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Ducktales Remastered, Impresiones

Uno de los plataformas más recordados de Capcom se presenta en una versión HD que sabe mostrarse actual al tiempo que mantener intacta toda su esencia. Recorremos tres niveles del Ducktales Remastered en este impresiones de la mano de un todavía ágil Tio Gilito, siempre tarareando eso de “¡¡Pato, oh, ho!!”

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Historias de Patos
La inmensa y poderosa Gargoyles: Héroes Mitológicos; el salido Chicho Terremoto, cuyo contenido sería difícil de ver hoy día en Disney Channel; Teen Wolf; Carmen Sandiego; las Tortugas Ninja, las verdaderas originales; el primer contacto de muchos de nosotros con el rol que fue Dragones y Mazmorras; las patrias David el Gnomo o Mofly el Ultimo Koala –“¡aplaude Paolo!-”; el gato Isidoro; el Stokeriano Conde Dáckula; Campeones: Oliver & Benji, que se atrevió a competir en horarios de los Telediarios nacionales con su pegadizo Opening; el glorioso Sherlock Holmes del maestro Hayao Miyazaki; la descacharrante Los Gatos Samurai y su constante rotura de la 4ª Pared con los chistes entre el narrador y los personajes, convertidos en un gran juego para NES; los Fraggle Rock del siempre recordado Jim Henson y su perfecta ejecución en la animación de muñecos … Como nos pongamos a recordar dibujos animados de los 80 y 90, se nos iría con toda seguridad el texto entero solamente en títulos y Openings. La animación de esa época fue vasta, variada –aunque el recuerdo de Los Fruittis todavía nos acosa a más de uno-, pero sobre todas las cosas, fue inteligente, tratando a los niños con respeto, como “adultos en pequeño” que diría la Ellie Satler de Parque Jurásico, y no como las producciones de ahora. De hecho, la carga adulta y dramática de algunas como Gárgolas sorprende en la época actual, manejando temas que por desgracia fuera del anime o la animación para adultos ya no se tratan en series de niños.

Y una de estas, una de esas cuya sintonía al ritmo del estribillo “¡Pato, oh, oh! ¡Patoaventuras nos llamamos!” que nos arrastraba delante de la TV SD de 4:3 ipso facto, era claramente Ducktales/Patoaventuras, demostración de lo grande en todos los sentidos que Disney llegó a ser una vez, concibiendo buenas series de animación una tras otra –Chip y Chop Rescatadores, Los Aventureros del Aire/Talespin, y una a recuperar como es la inmensa El Pato Darwing y su "¡Hay que entrar en acción!". Con tres temporadas -¿Quién no recuerda a Patoaparato?- y una película estrenada en cines que algunos gastamos en VHS de tanto verla, él éxito de esta versión aventurera de personajes Disney como eran el tío y los sobrinos del Pato Donald, el Tío Gilito y Juanito, Jorgito y Jaimito respectivamente, el éxito de la serie animada amplió las fronteras de Patolandia al universo virtual, siendo trasladado en tres juegos y una versión hand-held LCD de las míticas Game & Watch portátiles.

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El primero de ellos y más recordado fue el homónimo Ducktales, un exitoso plataformas para la mítica NES –la misma que acaba de cumplir nada menos que treinta primaveras entre nosotros- cuyo recuerdo sigue presente entre aquellos que lo jugaron en la NES o en su port de Game Boy. Capcom, que este verano está acertando de pleno con sus reediciones de clásicos como ese imprescindible arcade doble de Dungeons & Dragons: Chronicles of Mystara –auténtico oro virtual precisamente para esa generación Dungeons & Dragons de Gary Gygax-, ha tenido a bien recuperar Patoaventuras, otro de esos títulos por los que siempre fue una de las reinas de este sector entre usuarios y crítica, para hacernos recordar ese esplendor, y por encima de todo, esa magia que ojalá vuelva a recobrar. Señoritas, caballeros, ya sabéis lo que toca a continuación:

¿Tienes ganas de un pastel de cumpleaños?

Cantarás con ellos en la cua-cua lengua

Si te diviertes, ¡vuelve mañana!

Gilito McPato
A un mes más o menos de su salida, Capcom nos ha permitido probar no uno, sino tres niveles del total que veremos –en el original de 1989 eran cinco- en el producto final. Transilvania, los Himalayas y el Amazonas. La historia, a espera de ver el juego entero, se adivina la misma: Gilito McPato es el palmípedo más rico de toda Patolandia. Y quiere seguir siéndolo aún más, por lo que inicia un viaje por todo el mundo para recuperar varios tesoros con los que darle envidia a sus rivales, como el escocés Isidoro Dorado, que aparece en un explosivo cameo (nunca mejor dicho). Esta sencilla excusa argumental es la que da pie al desarrollo jugable del juego, que al estilo Mega Man o el Castlevania II: Belmont's Revenge de Game Boy, no es lineal, sino que nos permite escoger el orden de las fases a resolver.

Otro elemento destacado del juego son los toques Metroidvania en cuanto al desarrollo de cada nivel. No os esperéis precisamente un Super Metroid o un Symphony of the Night, pero sí un desarrollo no puramente lineal, no directamente de A a B, sino con plataformas, cuerdas por las que trepar, abismos que nos llevarán a otro sub-nivel e incluso teletransportadores. Los añadidos con respecto al original que hemos podido observar vienen dados en forma de un mapa que nos indicará elementos para guiarnos –aunque si se quiere progresar respetando el sentido de exploración y dificultad original, es recomendable/imprescindible no desplegarlo en ningún momento y fiarnos de nuestros recuerdos y/o de nuestro instinto-, y de ciertos objetivos secundarios. Por ejemplo el de localizar a los tres sobrinos de Donald en el nivel de Transilvania, secuestrados al inicio de la fase.

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Isidoro Dorado
Y hablando de fases, de las tres que nos brindaron acceso, hemos empezado por Transylvania, ya que es imposible resistirse a ese castillo Draculesti oscuro, de cuadros siniestros con rostros de antepasados cuya mirada nos sigue a nuestro paso, y con la malvada Mágica De Spell la hechicera como jefe final. Tras una pantalla inicial que muestra Patolandia al son del mismo tema musical del original, y después de haber escogido el nivel de dificultad –en el original incidía en la barra de vida y los golpes recibidos, aquí en el número de vidas del que disponemos-, es cuando observamos las novedades HD de las que WayForward se ha valido. Al estilo Castlevania clásico, Gilito y los tres sobrinos, Juanito, Jorgito y Jaimito –en las voces en inglés conservan sus nombre originales, Huey, Dewey y Louie, como el resto de personajes- junto con Rosita avanzan por un puente lleno de árboles muertos y retorcidas esculturas, colinas y fuegos a varios niveles al fondo y en primer plano, con rayos iluminando el camino –artisticamente recuerda a momentos del magistral mediometraje Disney de Sleepy Hollow mientras escuchamos a los actores de doblaje originales hablando.

Una vez dentro, los tres sobrinos no aguantan la tentación de ayudar a McPato, y son secuestrados, por lo que nuestra misión, aparte de buscar el tesoro, es rescatarlos uno a uno. En cuanto tenemos el control del Tio Gilito es cuando percibimos el extremo cuidado que el estudio ha puesto para ser fidedigno al original: Los enemigos, los objetos, los elementos del escenario, todo ello está en un resultón 2.5/3D. Pero también, salvo ligeros matices, en su sitio exacto. El primero de los sobrinos está dónde estaba en NES junto al primero de los Golfos Apandadores –cuidada traducción al castellano con los nombres que recordamos-, aunque esta vez apresado en una jaula y el Golfo disfrazado de fantasma. Así como otros enemigos y demás. Es impresionante el grado de detalle hacia el original puesto por los autores, algo que los fans sonreirán al verlo. No obstante, junto a las escenas de video y diálogos con voces, Transylvania nos deparó un par de sorpresas como una escena en vagonetas estilo Indiana Jones por el exterior del castillo, y una Mágica que a su rutina de ataque añadía un par de variantes extra para ampliarlas.

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“¿Es que no puedes conducir un camello sin estrellarlo también, Joe McQuack?”
Lo mismo para el Amazonas o los Himalayas, en el que el objetivo secundario –el primario siempre es localizar el Tesoro- en este caso es encontrar un objeto dividido en tres partes para que Joe McQuack pueda arreglar el estrellado avión y estrellarlo de nuevo. Una vez más encontramos detalles exactos con novedades como las nuevas rutinas del Final Boss de esta fase o una divertida sección aérea en la que Isidoro Dorado y su boina escocesa intentan cañonearnos en pleno vuelo desde otro avión. Aunque la mecánica aquí, golpear las bombas con el avión, es sencilla, el timing a la hora de esquivar debe ser el correcto, sobre todo en niveles Normal o Difícil, en los que un toque equivale a un corazón menos. Los elementos clásicos como los conejos saltarines, las cabras montesas, las arañas, suelos deslizantes y el no poder usar a menudo el muelle saltador del bastón de Gilito porque nos hundimos en la nieve, permanecen inalterables, exigiendo más, bastante más a nivel plataformero que en Transilvania, ya que como en el Amazonas, los enemigos tipo monos, abejas, serpientes y plantas carnívoras son más numerosos junto a trampas como el suelo lleno de enredaderas con pinchos.

Visualmente, Ducktales HD entra por los ojos gracias a un apartado respetuoso, que innova en su justa medida, como por ejemplo ampliando gracias a varias capas la profundidad en Transylvania, añadiéndole fondos con cuadros, ventajas que golpean por la tormenta, o los raíles del recorrido a vagoneta que vemos al fondo mientras accedemos a otra sección del castillo. La fluidez es constante, la animación al mejor estilo dibujo animado Disney que recuerda joyas como el mítico Aladdin de Mega Drive –los movimientos de los enemigos, los jefes como Maléfica. A pesar de que, tras ver ese futuro Castle of Illusion HD, gráficamente a algunos les parecerá bonito pero quizás no tan espectacular como podía haberse logrado, lo cierto es que parece intencionado, con el estudio buscando la mejor manera de equilibrar la tecnología HD con unos niveles casi iguales sin que la parte gráfica se alejase demasiado de lo que recordamos, como los diseños de personajes del hoy muy conocido Keiji Inafune.

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Y en cuanto a la BSO, el homenaje empieza desde el mismo menú inicial, en el que el tema original suena incluso respetando el estilo MIDI nota a nota, simplemente añadiendo mayor contundencia a cada estallido del tema. El resto, lo que hemos escuchado en los tres niveles, son los temas originales con el mismo tipo de tono MIDI y elementos techno, solo que remezclados pero sin alejarse de la sonoridad original. El hecho de escuchar las voces originales, y los comentarios de Gilito durante todo el juego, es el remate a un apartado que aún tenemos que oir en su totalidad, pero que de momento suena y muy bien.

Huey, Dewey & Louie
Hemos querido dejar para el final el elemento clave: su Jugabilidad, sencilla y directa como dictaban las normas. Calcada a la NES, la cruceta –os la recomendamos, se comporta de manera más precisa que el stick- y un par de botones es todo lo que necesitareis. Gilito puede saltar –la altura depende de la presión sobre el botón-, pegar con su bastón contra objetos, enemigos y superficies –acción contextual- y moverse saltando sobre su pogo cual bastón saltarín, ideal para acabar con enemigos y atravesar escenarios, a la vez que poder alcanzar partes escondidas de las fases con más tesoros –como buen clásico, cada diamante y joya es solamente para subir puntuación, punto. Para hacer que McPato salte sobre el bastón, solamente hay que pulsar salto y mantener el otro botón también pulsado, igual que en el Ducktales 2.

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Claro que esto supone una variación del original de cara a lograr un movimiento más sencillo. Los que quieran el desafío que era el primer Ducktales pueden seleccionar Pogo Difícil en el menú, que requerirá no solamente de los dos botones, sino además de la cruceta/Stick apretada hacia abajo, movimiento que suponía uno de los desafíos en el original en algunos instantes y requería de una combinación perfecta a la hora de saltar sobre los enemigos, que constantemente están en movimiento.  El nivel fácil representa vidas infinitas y Respawn no muy alejado de allá donde muramos, además del mapa de la fase desbloqueado desde el inicio señalándonos dónde ir, por lo que el juego es un auténtico paseo de dificultad irrisoria de esta manera, a evitar si no queremos que nos dure un suspiro. Normal va desbloqueando el mapa al tiempo que nos limita las vidas a 3, sin ningún Continue, lo que ya nos presenta la limitación de las vidas que teníamos antaño aunque sigue con el error de indicadores visuales que facilitan en demasía la tarea. Y Difícil prescinde directamente del plano, retando como hace 24 años nuestro sentido de la orientación a la hora de hallar el camino y memorizando cada nivel y hueco.

Scrooged
Tres fases. Aproximadamente un 60% del juego –si el título final trae el mismo número de niveles que el original- es lo que hemos podido jugar de este Ducktales HD, que de momento no nos equivocamos al decir que así es como hay que traer un clásico, actualizándolo lo justo, y manteniendo todo el sabor y elementos que hicieron de ese título un clásico que se ha ganado el derecho a ser revisionado. De momento nos falta por comprobar el número total de niveles, o si WayForward ha implementado algún tipo de historia que hile las fases aparte de la excusa del tesoro. Quizás su simpleza de desarrollo eche atrás a algunos, ya que esto es Vieja Escuela de la pura y auténtica, pero con ese grado de desafío que los plataformas de ahora apenas tienen, aunque para ello debamos ponerlo directamente en Difícil, o en Normal sin caer en la tentación de mirar el mapa, puesto que las fases no son precisamente extensas. Y aquí entramos en lo que será el hándicap principal, ya que Ducktales HD no se prevé como una experiencia larga, sino más bien corta si vamos directamente a terminarlo. Aunque sacarse el 100% en Difícil sin duda que será todo un reto. Un reto que esperamos disfrutar pronto al completo en un ejercicio de retro-nostalgia como deberían ser todos.

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DuckTales - Remastered

  • 360
  • PC
  • WiiU
  • PS3
  • Plataformas

DuckTales - Remastered, desarrollado por WayForward y distribuido por Capcom para PlayStation 3, Xbox 360Wii U y PC es una versión remasterizada en HD del clásico juego de plataformas de Disney.

Carátula de DuckTales - Remastered
8.8