Saints Row: The Third, Impresiones
Humor atrevido y acción salvaje es lo que te espera en la tercera entrega de Saints Row. THQ y Volition han puesto toda la carne en el asador para hacer de este juego no ya un reemplazo de GTA, sino un título con identidad propia dentro del género gracias a sus disparatadas escenas, sus singulares personajes y sus peculiares misiones. Date tu primer paseo por Steelport con nosotros.
Es imposible hablar de Saints Row sin pensar en una clara referencia a Grand Theft Auto. Que la saga de Rockstar ha servido de inspiración en múltiples sentidos para la de Volition es sencillamente cristalino, pero si algo nos está demostrando este estudio de Ilinois es que las comparaciones le importan bien poco. Si algo ha diferenciado siempre ambas series es que la primera nunca ha pretendido ser tomada en serio, ni por su argumento ni por las alocadas situaciones que nos presenta. Esto es algo que se ha llevado al extremo en The Third: cuanto más absurdo, mejor, lo que sin duda proporciona una experiencia extremadamente divertida.
Aquellos que ya jugaran a anteriores entregas se encontrarán con elementos muy familiares. Nada más empezar nos encontramos con un atraco a un banco en el que llevamos puesta una graciosa máscara que oculta nuestro verdadero rostro. La razón no es otra que permitirnos a continuación la creación de nuestro propio personaje. Podemos editar casi hasta el más mínimo detalle de su fisonomía, desde el género al físico o los rasgos de la cara, dando lugar a protagonistas únicos para cada jugador. Tenemos opción incluso elegir la voz y alterar algunos aspectos de la misma. Además, a lo largo del juego tendremos ocasión de modificarlo y vestirlo con prendas que iremos consiguiendo.
La selección de arma también os sonará, pues es el mismo círculo idéntico donde podemos escoger visualmente de forma sencilla el artilugio que precisamos en cada momento. La cruceta nos sirve al mismo tiempo para cambiar de tipo de granada. El arsenal ofrece un amplio rango de mejoras y potenciaciones para ir haciéndonos con armas más potentes o dar mayor poder a las que ya tenemos, todo a base de talonario por supuesto. Del mismo modo, tendremos que ir adquiriendo munición para tener siempre a punto todo nuestro inventario, pues si una cosa no podemos evitar en Saints Row The Third es disparar toneladas de balas.
No faltarán inventos de lo más imaginativos, si bien el que más nos llamó la atención fue uno que respondía al nombre de "Penetrator". Muy útil en el corto alcance y, por qué no, más divertido, ¿o quién no se ríe lanzando por los aires a un enemigo con un gran consolador rosa fucsia? Mención aparte merece el lanzador de pulpitos, que produce el curioso efecto de poner a bailar a quien es alcanzado por ellos. Más interesante desde el punto de vista de lo que aporta a la jugabilidad es el paracaídas, con el que nos podemos lanzar desde aviones o helicópteros o incluso desde alguna de las bases que tendremos en lo alto de los edificios. Más de una misión empezará de este modo.
Del mismo modo que con el funcionamiento de las armas y la personalización del personaje, el planteamiento inicial no sorprenderá a nadie. Nos encontramos en una ciudad abierta con zonas controladas por distintas bandas que se irán sumando poco a poco a la guerra contra los "Saints". Todas ellas forman una organización conjunta llamada el Sindicato y hasta ahora conocíamos a tres de las facciones a las que nos enfrentaremos: los Luchadores claramente identificables por sus máscaras, los Deckers, apasionados de la tecnología y bastante raritos, y los Morning Star, que son todo estilo. En el evento conocimos una cuarta, los STAG (Special Tactical Anti Gang, o Fuerza Especial Anti Bandas), que con todos los medios del gobierno tratará de poner fin a esta guerra urbana.
El objetivo no es otro que ir tomando el control de la ciudad y convertirnos en la banda hegemónica. Tenemos varios modos para hacer eso, como ir reclutando nuevos adeptos a la causa, comprar locales a lo largo y ancho de Steelport y, por supuesto, superando las misiones principales que se nos van proponiendo según avanzamos. El teléfono móvil será nuestro principal medio de comunicación y con el que llamaremos a nuestros contactos para realizar trabajos, a la par que ocasionalmente recibiremos encargos directamente (que optaremos por aceptar o no).
El amplio mapa que tendremo la ocasión de recorrer incluye multitud de misiones secundarias y oportunidades a los que gustan de recorrerlo por placer y hacer de coleccionistas. Por ejemplo, habrá una serie de desafíos consistentes en encontrar un objetivo en una determinada área, sin más pista que determinar la región donde podría encontrarse. Algunos de ellos no irán más allá de hallar ése objetivo, como puede ser un coche, mientras que otro se tornarán más apetecibles pues involucrarán asesinar a un miembro concreto de una banda rival.
A algunos de esos retos paralelos se nos invitará a participar directamente desde el hilo principal, dándonos a conocer su existencia, y a continuación se nos abrirán distintas localizaciones en el mapa donde realizar misiones de ese mismo estilo. Nos gustaron especialmente las salas del Profesor Genki, que nos trasladan a un pseudo concurso televisivo donde tenemos que llegar al final de un recorrido con unas armas prefijadas y sin posibilidad de recuperar la vida automáticamente. Es decir, un auténtico desafío, repleto de obstáculos como llamas o corrientes eléctricas y con oponentes que nos llegará a dar pena disparar, como hombres disfrazados de conejos o latas de refresco.
Eso, realmente, no deja de ser una muestra de lo desinhibidos que estaban los desarrolladores del juego cuando ideaban cuál era la próxima locura a meter. Nos dejó marcados una carrera de cuádrigas, o persecución más bien, en la que quienes tiraban de los carros eran unos sadomasoquistas con toda la indumentaria típica. Hasta tal nivel de falta de mesura llega este Saints Row, y mucho peor de hecho. Y nos encanta, pues pocos juegos de acción se alejan hoy en día con acierto de la línea teóricamente realista y seria de los máximos exponentes del género, como trató Bad Company, pero con The Third yendo mucho más allá.
Hay muchos apartados que han mejorado en esta tercera entrega, pero uno de los principales beneficiados es el motor gráfico, ampliamente renovado. Aún tiene alguna laguna, como la distancia de visión y la aparición repentina de vehículos mientras circulamos, pero en otros aspectos se ve una evidente mejora desde el primer momento. Podemos hablar de unos personajes más detallados, unos escenarios más ricos o efectos como el agua que han ganado en realismo, pero básicamente se nota un cambio en conjunto. Aunque si hay que destacar algo, es una mayor fluidez en las imágenes, no detectamos parón alguno en todo el tiempo que estuvimos jugando durante la demo. Veremos si la versión final responde tan bien y salva ese gran inconveniente que tuvo Saints Row 2.
Otro de los puntos que brillará con luz propia es la banda sonora. Basta ver algunos trailers para descubrir algunos de los grandes temas que nos ofrecerá, con una larga lista encabezada, cómo no, por el famoso POWER de Kanye West que también hemos visto en un anuncio de Forza 4. Muchas de las cinemáticas o de los momentos más espectaculares se perciben de manera aún más intensa gracias a la música que está sonando de fondo, que hace mucho por sumergirnos en lo que está ocurriendo en pantalla. Como no puede ser de otro modo, al subirnos a un vehículo tendremos también una buena variedad de emisoras para elegir.
Jugar en compañía casi siempre es mejor y The Third no es una excepción. Tenemos la opción de jugar con un amigo en red a lo largo del modo historia, que no cambia, ni nos plantea algo paralelo y desarrollado en especial para el cooperativo. Lo único que realmente varía es que uno de los que nos acompañan está manejado por un humano en vez de por la CPU, lo que obviamente redunda en una mejor experiencia si damos con un buen aliado. Eso sí, el chat de voz es una herramienta fundamental para comunicarse. Los dos jugadores tendrán que estar de acuerdo y aceptar cada misión para jugarla juntos, por lo que realmente no hay uno que controle la experiencia.
Cada jugador tendrá su propio personaje, diseñado por él mismo y con sus atributos y mejoras independientes, que podrá guardar en su propia consola. En caso de unirnos a otra partida cooperativa, podemos seleccionar un personaje que ya tenemos creado y así no empezar de cero siempre. De hecho, cada uno verá las cinemáticas como si su personaje fuera el protagonista y el otro no aparece en las mismas. Sólo cuando estas escenas acaban es cuando vemos a nuestro compañero al lado. Hemos de reseñar que algunos retos en concreto, como los del Professor Genki, ganan mucho jugados en pareja al distribuir la labor de matar a todos los oponentes entre dos.
Otra forma de entretenimiento que podemos disfrutar en compañía, aunque no obligatoriamente, es el "Whoremode", o en cristiano, "Modo Puta". El nombre no debe llevaros a engaño, dado que tiene poco que ver con estas chicas de la calle, salvo que serán el primer tipo de enemigo al que nos enfrentemos. La mecánica es bien simple: a lo largo de varias rondas aparecen enemigos de distinta clase, desde prostitutas a hombres enanos disfrazados de conejo. Del mismo modo nuestras armas van cambiando, desde una simple pistola a un tanque, pasando por el ya mencionado Penetrator, todo sea dicho. Así que en cada oleada hay que matar a todos los enemigos con aquello que tengamos y de paso competimos si jugamos en cooperativo, a ver quién consigue la máxima puntuación. No es una revolución, pero como añadido es de lo más entretenido.
Saints Row The Third es un juego salvaje que no se corta un pelo y es atrevido en todo, desde el diseño de los personajes a las situaciones que nos plantea, todo siempre cargado de un humor muy ácido. Ésta parece su oportunidad de plantarse como una alternativa muy distinta a GTA, con otros puntos fuertes y con una experiencia que copia lo justo y añade elementos muy distintos. Si dará ese salto de calidad esperado o no aún es pronto para saberlo, pero nuestras primeras impresiones extensas con él nos han dejado muy buen sabor de boca.
Años después de hacerse con Stilwater, los Third Street Saints han pasado de ser una banda callejera a una reconocida marca: zapatillas Saints, bebidas energéticas Saints y muñecos cabezones Johnny Gat, todo disponible en tu tienda más cercana.
