Las crónicas de Niko Bellic

1 día. 24 horas. 1440 minutos. 86400 segundos… Es el tiempo que nos separa del lanzamiento oficial de uno de los videojuegos más esperados (y grandes) de todos los tiempos: Grand Theft Auto IV. Mientras algunos ya lo disfrutan (muchos de ellos, tristemente, gracias a medios nada ortodoxos), la inmensa mayoría de los usuarios aún esperan impacientes el soñado momento en que los dependientes de las tiendas especializadas tengan luz verde para poner el juego en las estanterías. Será entonces cuando llegue esa llamada que llevamos meses aguardando; la llamada que nos dará vía libre para acudir raudos y veloces a hacernos con nuestro tan ansiado billete de ida a Liberty City, una ciudad que no querremos abandonar en mucho, muchísimo tiempo.

Mientras tanto, el hype se encuentra en su punto álgido, haciendo que muchos aficionados efectúen juicios preliminares (gracias en buena medida a la cantidad de vídeos ingame que circulan por la red) que nos hablan de desencanto y decepción. Gráficos que no están a la altura, IA pobre… ¿Nos encontramos ante otro caso Driver 3 o, mentando un título más reciente, ante un nuevo Assassin's Creed? Las puntuaciones ofrecidas por medios extranjeros en los últimos días, o la rotunda nota de 10 con la que se rubrica el pormenorizado análisis que acaba de ser publicado en MeriStation, dan un categórico no por respuesta.

Sin embargo, para algunos las expectativas se encuentran demasiado hinchadas como para verse plenamente satisfechas. Y es que incluso parece que una nota de 10 queda pequeña e insignificante al lado de un título como Grand Theft Auto IV. Personalmente, desde hace bastante tiempo tengo la impresión de que la saga ha alcanzado un éxito tal que incluso comienza a pasarle factura.

Pero antes de continuar con el debate permíteme plantearte una cuestión: ¿Qué esperas de GTA IV? Dado que ésta es una columna de opinión, yo mismo trataré de contestar a la pregunta. No obstante, al menos en mi caso se hace difícil de responder, pues ¿qué puedo esperar de la nueva entrega de una saga que me ha ofrecido muchas de las mejores sensaciones que he experimentado a los mandos de un videojuego? Puede que no hayan sido las más dramáticas y emocionantes (esas quedan para la saga Metal Gear), ni las más intensas y espectaculares (el último título que me ofreció tales sensaciones fue esa infravalorada joya lúdico-cinematográfica, mil veces breve pero también mil veces buena, llamada Heavenly Sword); pero sin duda sí han sido las más entretenidas, adictivas y absorbentes con arrasadora diferencia sobre el resto de títulos.

Tal vez ahí logre encontrar la respuesta a la pregunta que yo mismo acabo de formular: De Grand Theft Auto IV espero, ni más ni menos, que me divierta, que me sorprenda, que me cautive atrapándome en las calles de su ciudad virtual como ninguna otra saga es capaz de hacer. En otras palabras, de GTA IV espero algo que la serie siempre me ha ofrecido; algo que se encuentra por encima del hype, de los gráficos, de las polémicas o de las luchas de exclusividades entre compañías: JUGABILIDAD y LIBERTAD. Ambas con mayúsculas, como sólo Rockstar North sabe ofrecerlas.

Y ahora, retomando el hilo de lo que acababa de decir tres párrafos más arriba, nos centraremos en algo que bajo mi punto de vista ha acabado diferenciando a esta cuarta entrega numerada de la saga GTA con respecto a las anteriores: el desproporcionado éxito de la serie (éxito alcanzado por sus propios méritos, no lo olvidemos) ha acabado desbordándolo a todos los niveles. Y es que este Grand Theft Auto IV que en breve todos podremos disfrutar no es un simple videojuego. Algunas de sus cifras, ofrecidas recientemente por Leslie Benzies, productor del proyecto (Hasta 1000 personas han participado en algún momento de su desarrollo, el cual ha costado unos 100 millones de dólares, lo que hace a GTA IV uno de los títulos con mayor presupuesto de la historia de los videojuegos), lo dejan bien a las claras.

GTA IV es una máquina de vender consolas; es la última entrega de la franquicia third party más codiciada por dos de las tres grandes de nuestro mundillo; es el más trascendental campo de batalla en el que tanto Sony como Microsoft libran su guerra sin cuartel. A lo largo de sus cuatro años de desarrollo, tal y como pudisteis leer en el pre-análisis publicado la semana pasada, lo más sonado de GTA IV han sido sus retrasos y exclusividades, todo fruto de millonarios contratos y acuerdos firmados entre Rockstar y las dos grandes por separado.

Lo malo de todo esto es que los perjudicados por tales contratos hemos acabado siendo nosotros, los usuarios: primero, los poseedores de una Xbox 360 han tenido que esperar seis meses para disfrutar del título, a pesar de que ya estaba listo para su consola; y los usuarios de PS3, al menos a día de hoy, se quedan sin el tan traído y llevado contenido extra (episodios descargables que, por cierto, quién sabe si no estarán compuestos en buena medida por ese material que se tuvo que descartar para que el juego entrara en un DVD de doble capa). E incluso no es descabellado pensar que Rockstar, viendo el filón de las desorbitadas cantidades que tanto Microsoft como Sony están dispuestas a pagar por la más mínima exclusiva, no se haya reservado parte del contenido de GTA IV inicialmente previsto no por limitaciones de memoria, sino para venderlo dentro de unos meses al mejor postor en forma de material adicional.
 
Como aficionado a la saga desde sus inicios, no puedo ocultar mi malestar al ser testigo de todo el circo que se ha montado alrededor de la serie GTA, el cual no hace sino aumentar en cada nuevo lanzamiento, amenazando con ahogarla en su propio éxito cual estrella de rock en el cenit de su carrera. Ya lo he apuntado más arriba: los más perjudicados en esta disputa entre Microsoft y Sony somos nosotros, los usuarios; aunque no deja de resultar curioso que incluso la principal beneficiada en todo este tira y afloja, Rockstar, parezca comenzar a sentirse incómoda, lo que es palpable a raíz de las últimas declaraciones efectuadas por Sam Houser, presidente de Rockstar. En ellas, el alto directivo se lamenta por el hecho de que Grand Theft Auto IV acabara viéndose afectado por la limitación de capacidad de los discos de Xbox 360. Aunque, ¿habrá hecho estas declaraciones por propia voluntad, o a raíz de una generosa 'contribución' por parte de Sony? Sinceramente, a estas alturas uno ya no sabe qué pensar.

Y ya que hablamos de soportes digitales, lo que sí parece intuirse es que el Blu-Ray puede acabar convirtiéndose en una de las razones principales que acaben llevando a las compañías a enfocar sus preferencias en la consola de Sony en detrimento de la de Microsoft. Eso sí, no por la capacidad de almacenamiento del BD, sino más bien debido a un tema mucho más escabroso: la piratería. El propio GTA IV es claro ejemplo de ello. El juego, en su versión Xbox 360, ya campa a sus anchas por los principales programas p2p de la red. No es de extrañar entonces que muchos analistas, entre ellos el recurrente Michael Pachter, pronostiquen que la versión PS3 acabará vendiendo más que la de 360. Y es que en la actualidad, si una compañía desea que su producto no acabe cayendo en las viles pezuñas de la mula y demás descarriadas criaturas, sólo tiene dos opciones: ofrecerlo como contenido descargable o lanzarlo en Blu-Ray.

Sea como fuere, una cosa está clara: Dentro de menos de 24 horas Liberty City abrirá sus puertas para nosotros, y las polémicas quedarán olvidadas para dejar paso a la más satisfactoria de las diversiones que nuestro querido mundillo es capaz de ofrecernos a día de hoy.