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EA y Star Wars: En Busca del Prestigio Perdido

EA quiere que sus futuros Star Wars alcancen el éxito crítico de propuestas como los Batman: Arkham de Warner. ¿Lo conseguirán?

Actualizado a

“Hijo, si algún día tienes que copiar, hazlo de los mejores”,
Carmine Coppola a su hijo Francis Ford Coppola, director de El Padrino y Apocalypse Now

Seguro, segurísimo que más de un fan de la Space Opera que su ya ex-dueño George Lucas concibió “hace muchos, muchos años, en una galaxia muy, muy lejana”, cuando leyó la noticia de que Disney, la que nos bombardea a diario desde su Disney Channel, crea ídolos con fechas de caducidad para adolescentes igual que Japón concibe sus Japan Idols, y somete a una extrema monetización y desgaste cualquier IP que demuestra ser exitosa –sí, hablamos de aquella Disney que a muchos de nosotros nos regaló una infancia de magia animada constante, perdida hoy día si no fuera por Pixar-, compraba todo, TODO absolutamente aquello con la palabra ‘Lucas’ delante –miedo no, da pavor pensar en lo que pueden hacerle al pobre Guybrush Threepwood-, la productora de cine que incluye a Indiana Jones y Willow, la empresa de efectos especiales, la rama de videojuegos, toda la vida de Lucas los últimos 40 años en definitiva. Seguro que cuando leyó esa noticia, ese fan se imaginó el tema de Darth Vader, esa Marcha Imperial imperecedera, sonando mientras un ya cansado Jedi Lucas firmaba el trato que un emperador Sith Disney le tendía encorvado junto a 5.000 millones de dólares susurrando al terminar “Esta hecho…”. Y seguro que, cuando poco tiempo después la todopoderosísima Disney –tiene Star Wars, Pixar y Marvel al completo- anunció que le cedía los derechos de la rama de los videojuegos, con todas sus licencias, a Electronic Arts por un espacio de una década entera, ese fan imaginó la voz de Yoda cuando susurraba en la Amenaza Fantasma “Siempre dos [Sith] hay… Un maestro y un aprendiz”.

Vale, me he dejado llevar un poco por el drama y la pasión. Ni Disney es un emperador Sith –aunque fue doloroso verla coger Lucasarts y cerrarla a cal y canto, acabando con historia viva del Videojuego de un plumazo-, ni EA su acólita, sino una Third Party independiente con la licencia más jugosa del sector. Pero a aquellos que amamos desde peques una IP que incluso para muchos es una religión –la religión Jedi existe por cierto-, nos dio por pensar en lo peor visto el historial de ambas compañías, con EA siendo nombrada la peor empresa de 2012, Disney cerrando estudios de juegos por doquier, y Lucas desentendiéndose en el movimiento que más perplejo dejó a sus fans. Una cosa está muy clara: Disney ha pagado igual que lo hizo por Marvel y debe sacarle rédito. Y eso incluirá cosas en el Disney Channel que encantarán a los peques y hará que los más viejos soltemos bilis por los ojos; y juegos como el primero bajo el sello del tio Walt, ese Tiny Death Star para móviles. Pero no olvidemos que Star Wars necesitaba de un repulsivo también, ya que el control férreo y las tonterías de Lucas acabaron empañando una segunda trilogía fílmica ahogada por su totalitarismo digital CGI y su absoluta falta de personajes carismáticos –a excepción de un Samuel L. Jackson GIGANTE como un Jedi Badass que dirían los yankees- que solamente hizo encumbrar aún más a la original. JJ Abrams, hombre que encauzó la olvidada Star Trek, está detrás del mayor acontecimiento fílmico de dentro de unos años. Y hay que concederle una oportunidad porque ha demostrado que lo merece –Super 8 es una buena imitación del Spielberg 80s, y como productor ahí está Cloverfield/Monstruoso. Lo mismo que a EA, que no hace más que anunciar movimientos para dejarnos claro que se lo está tomando muy en serio.

Hay quien tiene en la picota a Electronic Arts. Y la verdad es que la compañía fundada por Trip Hawkins es capaz de lo mejor y lo peor. En apenas un par de semanas hemos sido testigos de anuncios como el fichaje de Amy Hennig, directora creativa y guionista de la hoy por hoy una de las más reputadas series del videojuego como es Uncharted, y de declaraciones de intenciones como las de que el modelo en que la compañía se está basando para sus futuros juegos de Star Wars es el Batman: Arkham de Warner. Hasta ese momento, el ejemplo EA sobre la saga de Luke Skywalker era el carísimo –pero caro- MMORPG Star Wars: The Old Republic, que aunque sigue en activo está claro que no ha resonado con tanta popularidad como otros en su género ni ha alcanzado el status que buscaba. Pero el anuncio de que la obra maestra de Batman: Arkham es su modelo es tanto una declaración de la calidad que busca como de intenciones contra compañías y editoras que se reían en sus pasillos presumiendo de títulos, premios y prestigio. Electronic Arts quiere eso precisamente: Recuperar el prestigio, facturar no sólo obras comerciales sino grandiosas. Ser digna ante los ojos de los fans de Star Wars como llegó a serlo de los fans de Harry Potter –antes de perder el rumbo con tonterías para Kinect-, de El Señor de los Anillos y de James Bond.

Es difícil pensar en una compañía que más licencias de cine tenga o haya tenido que EA, que buena parte de su catálogo se nutre de adaptaciones y juegos de universos ya conformados. Quizás que ha quemado muchas IPs en el camino siendo lo habitual por cada saga de 2-3 buenas entregas contra 5-6 regulares, pero también hay que decir que cuando quiere, puede, y ahí tenemos por ejemplo el injustamente olvidado 007: Todo o Nada, el mejor juego de James Bond tras el Goldeneye de Rare, un título que juntaba todo lo que la IP ofrece y le era fiel, al tiempo que un espectáculo bien cuidado. La cita del clan Coppola del inicio tiene su reflejo precisamente en que EA declara que Batman: Arkham es su modelo. Arkham es un ejemplo de los juegos de hoy en día, mezclando géneros y jugabilidades, pero también de cómo hay que adaptar una licencia con respeto, sacando todo el potencial a lo que brinda, sorprendiendo a los fans al tiempo que poniendo lo que desean ver, y siempre bajo un envoltorio AAA en el que pocas o ninguna pega se pone a sus apartados gráfico, narrativo, jugable. La historia de EA refleja ese intento de fijarse en lo que vende y tratar de unirse, como la competición directa contra el rey sandbox GTA cuando lanzó su El Padrino; o su muy recomendable Dante’s Inferno cuando God of War III pegó el puñetazo de la épica a escala descomunal en la pasada generación, que básicamente copiaba todos los esquemas jugables de Kratos, aunque mantenía una personalidad propia en lo visual y sonoro.

En esta especie de quest en busca de “el juego Star Wars perfecto” tenemos como gran destacada precisamente a Amy Hennig, ex de Naughty Dog capaz de crear historias, tramas y personajes carismáticos, y guiones ingeniosos que nos dejan satisfechos tras su final, encantados con la sonrisa en los labios como la saga de Nathan Drake ha demostrado en sus 4 entregas. Y tampoco olvidamos a otra de las partes de este tótem, como es el estudio Visceral, encargado de perseguir ese sueño que se nos ha prometido a los fans de Star Wars. Esta desarrolladora, autora precisamente de Dante’s Inferno, 007 Todo o Nada, o El Padrino, lo es también de una IP que comenzó muy bien, como era Dead Space, un Survival Horror espacial que llegaba a dar miedo, que visualmente era sólido –ese prota con un traje a lo Iron Man, ese mapa desplegable en plan Realidad Aumentada-, que hacía suyos los tópicos del terror espacial, y que acabó cambiando el suspense por la acción en entregas posteriores, algo que no es culpa del estudio sino de quien pone el dinero. Así que tenemos por una parte una Major que quiere demostrar que EA no es solamente belicismo, simulación social y fútbol; por otra a una profesional de las mejores en su cargo –y todo un icono para las mujeres que aspiran a desempeñar puestos de peso en el sector- que además trabaja con un estudio que sabe hacer bien su trabajo, y cuyo CEO ha sido compañero de Hannig. Tres pilares de momento auspiciados por una supervisora como es Disney que también quiere lograr las cotas de prestigio y respeto que Warner con su Arkham ahora que ha logrado encauzarse un poco con la acogida de Disney Infinity.

Hemos dejado para el final el título que a muchos os ronda por la cabeza, y que no es Star Wars Battlefront de DICE, sino el visto y no visto 1313. Quizás el mayor y más serio intento de Lucasarts por volver a un terreno que pisó y conquistó con el dueto Caballeros de la Antigua Republica –Kotor- pero que no logró revalidad con El Poder de la Fuerza a pesar de su éxito inicial, Star Wars 1313 era un claro intento de imitar los juegos actuales multi-género, multi-jugabilidad, de intentar usar todo el potencial de la IP e irse por otros terrenos más oscuros con cazarrecompensas antes que Jedis y sus sablelásers, de jugar en la escuela Mass Effect de la Space Opera más adulta. Pero 1313 fue cancelado de una manera tan radical que aún sorprende que el que aspiraba a ser el cambio más radical en la serie fuese desecho con tantísima rapidez cuando Disney se puso al frente. Quizás nos quieran hacer pensar eso, quizás 1313 sigue vivo en manos de Visceral y el dejar caducar el titulo ha sido una maniobra de cara a la galería. No sabemos apenas del proyecto más que lo que nos contaron. Quizás el germen haya sido mantenido y por cuestiones de negocios la que iba a ser la ultima IP Lucasarts se ha transformado en la primera Disney de gran magnitud, el primer AAA bajo el sello del tío Walt. Todo es quizás hasta que sepamos más, pero la cuestión es muy sencilla: ¿Veremos de verdad el nuevo Star Wars de EA a la altura del Batman Arkham, o será otro El Padrino, otro intento de combatir a lo que tiene éxito imitando más que jugando con sus armas en el mismo terreno? El tiempo lo dira en este caso. Yo, por mi parte, teniendo como tengo debilidad por Dante’s Inferno y el primer Dead Space, estoy dispuesto a ser optimista con este proyecto, puesto que un Visceral bien dirigido y con una Amy Hennig con libertad creativa para optar por el terreno que desee, todo pagado por una EA que en estos casos no repara en gastos, da pie a ello. Y al menos creeré en este juego y en el Battlefront de DICE. Aunque, de momento y citando al maestro Yoda: “Difícil de ver es. Siempre en movimiento el futuro está”.