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The Division vs Destiny: El Rey de los Poseídos

Comparamos las dos propuestas de acción con toque MMO y RPG que han salido en esta generación de consolas y PC. Gunplay, campaña principal, las raids, los extras, el Crisol y la Zona Oscura. ¿Qué juego prefieres?

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Una nueva manera de afrontar los juegos de acción, al menos en lo que consolas se refiere, está aflorando en esta generación. Se trata de los títulos que apuestan por un sistema de progreso y subida de habilidades, de mundos online, cooperativo, el shoot and loot aplicado a los tiroteos de toda la vida. Una evolución a lo que vimos en alguna que otra propuesta como puede ser Borderlands, saga con la que comparten similitudes pero también muchas diferencias. Destiny fue el primero en llegar en consolas hace dos años. Ahora lo hace The Division. Ambos con un elenco de posibilidades que rompe con las clásicas campañas, cooperativas o solitarias, a las que estábamos acostumbrados y con una propuesta que intenta difuminar la línea que separa el juego cooperativo del competitivo. Ponemos cara a cara lo último de Ubisoft con Destiny: El Rey de los Poseídos, la versión actual del ambicioso proyecto de Bungie.

Somos conscientes que son títulos que ofrecen varios elementos que difieren el uno del otro sin que por eso tenga que ser mejor, per se, una propuesta en concreto. Pero también que mucha gente se preguntó y se pregunta. The Division pinta bien pero… ¿Es mejor que Destiny? Y la respuesta, que en estos casos nunca puede ser un sí o un no rotundo (y también dependerá de percepciones personales de cada cual, incluidos este redactor), está repleta de matices. Los que vamos a ir identificando en este artículo. 

Jugabilidad  

Los Tiroteos. Para que un juego entre a los usuarios tiene que tener una base potente que se pueda explotar de manera correcta durante muchas horas. Y en eso ambos títulos consiguen transmitir muy buenas sensaciones. Por su parte, Destiny ofrece un gunplay satisfactorio, intenso y sin fisuras desde el primer momento. Bungie ya ha demostrado con la saga Halo que saben lo que se hacen en este sentido y aquí se aplica de manera brillante desde la primera partida. Sucede casi lo mismo con the Division, que siendo un shooter en tercera persona tiene un control preciso que se acompaña de un sistema de coberturas que funciona de manera correcta la mayoría de veces. Probablemente en el caso de Ubisoft echaríamos en falta sobre todo algunas mecánicas extras, como poder agacharse, pero en general la experiencia a través de nuestros controles es muy buena, tal vez algo más sólida, en el Rey de los Poseídos. 

Las armas. The Division cuenta con un abanico de armas muy conservador que nos permite disfrutar de las clásicas representaciones en forma de pistolas, rifles de asalto, subfusiles, francotiradores y escopetas. Su respuesta y sus funciones dependerán de una gran cantidad de modificadores que permiten ampliar opciones: sin ir más lejos, con la mirilla adecuada y otros añadidos en el cañón podemos convertir una AK47 en una especie de francotirador con cadencia de disparo brutal. También tenemos varias granadas, tanto de conmoción como letales, y la experiencia se completa sobre todo con las habilidades ofensivas como torretas, granadas que persiguen a enemigos, algo que aporta más variedad. Se echan en falta algunos elementos más devastadores como podrían ser los bazookas o algunas armas cuerpo a cuerpo.

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El abanico de armas de El Rey de los Poseídos de Bungie destaca por su variedad. Además de tener recreaciones de rifles de asalto, francotiradores, escopetas o pistolas, también se le suman otras propuestas como los bazookas, metralletas pesadas, armas cuerpo a cuerpo como las espadas y las habilidades de cada tipo de guardián que van desde una pistola de un tiro una muerte (cazador) pasando por ondas expansivas letales de los hechiceros o el puñetazo mortal de los titanes. Contamos también con granadas específicas y en general, la sensación es que tenemos un elenco de posibilidades más variado en el que deberemos tener en cuenta, también, el tipo de arma y el elemento que genera al disparar. En resumidas cuentas, lo mejor de The Division es la personalización y modificación de armas y de Destiny, la variedad de opciones a corta, media y larga distancia. 

Los enemigos. Ambos juegos destacan por tener enemigos que ofrecen refriegas muy intensas sin ningún tipo de respiro, vaya esto por delante. Pero es cierto que su comportamiento y variedad diverge de un juego al otro. En el caso de The Division tenemos roles muy marcados entre asaltantes, melé o francotiradores. Las variantes de estos enemigos son personajes con mayor escudo y poco más. La IA de algunos de ellos a veces no responde como más nos gustaría y eso pasa factura en algunos momentos. Por su parte, Destiny destaca por la variedad de razas a las que nos enfrentamos. Aunque algunas son similares, otras marcan la diferencia. La colmena es mucho más agresiva, los Vex son duros de pelar y tienen habiliades evasivas importantes, los Cabal son tanques absorbe balas pero los mejores son los poseídos, muy móviles e intensos. Mejor IA -sin llegar a lo conseguido por la propia Bungie con Halo- y con algunos enemigos de órdago. 

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Los jefes finales. Ambos juegos cuentan con jefes finales como colofón a las grandes misiones que brindan a los jugadores, y en este caso hay que decir que el Rey de los Poseídos se lleva la palma con algunos de los mejores jefes de los FPS de consolas. Variados, con patrones cambiantes, con enemigos que ayudan a complicar más las cosas e incluso con algunos pequeños puzles a resolver para poder atacarlos, los enemigos finales son de los momentos más intensos que tiene Destiny: El Rey de los Poseídos. Al otro lado, los jefazos de The Division no consiguen transmitir esa sensación de variedad y sorpresa. Son muy duros, letales con algunas de sus armas -inéditas en soldados rasos- pero con patrones poco trabajados. Acostumbran a absorber balas con facilidad a cambio de acercarse hacia nosotros mientras nos machacan, pero no están tan inspirados. 

Personaje y loot. El Rey de los Poseídos nos invita a escoger una clase y desarrollar sus subclases a partir de ahí. Las diferencias entre cazador, guardián y hechicero están en sus habilidades especiales y se van acentuando a medida que abrimos todo el árbol de habilidades. A esto se le añade el crecimiento y las builds que podemos realizar con el equipo que vamos consiguiendo. El sistema de looteo de Destiny 2.0 es muy bueno, siempre tienes la sensación que progresas con cierta justicia (algo que no pasaba con el primer año) y el sistema de fusionar objetos permite hacer un set de personaje concreto para cada momento, relacionado también con el arma que tengamos. Por su parte, The Division es mucho más difuso y no hace escoger un camino concreto. En el juego de Ubisoft vamos abriendo habilidades y talentos de cada una de las tres clases y se pueden entremezclar para conseguir builds variadas. Salud, tecnología y seguridad se dan de la mano también a base de equipo que puede potenciar una u otra característica según nuestra manera de jugar. Son dos maneras diferentes que destacan por el sistema de progreso constante y satisfactorio. 

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La campaña. La campaña de Destiny El Rey de los Poseídos se puede dividir entre la parte de “Año primero” y la expansión en cuestión. En el primer caso teníamos misiones algo irregulares y una narrativa muy mejorable. Todo esto cambia radicalmente con la trama de los poseídos, la intensidad y variedad de las misiones y sus grandes jefes. Pero es una campaña más corta que lo que nos ocupará The Division, que eso sí se apoya en secundarias necesarias para subir de nivel. Las misiones de campaña del juego de Ubisoft son de las mejores que tiene el juego por diseño de ciertos enfrentamientos, desarrollo e intensidad de las batallas. Eso sí, de disparar no nos van a sacar a lo largo de la quince a de misiones, mientras que en Destiny no faltarán momentos de plataformeo y rompecabezas. En todo caso, si lo que gusta es una campaña cooperativa probablemente en eso The Division ofrezca algo más al jugador. 

El mundo y sus otras misiones. Aquí tenemos dos modelos válidos pero que difieren. Por un lado, The Division tiene muchas misiones secundarias, eventos y extras para desarrollar. Mucho contenido, pero con un problema: se torna algo repetitivo hacer siempre lo mismo para salvaguardar suministros, recuperar rehénes o matar un objetivo concreto. Lo mejor en este sentido, además de la cantidad de tareas a realizar, es que Nueva York no descansa y yendo de un punto a otro encontraremos decenas de cosas por hacer y enemigos que nos atacarán. Por su parte, Destiny reparte sus contenidos por diversos planetas. La exploración en estas zonas no tiene la intensidad del juego de Ubisoft -podemos llegar al punto de las misiones sin pelear en la mayoría de casos y las misiones de patrulla son muy sencillas-, a lo que se añade el hecho de que no hay tanta cantidad de eventos aleatorios por hacer. Eso sí, tanto las misiones de caza como los contratos o, sobre todo, las nuevas aventuras y los Strikes -misiones largas y duras con jefe final- son mucho más satisfactorios en experiencia jugable respecto a The Division. El sistema de asaltos es casi una religión a seguir en la Vanguardia para los guardianes, sin ir más lejos y no podemos olvidarnos de las Raid, dos de las cuales son realmente muy poderosas y un plus a tener en cuenta. 

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¿Crisol o Dark Zone? Aquí es donde ambos juegos proponen cosas totalmente diferentes y que dependerá del tipo de jugador lo que más le encaje. Es cierto que el Crisol no ha conseguido brillar como modo PVP al nivel de los clásicos del género, pero también que se han ido añadiendo modalidades, como grieta o pruebas de Osiris, que aportan un toque diferente y mucho más Destiny a la experiencia en la que no faltan modos tradicionales. La presencia de otros modos como el Presidio de los Ancianos -coop tipo horda- amplía la experiencia de Destiny más allá de lo habitual. Por otro lado tenemos la Zona Oscura de The Division, que es precisamente su gran gancho diferencial. Un espacio de exploración libre con el mejor loot del juego en el que tenemos que cooperar y competir con otros jugadores. El juego que da extraer equipo, ver morir a jugadores y dejar que lo hagan para robarles o directamente convertirse en renegado disparando a los usuarios hace que la experiencia sea tan atrevida como potente. Cierto es que el sistema PVP -renegados- todavía no ofrece tantas garantías como para lanzarse a él -la mayoría juegan de momento tipo PVE por eso- pero las opciones están ahí y es una manera de arriesgarse sin tener que tirar de modos PVP clásicos que tenemos ejecutados en muchos otros juegos. 

Endgame, más allá de la campaña. Siguiendo con lo que estábamos comentando, el Endgame de ambos títulos se parece sobre todo en las misiones diarias y semanales en Destiny y las misiones diarias y desafíos de The Division, que son propuestas con recompensas y un nivel de dificultad superior. La gran variedad de asaltos, la presencia del Ocaso y el reinicio semanal de la raid hacen que en Destiny tengamos varias cosas por hacer cada siete días. A ello se añaden misiones secundarias para conseguir armas concretas o todo lo referente a las invocaciones de enemigos con un loot interesante según el nivel del enemigo. El contratiempo es que a nivel de PVE seguramente el recorrido, pasadas semanas, puede ser algo menor de lo que da de sí la Zona Oscura, nos explicamos: The Division tal vez no cuenta con tanta variedad de elementos endgame -los eventos y demás acaban en un segundo plano cuando somos nivel 30 y sabemos donde está el mejor loot-, pero además de ofrecer sus misiones de campaña con subida de dificultad, ofrece una Zona Oscura que depende de los jugadores. Podremos pasar por sus cinco zonas a menudo, que la experiencia será diferente una vez respecto a la otra. Porque alguna vez tendremos que ayudar a un amigo caído, otra luchar contra un renegado, otra aguantar hordas de enemigos, otra todo a la vez… el hecho de mezclar PVP y PVE hace que sea todo más inesperado que hacer X tarea y recibir recompensa. Es el gran gancho de The Division, que cuenta con los jugadores para que generen situaciones únicas en la Zona Oscura.

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Apartado técnico

 Comparar ambos juegos es algo complicado porque responden a géneros totalmente distintos, siendo uno de ciencia ficción y el otro con un acabado mucho más realista aunque la puesta en escena post-apocalíptica no haya sucedido realmente en la vida real. En todo caso, a nivel de potencia bruta está claro que The Division en PC es superior por los 60 frames por segundo que puede alcanzar y el acabado en iluminación, texturas y demás. Por su parte, Destiny funciona a 30 fps estables en consolas (también The Division en estas plataformas) y aporta un diseño artístico destacado sobre todo en lo que localizaciones se refiere, algo a lo que se suman también el diseño de algunos enemigos y sobre todo jefes finales. Cada uno en su estilo consigue convencer a través de los ojos.

A nivel sonoro ambos juegos llegan doblados al castellano, algo más acertado en el caso de The Division donde también tendremos más diálogos que seguir, y con bandas sonoras destacadas en su estilo. Aquí la mano de Martin O’Donell antes de irse de la compañía -de malas maneras, por cierto- se nota y da un plus especial a Destiny, que cuenta con un elenco de melodías simplemente brutal capaz de trasladar toda la acción y frenetismo que vemos en pantalla a nuestros oídos. La banda sonora de The Division, por su parte, acompaña bien pero no cuenta con esos momentos de brillantez y sensación de algo único que tiene la obra sonora de Bungie en términos generales.

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Conclusión

 Si alguien espera un vencedor por KO en este cara a cara ya se puede ir olvidando. Estamos hablando de juegos que se han llevado un 8,5 (The Division) y un 9 (Destiny: El Rey de los Poseídos) en Meristation, por lo que ambos consiguen aportar elementos mejores que el otro y viceversa. Ambas son experiencias cooperativas con un sistema de progreso satisfactorio, buenos tiroteos y decenas de horas por delante a base de mucho contenido por destriapr. Llegados a este punto, seguramente Destiny brilla por sus enemigos y jefes finales, mayor variedad de armas, la propuesta de asaltos/raids y cuenta con un PVP tradicional con buena cantidad de modalidades. Por su parte, The Division tiene una campaña que puede satisfacer más a quienes busquen este tipo de experiencia, una personalización de arsenal y de habilidades híbrido e interesante, y en el endgame propone algo que no tiene ningún otro juego: la Zona Oscura, donde la línea entre PVE y PVP se difumina hasta ser totalmente inapreciable. Para nosotros, Destiny El Rey de los Poseídos supera a The Division en una mayor cantidad de apartados, pero el juego de Ubisoft ofrece algunos elementos que por sí solos pueden decantar la balanza a su favor. Solo hace falta que el jugador sepa qué tipo de experiencia, con sus muchas similitudes, se prefiere.