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Fuse

Fuse

Fuse

Insomniac, creadores de sagas como Spyro, Ratchet and Clank o Resistance se atreven ahora con un TPS cooperativo para hasta cuatro jugadores. Heredero, también, de un tipo de juego sobreexplotado en esta generación. Sale este 30 de mayo en Xbox 360 y Playstation 3.

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La generación que está a punto de llegar a su fin ha estado claramente marcada por la adrenalina y la acción. En otras épocas dominaron géneros como los plataformas o las aventuras, pero en la actual lo que se lleva es gastar cartuchos de munición. Uno tras otro. Call of Duty ha marcado el camino en los FPS, es un hecho, pero en el otro género referente de la generación ha sido Gears of War el que ha mostrado una senda interesante comercialmente hablando. Los TPS (Third Person Shooter o Juegos de Acción en tercera persona) han estado marcados por la franquicia de Epic Games y por la implementación –que no invención- de algo que suena a básico hoy en día: el sistema de coberturas. La inspiración ha dado grandes juegos y otros no tan exitosos. Hoy es el turno del enésimo TPS: Fuse.

Fuse puede no inspirar demasiada confianza. Lo que se ha visto, lo que se ha podido probar. Pero detrás de este proyecto está una compañía que merece todo el respeto y que ha demostrado ser capaz de hacer grandes cosas en la industria: Insomniac Games. Fundada hace casi veinte años, la desarrolladora norteamericana se conoce por haber tirado adelante con la serie Spyro o Ratchet and Clank, que no son poca cosa. Productos tal vez alejados de la propuesta frenética que supone Fuse, pero no tanto si tenemos en cuenta que en su haber se encuentra también la trilogía Resistance, exclusiva de Playstation 3 y aclamada sobre todo por una primera entrega que tenía un sabor clásico en esto de los FPS que casi no se estila hoy en día.

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Insomniac, por lo tanto, no es precisamente novata en esto de repartir disparos. Centrada en propiedades intelectuales para Sony en los últimos tiempos, ahora apuestan por Fuse, un proyecto multiplataforma para Xbox 360 y Playstation 3 que se anunció a mediados de 2011 bajo el nombre de Overstrike. El desarrollo seguramente no tuvo el camino de rosas que todos esperan, y después de retrasos y fechas desconocidas de salida se renombró el título en agosto de 2012 y se dio fecha de salida al año siguiente. Y aquí estamos. La mezcla no engaña a nadie y no por poco innovadora puede dejar de ser interesante: juego de acción en tercera persona, coberturas, escenario futurista con armas originales, y un escuadrón de cuatro soldados que se prestan al cooperativo como vía directa al éxito. O eso se pretende. Genérico y con sensación de Deja Vú en muchos momentos, pero con golpes escondidos originales y satisfactorios. Así es Fuse.

Un material peligroso
La acción empieza encima de un helicóptero, donde los cuatro soldados protagonistas de Fuse ( Jacob Kimble, Dalton Brooks, Naya Deveraux e Isabelle Sinclair), están recibiendo las últimas órdenes del encargo que tienen que realizar con éxito. Algo huele a sospecha cuando resulta que “el cilente” que pide  de nuestros servicios se desconoce su identidad. Nos piden que vayamos a la base porque un material secreto ha sido comprometido, pero todo se complica cuando a nuestro aterrizaje aparece un robot de dimensiones espectaculares que casi acaba con nosotros. Los soldados piden abortar la misión ante lo que tienen delante, pero se les exige que sigan.  Los descubrimientos que haremos no hacen pensar en nada bueno, ya que hay un material llamado Fuse que en malas manos parece peligroso.

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El avance por este búnker tiene importancia en el juego, ya que descubriremos una serie de armas que se alejan del arsenal convencional de los juegos de acción. Armamento futurista, probablemente en fase experimental de  la que no se tenía constancia. Cada uno de los cuatro personajes coge una arma distinta y se equipa con ella para poder enfrentarse con garantías a las hordas de enemigos que se irán apareciendo ante nosotros sin cesar desde ese mismo instante. Que nadie espere un argumento profundo con grandes giros, porque no lo hay. Es más bien genérico, predecible. Como lo son los personajes que controlamos, tanto por su diseño como por la caracterización que Insomniac ha realizado de cada uno de ellos.

Con esta puesta en escena empieza Fuse, un juego de acción que se basa principalmente en acabar con todos los enemigos que se van cruzando a nuestro paso. Sin descanso. Visitaremos diversas localizaciones –no demasiadas- y tendremos algunos objetivos con los que acabar en un título que nos puede durar unas ocho horas más o menos, seguramente alguna más si jugamos en solitario y tenemos que sufrir ciertos contratiempos de esta situación.  Un juego, eso sí, hecho para rejugarse como indicaremos más adelante, ya que a medida que subimos el nivel de nuestro personaje podemos ir desbloqueando nuevos elementos que nos permiten mejorar la experiencia en el campo de batalla.

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Fuse es un juego de acción en tercera persona clásico, entendiendo “clásico” como el tipo de TPS que se estila en esta generación de consolas. Los controles son sencillos y el jugador que haya disfrutado del género recientemente sabrá como funciona desde un primer momento. Los analógicos sirven para moverse y apuntar, mientras que los gatillos sirven para hacer el zoom –mayor o menor dependiendo de cada arma- y disparar. Tenemos un botón frontal superior que nos permite lanzar granadas –con una física extraña por cierto y una precisión muy curiosa- y los botones principales nos sirven para realizar diversas tareas clásicas como cubrirnos en estructuras, interactuar con objetos de todo tipo, golpear con la culata del arma a los enemigos o saltar para evadir un ataque. La cruceta, por último, nos servirá para cambiar de arma. O reanimar a los compañeros, que se hace en una puesta en escena calcada a la de Gears of War.

Sobre el papel es otro TPS, y en la práctica en muchas facetas así se confirma. Estamos ante un videojuego que nos hace travesar diversos espacios en los que van apareciendo enemigos. Acabamos con todos ellos y podemos seguir por el único camino posible hasta nuestro objetivo. Alguna charla por el headset o alguna cinemática sirven para enlazar estas secuencias. La base del juego es disparar y matar, y no hay nada malo en ello. La propuesta recuerda irremediablemente a Gears of War, aunque es cierto que los personajes tienen un control menos encorsetado que Marcus Fénix y compañía y tenemos bastante más dinamismo y libertad de movimientos cuando corremos, giramos bruscamente de un lado a otro, saltamos obstáculos, etc. No estamos ante un personaje tan móvil como Nathan Drake en Uncharted, pero sí con un margen de maniobra importante.

Cuatro en uno
La gracia de Fuse se encuentra en la relación entre los cuatro protagonistas del juego. Cada uno está especializado de serie con una arma concreta, la que recoge en los primeros compases de partida, de tal manera que no es lo mismo coger a una de las chicas con sus armas de destrucción masiva que llevar al mastodóntico héroe y su escudo de protección. Cuando jugamos en solitario, una de las virtudes del título es que podemos cambiar en cualquier momento el control del personaje. Así tenemos la experiencia completa de poder hacer en cada situación lo que se precisa y no la Inteligencia Artificial de turno y de paso si nos quedamos sin munición con alguien cambiamos y que se apañe la CPU.

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Las armas que llevan cada uno de los soldados son el gran golpe encima de la mesa de Fuse. Es un TPS como muchos otros, pero estas armas hacen que la experiencia sea durante ratos distinta y satisfactoria.  Tenemos el Magnetoescudo (Brooks), una arma xenotecnológica que crea una protección desplegable mediante fuse que permite a los jugadores esconderse detrás de él. Este escudo tiene un rango bastante interesante, y sirve para abrirnos paso en situaciones donde no hay coberturas a mano. Además, nos permiten disparar a través de él, por lo que es realmente útil. También tiene un ataque que lanza un rayo horizontal bastante poderoso a distancias cortas, aunque no es el personaje más recomendado para disparar a lo lejos. Es solo una arma, seguramente la más especial, pero hay más.

El rifle de distorsión (Naya) destaca por la gran cadencia de disparo que tiene y el efecto sobre los enemigos. Es un arma que tiene unos proyectiles especiales. Cuando impactan diversas veces en un enemigo se abre un agujero de gusano que engulle al rival. La gracia de esta arma está en las posibilidades que tiene de encadenar agujeros entre enemigos cercanos, además de que mejorándola es realmente poderosa para acabar con muchos enemigos a la vez. La trituradora (Isabelle) es la otra arma femenina (por aquello de que lo lleva una mujer) que también llama la atención por su cadencia de disparo. Usa unos proyectiles especiales que van haciendo mella en el enemigo y lo pueden dejar deformado y paralizado durante un tiempo concreto. Así otros pueden acabar de machacarlos o, por ejemplo, se puede usar para momentos concretos: anular cámaras de vigilancia o torretas que nos freirían si nos detectaran.

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Por último tenemos la Piroballesta de Jacob, que no es más que un derivado de francotirador con dardos de alta velocidad equipados con mercurio tratado con Fuse. Se trata de una arma que permite hacer un gran zoom pero que va mucho más allá. Quema a los enemigos, algo que es útil cuando disparamos a grupos, e incluso mejorándola podemos ampliar nuestro rango de daño aunque no demos de lleno con un enemigo. Son las cuatro armas principales, las que definen a cada personaje, pero no las únicas. Encontraremos por el camino un compendio de metralletas, armas pesadas, pistolas y demás arsenal clásico en un juego de este tipo a lo largo de nuestro camino. Algunas con una respuesta de lo más satisfactoria. Otras simplemente olvidables.

Todo esto nos servirá para acabar con hordas de enemigos de lo más variado, aunque no hay grandes sorpresas en el diseño ni en los patrones de los mismos. Soldados rasos con diversas variaciones, pequeños perros mecánicos que nos asaltan en manada, robots de mayores dimensiones, francotiradores, vehículos como helicópteros, etc. Seguramente lo menos gratificante de todos ellos es la IA que los controla, ya que hacen cosas realmente extrañas. A veces los soldados saldrán de su cobertura para quedarse al descubierto y cerca de nosotros. Machacado en nada. Otras, irán todos a un mismo sitio y se aglutinarán sin sentido en un espacio corto, ideal para acabar con ellos con una granada. Granadas que por cierto no tienen por costumbre escaparse. O al menos escaparse con acierto. Que nadie espere emboscadas, juegos de IA y demás, porque no lo hay. Solo aglutinación de enemigos. Cantidades enormes.

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Es uno de los motivos por los cuáles jugar en solitario puede llegar a ser muy aburrido, pero no el único. El otro gran motivo es precisamente la IA de nuestros compañeros. No nos darán problemas para llegar al punto en cuestión para avanzar ni se perderán, pero sí que en combate ofrecerán unas habilidades cuánto menos discutibles. Cubrirse en zonas desde las cuales los enemigos les pueden dar tranquilamente, avanzar dejándose enemigos al descubierto o ser los peores reanimadores de la historia son algunas de sus hazañas. Si caemos en combate podemos dar por fallada la misión y empezar desde el punto de control, porque vendrán a por nosotros sin que importe nada, aunque tengan alguien al lado. Resultado: muerte. Vendrá el segundo. Muerte. Vendrá el tercero. Muerte y fin de partida. Tampoco hacen un uso inteligente de sus armas (el magnetoescudo, por ejemplo, tendremos la sensación que la CPU lo usa de manera aleatoria), y muchas veces veremos que se van en medio de la fiesta quedando heridos entre decenas de enemigos.  Llega a desesperar en algunos momentos. Destacar en la campaña que encontraremos secuencias que rompen los tiroteos, como mini puzles, saltos pseudo plataformas (totalmente lineales) o zonas de sigilo (muy pobres) que no aportan nada interesante.

Mejor en compañía
Fuse es un juego que coquetea con la mediocridad si se juega en solitario, pero tiene el cooperativo como salvador de algunos de sus males. No todos, que quede claro. Si tenemos un escuadrón de cuatro jugadores significa que podemos jugar cuatro jugadores a la vez en online y dos a pantalla partida en una misma consola. El título gana muchos enteros en este escenario, ya que no es lo mismo ir cambiando nosotros el control de personajes para hacer una cosa u otra que quedar con los amigos y pedirnos ayuda, activar el escudo, ahora uno dispara con la metralla, el otro machaca desde otro lado, un tercero va moviendo una cápsula de Fuse que nos da munición ilimitada de las armas especiales, etc. Lo que pasa en el juego no cambia, pero hacerlo combinando jugadores y no uno solo (o todavía peor, esperando que la IA nos ayude) es más divertido. Aunque los tiroteos sigan siendo genéricos en muchos momentos. Aunque tengamos la sensación de que esto “ya lo hemos jugado”. Aunque la IA enemiga sea muy mejorable. Podemos jugar solos, que se añada gente o amigos a mitad de refriega, panalla partida y gente online, matchmaking para competir...

Junto a la campaña principal tenemos un modo que pretende ampliar la experiencia Fuse durante meses: Echelon. Se trata de un modo horda –oh, sorpresa- en el que vamos sobreviviendo a oleadas de enemigos cada vez más duras en diversas localizaciones de la campaña principal. Algo que en cooperativo tiene su enjundia, pero tampoco es la panacea ya que los diseños de los niveles y los espacios en los que nos moveremos no son los mejores que hemos visto en un juego de acción. Acaba aburriendo el hecho de sobrevivir sin tener o poder trazar una estrategia clara más allá de aguantar las oleadas en zonas concretas o usar ciertas torretas. La gracia en este sentido es que podemos ir ganando dinero, experiencia y subiendo niveles, algo que nos permitirá mejorar a nuestros personajes.

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A medida que vamos subiendo niveles con un personaje nos dan fichas de habilidad para poder desbloquear el árbol de habilidades de cada uno de ellos. Esto nos permiten potenciar elementos diversos que van desde nuevas posibilidades, como la habilidad fantasma para pasar desapercibido, hasta potenciar por ejemplo las granadas y que éstas sean de Fuse y lancen una metralla más poderosa.  Junto a ello tenemos también los potenciadores, que se pueden comprar con dinero (que encontramos por ejemplo en la campaña principal). Aumentar la salud en un porcentaje, mejorar la velocidad de movimiento y así hasta una veintena de potenciadores están a nuestra merced. Solo hace falta jugar horas y horas para desbloquearlo todo. Algo que incluso con amigos seguramente será pesado al cabo del tiempo.

Apartado técnico
Fuse es un juego lleno de contrastes. A nivel general la sensación de genérico uno no se la quita de encima debido a los diseños tanto de personajes como de enemigos o emplazamientos. Es un problema artístico más que técnico, pero no se desmarca de otros juegos futuristas que hayamos visto recientemente y ni por asomo se acerca a la riqueza de los mejores del género. Además, técnicamente no es el título que mejor aproveche las posibilidades de las consolas de la presente generación. No en pleno 2013. Años atrás, al inicio, seguramente se daría por notable lo que vemos en pantalla, pero esto no es así. Algunas animaciones son realmente toscas y poco trabajadas (hay secuencias de saltos, asesinatos silenciosos, etc. Muy mejorables) mientras que otros elementos como por ejemplo a nivel facial son convincentes.

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Pero más allá de detalles que quedan en evidencia o destacan a medida que vamos jugando, la sensación es que el juego podría estar mucho más pulido. Los dientes de sierra son constantes en cada lugar que visitamos, y aunque no son molestos ni tampoco exagerados, están presentes cada dos por tres. Los efectos especiales como las explosiones o el juego de luces tampoco está a la altura de lo que se puede exigir hoy en día. En definitiva, un título que seguramente cumple con su función pero que arrastra algunos errores de bulto y no destaca en casi nada a nivel visual.

De la banda sonora hay poco o casi nada que decir, y eso no tiene porque ser precisamente bueno. Estamos ante un juego en el que las melodías no destacan en exceso, y las voces (en inglés) acompañan sin ninguna empatía particular de parte de sus intérpretes. Mejor suenan las armas, las explosiones y los efectos especiales en general, aunque tampoco son ningún alarde sonoro. El juego llega en inglés en lo que voces se refiere, pero a cambio tenemos los menús y los subtítulos traducidos al castellano.

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.