Pies de plomo

‹‹Al día siguiente la mamá los despertó temprano. "Tenemos que ir al bosque a buscar frutas y huevos -les dijo-; de lo contrario, no tendremos que comer". Hansel, que había encontrado un trozo de pan duro en un rincón, se quedó un poco atrás para ir sembrando trocitos por el camino››

(Hansel y Gretel, Jacob Grimm y Wilhelm Grimm) 

Los hermanos Grimm, así como otros grandes del cuento popular, han sabido incluir en sus obras unos cometidos concretos, lo que habitualmente se conoce como moraleja. Estas conclusiones supremas y ahora vistas como banales por los oídos maduros no dejaban de pasar desapercibidas cuando de pequeños atendíamos a las fabulas orales. Moralejas implícitas y con entidad propia, que lejos de quedarse en el cuento, en su argumento, trascienden la barrera social y pasan a ocupar una posición elevada en el imaginario colectivo.

Caperucita Roja, Hansel y Gretel o Pulgarcito... cualquier cuento popular es válido para entender ciertos aspectos de la vida, aprender de ellos, reconocer aquellas situaciones a evitar y, por supuesto, aplicable a un momento concreto del sector del ocio digital como la que vivimos la pasada semana en la trama informativa del mundo de Nintendo. DSi, la revisión multimedia de la consola portátil dual, fue presentada el jueves entre rumores sobre lo que se ha bautizado como la Wii HD, una versión remozada del sistema de sobremesa que tanto beneficio está reportando a la entidad comercial japonesa.

Siguiendo la trayectoria de Nintendo DS se me vienen a la mente pensamientos relacionados con la fábula de Hansel y Gretel. Dejando al margen las obligadas y tradicionales revisiones en el marco portátil, algo a lo que estamos perfectamente acostumbrados desde los tiempos de Game Boy, considero que el presidente de Nintendo, Satoru Iwata, y su equipo de desarrollo de productos captaron de pequeños la moraleja de este cuento fraternal, su objetivo principal, el más vale prevenir que curar. Y es que desde el jueves podemos afirmar haberlo visto con Nintendo DS y vaticinar que previsiblemente también lo veamos con Wii.

E3 del año 2003. Sony se adentra por primera vez en el mercado portátil con Playstation Portable (PSP), un sistema visionario, capaz de aprovechar al máximo las virtudes multimedia de la sociedad audiovisual con la reproducción de vídeo y audio, la conexión a Internet y otros servicios. Un año después, en 2004 y también en la feria de Los Ángeles, Nintendo presenta DS, la sucesora de Game Boy Advance. Dos pantallas, potencia gráfica inferior a su competidora más directa y una nueva forma de jugar. Para los de Kyoto el mundo multimedia aún quedaba lejos y en sus planes más inmediatos no se encontraban ni el vídeo ni la navegación web, sólo explotar un concepto de juego hasta ahora inédito en el sector.

"Todavía estás muy flaco ¡Esperaré unos días más!", decía al mustio Hansel la pérfida vieja que quería zamparse la pareja de hermanos. Seguro que la mente de Iwata albergaba similar pensamiento en relación a las funciones multimedia de Nintendo DS. Pero ahora el niño ha engordado, está apetecible y es más económico, como aquel plato de langostas del que hablaba Jack Tretton. ¿Más tarde que la competencia? Sí. ¿Para qué invertir hace años en extras que no eran obligatorios para generar ingresos? Que el sistema de Nintendo duplique en ventas al de Sony en Japón, según Famitsu, demuestra que esta estrategia previsora no funcionó nada mal, más si tenemos en cuenta el estado comatoso que presenta la portátil multimedia de Sony.

No es azaroso que al mirar al panorama de la sobremesa encontremos una situación similar. Wii, pese a ser como DS técnicamente inferior a su competencia, Playstation 3 y Xbox 360, prescindir de la Alta Definición, de dispositivos de almacenamientos por discos duros y de un sistema online tan abierto y complejo como el de sus rivales, es la actual líder del mercado de las consolas de salón. Indiscutible. Para Nintendo, la Alta Definición seguía estando flaca en 2004, cuando presentó aquella revolución jugable que acabaría siendo la pareja Wii más Wiimote. Para muchos aquello fue un fiasco, un verdadero despropósito técnico. Ahora ese "tamaño error" se ha convertido en un mastodóntico éxito.

Por aquella época, Iwata se acercó a la bolsa de pan tecnológico y tomó una pieza dura, que poco a poco desmembró y dejó caer por el camino. Puede que la Alta Definición haya madurado ya lo suficiente como para interesar a la empresa japonesa. Seguro que así es. Con la portátil han demostrado que saber esperar al momento justo es una técnica imparable, manteniéndose al margen de la corriente dominante y marcando su propio ritmo. Con Wii, más de lo mismo. Despacito, con buena letra, con la parsimonia que tanto caracteriza al empresario japonés y con pies de plomo es como han conseguido pacientemente convertirse en líderes de mercado. Le guste a quien le guste.

Esta columna es una opinión personal del autor que no representa necesariamente la de MeriStation.