por descontado, la clave de todo está en no ser visto. Para ello contaremos con variados elementos en el escenario que podemos usar a nuestro favor. Apagar fuentes de luz es prácticamente obligado para pasar por ciertos lugares, cosa que debemos combinar con técnicas poco avanzadas como esconderse debajo de las mesas. Las zonas nos suelen ofrecer variadas rutas que podemos utilizar también para pasar desapercibidos, desde lugares altos en los que explotar nuestra agilidad a conductos subterráneos que comunican una zona con otra de forma segura. Es perfectamente posible cumplir las misiones sin matar o alarmar a nadie, por lo que obtendremos reconocimiento. También mejoraremos la progresión de Styx si dedicamos un tiempo a explorar o hacer misiones secundarias, por lo que hay un claro componente de infiltración y exploración a un muy nivel. Sin embargo, es indudable que los creadores han ideado el juego con la idea de animar a que el jugador asesine como método preferente para avanzar, de forma que muchas habilidades que ganaremos están destinadas a tal fin.

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Provoca cierto sádico placer ver la fluidez de los movimientos de Styx a la hora de ejecutar a alguien. Los desarrolladores se han encargado de que la muerte aquí sea algo sucio y terrorífico. Los borbotones de sangre son lo de menos, lo que más destaca es la siniestra plasticidad de los movimientos con los que el goblin sujeta a sus víctimas y cómo estas reaccionan aterrorizadas ante la acción. Manteniendo el botón de acción presionado, mantendremos a la presa sujeta para darle una muerte agónica, más lenta pero silenciosa. Mientras que si vamos con prisa podemos simplemente ejecutar al pobre desgraciado, que gritará antes de morir. Acercarse por detrás está lejos de ser la única herramienta mortal del goblin, que puede hacer cosas como lanzarse desde lo alto para acabar rápidamente con un rival y adquirir una buena variedad de técnicas con las que hacer su trabajo más fácil.

Según progresamos, adquirimos nuevas habilidades que hacen más asequible el enfrentarnos a los interminables guardas y enemigos que nos encontramos en nuestro viaje hacía el lugar donde está el Árbol del Mundo. Algunas técnicas son prácticamente imprescindibles para poder avanzar, como la de matar detrás de una esquina, que nos permite acabar con alguien con algo más de seguridad, aunque es extraño que algo tan básico sea una habilidad a desbloquear. Otras técnicas físicas son algo más rocambolescas y tienen menos utilidad, aunque está bien contar con ellas. Otras opciones pasan por utensilios del "oficio" como cuchillos para lanzar, aunque desgraciadamente son escasos y no podemos contar demasiado con ellos. También hay posibilidad de usar elementos del escenario en nuestro favor: hacer caer una gigantesca lámpara sobre una habitación repleta de guardias no es un método muy sibilino, pero es sin duda efectivo.

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Además de las técnicas físicas contamos también con otras que dependen más de la astucia o del extraño ámbar que está relacionado con la misión y la precaria condición mental de Styx. Usar veneno en agua o comida y ver tranquilamente como el guardia de turno muere en unos segundos sin mover un dedo es un clásico de los juegos de infiltración y asesinato sin ir más lejos. También es importante esconder los cuerpos, para lo que contamos de forma limitada de una especie de ácido que hace que el cuerpo se esfume -aunque lo más habitual será mover el cuerpo a una zona donde no se vea-. En cuanto al ámbar, el poder más estrambótico que nos confiere es el de “vomitar” a un clon, que nos permite durante unos segundos operar “por control remoto”, muy útil para despistar guardias y jugar con la IA en general. Según vamos avanzando, su utilidad se multiplica: pueden abrazarse a alguien para explotar y llevárselo por delante, pueden transformarse en una bomba de humo que deje fuera de juego grupo de guardias, e incluso pueden hacerse invisibles, muy útil para envenenar en una zona comprometida, o activar algo en una zona especialmente vigilada. El propio Styx podrá también hacerse invisible en un punto del juego, pero de forma bastante limitada. Crear un clon requiere un poco de ámbar, pero es posible recuperarlo, así que lo de crear clones es algo que usaremos muy habitualmente, tanto para despejar el camino como para resolver los simples puzles emplazados en el entorno.

La parte de infiltración del juego está muy bien llevada, tiene lo imprescindible que tiene que tener: un buen y expansivo diseño de niveles (del que juegos de infiltración recientes con más presupuesto tienen muchísimo que aprender) y unas buenas mecánicas en líneas generales. Pero donde el juego pierde muchos enteros es en el combate. Sí, posiblemente el aficionado al género se está rascando la cabeza sobre este punto ya que el combate en esta clase de juegos tiene que estar reducido a la mínima expresión y no ser importante. El problema es que ha habido un error de bulto a la hora de crear un “castigo” una vez que eres detectado. Básicamente, si eres descuidado, uno o varios guardias correrán a tu posición y entonces comienza un modo duelo, en el que lo único que haces es dar vueltas y bloquear al enemigo hasta que se abra una ventana para el contraataque. Aunque haya varios soldados, sólo combates a la vez con uno, así que lo que es una situación de máxima tensión se convierte en una danza repetitiva que tienes que repetir una y otra vez si no eres cuidadoso. En otros juegos de sigilo, ser detectado es parte del encanto y lo que abre emocionantes secuencias de escape para despistar a los rivales, pero aquí no se permite esta opción y tampoco podemos escapar del combate, ya que estamos “atrapados” en el modo duelo hasta que uno cae. Hay ciertas técnicas avanzadas como la invisibilidad que nos puede sacar de esa situación, pero cuesta una considerable cantidad de ámbar que no se puede recuperar, así que es algo que no nos podemos permitir demasiado. Es algo que resta mucho ritmo a la aventura si eres descuidado, y un problema que el estudio debería haber solucionado de otra forma -incluso muerte automática al ser alcanzado hubiera sido preferible al tostón del modo duelo-.


7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.