Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA
Funk of Titans

Funk of Titans

  • PlataformaXBO5.5
  • GéneroPlataformas
  • DesarrolladorA Crowd of Monsters
  • Lanzamiento09/01/2015
  • TextoEspañol

Funk of Titans

Los barceloneses A Crowd of Monsters se estrenan en One con Funk of Titans, un juego de plataformas sencillo y directo que consigue divertir en un primer momento, pero que cuenta con una fórmula y una propuesta que se agotan rápidamente.

Actualizado a
Ampliar

Funk of Titans es el proyecto del estudio barcelonés Crowd of Monsters para Xbox One, un título de corte indie que pretende acercar una moda creciente en el sector de juegos para dispositivos móviles de avance automático en el que el jugador simplemente tiene que sortear los obstáculos que se encuentran delante de sí mientras el personaje avanza sin cesar. Un Rayman Jungle Run, pero con sus propias mecánicas y trasladado a la plataforma sobremesa de Microsoft. El resultado final, un título de unos nueve euros de precio, capaz de entretener en las primeras sesiones de juego pero que acaba lejos de ser la experiencia sencilla y divertida que prometía ser.

Y es que el trabajo de Crowd of Monsters, que seguramente podría cuajar en iOS y Android, no acaba de ser lo suficientemente potente para una consola de nueva generación aunque hablemos de un título de corte indie como el que nos ocupa. El problema, vaya por delante, no es de concepto, ya que se han hecho maravillas con auto-run, sino de como se ejecuta Funk of Titans. Nuestro protagonista quiere imponer el género musical del funk por encima de todos, y tendrá que recorrer tres mundos para luchar contra el pop, el rap y el rock. Unos cuarenta niveles de plataformas con jefes intermedios y jefes finales, fases de bonus y un formato que invita a rejugarse durante varias sesiones. Unas tres horas para terminarse, alguna más para hacerlo al 100%.

Ampliar
Ampliar
Ampliar

   

Nuestro personaje avanza automáticamente por un escenario de desarrollo plataformas 2D clásico mientras vamos saltando y golpeando a enemigos según toque. Los primeros niveles son accesibles, sirven para aprender la mecánica de juego y enganchan al jugador. Calculamos el momento de salto ideal para sortear caídas, llegar a salientes o rebotar entre paredes. Por el camino, golpeamos sin cesar con nuestra espada -o derivados- a los enemigos que nos van apareciendo y que están siempre en estático en medio del escenario. Algunos se pueden golpear, otros se tienen que saltar. Durante las fases tenemos como objetivo recoger vinilos repartidos por el escenario que nos sirven para adquirir nuevas armas y skins y de paso completar al máximo una. Acabar sin que nos golpeen, coger los 100 vinilos y encontrar el caballo que nos permite jugar la fase bonus son nuestras tres tareas en fases cortas y con buen ritmo.

Ampliar
Ampliar
Ampliar
Ampliar

¿Qué falla entonces en Funk of Titans? principalmente que su propuesta se agota muy rápido. Encontraremos diseños de niveles interesantes donde tenemos que saltar rápido, abrir caminos con palancas, combinar ataques y saltos de manera inteligente, sortear proyectiles y otros obstáculos… pero no hay dificultad creciente ni nuevos desafíos que cambien lo que hemos visto en los primeros niveles. Sí, se añaden algunos elementos a la mecánica básica (deslizarse por rampas, plataformas móviles, otras volátiles) pero no consiguen apartarnos de la sensación de “más de lo mismo” al poco de empezar. El primer mundo entretiene y divierte -con matices- pero ya muestra síntomas de fatiga que se hacen más evidentes en los siguientes.

   

Ampliar
Ampliar
Ampliar
Ampliar

No nos encontrarnos con retos desafiantes en los últimos niveles del juego -podrían intercambiarse con las primeras fases salvo casos concretos-, algo que convierte Funk of Titans en un juego excesivamente plano. En su favor hace falta decir que si queremos hacer todas las fases perfectas nos costará más de dos y tres intentos en algunos niveles, pero el diseño tan llano de la mayoría de fases hacen que solo los caza-logros acaben buscando el 100%. No será ni por reto ni por diversión. A todo ello se añade un sistema de jefes discutible: a mitad de mundo nos encontramos con un grunt al que tenemos que vencer a base de QTE’s. Al final de cada mundo, un titán ante el que nos enfrentamos en la pista de baile: más QTE’s. En ninguno de los dos casos hay casi desafío y a la primera conseguiremos probablemente el 100% de acierto con el añadido que no se ven diferencias -ni en mecánica ni en dificultad- entre el primer jefe y el último.

La oferta del juego se completa con fases de bonus tremendamente repetitivas y poco inspiradas en su propuesta jugable. Básicamente, es como las fases del barril cohete de Donkey Kong Country Returns y Tropical Freeze, pero con un diseño de niveles simplón en el que los dos obstáculos principales son la velocidad que cogemos y algunos tirones de framerate que nos complican el control de nuestro personaje. A medida que ganamos vinilos los podemos gastar en nuevas armas -todas sirven para lo mismo, pero en algunos niveles solo un arma nos da acceso al ítem para las fases de bonus-  y cascos variados (de espartano, inspirados en Transformers, en Viernes 13 o en Star Wars). Durante nuestro avance también podremos hacer desafíos propuestos por Zeus (un calco de Morfeo de Matrix) que van desde acabar los niveles sin armadura, matar a X enemigos con una arma concreta, hacer 60 saltos por las paredes, etc. Algo que aporta más rejugabilidad a la propuesta.

   

A nivel técnico, el juego no aporta nada especialmente relevante salvo el trabajo en ciertos escenarios que cuentan con varios detalles en los fondos que le dan variedad y algo de vida. Además, también disfrutaremos de algunas fases nocturnas o en medio de un atardecer que es bastante vistoso. Eso sí, ni modelados de personajes, ni efectos especiales ni el rendimiento ya mencionado -hay momentos en los que el framerate sufre un poco sin ser decisivo en la jugabilidad salvo en las fases de bonus- pasará a la historia. La banda sonora, a pesar de ser una batalla de géneros, es tremendamente olvidable. Suenan unas tres canciones todo el rato, que son pegadizas pero que se acaban resintiendo tras jugar decenas de niveles con el mismo hilo musical una y otra vez.

5.5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.