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La Tumba de E.T.

Convertida en una de las grandes leyendas urbanas del videojuego, por fin un equipo con la suficiente financiación y medios ha encontrado el lugar donde Atari enterró cartuchos sobrantes del videojuego de E.T. Sin embargo, no todos creen en la historia.

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La noticia más importante del videojuego estos días tiene que ver con una de esas leyendas del videojuego que han estado con nosotros toda la vida: los cartuchos enterrados de E.T. en el desierto de Nuevo México. Realmente la historia no es tan extraordinaria por sí misma, Atari no fue la primera compañía ni la última que tuvo la idea de enterrar inventario inmanejable en un desierto, pero la historia tiene un fuerte carácter simbólico. El juego representa como ninguno lo que fue el crash del videojuego en los 80 en Estados Unidos y simboliza la caída de Atari, una compañía que parecía destinada a comerse el mundo en base a su meteórico ascenso. No todo fue culpa de E.T. pero la realidad es que la compañía se gastó una auténtica fortuna para conseguir lanzar el videojuego de la película del momento, resultando en un gigantesco fiasco comercial en el que los consumidores devolvían el juego y las tiendas no conseguían venderlo ni siquiera a precios ridículos. Lo que iba a ser el mayor videojuego de la historia se convirtió en una excusa para numerosas tiendas para dejar de vender videojuegos, una situación que sólo sería superada por Nintendo a finales del 85 con su NES -insistimos, todo desde el punto de vista de mercado USA.

La parte curiosa de este gigantesco fracaso habla sobre cómo una parte del inventario acabó enterrado en el desierto, el punto de humillación final para convertir la historia en una mina de interés. Si a eso sumamos desmentidos oficiales cruzados con declaraciones más o menos anónimas de que eso pasó así, tenemos la mezcla perfecta para crear una “leyenda urbana” que ha perdurado durante décadas. Ni siquiera el creador del juego, Howard Scott Warshaw, sabía a ciencia cierta qué pasó -de hecho, él sospechaba que la historia no era real ya que consideraba que era más rentable reciclar, pero no estaba seguro. Un artículo del New York Times de 1983 confirma que 14 camiones repletos de cartuchos y material electrónico llegaron a la zona desde la fábrica de Atari en El Paso, y noticias locales de la época hablan de que los locales encontraron cartuchos del juego en la zona, pero el tiempo y la falta de interés por verificar la historia convirtieron el suceso en un mito sobre el que siempre se ha especulado.

Es ahora cuando un equipo documental con los suficientes medios y financiación ha investigado a fondo para localizar el punto donde esos camiones dejaron la mercancía para a continuación usar maquinaria pesada para desenterrarlo. Es una noticia curiosa e importante, una parte de la joven historia de los videojuegos que ha conseguido una gran notoriedad y que ha recibido una gran atención mediática, en parte gracias también a sus patrocinadores, entre los que se encuentra Microsoft. Aunque la mayoría de las respuestas de los aficionados han sido positivas en mayor o menor medida, no han tardado en aparecer aquellos que consideran que todo es un gran montaje, algo que, desde el punta de vista del que escribe estas líneas, tiene poco sentido.

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Para empezar, está el hecho de que parece bastante probado que esto pasó de verdad. No se sabe exactamente la cantidad de cartuchos que se enterraron ni la proporción de juegos -no sólo había juegos de E.T. se tiró todo tipo de material, aunque se piensa que ese título ocuparía la mayor parte-, pero las excavaciones están encontrando decenas y decenas de cartuchos, así como cajas, material promocional y otras pistas que confirman que este es el lugar y que la historia es cierta. El documental está siendo realizado por gente de prestigio como Zak Penn, colaborador en guiones como el de Los Vengadores, Hulk o X-Men, con mucho que perder si aparecieran pruebas de falsificación. Además, tampoco es algo que se esté haciendo en secreto, la excavación es al aire libre, cualquiera en las inmediaciones de la población de Alamogordo puede acercarse a verlo, y es muy poco probable que cualquier intento de dejar enterrado previamente el material pasara desapercibido.

Por si fuera poco, en la zona hay varios periodistas independientes, tanto de prensa generalista local como especializados en el videojuego, nombres tan poco sospechosos como el de Chris Kohler responsable de la sección de videojuegos de la revista Wired y autor de importantes libros sobre la historia de la industria como “Power-Up: How Japanese Video Games Gave the World an Extra Life”. En su cuenta de twitter afirma que hay muchísimo material enterrado, desmintiendo categóricamente a los que piensan que es sospechoso que en las fotos sólo aparezcan unos pocos cartuchos. La otra teoría de la conspiración apunta a las cajas mostradas están en demasiado buen estado para haber estado 30 años ahí, pero esa teoría tiene poco pie en base a que han estado enterradas en una de las zonas más secas del planeta, sin nada de humedad y protegidas por capas superiores de más basura y tierra, lo que explica su, relativamente, buen estado de conservación.

La navaja de Occam es lo único que necesitamos para descartar cualquier teoría de la conspiración. Sería demasiado obvio, demasiado absurdo y demasiado fácil de pillar como para pensar en que se haya podido trampear. Por supuesto cada uno es libre de pensar lo que quiera, pero personalmente opino que no hay polémica y que una vez que el documental completo salga a la luz, veremos todas las pruebas necesarias para descartar cualquier intento de manipulación. Prefiero centrarme en lo interesante que es el hecho de que lo que hace unos años era poco menos que coto reservado a los muy aficionados al videojuego, se haya convertido en una noticia destacada en periódicos generalistas de todo el mundo. Es satisfactorio que haya este interés por la historia del videojuego y me parece loable que las compañías que ahora escriben el presente del sector dediquen algunos de sus recursos a recuperar el pasado, tal y como ha hecho Microsoft en esta ocasión. Durante mucho tiempo se viene reclamando esfuerzos en no perder la historia de este medio, y quizás esta explosión de interés ayude a contribuir a esos esfuerzos.

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