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Battlefield: Bad Company 2

Battlefield: Bad Company 2

Plomo y destrucción

La Bad Company repite protagonismo en este spin off de la saga Battlefield, un clásico de la acción multijugador. Sus principales armas son un apartado técnico excelente, un divertido modo para un jugador y toda la clase que siempre ha caracterizado a esta franquicia en su vertiente online. ¿Suficientes armas como para ganar la guerra?

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El mundo de los shooters en primera persona ha vivido una evolución constante desde sus inicios. Gratos son los recuerdos de aquellos primeros intentos, con Maze Wars como pistoletazo de salida y Doom como recuerdo imborrable. En aquellos primeros momentos se ponderó la experiencia para un único jugador para, años más tarde, buscar nuevas sensaciones con modos multijugador de todos los tipos. Fue entonces cuando comenzó la verdadera evolución en este género hasta llegar a nuestros días, donde Modern Warfare se presenta como rey indiscutible de las sesiones de juego online en todo el mundo.

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El único lanzamiento que parece se atreve a alzarse en contra de la tiranía del título de Activision es este Battlefield Bad Company 2, secuela de una de las pequeñas grandes sorpresas contemporáneas y último eslabón de una larga cadena de juegos unidos a la ínclita coletilla 'Battlefield'. Esta saga dirigida eminentemente a la vertiente multijugador del género ha sabido evolucionar de una manera más que sabia desde su primera entrega, Battlefield 1942, que llegó a las estanterías de todo el mundo el 2002 (aunque el origen espiritual de la saga es otro título llamado Codename Eagle). Desde entonces ha lanzado hasta media docena de juegos comerciales bajo el paraguas de esta saga, consiguiendo unas ventas superiores a los 4.5 millones de unidades.

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Bad Company 2 pretende ser el culmen de este proyecto a largo plazo de los suecos de DICE. Se trata de la apuesta más potente de esta compañía, intentando diversificar la oferta jugable de su saga mediante un modo para un solo jugador rico, denso y repleto de situaciones épicas. Este nos pone a los mandos de Preston Marlowe, el último fichaje de la B-Company, un batallón de soldados que fueron dados por ‘prescindibles', pero que demostraron ser capaces de alcanzar la excelencia en cualquier batalla.

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Así vemos como vuelven todos y cada uno de los viejos personajes, con el mismo sentido del humor que les hizo destacar entre la maraña de héroes virtuales musculados, duros y carismáticos que hoy puebla el panorama videojueguil. Por tanto estamos ante un reencuentro casi idílico con Sweetwater, Haggard y el coronel Anderson como escuderos para esta nueva aventura repleta de emociones, disparos, explosiones y buen humor. Una segunda visita a los campos de batalla más crudos de la historia del videojuego, pero con unos compañeros de armas que no se toman a si mismos demasiado en serio.

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Obviamente, la parte multijugador tampoco se descuida para la ocasión, presentando así una dicotomía necesaria en este Bad Company 2 que no hace más que volver mucho más interesante al desarrollo de DICE. Ambas partes del juego son completamente independientes entre si, pero la experiencia de juego es casi complementaria en cuanto a la jugabilidad y táctica que usemos, haciendo gala además de un apartado gráfico excelente en ambos casos.

Para un jugador
 La gran diferencia de esta entrega de la saga respecto a sus predecesores es la atención que se ha prestado al modo para un único jugador. Una intensa aventura que trata de ponernos en medio de una batalla moderna de carácter ficticio y en la que formaremos parte de un escuadrón de cuatro soldados en una misión casi imposible de realizar. Todo comienza de una manera un tanto peculiar, encarnando a un batallón de soldados en una misión secreta durante la segunda guerra mundial. Una pequeña misión introductoria que nos da una pista sobre cuál será nuestro objetivo final durante la campaña.

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Ese papel recae en los virtuales hombres del motor Frostbyte y lo que en DICE han dado en llamar Destrucción 2.0. Si en la primera entrega ya vimos como se podían demoler paredes, derruir barricadas, destrozar torres, etc… Ahora llegaremos un punto más lejos, permitiéndonos destrozar completamente casi cualquier edificio que encontremos durante nuestros tiroteos. Esta característica es la que de verdad hace de Bad Company 2 algo completamente diferente al resto de experiencias. El saber que aún a pesar de estar detrás de una gruesa pared, no hay un lugar seguro ante una buena granada o un misil de un tanque.

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Por otra parte, la gran novedad en esta parte del juego respecto a la primera parte es un cambio en el ritmo del modo campaña, limitando la libertad de exploración en los escenarios pero subiendo la intensidad de todos y cada uno de los combates. Si en la anterior entrega teníamos gran variedad de enfoques posibles para cada batalla y decenas de kilómetros que explorar para encontrar los secretos, ahora se ha recurrido a la linealidad de la batalla, dando una mayor importancia a los eventos scriptados. Esto hace de la historia una experiencia mucho más intensa, prácticamente sin momentos de descanso durante las 13 misiones del hilo argumental.

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Las señas de identidad de la saga se mantienen por otra parte. Por ejemplo los vehículos siguen siendo una parte importante en cada misión, aunque la preeminencia de eventos pre-escritos acaba limitando en muchos casos nuestro papel al de un simple artillero en las más diversas persecuciones. Vamos a seguir pudiendo afrontar cada combate con diferentes estrategias, según el tipo de jugador que seamos. Tampoco el sentido del humor de los personajes ha desaparecido. Es decir estamos ante una evolución de la fórmula de la primera entrega con un apartado técnico más brillante, más destrucción y algo menos de libertad. Si esto último es algo bueno o malo depende mucho del jugador que esté a los mandos, a nosotros personalmente nos ha parecido un pequeño paso atrás en cuanto a mecánica de juego, pero ha conseguido aumentar la intensidad del título.

Por desgracia no podemos decir que esta parte de Bad Company 2 sea perfecta. Y es que tras unas escasas 8 horas de juego habremos conseguido salvar al mundo libre de la amenaza que se cierne, dejando para el apartado multijugador toda la responsabilidad de amortización del precio pagado por el título. Además, se echa de menos alguna opción cooperativa para cuatro jugadores, antojándose como un añadido fácil de incluir puesto que en todo momento iremos acompañados de los otros tres miembros de la compañía. La otra pequeña gran queja al respecto de esta parte de la jugabilidad se refiere a la supuesta invulnerabilidad de ciertos escenarios. Es chocante que permitiéndonos destruir edificios de varias plantas, lleguemos a encontrarnos chamizos resistentes a todo tipo de munición en plena jungla…

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La experiencia online
Como no podía ser de otra manera hablando de una saga como Battlefield, el componente multijugador es tanto o más importante que la parte del juego dedicada a ser disfrutada en solitario. La propuesta en esta ocasión sigue las directrices marcadas por el primer Bad Company, pero añadiendo diversas novedades que acaban por colocar a esta secuela entre uno de los mejores juegos de acción multijugador disponibles actualmente en el mercado en cualquiera de las plataformas que se comercializa.

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Repiten presencia los modos Rush y Conquista. En el primero de ellos se enfrentan dos equipos, uno atacando y otro defendiendo una caja de oro. Perder una de estas valijas significa retroceder la posición del equipo en el mapa, por lo que hay que luchar para conseguir bajar la barra de puntos del atacante antes de que consigan su objetivo. Para el otro modo multitudinario tendremos la propuesta clásica de la saga, con dos equipos luchando por el control de varios lugares estratégicos del mapa. El vencedor en este caso es aquel bando que consiga reducir la barra de puntos del rival hasta cero antes de que se acabe el tiempo.

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Los mapas creados para esta ocasión lucen un tamaño, apariencia y variedad más que aceptables que, a diferencia de otros títulos bélicos, presentan diversos estilos jugables. En un momento podremos estar luchando con vehículos (tanques, jeeps, blindados, lanchas, quads, helicópteros de combate…) para, instantes después, pasar a una localidad repleta de casas con combates a corta distancia y, finalmente, llegar a una zona en la que afrontar el reto de superar a varios francotiradores enemigos. Serán siete entornos diferentes, quizás no demasiados en un principio, pero desde DICE prometen ofrecer nuevos contenidos desde el primer día en que el juego llegue al mercado.

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Esta gran variedad de situaciones en cada partida es lo que hace de la experiencia de Battlefield Bad Company 2 algo verdaderamente singular en el mundo de los shooters en primera persona. Tanto es así, que la desarrolladora ha decidido aprovecharlo de una manera un tanto singular, reduciendo el número de integrantes de cada equipo hasta cuatro y poniendo a los jugadores a batirse el cobre en escenarios extraídos de los mapas para los modos de juego ‘grandes'. Así nacen el Team Rush y el modo Team Deathmatch.

Se trata de dos modos de juego de lo más intenso que pretenden aumentar el ritmo de combate mientras jugamos con tres de nuestros amigos. En el primero tendremos que luchar por defender o atacar una única caja, sin vehículos y con un número de vidas limitado para cada facción. En el segundo cuatro equipos se verán las caras en una batalla a cara de perro por conseguir el mayor número de muertes en el tiempo dado de combate. En estas modalidades los vehículos serán raros de ver, decisión lógica por otra parte, teniendo en cuenta el número limitado de jugadores por equipo.

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Estos modos se benefician especialmente del excelente sistema de escuadrones creado para la ocasión, que nos permitirá unirnos en el combate a tres amigos para coordinar estrategia (aunque se trata de una característica disponible en cualquiera de sus modos de juego). De esta manera, en BC 2 se limita un tanto el chat de voz a los miembros de nuestra patrulla y se permite a los jugadores revivir junto a los compañeros de armas en lugar de tener que ir hasta el punto de reaparición más cercano. Es la ocasión perfecta para coordinar estrategias y llevar la filosofía de cooperación entre los miembros del equipo un poco más allá.

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Esto se ve reforzado por el sistema de clases, ahora reducidas a tan sólo cuatro opciones (Médico, Soldado, Reconocimiento e Ingeniero). Cada tipo de soldado tiene su propio arsenal de armas y gadgets que además podrá ir aumentando conforme gane experiencia en combate durante las partidas online. Se trata de un sistema similar al que hemos visto en Modern Warfare 2, aunque trata de centrarse menos en habilidades y más en el equipamiento disponible. Se trata de todo un acierto, pues según la clase que escojamos cambiará el enfoque de la batalla, variando la jugabilidad del título de DICE.

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La estabilidad de la línea es extraordinaria en las partidas que hemos podido probar gracias a la inclusión de servidores dedicados, y el motor gráfico no se resiente en absoluto independientemente de las florituras y el nivel de acción que se esté mostrando en pantalla. Es sorprendente como puede variar la propuesta dependiendo del número de jugadores (según el modo de juego que estemos disfrutando). Toda una demostración de intenciones que alcanza niveles excelsos en todos y cada uno de sus apartados. Y que será capaz de entretener durante infinitas horas  tanto a jugadores de PC, como a aquellos que lo jueguen en las consolas de sobremesa (a pesar de que el número de jugadores es inferior en este caso)

8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.