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Mesa Redonda, Conferencias E3 2012

La redacción de Meristation ofrece su perspectiva de las tres conferencias más esperadas del E3 2012 redactor a redactor, en la que cada miembro ofrece su visión de lo que las compañías han mostrado en sus grandes citas anuales con la prensa.

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A pesar de que el E3 2012 continúa con sus puertas abiertas, las tresgrandes editoras y fabricantes de consolas del momento ya han celebradosus conferencias de prensa. Hemos tenido de todo, desde muestras delpróximo catálogo jugable de la presente generación hasta atisbos dehacia dónde podría encaminarse la jugabilidad Next-Gen, así comoanuncios, confirmaciones, no shows y sorpresas, estas últimas quizás menos de lasque esperábamos. Si por algo pasará a la historia virtual este E3 2012 es precisamente porque no pasará a la historia virtual ninguno de los tres eventos. Conozcamos la opinión a cada de ellas de la mano de la redacción de la revista:

Nacho Ortiz (Content Manager)
Una ausencia de megatones y grandes momentos como los de años anteriores ha sido la tónica dominante en las conferencias de este E3 2012. Poca alegría  para el año que presumiblemente cerrará el ciclo de la generación actual, antes de las presentaciones de nuevo hardware el año que viene. Microsoft, menos obsesionada con Kinect, mostró un buen catálogo propio. Halo 4, que parece va a recobrar la importancia que tuvo en la primera trilogía con la vuelta del Jefe Maestro, Gears of War Jugdement desarrollado por People Can Fly y con multijugador por clases, Forza Horizon, también fuera de su estudio habitual, han sido lo más fuerte del catálogo de 360. Mención especial a la integración de dispositivos y traspaso de contenido de Smartglass, más allá de Nike+ o IE. El climax final con Call of Duty: Black Ops II, desterrado de la apertura por Halo, no lo fue tanto. SONY abrió con una sorpresa, el nuevo proyecto de los galos Quantic Dream creadores del thriller interactivo Heavy Rain. Beyond: Two Souls, con la actriz Ellen Page, fue un gran comienzo que supieron apuntillar otras exclusivas como God of War: Retribution en la escena de Rodas o el impresionante The Last of Us y su supervivencia postapocalíptica. Ubisoft acudió en ayuda de su socio mostrando Assassin's Creed III y sus batallas navales y un técnicamente discreto FarCry 3. PS Vita contra todo pronóstico no salió reforzada, apenas Call of Duty Black Ops: Declasified sin concretarse, Assassin's Creed Liberation y el Cross Play de PlayStation All Stars Battle Royale con Nathan Drake y el Big Daddy de BioShock. Insuficiente para una portátil que necesita juegos para remontar en ventas. El libro interactivo Wonderbook y Book of Spells de J.K. Rowling fueron una grata inclusión para públicos infantiles, aunque su demostración se alargó innecesariamente hasta el aburrimiento.

Con este marco, Nintendo lo tenía fácil para destacar entre sus rivales en el año en el que sale a la venta la sucesora de Wii, pero desaprovechó la oportunidad. Ni precio ni fecha quedaron fijados, y tampoco se concretó la lista de juegos del lanzamiento de la nueva máquina, mucho menos el juego franquicia, el gran título que acompañará a Wii U en su salida a las tiendas. Muchos pensaban que sería un nuevo Zelda, del que tampoco se vió nada en 3DS. Pikmin 3 en su lugar, con un siempre radiante Miyamoto arrancó una conferencia que se centró en intentar recuperar al hardcore gamer haciéndole ver que la jugabilidad nueva de Wii U no se centra en Wii Sports o Wii Play, si no en juegos como Batman Arkham City: Armored Edition, un llamativo ZombiU, Darksiders, Aliens: Colonial Marines, Mass Effect 3, Tekken Tag Tournament 2, Ninja Gaiden, Trine, Assassin's Creed 3 o Injustice. Lego City Undercover fue el GTA V que esperaban algunos, un sandbox lego desenfadado pero con la misma estructura que el de Rockstar. En el público masivo, un nuevo WiiFit y Nintendoland, un compendio de minijuegos con jugabilidad asimétrica con temáticas de las franquicias más destacadas de Kyoto. Una 3DS sin rediseño también tuvo lo suyo; nuevo Super Mario Bros, con fiebre de oro y monedas, la vuelta de Paper Mario y el español en 2D Castlevania - Lords of Shadow: Mirror of Fate. Pero lo mejor no llegó al final. Reggie despidió brusca e inesperadamente una conferencia que muchos pensaban que no había terminado. Faltó el gran final, la gran sorpresa a la que Nintendo nos ha tenido mal acostumbrados.

Enrique García (Coordinador Noticias)
E3 2012. Esperábamos mucho. Recibimos poco. Las tres conferencias de prensa de las majors del videojuego, esto es, Nintendo, Microsoft y SONY, no me han dejado satisfecho. Comencemos por la mala noticia. Nintendo no ha sabido cumplir con Wii U. Es innegable que la plataforma tiene un tremendo potencial gracias al mando-tableta, que los estudios tienen en sus manos un hardware potente, sólido, actual y capaz de imitar los gráficos de Playstation 3 y Xbox 360 con solvencia. De acuerdo, Iwata, estáis innovando y es de agradecer. Pero: ¿alguien me explica esa conferencia de prensa? Pikmin 3 era noticia desde 2008. No me vale como novedad. El apoyo de Ubisoft, aunque se agradece, resultaba obvio tras Wii. Los refritos de Warner y Electronic Arts no me valen. Exijo exclusivas, nuevas ideas de Nintendo. ¿Dónde está el verdadero apoyo de las third parties? ¿Dos Marios de plataformas en un mismo año? Un lector apuntaba durante la cobertura en directo vía Twitter con acierto que si Activision hiciera eso con Call of Duty, las críticas serían extremas. Lo siento, Wii U, pero de momento me quedo con Nintendo 3DS. Tampoco es que SONY y Microsoft hayan roto moldes con sus conferencias. De éstas, me quedo con lo nuevo de Quantic Dream, Beyond Two Souls, y con el primer intento de retorno del Jefe Maestro (por aquello de ver cómo le sienta el cambio de estudio...). Lo demás, previsible. Cuesta creer que este E3 esté siendo el de las third parties, el de Square Enix con la demo técnica del Final Fantasy del futuro. El de Ubisoft con el espectacular Watch Dogs, el de Konami con la ración doble y excelente de Castlevania Lords of Shadow (grande, Mercury Steam), etc. Cuando las third parties trabajan en la next-gen sin poder decirlo de forma clara (no confirmando plataformas para sus juegos, por ejemplo), queda claro que en PS3 y Xbox 360 ya está prácticamente "todo el pescado vendido". Y no porque no queden buenos juegos por llegar (The Last of Us, uno de mis favoritos sin duda) sino porque la creatividad, un año más, vuelve a brillar por su ausencia (más Halo, Gears of War, Ninja Gaiden, Mario, Tomb Raider, Resident Evil).

Albert Gil (Redactor)
Lo venía vaticinando desde las últimas semanas en el Podcast de esta casa, y al final se ha cumplido mis más pesimistas predicciones: el E3 2012 pasará a la historia como una de las peores ferias que se recuerdan en la capital californiana, en lo que a conferencias se refiere. Ninguna de las tres compañías ha sido capaz de disimular el evidente agotamiento que sufre esta generación, y eso se ha visto reflejado en tres horas de anuncios insulsos contrastados por los esperanzadores The Last of Us y Tomb Raider. Como ya dije también en el artículo de deseos para la presente edición del E3, la generación está muerta. Hace años que se ha exprimido un hardware a todas luces caduco, y lo único que nos queda hasta que lleguen las próximas máquinas es seguir jugando a secuelas y propuestas que poco o nada innovan lo visto hasta el momento. Microsoft se refugió en Halo 4 y el nuevo Gears of War (y aún habrá quien se crea esa recurrente milonga del "fin de trilogía, fin de saga"), y Sony no le dio la atención que necesitaba una PSVita que no está pasando ahora mismo por sus mejores momentos: las adaptaciones de Black OPS II y Assassin's Creed III no me parecen suficientes para seducir a los que aún no se han decidido por la bestia parda de las portátiles. Desde un punto de vista meramente jugable, tanto Sony como Microsoft necesitan nuevo hardware si realmente quieren sorprender al jugador tradicional.

Respecto a Nintendo, no recuerdo ninguna de sus conferencias a este nivel tan bajo. Aún no me creo cómo se puede presentar una nueva consola de una forma tan discreta. ¿De verdad la mejor forma de vendernos una nueva máquina es con un Mario en 2D y unas reediciones de juegos del año pasado que ya hemos jugado en Xbox 360 y PlayStation 3? Lejos han quedado espectaculares trailers, demostraciones técnicas y anuncios bomba. Y, personalmente sigo sin verle el potencial a ese mando, un año después. Nintendo sigue intentando revolucionar unos sistemas de control de los que nunca nadie se había quejado hasta el momento. Y ahora con una pantalla extra que, lanzando de nuevo otra de mis predicciones, aportará al ámbito jugable poco más que la segunda pantalla de Nintendo DS.

Salva Fernandez (Redactor)
Muchos se negaban, nos negábamos, a creer que teníamos sobre el papel todas y cada una de las sorpresas que las tres grandes compañías tenían preparadas para el E3. Tal vez no sería verosímil creer en sucesoras de Xbox 360 y Playstation 3, pero algo más había. Seguro. Pues no. Tres son los grandes momentos de las conferencias, una para cada una de ellas: Halo 4 y cómo ha despejado cualquier duda sobre el talento de 343 Industries; The Last of Us y su demostración de porqué Naughty Dog es una de las dos o tres mejores desarrolladoras del momento; y ver que el mando de Wii U tiene unas funciones y unas posibilidades más que interesantes a nivel jugable. ¿El problema? el problema principal es que estas tres cosas ya se sabían, o se podían prever. No son novedades, son pesos pesados con los que contábamos en el E3.

Microsoft empezó muy fuerte. Cinemática que quita el hipo, el Jefe Maestro, un subidón técnico y la intuición de novedades en forma de enemigos y emplazamientos. Si empiezas con Halo 4 -y con esa demostración de músculo- es porque posteriormente tienes algo detrás todavía más gordo. O sorprendente; pues no. Deportivos, novedades en forma de utilidades para la consola, Kinect y nombres que se esperaban. Forza o Black Ops II, por ejemplo. Además se filtró el nuevo Gears of War, del que apenas se vio nada y que seguramente no generó la ilusión esperada. La gente quiere algo más que los cuatro estandartes de cada año. Con este panorama, Sony estuvo en una línea similar. Cierto es que se vieron algunas nuevas IP como lo próximo de Quantic Dream, pero ya. Lo demás se esperaba: algo de God of War, el impactante The Last of Us. Sería mi ganadora, más por deméritos generales que por méritos particulares, si no fuera por la tremenda decepción del no apoyo a PS Vita. Se esperaba un bombardeo de títulos para la portátil, desterrada en ventas y en novedades, como pasó con 3DS en otros E3. Pero no. Nintendo lo tenía fácil. Había demostrado saber de qué iba esto de los E3 en las dos últimas ocasiones, con batería de títulos para Wii en el primero y grandes apoyos y nombres para 3DS en el siguiente. Pero la Gran N también falló. Se mostraron cosas interesantes del mando de Wii U, pero no convenció -y van dos años seguidos- a la hora de vender la consola como algo imprescindible. Pikmin 3 gustó, el nuevo Mario será diversión pura. ¿Y? Faltaba un gran golpe, el título que además de explotar la nueva plataforma, fuera un reclamo tan grande que los usuarios tuvieran que correr a reservarla para que no se agotara. No llegó. Ni Zelda, ni Donkey Kong, ni Star Fox ni lo nuevo de Retro Studios. Ocasión perdida y un mal favor para su nueva consola, de la que se mantienen dudas sobre elementos que no se explican. Y van dos E3 con lo mismo. Sería incapaz de dar un vencedor, seguramente por detalles Sony, pero con lo de Vita a uno se le quitan las ganas de darle el honorífico título de vencedor del E3. Porque en el evento de 2012 quien ha perdido es el jugador. Ilusiones, al cajón. Otro año será.

Joaquín Relaño (Coordinador Retro)
Acudía yo al ciclo de conferencias del presente E3 con la mochila de expectativas completamente vacía. La presente generación, estirada ya hasta más allá de lo razonable, no sería suficiente como para dar lugar a un E3 memorable, histórico, de esos que quedan para el recuerdo y que llevamos ya tantos años sin vivir. Sin embargo, al inicio de la conferencia de Microsoft no pude evitar ilusionarme. Los de Redmond no dejaban de mostrar tanto en el estrado como en las pantallas un logo de Xbox un tanto diferente, ya que no se veía el 360 por ningún lado. ¿Era señal de algo por venir? ¿Asomaría finalmente la cabeza la tercera generación de la gran X, pese a que la rumorología de los días previos al E3 apuntaba a todo lo contrario? Pues al final, nada de nada. Microsoft repitió lo que lleva haciendo desde que Kinect, ese periférico con el que tan obsesionados están, tomó un protagonismo a todas luces desmedido teniendo en cuenta que el E3 es (o al menos era, uno ya no sabe qué pensar) una feria por y para el jugador tradicional, aguardada con gran expectación por el jugador tradicional y seguida masivamente por el jugador tradicional. Bien es verdad que el número de títulos hardcore presentados fue superior al del evento del año pasado (tampoco es que fuera muy difícil conseguir batir dicha marca), pero desde luego supo a poco, a muy poco, mientras los de Redmond seguían obligándonos a abrir la boca para meternos cucharada tras cucharada de Kinect por el gaznate. En fin, para olvidar, como viene siendo habitual en las conferencias de Microsoft desde hace ya bastante tiempo.

Sony llegaba a su cita conferencial con un gran desafío, o al menos eso pensábamos todos: hacer ver que lo de PlayStation Vita hasta ahora solo había sido un pequeño tropiezo, y que la portátil estaba a punto de comenzar un sprint que la llevaría hasta la meta final (navidades del presente año) con claras aspiraciones de ganar la carrera. Sin embargo, y sorprendiendo a propios y extraños, la compañía nipona pasó de puntillas por su portátil. Dejando esto a un lado, Sony consiguió llevarse el premio a mejor conferencia del E3 (o más bien a la “menos mala” dada la competencia que tuvo) gracias a PlayStation 3. El talento de las first party de la compañía nipona sigue contándose entre lo mejor existente en la industria del videojuego actual. Lideradas por Quantic Dream y su Beyond (brutal, bestial, y cualquier otro adjetivo acabado en “al” que se le quiera colgar a lo que promete ser una auténtica maravilla), además de por Naughty Dog y su crudo y despiadado The Last of Us (sin regeneración automática de salud, ¡bien!), sin duda prometen dar todavía grandes alegrías a los usuarios de la consola de sobremesa de Sony. Ahora, lo del juego del librito, imperdonable. Con cinco segundos habría bastado, pero se alargó y alargó y alargó…

En cuanto a Nintendo, pues otra oportunidad perdida (y ya van dos). Todos creíamos, y habríamos puesto la mano en el fuego si así se nos hubiera pedido, que la gran N acabaría convirtiéndose en la reina del ciclo de conferencias. A diferencia de sus dos competidoras, presentaba hardware nuevo, y a diferencia del año pasado, esta vez conocía de antemano aquellos errores en los que no debía caer. Y la cosa empezó bien, con un Pikmin 3 del que al fin veíamos algo solido tras ser anunciado nada más y nada menos que cuatro años atrás. Por desgracia, a partir de ahí caída en barrena. Sí, Nintendo dejó claro que los mejores títulos third party lanzados tanto en el presente año como en 2011 llegarían a su consola. Sin embargo, la compañía nipona no hizo nada por dejar claro que Wii U se mantendría a la par con sus competidoras en los títulos third party que están por llegar (no, Lego City Undercover no me sirve a pesar de tener buena pinta; yo quería al original, al genuino; yo quería a GTAV), ni tampoco soltó ningún megatón que hiciera babear de ansiedad al usuario tradicional al que supuestamente ahora se dirige. En lugar de eso, bajón generalizado al dedicar demasiado tiempo a Wii Fit, que amenaza con volver para seguir atestando los fondos de armario de los hogares repletos de esas familias sonrientes a las que la gran N le gusta tanto dirigirse. Llegados a ese punto, solo el gran talento de Nintendo como first party podría haber salvado la situación, pero no, siguieron cayendo y ni siquiera hicieron amago de abrir el paracaídas. Nada de un nuevo Zelda, un nuevo Mario (no, ese New Super Mario Bros. U no me sirve), un nuevo Star Fox o un nuevo “algo”. En su lugar, la compañía nipona mandó a dormir a los asistentes con una eterna presentación de Nintendo Land, una suerte de “juego de minijuegos” repleto de colorido, azúcar y tonos pastel. Tras esto, Reggie Fils-Aime salió corriendo del escenario como si de repente se hubiera acordado de haber dejado el gas encendido en casa, y fin de la función. Otro año será, tanto para Wii U como para las futuras PlayStation y Xbox de nueva generación, de las que según parece comienzan a verse títulos, aunque sea de incógnito.

Sergi Blanch (Redactor)
Como avancé durante la emisión del podcast de esta casa, el E3 del año 2012 no ha estado a la altura. No hablo de a la altura de las expectativas – porque todo el mundo sabía que era un año de transición de nuevo hardware – pero tampoco a la altura de esa esperanza que todo jugador alberga dentro suyo, ese hormigueo que predice el anuncio de un bombazo. La cosa no empezó bien, hablando claro: la pre-conferencia de Nintendo antes del comienzo de la feria dejó estupefactos a asistentes y prensa por igual, que no acabaron de entender ni el qué, ni el cómo ni el por qué. Microsoft y Sony trajeron las mejores noticias: en primer lugar, a los que nos gusta jugar, nos esperan algunos meses buenos en ese sentido. Y lo digo con franqueza: puede que haya poca propiedad intelectual nueva, sí, pero hay buenos juegos en el horizonte. Y especialmente porque viendo el calendario de los próximos lanzamientos (muchos de ellos previstos para febrero y marzo del año que viene), se viene a confirmar que habrá nuevas consolas de sobremesa a presentar en el E32013. Todo lo demás – Kinect, Move, etc – viene a complementar una consola, no lo olvidemos, pero no puede ser su fundamento. O por lo menos no en el sentido en el que yo sigo entendiendo las consolas.

Luego está, de nuevo, Nintendo. La misión fundamental de la compañía japonesa no es convencer a sus fans declarados, que los hay y muchos, sino a todos los no-fans que compraron Wii de forma impulsiva (en realidad compraron Wii Sports o Wii Fit, para ser honestos) y han cubierto sus necesidades con ella. Ese es el gran reto, volver a vender la moto. Y no consigo comprender la política que se está siguiendo para vendernos esa moto llamada Wii U, con lo bien que lo hicieron con Wii. Porque con Wii hasta yo mismo era consciente de que el producto no acababa de encajarme del todo en mi estilo pero, diablos, qué bien supieron convencerme de que quería probarlo, de que quería ser “revolucionado”. Y así, la oportunidad de despedazar a la competencia en la feria se esfumó de forma tan abrupta como terminó su conferencia. Afortunadamente, las third parties llegaron a todos los lugares donde el “big three” no consiguió llegar y trataron de salvar el día, porque con media docena de títulos potente first party no se hace un catálogo. En cierta forma lo consiguieron y aleluya, porque de ellas vamos a tener que vivir los próximos 12 meses.

Alfonso Arribas (Redactor)
La ausencia de una nueva generación de videoconsolas ha provocado muchas quejas pero también una enorme alegría, sin gastar más dinero en nuevas plataformas vamos a disfrutar de auténticos juegazos de nueva generación. La difícil situación económica ha obligado a las compañías a ser conservadoras y a intentar explotar aún más unos hardware a los que constantemente damos por muertos pero que se reinventan una y otra vez para dejarnos sin palabras ante la calidad de sus títulos. Durante la conferencia de Sony disfrutamos de dos auténticas maravillas como Beyond: Two Souls y The Last of Us, ambos videojuegos exclusivos para PlayStation 3. La obra de Quantic Dream consiguió lo impensable, dejar obsoleta la maravillosa demo de Kara. Sus principales bazas son un apartado gráfico hiperrealista, un guión adulto, elaborado y lleno de misterios, y una jugabilidad que promete ser algo más que la activación secuencial de comandos, algo que convierte a este título en una auténtica obra de arte y en un firme candidato a ser el techo gráfico de la actual generación. Por su parte la nueva obra de Naughty Dogs es, si cabe, la propuesta más espectacular del E3. La desarrolladora ha querido ofrecer un producto de nueva generación con una historia y una mecánica de juego muy elaboradas que parecen mezclar perfectamente la acción y el sigilo, todo ello rodeado de una de las mejores y más detalladas ambientaciones que se recuerdan en los últimos años. Siguiendo con las grandes compañías, Microsoft no quiso quedarse atrás y ofreció su producto estrella por todo lo alto. Halo 4 mostró su potencial en el modo campaña y lo hizo con un apartado gráfico muy mejorado respecto a Reach y un diseño artístico de primer nivel. Es obvio que 343 Industries conoce muy bien el producto y a los fans, y, aunque hayan surgido críticas sobre los nuevos alienígenas, seguro que a finales de año disfrutaremos con una nueva entrega a la altura de los mejores títulos de la saga.

Siguiendo con los videojuegos más sorprendentes no hay que olvidarse de Wii U, una videoconsola que será el nuevo referente gráfico y que pretende revolucionar el mercado con su nuevo mando en forma de tablet. Entre los títulos más destacados del catálogo de la consola de Nintendo me quedo con Batman Arkham City Armored Edition y Zombi U. En el primer caso nos encontramos con un videojuego excelente en PS3, Xbox 360 y PC que potencia su jugabildad con la segunda pantalla y que parece que siempre estuvo diseñado para ser jugado de esta forma, simplificando y agilizando las profundas, y por momentos liosas, acciones que Batman puede realizar. Adentrándonos en el peligroso mundo de los zombis, Ubisoft nos acerca una sorprendente propuesta jugable que aprovecha a la perfección el tablet de Nintendo y que permite a los fans del terror disfrutar con una aventura inconcebible sin el nuevo mando de Wii U. Estos 5 videojuegos son solo un ejemplo de las extraordinarias posibilidades que ofrecen las actuales videoconsolas, aunque no debemos olvidarnos de títulos como Resident Evil 6, Crysis 3, Tomb Raider o el sorprendente Watch Dogs, este último un videojuego del que no se sabía nada y que ha dejado muy claro que el futuro sigue estando en la presente generación. El dilema ahora se encuentra en ¿Hasta cuándo serán las actuales plataformas un lugar apacible y no un lastre para las desarrolladoras? 

Álvaro Sañudo (Redactor)
El resultado de las tres citas principales del E3 2012, es  prácticamente el esperado. Es fácil de decir, a toro pasado, pero la  verdad es que todas han cumplido con las expectativas puestas en el  evento. Las conferencias de Sony, Microsoft y Nintendo, hacen patentes  tres realidades, a tener en cuenta durante los 365 días que vienen.

Para empezar, la longevidad de la actual generación, o una buena parte  de ella, se extiende un poco más. PlayStation 3 y Xbox 360 seguirán  con nosotros otra larga temporada, como buques insignia de sus  respectivas compañías. Más aún, porque a pesar de la edad siguen  dispuestas a sorprendernos con el rendimiento de sus títulos  exclusivos. Y aquí, la consola de Sony se lleva la palma, incluyendo  nuevas licencias durante un E3 plagado de juegos cuyos títulos acaban  en números cada vez más grandes. Sus presentaciones nos dejan algunos  nombres propios que tendremos que mantener en el punto de mira, con  todas las papeletas para llegar a la última cima de la actual  generación. Microsoft, mientras tanto, se saca de la manga un nuevo  'gadget' para esta recta final. Un nuevo ejemplo del objetivo de los de Redmond: convertir su plataforma en el definitivo centro multimedia  para el hogar. En segundo lugar, recordaremos este E3 2012 como el  momento en el que Nintendo pasó de la pubertad a la madurez. Wii U se  atreve con lo que su predecesora solamente pudo intentar tímidamente:  incluir títulos de cualquier calado y orientados a jugadores de  cualquier preferencia, sexo, edad y condición social. Desde el  Caballero Oscuro o la ópera espacial de Bioware, hasta el regreso de Castlevania o el nuevo Mario. La compañía se quita de sopetón ese  lastre que relacionaba su plataforma con lo infantil, familiar y  casual... pero sin perder de vista sus orígenes. Una evolución que  despierta algunas dudas: ¿Es posible mantener las dos vertientes, y  que ninguna se vea perjudicada? ¿En qué posición quedará su tecnología  cuando se acaben desvelando sus inmediatos competidores? El hecho es,  que Nintendo empieza la carrera con ventaja, y dejando cada vez menos  espacios por los que Sony o Microsoft puedan colarse.

Para acabar, irrumpe finalmente la conectividad social en las  consolas. Un hecho absolutamente necesario que debería haber llegado  tiempo atrás, durante el verdadero apogeo de las redes sociales, y que  se apunta con retraso a las directrices que quiere marcar el mercado  del ocio. Una forma distinta de ver los videojuegos, a la que sigue  sin sacarse el partido adecuado, y que ha probado su eficacia en  numerosos soportes. En la era de la movilidad, en la que nuestras  aplicaciones se evaporan para formar parte de las nubes, las consolas  han seguido ancladas a premisas jurásicas, perdiendo la partida contra  dispositivos mucho más débiles y sencillos. Los que se han empezado a  dar cuenta de este hecho, parece que no han querido gastar demasiado  en sus versiones portátiles, relegando las mismas a un segundo plano  que no tuvieron en otras ediciones. Pero, tres ideas son pocas para  una feria anual cuyo objetivo debería ser el de revolucionar el  mercado. Las compañías se han estancado en una comodidad comprensible,  culpemos a la situación económica mundial si queremos, pero que se nos  está haciendo eterna. Se aplican todo tipo de ungüentos para parecer  más jóvenes y frescas, y porque todavía tienen mucho que decir, pero  se nos antoja largo otro año de espera para familiarizarnos con la  'next-gen'. Hoy por hoy, queda claro que Nintendo marcará el camino,  como hiciera tantas veces en el pasado, y que los demás tendrán que  someterse a lo bien o mal que quiera hacerlo. Se merece todo nuestro  respeto y reconocimiento, por ser el primero en jugar sus cartas, más  aún en un E3 tan sorprendentemente conservador como el de este año.  Ahora queda ver, cuánto es capaz de abarcar.

Juan García (Redactor)
En estos momentos es fácil arrimarse al sol que más calienta, el de la decepción por la falta de novedades. Sin embargo yo voy a subirme a un carro aún más lento y apestoso. El de la decepción entre las decepciones. Y es que dentro de las previsiones más negativas, había ciertas expectativas de novedades. Que si Gaikai y su posible alianza con Sony, que si una rebaja de precios para las consolas de la actual generación, que si el do de pecho de Wii U… Al final nada de eso se confirmó, dejando en su lugar una serie de pequeños anuncios que dejan un regusto amargo entre aquellos que disfrutamos del mundo del videojuego. No es porque The Last of Us, Halo 4 o Wii U sean decepcionantes en si mismos, pero esperábamos mucho más. Queríamos sorpresas y grandes novedades que nos levantaran el ánimo. Buscábamos, por ejemplo, ver como PS Vita recibía el empujón que tanto necesita. Pero no.

Nos hemos tenido que conformar con anuncios de segunda división como es el caso del anuncio de Internet Explorer y Xbox Smart Glass en el caso de Microsoft (me niego a destacar el juego de fitness de Nike), Beyond Two Souls y poco si nos referimos a Sony y las expectativas y potencial que nos imaginamos para Wii U, ya que parece que en Nintendo no acaba de encontrar con ese "Wii Tennis" que venda solo el aparato. Manda narices que las presentaciones de juegos para la futura consola de Nintendo se hayan hecho mejor en los programas de Spike TV que en la propia conferencia… Tan gris ha sido hasta el momento el E3, que se le ha concedido el cartel de ‘ganadora’ a una compañía tan poco dada a la innovación como es Ubi Soft. Telita.

Cesar Otero (Coordinador PS3)
Se esperaba como agua de mayo. La edición del año 2012 del E3 americano tenía un aroma, un aire especial que la embargaba con esas dos palabras que han sonado cientos de veces durante los últimos meses: Nueva Generación. Proyecto Orbis, PlayStation 4, Xbox 720... Llamadlas como queráis. Lo cierto es que la sorpresa de descubrir los sistemas Next-Gen se presentaba como uno de los mayores reclamos del E3. Este año, tras un pre-E3 de Nintendo, Microsoft comenzó con fuerza, con mucha fuerza gracias al Jefe Maestro y su Halo 4, para después seguir presentando una mezcla de multis y exclusivos igual que el pasado 2011. Pero un evento que comenzó con intensidad fue decayendo conforme avanzaba, a pesar de reseñar de nuevo el interés de que Kinect funcione con Triple Ases merced a lo visto en Splinter Cell: Blacklist o FIFA 13. La guinda la puso un final que ni por asomo estuvo a la altura de su comienzo, con una demo larga, larguísima de Call of Duty: Black Ops II que de nuevo nos hizo añorar eventos como el E3 2010, y esa Xbox 360 Slim que surgía de una carcasa tradicional, en un golpe de efecto magistral.

Sony, por contra, sí que supo comenzar con un terremoto y terminarlo con un huracán, en forma de los exclusivos Beyond y The Last of Us, aunque entremedio el tramo dedicado a Move y al futuro Wonderbook se nos hizo eterno a muchos, aparte de ser demasiado largo en sí. De nuevo pocas sorpresas –nada de PlayStation 4, nada de The Last Guardian-, nombres ya conocidos, proyectos que ya se sabía de ellos. Aunque sí estuvo en líneas generales mejor que la de Microsoft, un elemento echó por tierra todo lo logrado: y es que la conferencia de Sony se esperaba por el futuro catálogo de Vita, del que apenas soltaron un par de cosas, importantes eso sí -Black Ops Declassified, Assassin's Creed III Liberation, dos Triple A de peso-, pero escasas. Una oportunidad inmejorable, única para afianzar la confianza de sus seguidores en la nueva portátil, inexplicablemente desperdiciada en pos de un evento propio que se celebrará este mes, con por supuesto muchísimo menos momentum que el que el E3 brindaba y sin golpes de efecto como Ken Levine anunciando Bioshock Vita. Y Nintendo, que tenía oportunidad no solo de volver a enseñar cómo se hace una conferencia, sino de enmendar ese error de 2011 con la confusa presentación de Wii U, increiblemente ha quedado a un nivel similar, con un evento vacío de ese espíritu propio que la ha hecho grande, de esa magia que siempre la ha caracterizado, en el que apenas han brillado títulos como Pinkmin 3 o ZombieU -magistral trailer, horrenda canción- y su uso del tablet-pad, quizás por la decisión de fraccionar Wii U, sus juegos y los títulos de 3DS en tres eventos distintos. Una conferencia que a algunos de sus seguidores nos ha dejado demasiado fríos, en un momento en el que debe procurar que la ilusión por recibir un nuevo hardware sea máxima entre sus fans. Desde luego, está clarísimo que este E3 2012 se resume, de momento, en las Third Parties, que nos han devuelto una ilusión a cachitos, ya sea por la presente generación con juegos como el impresionante y ambicioso Watch Dogs de Ubisoft –título de los más comentados por pasillos, colas de espera y reuniones-; o la demo técnica de Square Enix, la portentosa Agni's Philosophy, que nos hace soñar con esa 8ª Gen que seguiremos un año más sin poder tocar de forma virtual.  Como siempre se dice en estos casos, “Ya veremos el año que viene…”.

Ramón Mendez (Coordinador de Xbox 360)
Por muchos juegos que se anuncien, en cada E3 nos encontramos con que las verdaderas estrellas, las que determinan si el evento ha sido un éxito o no, son la conferencias de las tres grandes. Este año había grandes expectativas en torno al posible anuncio de nuevas consolas, nuevos modelos de consolas ya existentes, nuevos anuncios de juegos… Pero lo cierto es que, al final, lo único que se ha demostrado es que las tres grandes están ya con la cabeza en otro sitio, en una nueva generación a la que, tal vez por la situación económica internacional (y posiblemente por la de cada empresa también), todavía no le ha llegado su momento. ¿Qué implica esto? Que en este E3, las tres grandes han dado una intensa sensación de estar “de paso”, cubriendo el expediente con lo mínimo mientras esperan el momento adecuado para llegar al mercado con unas nuevas máquinas a las que quieren alimentar con un nutrido catálogo de juegos desde el día uno.
 
En ese aspecto, pues sí, este E3 ha sido decepcionante, con tres compañías que no han arriesgado nada y que han salido al paso con lo mínimo indispensable. Habrá quien haya quedado más satisfecho con una que con otra, habrá quien prefiera los nuevos Mario y habrá quien se quede con Halo 4; pero nadie debería poder negar que este E3 prometía mucho y ha acabado convertido en un simple paseo rápido por la calle del mínimo esfuerzo; algo sorprendente en casos como el de Nintendo, que con una plataforma nueva a la vuelta de la esquina tendría que haber mostrado su potencial con infinidad de productos de lanzamiento, haber ahondado en fechas de salida y precios, e incluso haber anunciado grandes producciones para meses posteriores al lanzamiento. Pero no, el conservadurismo más absoluto ha impregnado la feria de Los Angeles de principio a fin, citando a las ilusiones de los aficionados para el próximo año. Una vez han “fallado” las tres grandes, es el momento de mirar a un lado y dejarse bañar por la infinidad de juegos que merecen nuestra atención y que están presentes en la feria. No falta precisamente calidad, y aunque no sean grandes exclusivos, estamos ante varios de los lanzamientos más fuertes de lo que va de generación. Disfrutemos de lo que, en el fondo, es lo más importante del E3: los juegos.

Carlos Millán (Redactor)
A veces parece increíble que un evento esperado por muchísima gente durante todo un año se ventile de esa manera tan rápida y porque no decirlo, bastante insulsa en líneas generales. Nos sentimos un poco como un niño que acude al circo por primera vez, con una sonrisa oreja a oreja, pero que ve poco a poco como los payasos son sesentones sin gracia y a los leones les falta media dentadura. Lo que empezó con una enorme sonrisa va menguando minuto a minuto hasta que al final alguien nos pincha el globo. Microsoft empezó estupendamente: ese Halo 4 tiene una pinta increíble y nos las prometíamos muy felices si empezaban la conferencia con ese peso pesado. A partir de ahí, todo fue bajada y con los frenos justos. Atisbo de Gears of War y de Forza para perderse seguidamente en una guerra por la música y las películas pareciendo que intenta combatir contra alguien que no esta en el E3 ni le interesa.

A Sony le fue un poquito mejor, pero nada para volverse loco tampoco. La aparición de nuevas IP siempre es de agradecer –hay algo de extraño en querer saltar de alegría por títulos con el dígito 3 y 4- y David Cage se encargó de darnos el oportuno subidón con Beyond: Two Souls donde el genio Francés vuelve a sorprender con su fuerte apuesta por temas controvertidos, esta vez con la vida después de la muerte. Por su parte Naughty Dog demostró el porque es una de las desarrolladoras punteras en la actualidad mostrándonos su impecable “Last of Us”. Pero apenas fueron un par de gotas en el desierto por el cual nos encontramos a una Vita sedienta de títulos y a la que un COD y un Assassins Creed Spin-off prometen darle un poco más de vidilla. Por otro lado Nintendo tenía todos los ingredientes para dar el campanazo, pero se les quemó el asado. Pocas veces dispondrá de tanta ventaja para superar a sus rivales con una generación exageradamente larga y necesitada de nuevo hardware imperiosamente. La gente ya conocía el nuevo mando; lo que necesitaba saber es cuanto de nueva generación tenía la WiiU y eso brilló en su ausencia al no verse reflejado esa supuesta nueva generación en ningún título. Nintendo parece que va a seguir por su propio camino de ir renovando su consola en espacios de tiempo más cortos y con saltos técnicos menos importantes. Quizás ZombieU sea el título más fresco de los mostrados en su conferencia y en el que realmente se le ve un uso acertado del nuevo pad. En general un E3 algo decepcionante, con alguna sorpresa mayúscula como el tapadísimo Watch Dogs, pero lo más triste es que no tener noticias de nuevo hardware por parte de Sony o Microsoft, significa al menos casi con total seguridad un par de años más a una generación alargada hasta la extenuación

Fernando Borrego Polo (Redactor)
Adiós casual. Hola geek. Si con algo me quedo de las conferencias de este E3 es el giro radical que han dado las estrategias de las tres grandes en torno a la captación de consumidores. Aunque ya era una tendencia que venía produciéndose, este E3 ha supuesto el culmen de las aspiraciones de los fabricantes de convertir sus máquinas en el centro del ocio en el hogar más allá del puro videojuego. Microsoft mostró SmartGlass además de otros servicios de vídeo o música, Sony hizo lo propio y quizá la más original fue Nintendo, con Miiverse. La adición de esta red social a su sistema, que sobrepasará su ecosistema para saltar a la web, algo inédito en la compañía, supone el reconocimiento de la compañía nipona de que los tiempos han cambiado. La experiencia de juego en común va más allá de nuestro salón, territorio al que quedaba acotada Wii, y ahora los lazos se extienden por la red de redes de forma virtual. A todos estos planteamientos sólo les veo un pequeño inconveniente: pueden salir muy bien o muy mal, no hay término medio. Si SmartGlass por ejemplo tiene una gran acogida, muchas compañías se sumarán y tendremos contenido suficiente y variado. Por el contrario, si al final resulta que no es realmente útil o interesante, se quedará en anécdota y probablemente el servicio será cerrado más tarde o más temprano. Algo parecido sucederá con Miiverse, habrá que ver si de verdad consigue mejorar nuestra relación con la consola y con la gente que conocemos a través de ella u ocurre como con SpotPass y StreetPass, algo que sí, está ahí, pero que apenas se utiliza.

Por otra parte, las tres conferencias en lo que sí me han sorprendido es que, por fin, Nintendo, Microsoft y Sony han capitulado respecto a los jugadores ocasionales. No es que se les haya ignorado completamente, ahí tenemos el juego de Nike con Kinect, el Wonderbook de Sony o Nintendo Land. Sin embargo, sí que se ha notado una reducción sustancial de su presencia, en un escenario que no es el suyo y nunca lo ha sido. El protagonismo ha pasado de nuevo a los jugones, que han visto muchas más demos y vídeos de sus juegos más esperados que en las últimas ediciones. Me dejó especialmente marcado una frase del reciente Príncipe de Asturias, Shigeru Miyamoto: "Hemos desarrollado Pikmin 3 con la creencia de que podemos ayudar a la gente, de nuevo, a entender la diversión que juegos más profundos pueden ofrecer. En esta era, en la que consumidores parecen preferir juegos más sencillos, creo que éste es un importante desafío para todos nosotros". No redundaré en lo que ya han mencionado mis compañeros sobre la falta de sorpresas, pese a que ya lo preveíamos antes de comenzar la feria. Como ya han dicho, el caso más sangrante ha sido el de Nintendo, ya que era el momento y el lugar para demostrar de lo que es capaz Wii U. Sigo creyendo que el mando tiene un gran potencial, mucho más que el Wiimote en su momento, pero faltan ideas. Capítulo aparte merecen las portátiles, especialmente PlayStation Vita, en su particular crónica de una muerte anunciada. Más le vale a Sony ponerse las pilas y fomentar producciones para su sistema y los spin-off no me parece que sean el camino.

Cristian Ciuraneta (Coordinador IOS/Android)
¿Dónde está esa feria que años atrás nos sorprendía y nos ilusionaba con anuncios bomba y presentaciones fastuosas? Evidentemente, el éxito del E3 o de cualquier evento de estas características depende de las compañías que allí se den cita y esta vez, y como ha venido sucediendo estas últimas ediciones, el resultado ha sido decepcionante y descorazonador. Días o incluso semanas antes del mayor evento anual de la industria ya se conocían gran parte de lo que se vería en todas y cada una de las conferencias, anulando cualquier tipo de sorpresa. Esperábamos alguna noticia o novedad que diera un soplo de aire fresco a la industria, pero nada. Microsoft sigue empeñada en seguir con sus dos o tres sagas fetiche, con una nueva entrega de Halo, una nueva entrega de Forza y una nueva entrega de Gears of War. Sí, seguramente serán juegos notables, pero por mi parte no puedo emocionarme con ellos. Sony, en cambio, a pesar de seguir con la tónica habitual de recurrir a franquicias consolidadas como God of War, apuesta por una mayor diversificación, con proyectos de lo más interesantes como The Last of Us o lo nuevo de Quantic Dream. El nuevo título de Naughty Dog apunta muy alto, con niveles de producción de otro mundo, aunque tras ver la demostración in-game me invade cierta sensación de déjà vu; espero equivocarme. Y como apasionado de Heavy Rain, debo rendirme a Beyond: Two Souls, una prueba más de que ciertos videojuegos pueden calificarse como arte, alejándose de los convencionalismos y ofreciendo nuevas sensaciones al jugador. Eso sí, debo ser crítico con el trato dado a una PlayStation Vita que parece condenada, una presentación de Wonderbook que produjo somnolencia y ausencias como la de The Last Guardian que nos hacen pensar lo peor.

¿Y Nintendo? La compañía nipona ha vuelto a caer en el mismo error del pasado año, presentando a medias su nueva consola y dejando al espectador con muchas dudas, demasiadas. Wii U promete, pero queremos más, mucho más. El gran Miyamoto apareció en escena demostrando porqué es uno de los grandes de la industria; pero queríamos ver grandes sorpresas, propuestas innovadoras y no un corto protagonizado por los pequeños Pikmin. Sobre el resto de la conferencia, ports de juegos que ya hemos jugado en otras plataformas, títulos exclusivos prometedores –Zombi U sorprendió gratamente, aunque por alguna extraña razón no dejo de pensar en el fiasco de Red Steel– y una absurda obsesión en añadir funcionalidades extra a una consola que debería centrarse en lo que realmente queremos todos: jugar. Por suerte, pudimos ver cosas concretas y muy avanzadas de juegos third-parties que nos esperan durante el próximo año, destacando a Ubisoft con un buen carro de títulos como el prometedor Watch Dogs, el citado Zombie U, Rayman Legends, Far Cry 3 o Assassin's Creed III. El resto, los ya conocidos por todos: Resident Evil 6, el reinventado Tomb Raider, Crysis 3, Dead Space 3 o Call of Duty: Black Ops II; demasiados números veo yo aquí. Que todo un E3 gire alrededor de las third-parties es una clara demostración de que las tres grandes compañías necesitan una profunda renovación, tras unos años de excesivo conservadurismo. Todavía está muy lejos, pero confío que para la cita del próximo año las desarrolladoras tomen nota de la sensación general de crítica y público y sepan reaccionar a tiempo con una nueva generación llena de sorpresas e ilusión, que buena falta nos hace.

Francisco Alberto Serrano Acosta (Coordinador de Redacción)
Hay dos maneras de ver una conferencia: desde la ejecución, o desde el contenido de la misma. La ejecución implica lo convincente que ha sido una conferencia, algo que generalmente se consigue con una ofrecer un buen equilibrio, visiones representativas y contundentes de los juegos, tiempos adecuados para que cada título tenga sus minutos de gloria, e incluso algo de carisma por parte de los que hablan. El contenido es, en pocas palabras, los juegos que te interesan cuando la conferencia finaliza. Siguiendo esa línea, la ejecución ha sido mala, aunque el contenido es mejor de lo que parece. Microsoft concedió nuevamente un tiempo exagerado a los servicios y a sus experimentos para tratar de forzar con calzador cosas como Smart Glass, de dudoso valor para el jugador. Esto es el E3 y ya hay un CES para ese tipo de cosas, pero Microsoft ha insistido en lo mismo los últimos años, así que el resultado es el esperable: una conferencia predecible y conservadora. Con los mismos juegos que mostraron podían haber ofrecido una conferencia brillante: Halo 4 luce fantástico y hay ofertas potencialmente interesantes como Matte, Deadlight o Dust que apenas tuvieron tiempo de brillar, lo que combinado con las cortas exposiciones a Gears of War Judgement y Forza: Horizons, hacen que uno se pregunte si el tiempo dedicado a Black Ops II o a Smart Glass no podía haberse repartido mejor.

Por parte de Sony, arranque brillante con Beyond y final demoledor con un The Last of Us. Pero abundantes lagunas en una conferencia que pecó de corta y que dedicó un tiempo absolutamente masivo a Wonderbook, una aventura al mundo de los libros interactivos de la mano de J.K. Rowling que estaba en las antípodas de los intereses tradicionales del jugador en una conferencia de E3. El sacrificio a la creadora de Harry Potter tuvo un nombre propio: Vita, prácticamente ignorada en la conferencia de su compañía en un momento donde se esperaba un golpe de mano mediático de Sony. Y por último Nintendo, con una gran arrancada con Pikmin 3 para Wii U y un catálogo variado, se equivocó en varios frentes: no dio demasiado tiempo a una 3DS con juegos muy interesantes -Castlevania o Kingdom Hearts pasaron fugazmente por las pantallas-, no presentó nada nuevo y reservó una cantidad desmesurada de tiempo a Nintendo Land, cuyas verdaderas bondades son más evidentes cuando se juega en persona. En las tres faltaron sorpresas, emoción y anuncios inesperados mientras que sobraron exposiciones largas y aburridas de productos poco interesantes para el seguidor de siempre de la feria, así que no hay ninguna que se puede declarar “ganadora” sobre el resto. La sorpresa y la emoción sin embargo han llegado por otros lados, con el intrigante Watch Dogs de Ubisoft a la cabeza o la demostración del motor nextgen de Square Enix, Luminous. Han sido conferencias sosas, poco ilusionantes y mal medidas en general, pero eso no debe impedir ver las joyas, grandes y pequeñas, en forma de juegos que hay este año en el Convention Center.