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Kinect Joy Ride

Kinect Joy Ride

Conducción sin volante

Con un marcado estilo arcade, y simplificado hasta la médula para llegar a todo tipo de usuarios, BigPark trae a nuestra consola Kinect Joy Ride, un título de conducción donde nuestras manos son el volante.

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Concebido inicialmente como un proyecto gratuito con un control tradicional para Xbox Live Arcade, y apadrinado posteriormente por Microsoft para estrenar su nuevo sensor de movimientos, llega a nuestras manos Kinect Joy Ride, la apuesta de BigPark en el género de la conducción.  En las pieles de nuestro avatar y montados en un coche, tenemos un decente surtido de modos de juego donde participar en distintos retos, ya sea en solitario o de forma cooperativa. Ese es sin duda uno de los títulos más relajados de Kinect, donde solo tendremos que utilizar nuestras manos y girarlas como si estuviéramos manejando un volante.

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La mecánica jugable es muy sencilla. Cualquiera de los coches que elijamos acelerará y frenará automáticamente, sin ningún tipo de intervención por nuestra parte, haciendo que solo tengamos que concentrarnos en el manejo de los mismos. Tenemos la posibilidad de utilizar un turbo durante un corto período de tiempo, que se recarga automáticamente transcurridos unos instantes después de su uso. Para hacerlo, flexionamos los brazos hacia atrás y rápidamente los movemos hacia delante. Cuando cogemos un salto, podemos aprovechar para realizar piruetas, inclinando nuestro cuerpo hacia distintas direcciones. El objetivo consiste en recoger fanes, que obtenemos a modo de monedas en los circuitos, al superar los distintos desafíos y al realizar acrobacias. Estos nos servirán para desbloquear nuevos contenidos.

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En cantidad de modos de juego, Kinect Joy Ride hace su trabajo de forma más que aceptable. Tenemos el modo Carrera Pro, donde debemos competir para alzarnos con el primer puesto, siendo este el más tradicional. Podemos encontrar atajos en los circuitos para aumentar nuestras posibilidades de alzarnos con el podio. En Carrera de Combate, al más puro estilo Mario Kart encontramos cajas que contienen ítems en medio de la pista, que podemos lanzar extendiendo la mano hacia el icono que queda situado a la izquierda de nuestro coche. Ambos modos pueden ser disfrutados Online mediante Xbox Live.

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Más alejado de las carreras convencionales, nos encontramos con el modo Acrobacia, que nos invita a realizar piruetas elevándonos considerablemente en circuitos con semitubos, donde nuestro objetivo mientras estamos en el aire es recoger la mayor cantidad de ítems que podamos encontrar esparcidos en las alturas, que nos aportarán distintas puntuaciones y bonificaciones. El modo sprint nos propone recorrer un circuito lo más rápido posible, evitando los obstáculos que encontremos en el camino. El modo destrucción, nos pone en entornos donde debemos derribar las estatuas grandes que encontramos repartidas, para desbloquear nuevas secciones del escenario que nos permiten acceder a la estatua jefe y derribarla. Finalmente, truco nos permite convertir nuestro coche temporalmente en un avión y surcar los cielos mientras nos obliga a adoptar distintas poses, que nuestro avatar representará en pantalla.

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En total tenemos seis modos distintos de juego, aunque se echa en falta algo de profundidad y una mayor cantidad de circuitos. Una cosa que no se entiende en Kinect Joy Ride, es que al terminar una prueba en cualquiera de las categorías disponibles no haya la posibilidad de avanzar a la siguiente, teniendo que pasar cada vez por el menú principal. Este factor, unido a la lentitud que supone navegar por la interfaz teniendo que mantener la mano extendida sobre la opción deseada lastran un apartado que se debería haber resuelto de forma más dinámica, y es que añadir la opción de superar el próximo reto una vez terminado el primero hubiese sido suficiente, evitándonos el tener que repetir las mismas acciones una y otra vez.

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En cuanto al manejo de los vehículos, desgraciadamente en algunas ocasiones los movimientos realizados no se reconocen como deberían, haciendo su control un poco impreciso, pese a que el lag entre nuestra acción y la reacción en pantalla es muy bajo. Responde rápidamente a nuestras indicaciones, pero no lo hace de una forma totalmente precisa. Seguramente por ese motivo, mientras disputamos una carrera si nos salimos de la pista no afecta a la velocidad, permitiendo mantenernos en condiciones la mayoría de veces. Este es un apartado que lastra un poco la experiencia, porque pese a ser divertido, a veces no tendremos la sensación de tenerlo todo controlado. Es como un arma de doble filo, por un lado es accesible para todo el mundo, pero por el otro nunca se puede llegar a dominar.

Como ya empieza a ser habitual en la línea de lanzamiento de Kinect, el título hace uso de la cámara para sacarnos fotos durante la partida. Pero a diferencia de otros títulos como Kinect Sports o Kinect Adventures, que nos la sacan en momentos muy comprometidos donde pueden salir curiosas imágenes, en esta ocasión dada la naturaleza del juego, nos veremos la mayoría de veces con la misma pose estática con las manos al frente, haciendo que esta característica pierda gran parte de su encanto y su implementación se vea muy forzada.

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El apartado gráfico cumple con su cometido sin demasiados alardes. Los modelados de los circuitos son simplones aunque encajan perfectamente con la estética de nuestros avatares. La iluminación resulta bastante elaborada, aportando una estética de mundo de juguete. El conjunto no exprime los circuitos de nuestra consola pero tampoco adolece de ralentizaciones ni otros defectos gráficos. Todo resulta bastante agradable a la vista. El aspecto sonoro, es genérico y desenfadado, pero correcto.

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Conclusiones

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.