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Stormrise

Stormrise

Innovación prematura

Stormrise es la nueva apuesta de The Creative Assembly para el género de la estregia en consola. Un sistema de control completamente nuevo, adaptado a las limitaciones del mando, que pese a ofertar buenas ideas, estas no terminan de cuajar y se queda lejos de lo que podría haber llegado a ser.

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Si hay un género que se resiente al dar el salto a las consolas ese es, posiblemente, el de la estrategia en tiempo real. Pese a que se han realizado varios intentos, la calidad de los títulos del género siempre está muy por debajo de lo que esos mismos juegos son capaces de lograr en su medio natural, el PC. Es por eso que muchas compañías han empezado a idear nuevas fórmulas y modos de adaptar los complejos sistemas de control a un mando, que por propio diseño supone una mayor limitación de acceso a menús y a la hora de controlar a todas las unidades que se despliegan por el mapa. De este modo, en los últimos meses hemos visto salir Civilization Revolution, un importante cambio de fórmula con respecto al original de PC, o el más reciente Halo Wars.

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Stormrise va un paso más allá, aún pese a que también sale para PC, con un juego cargado de ideas novedosas con el fin de facilitar el sistema de control con un mando tradicional. No obstante, pese a contar con abundantes virtudes y grandes ideas, da la sensación de que no se han conseguido plasmar con todo el acierto que cabría esperar, y a buen seguro el juego se ha quedado lejos de las intenciones de The Creative Assembly. Su amplia experiencia en el género de la estrategia les ha permitido salir a la palestra con un interesante juego pensado especialmente para consolas, aunque todavía deberán seguir explotando sus habilidades para llegar a crear la obra de estrategia definitiva que todos los usuarios estamos esperando.

En un futuro lejano…
Argumentalmente, The Creative Assembly nos presenta por primera vez una ambientación futurista. Un experimento para controlar el clima ha acabado en un sonoro fracaso, y en un mundo post-apocalíptico, dos facciones se enfrentarán entre sí. Por un lado están los Echelon, los supervivientes humanos que se habían sometido a un proceso de hibernación con el fin de sobrevivir al holocausto climático del planeta, y que han despertado muchos años después para intentar devolverle al mundo su antigua vitalidad y prosperidad. Serán ellos nuestros primeros compañeros, con los que recorreremos el tutorial y aprenderemos los entresijos del sistema de control a través del modo Campaña.

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Pero el mundo ha cambiado mucho, y hay una nueva raza humanoide conocida como los Sai. Se trata de los humanos que han estado viviendo en la superficie del planeta durante todo este tiempo, y que se han adaptado a las nuevas condiciones climatológicas. Una raza tribal que ha evolucionado y ha desarrollado habilidades psíquicas, además de una serie de mutaciones. Los Sai lucharán por defender un territorio que consideran el suyo, dado que los Echelon habían renunciado a él al hibernar y desentenderse de todo lo que acontecía. A nivel argumental, las cosas no irán mucho más lejos, dejándonos confusos en muchas ocasiones al no saber bien el por qué estamos combatiendo, ni qué hacemos llegando a determinados escenarios. A nivel narrativo podría haber dado mucho más, sobre todo con esa premisa a priori tan atractiva.

Original propuesta
Si hay algo que no se le puede reprochar a Stormrise es el modo en el que se esfuerza por sorprendernos con un novedosos sistema de control, muy original, que hasta cierto punto se antoja como una alternativa lógica para explotar al máximo el mando de control; pero también da la sensación de estar incompleto, como si le faltase algo para ofrecernos todo lo que necesitaremos en el campo de batalla. La principal característica de este sistema de juego es que no veremos todo el terreno desde una posición elevada, controlando todos los avances de nuestras tropas y del enemigo y dando órdenes desde nuestro puesto de privilegio; aquí tendremos control directamente de cada tropa, poniéndonos a pie de suelo para ver el entorno desde su ángulo de visión, y tomar las decisiones sabiéndonos en muchos casos faltos de visión.

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Esto provoca que nos sintamos hasta cierto punto a medio camino entre un juego de estrategia y otro de acción en tercera persona, con los puntos negativos inherentes a esta mezcla tan extraña. Por ejemplo, lo que en el radar nos parece un simple mapa, está lleno de recovecos callejones y, como comentaremos, varios niveles, e igual intentamos avanzar en una dirección con un grupo de tropas y nos encontramos con un camino cerrado, debiendo dar la vuelta y buscar una vía por otra dirección. Esto nos supondrá perder segundos muy valiosos, mucho más de lo que puede parecer en un primer momento, dado que el ritmo del juego es muy apurado, sin dar ni un instante de respiro, obligándonos a tomar todas nuestras decisiones de forma casi instintiva.

Es por eso mismo que deberemos acostumbrarnos lo antes posible a todos los entresijos jugables de Stormrise si queremos tener, cuanto menos, una posibilidad de victoria. Algo a lo que no ayuda la dificultad por defecto de la máquina en el modo Campaña, que no nos dejará experimentar ni acostumbrarnos tranquilamente a lo intricado del control. Además, el juego no es capaz de exponer abiertamente y de forma clara lo que deberemos hacer para profundizar en su jugabilidad, y hay muchas características que las deberemos aprender a la fuerza, a base de ensayo y error, lo cual puede resultar frustrante dado que en muchas ocasiones se hace incomprensible lo que está ocurriendo. El ejemplo más característico de esto nos lo encontramos en el sistema de combate.

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El juego se rige por un tradicional sistema de piedra, papel y tijera, en el que unas unidades vencen a otras por defecto. El problema de esto es que, si bien esto es algo lógico y habitual dentro del género, aquí se potencia hasta el extremo; si nuestras tropas no tienen nada que hacer contra un destacamento enemigo, ni siquiera se molestarán en disparar. Se quedarán unos frente a los otros, y lentamente irán cayendo nuestros hombres, sin motivo aparente. Así pues, deberemos ir poco a poco experimentando con distintas combinaciones de formaciones, hasta llegar a conocernos bien tanto nuestras tropas como las del rival, y saber cómo atacar, dónde y cuándo. No servirá de nada crear muchas tropas de un tipo, ya que si el rival tiene un tipo al que no pueden vencer, ni siquiera se molestarán en luchar.

La base del juego será avanzar por el escenario acabando con las tropas enemigas mientras nos hacemos con el control de determinados puntos clave, que se convertirán en nuestras bases, desde las cuales podremos crear nuevas tropas. No obstante, la creación es bastante lenta para el ritmo que nos impone el juego, obligándonos a no poder tener ni un instante de duda, y crear rápidamente el tipo de tropa que necesitamos. Para ello, será esencial conocernos los símbolos con los que se identifica cada una, ya que en todo momento, incluso en el campo de batalla, estarán representadas por ese icono, y no tendremos tiempo para experimentar o andar cambiando por las tropas que poseemos hasta encontrar la que buscábamos.

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Durante el juego en sí, como hemos dicho, la acción está centrada en la tropa particular que queramos mover, sin tener la posibilidad de verlo desde una vista superior (hay algunas tropas voladoras que sí pueden ofrecer esa visión). El mapa tampoco ayuda demasiado en este aspecto, porque sólo tenemos un pequeño radar, pudiendo acceder al mapa completo en el botón BACK/SELECT, lo cual se antoja algo incómodo. En todo momento, en pantalla, estarán presentes los iconos de nuestras tropas, así como los puntos a los que deberemos llegar y donde hay enemigos. Para movernos por nuestras tropas, deberemos usar el stick analógico derecho; controla una línea que podremos mover 360º a nuestro alrededor, y se pondrán en relieve los iconos que estamos señalando. Si soltamos el stick mientras esto ocurre, cambiaremos a la tropa en cuestión. Una dinámica que requiere mucha práctica y dominio del mundo del juego.

Las unidades serán las habituales de este tipo de juegos: tendremos las de infantería, los francotiradores, distintos tipos de vehículos, los mechs (que corresponden a nuestros Héroes y protagonistas, que al morir en el modo Campaña supondrán el fin de la partida), unidades voladoras, etcétera. Todas ellas cuentan con sus ataques lógicos, además de algunos ataques especiales; eso sí, no distarán demasiado las tropas entre las dos facciones, resultando en conjunto bastante similares entre sí. Además, el árbol tecnológico es bastante parco en avances para las unidades, viéndose limitado por el propio desarrollo del juego. En ese aspecto, se antoja un título poco profundo, que no explota el potencial que debería tener una ambientación semejante.

Otro de los puntos a favor del juego es el hecho de que, al combinar la estrategia con la acción en tercera persona, se permite el lujo de desarrollar las batallas en distintos niveles; un desarrollo vertical que le hace mucho bien al juego y que añade una nueva dimensión al género. Si bien la jugabilidad del título tiene bastantes defectos de cara a lograr las cotas de calidad idóneas, hay que reconocer que con mucha práctica y experiencia es posible llegar a acostumbrarse a su complejo sistema de juego. Será entonces cuando Stormrise dé lo mejor de sí mismo, deparando intensos combates a través de sus diversos modos de juego, especialmente los online.

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La Campaña se hace algo corta, con unas 10 horas de duración si nos lo tomamos con calma (y teniendo en cuenta el muy necesario tiempo de adaptación al juego). Luego, tendremos las clásicas Escaramuzas y los enfrentamientos multijugador a través de Internet. Los mapas de estos dos últimos modos serán los mismos, de distintos tamaños y para un máximo de 8 jugadores, aunque será posible participar sólo dos contendientes en la reyerta. Será en estos casos donde Stormrise muestre su faceta más estratégica, ya que la disposición vertical de los escenarios dará mucho juego cuando nos enfrentemos a otros usuarios, que no contarán con la potente IA de la máquina. Estos combates se ganan acabando con el rival, o haciéndose con el control de todos los nodos de control dispersos por el escenario.

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Apartado técnico
Teniendo en cuenta que se trata de un juego de estrategia real, lo cierto es que ofrece un acabado visual bastante sólido, con grandes entornos y una ambientación muy lograda. Todo está bañado por colores oscuros, que transmiten las consecuencias del Apocalipsis del que fue víctima el mundo. Los diseños de los personajes no está, sin embargo, al mismo nivel; adolecen de una importante falta de inspiración, sobre todo cuando los vemos desde una posición cercana (lo cual será bastante habitual), ya que nos encontraremos con texturas de baja resolución. Además, sus animaciones dejan bastante que desear en términos generales. Eso sí, puestos a comparar, los Echelon pierden la partida claramente contra los Sai, mucho más interesantes e inspirados.

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En general, este apartado cumple con su cometido con bastante soltura, aún cuando podría haber dado algo más de sí; sobre todo en las escenas cinemáticas, que en ocasiones se antojan emborronadas. También alcanza un gran nivel el apartado sonoro, con una banda sonora épica llena de grandes temas que transmiten con mucho acierto el conflicto bélico que se está representando en pantalla. El juego cuenta con un muy interesante doblaje a nuestro idioma, que facilita la transmisión de las órdenes de nuestros superiores. Eso sí, la relativa escasez de tropas supondrá que en el campo de batalla oigamos muchas veces las mismas frases (más de lo habitual en el género), algo que se antoja repetitivo. Los efectos de sonido, muy creíbles y logrados.

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A nivel jugable, ya hemos expuesto bastante a lo largo de los últimos párrafos lo que oferta este Stormrise. Un juego de estrategia en tiempo real bastante exigente, tanto a nivel de control como en términos de dificultad (la IA de la máquina es implacable en este aspecto), que requiere mucha práctica por parte del usuario para poder llegar a explotar todo su potencial. Aunque el mando responde a la perfección a nuestras indicaciones, las limitaciones de su sistema provocan que la frustración de no conseguir hacer lo que queremos llegue por otro lado. No se le puede reprochar nada al sistema de control, pero sí a un sistema de juego que pretende ir más allá de donde puede permitirse.

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6.5

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.