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Rage

Rage

La Tierra, año 106

Tras más de cuatro años de esperas, el nuevo shooter de id Software ya está entre nosotros. Carmack nos presenta un híbrido construido sobre la impresionante tecnología del idTech 5. ¿Se convertirá en el nuevo clásico del género tras Quake y Doom?

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Ha sido necesario esperar más de cuatro años desde que id Software lo anunciara en la Quakecon de 2007, pero finalmente el nuevo shooter de los padres del género ya está entre nosotros. RAGE es una realidad, y lo mejor de todo es que, después de tanto tiempo suspirando por él, tantas imágenes, vídeos y declaraciones, el resultado final no solo está a la altura de lo esperado, si no que además es capaz de sorprendernos con respecto a lo visto anteriormente en las tres sagas sobre las que había trabajado la compañía hasta ahora: Doom, Quake y Wolfenstein. El proyecto más ambicioso de John Carmack enfundado en la puntera tecnología del idTech 5 aterriza en PlayStation 3, Xbox 360 y PC: ¿estás preparado para sobrevivir a este enrabiado y salvaje mundo post-apocalíptico?

Tal y como ya os comentamos en nuestras primeras impresiones con el juego desde las oficinas de Bethesda en Londres allá por el mes de agosto, RAGE es el juego más transgresor dentro de lo que es el clásico concepto del género que id Software ha plasmado siempre en sus títulos. Aun sustentándose en unos pilares claramente enfocados a la acción subjetiva más frenética, Carmack y su equipo han querido ir un poco más allá y han hecho de RAGE un híbrido de lo que vendrían a ser juegos tan dispares como Quake y Fallout. La idea es simple: cuando toca acción, es un shooter de primer clase, y cuando no, ofrece un vasto mundo para explorar cargado de localizaciones variadas, ciudades, NPC's, misiones, objetos y actividades secundarias que nos permiten disfrutar de esos momentos más relajados que hasta ahora nunca habíamos visto en un juego de la compañía. RAGE es un título que ha querido abarcar mucho, y por suerte, y a diferencia de lo que tiende a ocurrir en este tipo de apuestas, ha terminado rayando a un excelente nivel en todos y cada uno de los apartados que lo definen, tanto jugables como técnicos.

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Como ya os contamos, encarnamos a uno de los pocos supervivientes del Armagedón que sufrió el planeta Tierra tras el impacto de un meteorito que erradicó prácticamente todo lo que conocemos. En una emotiva y épica secuencia cinemática de introducción (pese a que el juego posteriormente no desarrolle la historia de esa forma tan trascendental y existencialista), descubrimos que ante el inevitable impacto se lleva a cabo el Proyecto Edén, con el objetivo de garantizar el porvenir de la raza humana salvando bajo tierra a centenares de personas. Y 106 años después del "día D", nos despertamos para encontrarnos con un versión post-apocalíptica de nuestro mundo en la que debemos sobrevivir colaborando con los diversos supervivientes y sus respectivas organizaciones sociales en una trama que, pese a que en un primer momento pueda parecer que solo tiene como antagonistas a los mutantes, encierra un complejo enredado de amistades, intereses y traiciones en la que prácticamente nadie resulta de fiar.

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Bajo ese contexto argumental, la fórmula de RAGE se sustenta como decíamos en dos grandes pilares: la acción y la exploración. Básicamente, lo que id Software ha intentado (y conseguido) es hacer que su nuevo shooter no se limitara únicamente a una secuencia infinita de pasillos y habitaciones en las que llenar de plomo a todo bicho viviente. Para eso ya están sus otras tres sagas, habrán pensado. Así pues, RAGE prefiere intercalar ese torrente de acción desenfrenada con muchos de los elementos característicos que estamos acostumbrados a ver en juegos como Fallout 3 o Borderlands: un amplísimo escenario para explorar, decenas de personajes con los que interactuar, una gran variedad de armamento y objetos con los que definir el comportamiento de nuestro personaje y nuestras armas y, lo más importante, varias posibilidades y alternativas que desarrollar a lo largo y ancho de Wasteland.

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Esa faceta de RAGE está tremendamente cuidada, y resulta especialmente sorprendente viniendo de una compañía con tan poca experiencia en cualquier otro género que se desmarque de la acción en primera persona pura y dura. Vamos avanzando en el juego completando misiones que nos otorgan los supervivientes que viven en los diversos poblados repartidos por el juego, y a cambio recibimos armamento, útiles y dinero con el que adquirir objetos de las tiendas. Del mismo modo, también podemos involucrarnos en misiones secundarias que, pese a no aportar prácticamente nada a la trama principal, nos ofrecen objetivos de lo más variados.

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De hecho, la variedad de situaciones es uno de los aspectos más a destacar de RAGE: no todo es disparar en Wasteland, pues tenemos la oportunidad de ganarnos unas monedas extra participando en competiciones oficiales de coches o incluso en partidas de un curioso juego de cartas coleccionables bastante trabajado. Podemos cambiarle la indumentaria a nuestro personaje para conseguir ciertas bonificaciones (aunque no esperéis nada parecido a estadísticas ni tantos por ciento), o también dedicar nuestros ahorros a la mejora y "tuneo" de nuestro coche con el fin de convertirlo en una auténtica apisonadora con la que salir con garantías a las peligrosas dunas repletas de contrabandistas y mercenarios que separan cada ciudad. Los vehículos juegan un rol importante en RAGE, y habrá que cuidarlos, repararlos y mejorarlos no solo para sobrevivir, si no también para ganarnos un dinero participando en eventos que se generan de forma aleatoria por el mapeado (como eliminar a una cantidad de enemigos o recolectar trozos de meteorito que caen desde el cielo en una limitada franja de tiempo).

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No, que nadie se lleve a engaño: RAGE no es un juego de rol, y en ningún momento pretende ofrecer la profundidad jugable de ese género en los momentos en los que no estamos disparando. Pero sí es cierto que, como juego de acción en primera persona, ofrece muchísimas más posibilidades de lo que estamos acostumbrados, y eso es de agradecer. Además, nos encontramos ante una aventura larga, que nos llevará no menos de 15 horas completar en nuestro primer "run", y algunas más si queremos exprimir al límite los extras. De hecho, RAGE apuesta enérgicamente por la exploración de los escenarios, escondiendo en los rincones más insólitos objetos raros de interés que harán las delicias de los que disfruten recorriéndose hasta el último centímetro de mapa en busca de sorpresas. En definitiva, que id Software saca nota en su primer intento por desarrollar un pilar base para uno de sus juegos más cercano a las características de los "sandbox" que a las de los juegos de acción en primera persona.

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Pero como no podía ser de otra forma, donde realmente destaca RAGE es tanto en el planteamiento como en la ejecución de todo lo que rodea a las secuencias de pura acción subjetiva. Es ahí donde se nota y transmite la experiencia de casi 20 años de id Software como pionera del género. La compañía aquí no se ha andado con medias tintas: acción desenfrenada e intensa, sin apenas respiro ni concesiones. Ni granadas pegajosas, ni momentos de tedio, ni ayudas ilógicas: simplemente armas, munición y mucha, mucha sangre. Tal y como os adelantamos en su momento, la mayor parte de la acción de RAGE transcurre en instancias cerradas previa carga (algunas un tanto desesperantes si no instalamos el juego en el disco duro en las versiones para consola), y eso le ha permitido a id Software implementar un diseño de niveles que plantea situaciones que harán las delicias de los amantes del género de antaño: hordas de enemigos que nos atacan desde diversos sitios a la vez y laberínticos (aunque no desesperantes) escenarios en los que no disponemos de ningún tipo de mapa que nos indique el camino a seguir.

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Pero todas estas características se disolverían como un azucarillo si RAGE no fuera un título divertido y bien diseñado a nivel jugable, y precisamente ese es su mejor apartado: la jugabilidad. Ya sea en consola o en PC, RAGE presenta un sistema de control sólido como pocos en el que, como es habitual en los juegos de id Software, nosotros controlamos al protagonista y no al revés. Esto, que puede sonar un poco abstracto para los menos afines al género, acaba resultando fundamental para que la experiencia de juego no decaiga en un juego de acción en primera persona. Podría definirse como ese "factor X" que tanto se echa de menos cuando no lo encontramos y que tanto agradecemos al hacerlo después de pasarnos horas y horas pegando tiros sin apenas darnos cuenta. La respuesta a los sticks analógicos o a los giros bruscos de cámara con el ratón se plasma de forma fluida y fiel a nuestras acciones, así como los sprints, los saltos, las ráfagas alocadas o el uso del "iron-sight" (el primero que id Software implementa en uno de sus juegos). Como decimos, es difícil explicar con palabras qué hace especial a RAGE del resto de shooters en el ámbito jugable, pero al fin y al cabo, podríamos resumirlo con que posee ese cuidado extremo en todos los aspectos y detalles jugables que ha convertido en clásico a cada una de las iteraciones en el género que id Software ha lanzado al mercado a lo largo de su historia.

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También es destacable la inteligencia artificial aplicada a los enemigos, que lejos de limitarse a atacarnos de frente, en RAGE corren, saltan, esquivan, nos rodean, se cubren y buscan cobertura por el escenario si se ven acorralados y en peligro. Existe una amplia variedad de enemigos, desde los mutantes comunes que no son rival para un buen disparo de escopeta hasta otros de tamaño gigante que requieren de mucho más trabajo y estrategia por nuestra parte para eliminarlos. Ocasionalmente se nos proponen además combates contra jefazos finales (uno de ellos, en plena ciudad, realmente mastodóntico), aunque en estos sí nos vemos obligados a repetir unas pautas mecánicas para sobrevivir. Para derrotarlos, disponemos de generoso repertorio de armas, que van desde nuestros puños hasta un lanzamisiles, pasando por una pistola, fusiles, una escopeta, un rifle de francotirador o incluso una ballesta. Además, cada arma puede equiparse con diversos tipos de munición, cada cual más útil en determinadas situaciones y contra determinados mutantes. Sea el tipo de enemigo que sea, al morir podemos saquear los restos en busca de objetos de interés, munición o dinero. Volviendo a la comparación que llevamos meses repitiendo, los fans de Quake o Doom se sentirán como pez en el agua al participar en la fórmula  elegida para los momentos de acción de RAGE.

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Pero todo esto no resultaría tan espectacular si no fuera por el majestuoso apartado técnico que presenta el juego en sus tres plataformas, y que ha cumplido con creces con todas las expectativas que giraban en torno a la nueva versión del idTech. La quinta versión del motor de id Software supone un salto de calidad casi incomparable con respecto a lo que fue el idTech 4 aplicado en Doom 3 y Quake 4, y se ha puesto especial énfasis en mejorar precisamente lo que falló entonces: los escenarios amplios y la gestión de las texturas. RAGE ofrece unos parajes enormes sin apenas tiempos de carga intermedios salvo para las instancias de combate y algunas localizaciones interiores, y los viste todos ellos gracias al impecable uso de la tecnología "Megatexture" que, a nivel práctico, consigue mostrarnos tanto grandes como pequeñas superficies sin el menor atisbo de repetición de texturas. Realmente consigue que cada piedra, pared, puerta o estantería sea diferente a cualquier otra, y gracias a ello se logra en todo momento una imagen realista y creíble. Si a esa riqueza técnica y visual le añadimos los efectos de luz, sombras y partículas, y le sumamos la cumplida promesa de que incluso las dos consolas de sobremesa son capaces de mover el juego a 60 imágenes por segundo sin bajones, podemos concluir que RAGE con su idTech 5 bien puede ser considerado uno de los referentes gráficos de la presente generación. Mención especial a la versión PC, claramente por encima de las otras dos gracias a la mayor resolución de las texturas y a los efectos gráficos exclusivos aplicados.

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Artísticamente se ha recreado con enorme acierto y credibilidad el resurgir post-apocalíptico de un mundo que ya no es: infinitas dunas bajo un sol abrasador, poblados y ciudades en ruinas, pequeñas urbanizaciones en las que se sobrevive sin lujos y, por otro lado, cuevas y guaridas bañadas en sangre en las que no damos dos pasos sin cruzarnos con alguna escena desagradable y grotesca. El mundo de RAGE es adulto, y la ambientación recreada consigue transmitirnos las sensaciones que se podrían vivir en una Tierra devastada en la que apenas ningún rincón es seguro. Por su parte, la banda sonora está compuesta por cortes en su mayoría épicos y agresivos, aunque también los hay más pausados que nos acompañan en los momentos de mayor tensión. La conclusión es que audiovisualmente RAGE es un juego a la última, al que sólo se le puede criticar la poca interactividad que ofrece el escenario (prácticamente nada es destruible, y la física aplicada a los elementos móviles es prácticamente nula), cierta lentitud en la carga de texturas en las versiones para consola (notorio especialmente en la de PlayStation 3) y alguna que otra animación que contrasta sorpresivamente con la calidad y realismo del resto.

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A fondo con el multijugador

Además de la inmensa historia y jugabilidad de las que venimos hablando, RAGE añade algún que otro modo multijugador extraidos de la aventura que aumentan, si cabe, la brutalidad y robustez técnica adaptando las mecánicas y situaciones clave de la campaña a una experiencia en compañía. Se aprecia que id Software ha querido centrar toda la calidad posible para el producto en esta campaña principal mientras que estos modos no son más que una adición para prolongar durante algunas semanas su vida útil, no más de unas semanas. No hay excesiva profundidad en ellos aunque pueden dar que hablar por su propuesta distinta a la que incluye cualquier otro shooter. Como decíamos, hay pocos, tres: dos competitivos y otro cooperativo, basado en misiones independientes de la trama que narran historias pasadas de personajes, momentos que no veremos en el singleplayer o incluso argumentos con giros alternativos.

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Este modo cooperativo para dos jugadores a pantalla partida en una misma consola o a través de internet se denomina Leyendas del Yermo, y narra diversas historias relacionadas con personajes clave de la trama central, como Dan o el Alcalde Clayton, pero en las que no necesariamente aparecen ellos o se ambientan en la misma época que el juego principal. Cada misión tiene una duración variable, como mínimo de veinte minutos. Los objetivos son muy parecidos pero tendremos que repartirnos las tareas, por ejemplo, uno mantiene a raya a las hordas de enemigos desde una torreta o un puesto de francotirador mientras el otro repara un buggy o abre una puerta para juntos salir rápidamente de allí. No hay nada nuevo en este modo pero la IA enemiga que han logrado Carmack y compañía lo hacen bastante divertido, ya que es muy similar al juego normal pero compartido. Lástima que solo sea para dos y la única opción de disparos online que se ha introducido, pues los otros dos modos son ya sobre vehículos.

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Por un lado tendremos las carreras al estilo MotorStorm, el modo multijugador principal de RAGE. En distintos circuitos nos veremos las caras con otros cinco oponentes, con vehículos variados, todos ellos armados hasta el tubo de escape y totalmente sacados y personalizados desde la aventura individual de cada usuario. Cada coche tiene distintas armas, comportamientos, pesos y hasta opciones de tunning para aumentarle parámetros. Es un modo divertido pero no con la vida útil que podríamos esperar, ya que es bastante simple en manejo y las partidas se parecerán mucho entre sí. Por otro lado está la modalidad de batalla sobre ruedas, esta vez al estilo Destruction Derby en un todos contra todos desarrollado en enormes terrazas abiertas, casi siempre circulares y llenas de items que recoger para destrozar al rival, además de chocar contra él, claro. En este modo se enfrentarán también seis jugadores, lo que hace que en algunos momentos estemos solos en la zona y no haya demasiado frenetismo. Esta modalidad tiene tres subtipos, como recoger meteoritos y llevarlos a la base, hacer combos de puntos de rally, etc.

Pero ya está, ni rastro de alguna modalidad competitiva de disparos. Bien es cierto que iremos subiendo de nivel y desbloqueando ciertos coches o armas a medida que tengamos victorias, pero esto se implementa de forma muy básica y no tiene la complejidad que otros grandes FPS del online. Aquí digamos que hay un juego más directo, con cierto desbloqueo de equipo para incentivar pero muy poco más. Echamos de menos algún modo clásico de disparos de id Software, pioneros de la competitividad online, y que tan bien lo hicieron en Quake 3 Arena, por ejemplo.

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9

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.