ScreamRide

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Faltan unos días para su lanzamiento y todavía no se sabía demasiado sobre ScreamRide, solo su planteamiento inicial. Pero al fin Microsoft nos ha dejado jugar a una versión prácticamente final de lo nuevo para Xbox One y Xbox 360 de Frontier Development, creadores de Zoo Tycoon, Elite Dangerous, el inolvidable LostWinds o el más que curioso Kinect Disneyland Adventures. Ésta es su propuesta más directa y espectacular, sin dar de lado a las montañas rusas que apasionan a los trabajadores del estudio británico. Y con un componente más arcade que basa su jugabilidad tanto en la creación como la prueba on-ride y la destrucción, todo ello con un avanzadísimo motor de físicas y partículas sin el que sería posible este vertiginoso planteamiento. Y también con un carácter social y compartido inusual hasta la fecha.

ScreamRide propone al jugador tres modalidades centrales a lo largo de distintos puntos del planeta en una atmósfera futurista donde las montañas rusas más enrevesadas serpentean alrededor de grandes rascacielos. Los dummies, muñecos con aspecto humano usados para pruebas de accidentes y comportamientos físicos en situaciones extremas, son los que probarán cada trazado de infarto que hagamos y cada vagoneta a la deriva que vayamos a disparar para conseguir la máxima destrucción posible. Ingeniero, probador o demoledor. Tres roles para tres estilos de gameplay bien distintos y que en cualquier momento podremos compartir con nuestros amigos o el resto de jugadores.

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En ScreamRide hemos visto de momento dos formas de destrozar los entornos, con montañas rusas que cortan su vía en un salto para que el vagón destroce en vuelo lo que se encuentre por delante, y con una atracción giratoria que en realidad es una contundente bola de demolición con dos alocados pasajeros dentro.  En este sentido, el innegable componente Angry Birds está bastante presente desde el primer momento, solo que en un espacio grande, detallado y tridimensional repleto de multiplicadores de puntos y donde son verdadero realismo físico los pesos de los escombros al caer y las grandes estructuras al derribarse. Un espectáculo, al menos en Xbox One que lo hemos jugado, movido de forma verosímil. Resulta divertidísimo intentar devastarlo con las atracciones.

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Por supuesto, como cabría esperar de Frontier, hay otra mitad de creación y construcción que deja en manos del jugador la confección de los espacios y, lo mejor,  de los raíles de las montañas rusas que ahora cuentan con cientos de piezas diferentes para conseguir los trazados más vertiginosos que jamás haya logrado un juego de gestión de parques y diseño de atracciones. Verdadera emoción sin límite y velocidad es lo que tendremos que conseguir para que los dummies griten, disfruten, se mareen o no quieran volver a repetir nunca más. Buscar el grito, y que sea en marcha. Ése es el objetivo.

Vivir las montañas rusas desde dentro es la otra parte de ScreamRide, que nos deja probar nuestras creaciones y las de nuestros amigos en una interesante carrera donde podremos acelerar y frenar, además de mantener en los raíles la vagoneta u obtener turbos completando un Quick Time Event en las secciones propulsoras -como loopings, saltos y rizos- para conseguir mejores tiempos, puntuaciones y que los maniquís probadores realmente alucinen con el viaje.

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Todo en ScreamRide está conectado, ofreciendo al jugador un montón de herramientas para compartir con otros nuestras creaciones más disparatadas, nuestros vídeos a través de Twitch, desafiar en puntuaciones y otros parámetros, compartir el modo sandbox -totalmente libre- asignándonos un rol o construyendo un espacio junto a otros, etc. El título, bastante vistoso en sensación de velocidad, iluminación y comportamientos físicos, deja claro que la nueva generación ha llegado para moverse ante todo en el terreno social. Frontier tiene un trabajo realmente diferente y con posibilidades para el próximo 3 de marzo, en formato físico a 39,90 euros en One y 29,90 euros en 360.