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Regreso al Pasado: Dragon Ball

Dragon Ball, el manga y anime más famoso de todos los tiempos, capaz de trascender fronteras, épocas y modas, protagoniza la presente entrega de Regreso al Pasado, en la que comenzamos a repasar los devenires de la licencia en el mundo de los videojuegos. Manos hacia atrás, concentrar energía y… ¡Onda vital!

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Resulta cuando menos curioso hablar de una franquicia como Dragon Ball, sobre todo por el deber de enfocar el texto en el pasado, dado que no en vano de ello trata la sección. Y decimos esto porque, en realidad, Dragon Ball permanece a día de hoy tan fresca en la memoria de los aficionados y sigue cosechando tanto éxito como en el ya lejano 19 de noviembre de 1997, día en que la serie finalizó de manera oficial con la emisión del último capítulo de Dragon Ball GT. Desde entonces han pasado más de diez años, y a pesar de todo Dragon Ball sigue viva y coleando; sobre todo en los videojuegos, sector del ocio donde los lanzamientos son constantes para todo tipo de consolas.

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El presente artículo pretende ser el punto de partida de una serie de entregas que se encargarán de repasar la trayectoria de la franquicia en nuestro querido mundillo, desde su génesis con el lanzamiento de Dragon Ball: Mystery of Sheng Long (1986, NES) hasta la llegada de su primer punto y aparte con Dragon Ball: Final Bout (1997, PS1). En este periodo de 11 años, los lanzamientos fueron más que numerosos (en un primer recuento he llegado a enumerar unos 35, aunque existen rarezas que engordan esa cifra), llegando a ver la luz títulos para prácticamente todos los sistemas existentes, juegos destinados a salones recreativos y sistemas de corta existencia incluidos. Pero antes de comenzar, es justo dedicar unos cuantos párrafos al nacimiento, crecimiento y finalización de la serie manganime más famosa de todos los tiempos. Así que, querido lector constante, pongamos nuestro viejo y fiel DeLorean en marcha para trasladarnos hasta el año de nuestro señor de 1984, ya que será ahí donde dé comienzo la leyenda de las siete bolas de dragón, las cuales según dicen son capaces de hacer realidad los deseos de todo aquel que logre reunirlas.

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El nacimiento de un niño que traerá cola

Journey to the West es, junto a Romance of the Three Kingdoms, Water Margin y Dream of the Red Chamber, una de las más grandes obras literarias que jamás han aparecido en la milenaria historia de china. Creado en la década de 1590, en plena Dinastía Ming, en este relato se nos cuenta el viaje realizado por un monje budista llamado Xuanzang, el cual tiene como objetivo llegar hasta la India para hacerse con unos ancestrales textos religiosos llamados Sutras, indispensables para conocer hasta los más ocultos secretos del budismo. En su odisea le acompañarán tres personajes, enviados por el mismísimo Buda para protegerle, llamados Sun Wukong, Zhu Bajie y Sha Wujing.

Los protagonistas de Journey to the West, en un grabado de la época

Pues bien, de los cuatro personajes mencionados, el que a nosotros más nos interesa es Sun Wukong, ya que nos encontramos ante el Rey Mono, uno de los personajes más famosos de la mitología china. Nacido de una piedra mística formada en las fuerzas primarias del Caos, Sun Wukong fue pronto consciente de su mortalidad a pesar de su origen simiesco, y decidió emprender un viaje para tratar de encontrar alguna vía que le permitiera librarse del fatídico destino que le espera a toda criatura viviente: la muerte. Finalmente, acaba siendo tomado como discípulo por el Maestro Bodhi, un Patriarca budista que le inicia en los caminos de la magia. Tras un largo periodo de entrenamiento y aventuras, Sun Wukong no solo acaba trascendiendo la existencia mortal para convertirse en un dios, sino que también adquiere grandes poderes, tales como una fuerza sobrehumana que le permite levantar más de 8 toneladas de peso sin despeinarse; también es capaz de viajar sobre las nubes, pudiendo recorrer hasta 54.000 kilómetros de una sola sentada, y además posee un poderoso bastón mágico conocido como Ruyi Jingu Bang, el cual cuenta con el poder de extender o acortar su longitud a voluntad de su dueño.

Sun Wukong

La influencia del mencionado personaje ha trascendido hasta nuestros días, apareciendo prácticamente en todos los ámbitos de la cultura popular. En lo que a nuestro mundillo se refiere, las apariciones de Sun Wukong también han sido más que numerosas, la última de ellas como personaje seleccionable en el videojuego Warriors Orochi 2. Pero ahora trasladémonos hasta 1984, año en el que un autor llamado Akira Toriyama, el cual comenzaba a saborear las mieles del éxito gracias a su serie Dr. Slump (1980-1984), comienza a gestar la que acabará siendo una de las series manga más exitosas de todos los tiempos. El germen de Dragon Ball podemos encontrarlo en Dragon Boy (1983), mini serie publicada un año atrás en la que el genio mangaka ya incluía muchas de las claves que darían lugar a las primeras aventuras de Son Goku.

Los protagonistas de DB y DBZ, en un único poster

Así, rehaciendo la miniserie anteriormente mencionada al tiempo que se inspiraba en la también reseñada novela Journey to the West, Toriyama nos narraba las aventuras de un extraño niño con cola de mono, poseedor de una fuerza y resistencia sobrehumanas, en su búsqueda junto a una joven adolescente llamada Bulma de las siete bolas mágicas del dragón que, según se decía, permitían invocar al gran dios Shen Long, el cual concedería un deseo a aquel que hubiera logrado reunirlas. Tras más de una década de publicación ininterrumpida, el manga de Dragon Ball finalizó el 4 de agosto de 1995, día en el que Toriyama decidió dar carpetazo a la serie pues ya no le quedaba nada más por contar. Durante esos 11 años, la serie se había publicado periódicamente en la revista Weekly Shonem Jump, para ser posteriormente recopilada en tomos de los que llegaron a contabilizarse un total de 42.

Pero sin duda, lo que hizo a Dragon Ball traspasar fronteras para arrasar allí donde llegaba fue su serie de animación, de la que llegaron a emitirse inicialmente la friolera de 153 episodios (cubriendo los tomos 1 a 16), a los que siguió inmediatamente un cambio de cabecera (Dragon Ball Z) para emitir el resto de la serie, alcanzando en total los 444 capítulos. Posteriormente, Toei Animation decidió emitir una tercera serie (Dragon Ball GT), ya sin base alguna en el manga original de Toriyama, que no logró alcanzar el éxito esperado, quedándose en los 64 episodios.

Dragon Ball GT

La serie de animación de Dragon Ball tuvo un gran impacto en occidente, siendo junto a la película Akira (1988) la encargada de instaurar la cultura manganime lejos de las fronteras niponas. Incluso hoy en día, tanto el anime como el manga de Dragon Ball siguen reeditándose periódicamente con gran éxito, permitiendo con ello que las aventuras de Son Goku lleguen a las nuevas generaciones. Concretamente, en España vivimos hace poco el lanzamiento de Dragon Ball Ultimate Edition, una reedición de los tomos a mayor tamaño y con algunas páginas coloreadas para la ocasión; aún así, seguro que no será la última, y es que Dragon Ball ya es un clásico atemporal por méritos propios que nunca envejecerá, trascendiendo modas, épocas y fronteras por muchos años que pasen. Sus ya más de 150 millones de tomos vendidos hasta la fecha (sólo en Japón) así lo atestiguan.

Dragon ball en formato interactivo

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Toda serie manga y/o anime de éxito acaba teniendo más tarde que temprano su correspondiente adaptación a videojuego (no en vano, Japón es la meca del ocio interactivo, además de la cuna del manganime), y Dragon Ball no podía ser menos. La carrera de Son Goku en el mundo del videojuego comenzó en 1986 con el lanzamiento de Dragon Ball: Mystery of Sheng Long, juego destinado a Famicon (la NES japonesa) que nos hacía partícipes de las primeras correrías del popular personaje en pos de las bolas de dragón. Tras esto, los videojuegos no dejaban de aparecer a medida que la serie crecía en popularidad, aunque pocos de ellos llegaron a ser conocidos en occidente tanto por el hecho de que la serie aún estaba despegando por estos lares como por que muchos de los géneros tocados por los citados títulos (JRPG, juego de tablero, combate mediante cartas) no eran demasiado populares fuera de las fronteras niponas.

Dragon Ball Z Shin Butoden para SegaSaturn, el mejor videojuego 2D de la franquicia

Pero todo cambió con la llegada a Super Nintendo de Dragon Ball Z: Super Butoden (1993), título encuadrado dentro de la lucha versus, el género de mayor éxito en la época. Tras esto, los juegos protagonizados por Son Goku comenzaron a llegar de manera regular a occidente (principalmente a España y Francia, los países donde más hondo había calado la fiebre por todo lo que tenía que ver con Dragon Ball) hasta el lanzamiento de Dragon Ball: Final Bout (1997, PS1), título que puso punto y aparte a la franquicia hasta la llegada de su renacimiento, varios años después, con el lanzamiento de Dragon Ball Z: Budokai (2002, PS2).

Una carátula que marcó época
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Pues bien, nuestra intención es la de repasar esa primera época, sin duda la más especial para los aficionados a las aventuras de Son Goku dado que tanto el manga como el anime de Dragon Ball aún se encontraban en plena publicación. Los juegos a reseñar son bastante cuantiosos, así que dividiremos el reportaje en varias entregas, siendo la primera de ellas ésta que estáis leyendo, y encontrándose en preparación una segunda que verá la luz una semana después. Sin más dilación, es hora de comenzar a examinar detenidamente el más que prolífico currículum de Son Goku en el mundo de los videojuegos.

Todo comenzó en NES

Dragon Ball: Mystery of Sheng Long

Año de lanzamiento: 1986

Plataforma: NES

Lanzamiento en occidente: Sí

El videojuego traslada a formato interactivo el arco argumental inicial del manga, transcurriendo desde el primer encuentro entre Goku y Bulma hasta la aparición de Sheng Long. Nos encontramos ante un juego en el que controlamos a Son Goku en su devenir en pos de las siete bolas de dragón desde una perspectiva aérea, que se transforma en lateral a la hora de enfrentarnos a los jefes finales. La calidad del juego no es ni muchos menos notable, tanto en lo referente a la jugabilidad como al apartado técnico. Si no fuera por el hecho de ser el primer videojuego de Dragon Ball de la historia, sin duda el título habría pasado sin pena ni gloria por el mercado hasta acabar cayendo en el más absoluto de los olvidos. Curiosamente, eso acabó pasando con su versión norteamericana, la cual trataba de alejarse lo más posible de la franquicia en uno de los mayores despropósitos que se recuerdan en lo referente a conversiones de videojuegos orientales en tierras occidentales.

Ni siquiera el nombre original del juego se salvó de la quema. Con la excusa de que en 1986 casi nadie había oído hablar de Dragon Ball en Estados Unidos (ni siquiera el redactor de la revista Nintendo Power que analizó el juego en aquellos días sabía que estaba basado en un manganime japonés), Dragon Ball: Mystery of Sheng Long acabó llamándose Dragon Power, al tiempo que su protagonista se transformaba en el típico estereotipo de personaje de Kung-fu enfundado en kimono que Ryu (el carácter más famoso de Street Fighter II) acabaría popularizando años después. Sin embargo, el luchador de Kung-Fu únicamente aparecía en la carátula, ya que una vez dentro del juego nos encontrábamos con un extraño sprite de Goku, modificado para parecerse más a un simio que a un humano.

Parafraseando al gran Alfonso Vallés en su legendaria interpretación de Solid Snake: ¡¿Pero qué coño?!

Pero el popular protagonista de Dragon Ball no fue el único en sufrir absurdas modificaciones, ya que el maestro Tortuga Duende también fue cambiado por una suerte de venerable barbudo enfundado en una túnica de color azul. Por cambiar, incluso las bolas de dragón pasaron a ser bolas de cristal, con lo que ya uno no podía evitar preguntarse si Goku no había pasado a ser una suerte de aprendiz de la Bruja Lola en pos de los cachivaches adivinatorios de su mentora. Para rematar el absurdo, las braguitas de Bulma que rondaban los pensamientos de Tortuga Duende en una de las secuencias del juego fueron sustituidas por unos mucho más inofensivos sándwiches.

En definitiva, con modificaciones o sin ellas, este primer Dragon Ball era sólo un juego pasable que únicamente los aficionados a la serie podían disfrutar, sobre todo por aquello de tener la posibilidad de controlar a los ya por entonces populares personajes del manga y la serie de televisión. Para el resto de los mortales era un título poco menos que mediocre, sin nada que hacer u ofrecer frente a las joyas que la 8 bits de Nintendo comenzaba a sumar en su catálogo por aquella época.

Dragon Ball: Resurrection of the Demon King

Año de lanzamiento: 1988

Plataforma: NES

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Lanzamiento en occidente: No

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Nos encontramos ante el primero de los muchos videojuegos de Dragon Ball que no han llegado a traspasar las fronteras orientales, debido sobre todo a los géneros en los que se encuadraban, ya que la popularidad de la serie lejos de tierras niponas crecía exponencialmente con cada nuevo capítulo emitido en las televisiones autonómicas. Resurrection of the Demon King abarca el arco argumental de la serie en el que hace acto de aparición Piccolo Daimaoh, como el primer rival de auténtica envergadura al que Son Goku debe hacer frente tras sus devenires con el cómico Pilaf y el Ejército del Lazo Rojo. Este segundo Dragon Ball cambia completamente de género con respecto a su entrega precedente, pasando a ser una suerte de aventura conversacional en la que debemos explorar diferentes áreas por el sencillo sistema de desplazarnos hacia alguno de los cuatro puntos cardinales, al tiempo que hablamos con los distintos personajes que salen a nuestro paso y usamos o nos hacemos con diversos ítems.

En otras secciones de la aventura (principalmente aquellas dedicadas a los momentos de acción), Resurrection of the Demon King pasa a ser una suerte de juego de tablero en el que debemos desplazarnos de casilla en casilla y usar cartas a la hora de entablar combates. Este último sistema acabará convirtiéndose en tónica habitual a la hora de trasladar Dragon Ball a los videojuegos, e incluso hoy en día siguen apareciendo títulos de la saga que tienen al combate con cartas como su eje central. En lo referente al apartado técnico, Resurrection of the Demon King mejoraba levemente a su antecesor en lo que a gráficos se refería, aunque su apartado sonoro era bastante pobre e incluso molesto en muchas ocasiones.

Dragon Ball 3: The Story of Goku

Año de lanzamiento: 1989

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Plataformas: NES, WonderSwan (en 2003)

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Lanzamiento en occidente: No

El tercer Dragon Ball lanzado en NES mejoraba en todos los aspectos a su antecesor, dando como fruto un título mucho más notable. Aquí también nos encontramos con una peculiar mezcla entre aventura conversacional, juego de tablero y combate mediante cartas, a lo que además se unen algunos elementos típicos del JRPG (los cuales en posteriores entregas de la saga tomarían protagonismo en detrimento de la aventura conversacional). La amalgama de géneros llega a funcionar con eficacia, encontrándonos ante un título entretenido que abarca toda la historia de la niñez de Son Goku (desde su encuentro con Bulma hasta la derrota de Piccolo Daimaoh) y su posterior adolescencia (el enfrentamiento contra Piccolo Junior durante el Gran Torneo de las Artes Marciales); es decir, el marco argumental de la primera serie de animación al completo.

Como acabamos de apuntar, una de las novedades más reseñables de este título con respecto a su antecesor son los leves toques de RPG añadidos a la mecánica, que toman forma en puntos de experiencia que podremos distribuir entre las diferentes habilidades de Goku. Por lo demás, nos encontramos con unos gráficos y sonido mucho más trabajados. El juego contó con un remake para WonderSwan Color, el cual mejoraba notablemente a la versión original en todo lo referente al apartado técnico.

Dragon Ball Z: Attack of the Saiyajin

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Año de lanzamiento: 1990

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Plataforma: NES

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Lanzamiento en occidente: No

Primer videojuego dedicado a trasladar la serie de animación Dragon Ball Z a formato interactivo. Está ambientado en el primer arco argumental, con el malvado hermano de Goku, Raditz, llegando al planeta Tierra como antesala a la posterior invasión que los mucho más letales Nappa y Vegeta tratarían de llevar a cabo. Como podéis observar, los juegos irrumpían en el mercado a la par que transcurrían los capítulos de la serie de animación, de ahí que los arcos argumentales que abarcaban acabaran siendo más cortos.

Attack of the Saiyajin sigue las directrices de Resurrection of the Demon King e History of Goku, por lo que nos encontramos ante un nuevo título que mezcla diversos géneros, con especial atención a los juegos de tablero, la aventura conversacional y los combates mediante cartas. El apartado técnico vuelve a dar un nuevo paso adelante con respecto a sus antecesores, prestando especial atención al inteligente uso de la limitada paleta de colores de NES para conseguir unos gráficos más cercanos al anime. La representación en pantalla de los combates ganó muchos enteros, ya que los personajes se movían y luchaban para reflejar con más fidelidad lo que sucedía durante la partida de cartas.

Dragon Ball Z: Battle Against Freezer

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Año de lanzamiento: 1991

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Plataforma: NES

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Lanzamiento en occidente: No

Los juegos de NES basados en Dragon Ball Z seguían sucediéndose prácticamente al mismo ritmo que los capítulos de la serie de animación llegaban a las televisiones niponas. Battle Against Freezer toma como punto de partida el viaje de los guerreros Z al planeta namek, para terminar en la lucha contra Freezer. Aunque, eso sí, el juego finaliza poco antes de que Goku se transforme por primera vez en super saiyajin para enfrentarse al tirano galáctico en igualdad de condiciones. Por supuesto, el juego sigue punto por punto las directrices de sus antecesores (se ve que la mecánica triunfaba entre los aficionados, de ahí que Bandai ni siquiera se planteara cambios reseñables), así que nos encontramos ante un nuevo Card Battle System a la hora de combatir, sazonado con elementos de juego de tablero y RPG cuando llega el momento de explorar los escenarios.

Bandai volvió a centrar sus esfuerzos en mejorar la espectacularidad gráfica en los combates, encontrándonos ante elaborados primeros planos de los luchadores cuando llevaban a cabo sus técnicas más mortíferas. También se permitieron ciertas licencias con respecto a la historia oficial del anime, tales como incluir en la partida de guerreros Z que viaja al planeta Namek a Yamcha, Chaoz y Tenshian, a pesar de que éstos habían muerto durante la lucha contra los saiyajin (o guerreros del espacio, como se conocían en la serie de televisión emitida por estos lares) en el anterior arco argumental de la serie. En definitiva, cambios mínimos para un título perteneciente a una serie cuya mecánica comenzaba a adolecer de marcados síntomas de desgaste. Pero los juegos se seguían vendiendo, así que los Card Battle System de Dragon Ball siguieron adelante como si nada.

Dragon Ball Z: Battle Against the Androids

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Año de lanzamiento: 1992

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Plataforma: NES

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Lanzamiento en occidente: No

Si algo no está roto, ¿para qué molestarse en arreglarlo? Un nuevo año, un nuevo Dragon Ball para NES, el cual ya hace gala de un sistema de juego pulido hasta el extremo, a pesar de ser al fin y al cabo una leve puesta al día del Card Battle System de títulos precedentes. Battle Against the Androids retoma el hilo argumental justo donde lo dejó Battle Against Freezer, con Goku transformado en el super guerrero legendario que acabaría poniendo fin a las ambiciones del tirano galáctico. Tras esta primera introducción, retornamos a la Tierra para dar comienzo al mejor arco argumental de toda la serie de animación, la saga de los androides, que tiene como punto de partida la aparición de un joven guerrero llegado del futuro llamado Trunks, el cual tratará de detener una misteriosa amenaza destinada a acabar con la vida tanto de los guerreros Z como de una buena parte del planeta.

Tanto el apartado técnico como la jugabilidad del título superan sin duda alguna a todos sus antecesores, y es que de algo tenía que servir el dedicarse durante cinco largos años únicamente a perfeccionar tanto una singular mecánica como un estilo gráfico que buscaba acercarse a su homónimo televisivo lo máximo posible. La acción es constante, incluso a pesar de ser representada mediante combates de cartas. Además, se tomó la acertada decisión de prescindir de las líneas que marcaban las casillas a las que podíamos desplazarnos durante las fases de exploración, por lo que el juego ganó aún más en agilidad y atractivo visual. En definitiva, un título destacado dentro del inmenso catálogo de NES, incluso si no eres aficionado a la serie.

Dragon Ball Z: Barcode Battler

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Año de lanzamiento: 1992

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Plataforma: NES

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Lanzamiento en occidente: No

Seguimos con los juegos de cartas, aunque esta vez de forma literal, ya que las cartas físicas pasan a tomar protagonismo respecto a los naipes virtuales. Algunos de los lectores veteranos recordarán sin duda aquellos peculiares cacharros que permitían leer los códigos de barras de diversas cartas como si de un lector de tarjetas de crédito se tratara. Pues bien, con este DBZ Barcode Battler, Bandai traslada la idea a NES, mediante un adaptador que tras conectarlo a la consola permitía leer la información de las cartas de personaje en nuestro poder, generando un luchador que posteriormente usaríamos en el juego.

El Barcode Battler de NES

El sistema era sencillo: seleccionábamos un modo de juego (torneo, versus, etc…), cogíamos una de las cartas que poseyéramos, la introducíamos en el adaptador para que éste leyera el código de barras del naipe, y la información tomaba la forma de un personaje de Dragon Ball Z con unas determinadas características de salud, poder, defensa, etc. Una vez contábamos con nuestro avatar, era el momento de participar en diversos combates fraticidas contra otros jugadores en uno de esos torneos de artes marciales tan recurrentes en la serie, al final del cual nos esperaba Freezer. Si conseguíamos batirle, lucharíamos en otro torneo que tendría a Célula como rival a batir. Tras esto, el juego llegaba a su fin.

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Sorprendentemente, los combates no usaban el Battle Card System de los Dragon Ball Z anteriores, sino que se acercaban más a la mecánica de un juego de lucha versus estilo Street Fighter II. Por ello podemos considerar a este título como el prólogo a la revolución que llegaría poco tiempo después con el primer Dragon Ball Z Butoden de Super Nintendo. El elenco de personajes seleccionables era bastante amplio, incluyendo a muchos de los más importantes de las sagas de Freezer y Célula, todos con sus golpes y técnicas diferenciadas. En definitiva, un título más que curioso que, gracias a su mecánica, supo anticipar lo que estaba por venir en lo referente a conversiones de Dragon Ball Z al mundo del videojuego.

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Dragon Ball Z Gaiden: Plan to Destroy the Saiyajin

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Año de lanzamiento: 1993

Plataformas: NES, Playdia

Lanzamiento en occidente: No

Cuando una franquicia adquiere un éxito de dimensiones bíblicas, es normal que acabe trascendiendo las fronteras del medio que le vio nacer. Los aficionados a la epopeya espacial de Star Wars están acostumbrados a disfrutar de las aventuras ambientadas en esa galaxia tan lejana no solo en las salas cinematográficas, sino también en cómics, libros, videojuegos… En lo referente a la franquicia creada por George Lucas, estas historias se conocen con el nombre genérico de universo expandido, y tenemos un buen ejemplo de ello en Star Wars: Sombras del Imperio, todo un nuevo episodio de la saga cinematográfica ambientado entre El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi que contó con libro, videojuego para Nintendo 64 e incluso banda sonora, pero que jamás llegó a ver la luz en los cines.

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En el lejano oriente, este tipo de historias alternativas son denominadas Gaidens. Dragon Ball ha contado con muchas, tanto en la propia serie de televisión (capítulos que no aparecían en el manga original, creados principalmente para hacer tiempo cuando el hilo narrativo del anime estaba a punto de alcanzar al de la serie madre) como en los videojuegos. El primer Dragon Ball en formato interactivo que usaba argumentos y personajes originales fue este Plan to Destroy the Saiyajin, el cual también contó con un OVA (película de animación lanzada en televisión en lugar de en salas cinematográficas), su correspondiente banda sonora y una conversión destinada a Playdia, una curiosa consola creada por Bandai que pretendía acercar el ocio interactivo a audiencias muy jóvenes.

Playdia, una de las consolas de vida más breve de la historia

Centrándonos en el juego original en sí, este último Dragon Ball lanzado en NES regresa a la mecánica habitual de Card Battle System visto en Battle Against the Androids y títulos precedentes, con añadidos como un modo multijugador para hasta 6 jugadores en el que participaremos en un torneo denominado Tenkaichi Budokai (¿os suena de algo el nombre?). En el modo historia alternaremos el control entre Goku, Gohan, Piccolo, Vegeta y Trunks, explorando los escenarios de una manera mucho más ágil que en los anteriores CBS, aunque no por ello dejamos en ningún momento de tener la sensación de estar jugando a una formula muy desgastada. La 8 bits de Nintendo ya había dicho todo lo que tenía que decir en lo referente a juegos basados en Dragon Ball. Era el momento de dejar paso a una nueva generación.

Dragon Ball Z: Legend of the Super Saiyan

Año de lanzamiento: 1992

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Plataforma: Super Nintendo

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Lanzamiento en occidente: No

Pues sí, querido lector constante. El primer DBZ lanzado en Super Nintendo fue otro CBS al estilo de los de NES, hasta el punto de ser prácticamente una puesta al día de los títulos Attack of the Saiyajin y Battle Against Freezer. Eso sí, los elementos de juego de tablero existentes en los dos títulos mencionados fueron aquí eliminados; así que ya podíamos explorar los escenarios a placer sin limitación alguna, con lo que el juego ganó en agilidad respecto a sus antecesores. En esta ocasión nos encontramos ante un RPG con combates librados mediante el uso de diversas cartas, ambientado en la saga de Freezer al completo (desde la llegada de Raditz a la Tierra hasta la derrota del tirano galáctico en el planeta Namek). También se incluye algo que resultará más que familiar a los aficionados a la serie: el radar con el que podremos buscar las siete bolas de dragón a medida que nos desplazamos por el escenario.

Por supuesto, la superioridad técnica poseída por la flamante consola de 16 bits de Nintendo con respecto a su antecesora fue aprovechada para remozar el apartado gráfico por completo, además de incluir algunos efectos creados gracias al uso del famoso Modo 7 de la consola. Sin embargo, el potencial del chip de sonido de Super NES (creado por Sony, ni más ni menos) fue desaprovechado por completo, encontrándonos ante melodías cortas y repetitivas que nos obligaban a bajar el volumen del televisor para así poder aliviar el sufrimiento de nuestros pabellones auditivos. Además, los combates en este juego aumentaron su número en excesiva cuantía con respecto a los CBS de NES, hasta el punto de llegar a ser tan plomizos y abundantes como en un J-RPG de la época. Afortunadamente, éste fue el único CBS de Dragon Ball que Bandai lanzó para Super Nintendo. Para su siguiente juego, la compañía nipona cambió de género por completo, lo que acabó desatando la locura de los aficionados a las aventuras de Goku dispersos a lo largo y ancho del globo terráqueo.

Dragon Ball Z: Super Butoden

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Año de lanzamiento: 1993

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Plataforma: Super Nintendo

Lanzamiento en occidente: Sí

Dragon Ball Z: la serie anime de televisión de mayor fama y éxito (con aplastante diferencia sobre el resto) en 1993. Street Fighter II: el videojuego de mayor fama y éxito (con aplastante diferencia sobre el resto) en 1993. Sabiendo esto, os podéis imaginar lo que sucedió cuando la fórmula Dragon Ball Z + Street Fighter II dio como resultado un juego para Super Nintendo denominado Dragon Ball Z: Super Butoden. Para un aficionado a Dragon Ball al que además le gustaran los videojuegos, el mencionado título se convirtió en el eje central sobre el que giraba el resto de su existencia.

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Por aquella época no existía una red de redes lo suficientemente instaurada como para permitir a cualquier usuario estar al tanto de lo que ocurría en el resto del globo terráqueo prácticamente en directo; pero aún así los aficionados a Dragon Ball del viejo continente supieron de la existencia de Super Butoden desde el mismo instante en que el juego vio la luz en Japón, ya que la fiebre existente por la serie de anime hacía que cualquier noticia relacionada con las aventuras de Goku que se generaba en el país del sol naciente traspasara las fronteras niponas a una velocidad superior a la de cualquier conexión de banda ancha de la actualidad.

Sin ninguna duda, los países en los que Dragon Ball pegaba con más fuerza allá por 1993 eran Japón, Francia y España, por este orden. Y, si bien los nipones disfrutaban de videojuegos basados en la exitosa serie como mínimo una vez al año desde 1986, en los citados países occidentales únicamente contábamos con el pasable Dragon Ball: Mystery of Sheng Long de NES. La sed por nuevos juegos protagonizados por Goku y compañía era más acuciante año tras año; una sed que ni siquiera la importación podía saciar, dado que los Card Battle RPGs que Bandai lanzaba en tierras niponas requerían un amplio conocimiento del idioma nipón para ser disfrutados con un mínimo de garantías.

Así que, cuando Dragon Ball Z: Super Butoden vio la luz en tierras niponas el 30 de marzo de 1993, las tiendas de importación tanto españolas como francesas no dudaron en hacer su agosto, y de qué manera. Servidor de ustedes pagó la friolera (aún me escuece) de 15.000 pesetas de las de antes, 90 euros de los de ahora, por un Super Butoden japonés; aunque incluso llegaron a pagarse cifras mayores, tal era la fiebre que el juego desató entre los incondicionales aficionados a las aventuras de Goku afincados en occidente. Vista la locura, Bandai se prestó en traer Super Butoden tanto a España como a Francia lo antes posible, con lo que el juego vio finalmente la luz en versión PAL el día 30 de noviembre de 1993; todo un record, ya que en aquella época no era raro que un título tardara varios años en traspasar las fronteras niponas.

La locura colectiva que se desató con el título que nos ocupa no era para menos, ya que tal y como apuntamos más arriba conjugaba la licencia más famosa de principios de los 90 con un videojuego perteneciente al género más en boga por aquel entonces: la lucha bidimensional. Así, nos encontrábamos ante una mecánica de combates uno contra uno en los que controlábamos a algunos de los personajes más famosos de la serie, diez en total: Goku, Vegeta, Trunks, Gohan, Doctor Gero, C16, C18, Piccolo, Freezer y Célula. Además, Goku, Vegeta y Célula contaban con una transformación desbloqueable, por lo que finalmente el número de personajes ascendía a 13. 8 se encontraban disponibles desde el inicio, número mítico en los juegos de lucha, ya que esa era la cantidad de caracteres seleccionables en el clásico Street Fighter II: The World Warrior (1991). Por supuesto, Célula hacía las veces de final boss en un título que revolucionó a su manera el género gracias a la Split-screen.

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Y es que, además de contar con un modo torneo (obligatorio en todo juego de Dragon Ball que se precie de serlo) en el que hasta ocho jugadores podían participar, Dragon Ball Z: Super Butoden resolvía el problema surgido a la hora de representar fielmente los combates en una franquicia en la que vuela hasta el gato (literalmente) de una manera bastante ingeniosa. Cuando alguno de los personajes subía a las alturas, o se separaba lo suficiente de su adversario, la pantalla se dividía en dos mitades, por lo que la acción podía seguirse sin problemas. Gracias a ello, el intercambio de proyectiles y ondas de energía también característico de la franquicia cobraba un especial protagonismo en detrimento de los combates cuerpo a cuerpo, acercando aún más la mecánica del juego a la esencia del manga original.

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En definitiva, aunque al ser comparado con sus sucesores (desde la segunda entrega hasta la llegada del Butoden de SegaSaturn, el cual supuso la perfección bidimensional de la franquicia) puede parecernos un juego algo áspero debido a sus pobres gráficos y difícil sistema de control, DBZ Super Butoden fue en el momento de su lanzamiento la quintaesencia de las conversiones manganime a consola. Nada de géneros extraños, mecánicas más o menos pausadas o numerosas conversaciones entre personajes. Super Butoden, como buen juego de lucha versus, era sencillo, directo y terriblemente adictivo, de ahí que se convirtiera en un éxito instantáneo además de en uno de los juegos más importados por los aficionados en toda la corta e intensa historia de nuestro querido mundillo. Tal era así, que pocos en tierras españolas o francesas llegaron a comprar el juego en formato PAL, dado que llevaban meses jugando a la versión japonesa.

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Dragon Ball Z: Super Butoden 2

Año de lanzamiento: 1993

Plataforma: Super Nintendo

Lanzamiento en occidente: Sí

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Nueve meses, eso es todo lo que tardó Bandai en poner en circulación la secuela del más que exitoso DBZ Super Butoden. Debido a ello, la trama del anime no había avanzado demasiado, por lo que a la hora de incluir nuevos personajes Bandai acabó echando mano de los OVAs de Dragon Ball. Super Butoden 2 llegó a Francia y España al año siguiente, y no fue tan importado como la primera entrega. Servidor de ustedes aguardó a la versión PAL, en parte porque todavía temblaba mi modesto bolsillo por las 15.000 pesetas desembolsadas en el primer Butoden y en parte porque aún estaba demasiado ocupado jugándolo como para prestar a esta segunda entrega la atención que se merecía.

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A pesar del corto tiempo de desarrollo, Super Butoden 2 superó a su antecesor en todos los aspectos, e incluso es considerado por algunos como el mejor Dragon Ball disponible en Super Nintendo. Su mayor tara reside en un plantel de personajes bastante corto, obligado quizá por el poco tiempo de desarrollo que se prestó al juego: Son Gohan, Piccolo, Vegeta, Trunks, Célula, Célula Jr., Bojack y Zangya (estos últimos provenientes de los OVAs) se encontraban disponibles desde el inicio, con el añadido de Goku y Broly (para quien esto suscribe, el mejor personaje diabólico de la saga) como personajes desbloqueables.

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Super Butoden 2 es recordado sobre todo por su magnífico modo historia, el cual cambiaba dependiendo de si ganábamos o perdíamos un combate. Por desgracia, en consolas PAL únicamente disponíamos de una traducción al francés de los textos, además bastante pobre y plagada de errores, por lo que era muy difícil seguir el hilo narrativo. Super Butoden 2 ofrecía un apartado gráfico completamente remozado respecto a la primera entrega que ponía en pantalla unos personajes de notable tamaño, los cuales se movían por unos escenarios que, aunque carecían de elementos móviles o la suficiente variedad como para darles el suficiente interés (eso sí, ello quizá no puede achacársele al juego dado que también es uno de los puntos oscuros de la propia serie manganime), sí estaban dotados de un excepcional colorido.

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En lo referente a la jugabilidad, Super Butoden 2 mejoraba ampliamente a su antecesor gracias a un sistema de control simplificado, mucho más accesible. También podíamos cargar a voluntad nuestra barra de energía Ki, indispensable para ejecutar los ataques a distancia de los luchadores, e incluso devolver las técnicas más mortíferas que los adversarios nos lanzaran, en un choque e intercambio de gigantescas ondas energéticas bastante similar a los que podían verse en los capítulos más espectaculares de la serie de televisión. Por supuesto, el modo torneo que permitía la participación de hasta 8 jugadores seguía estando presente, así como una técnica Split Screen notablemente mejorada respecto al primer Butoden. En definitiva, los aficionados occidentales a Dragon Ball pudimos disfrutar de otro fenomenal título basado en la franquicia poco tiempo después de la llegada del primer Butoden, algo muy de agradecer teniendo en cuenta los largos años de sequía que habíamos padecido.

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Despedida y cierre temporal

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Querido lector constante, no te preocupes, ya que soy perfectamente consciente de que queda mucho material en lo referente a videojuegos de Dragon Ball por reseñar. Pero nuestro querido DeLorean no da más por esta semana (es comprensible, el tiempo pasa igual para todos), así que es el momento de repostar combustible y recargar pilas para retomar el artículo con más fuerza que nunca. Será entonces cuando nos dediquemos en cuerpo y alma a repasar el resto de títulos de Dragon Ball lanzados en Super Nintendo, así como todo lo que han dado las aventuras de Son Goku en los salones recreativos. Y no será éste el único contenido, así que os emplazo a todos a una nueva cita espacio-temporal dentro de siete días. Hasta entonces, ya sabéis, permaneced atentos a MeriStation y no cambiéis de canal.

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