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Caza de Brujas

Una vez más, los videojuegos (y videojuegas) son el centro de los ataques de medios de comunicación, organizaciones y partidos políticos que ven en ellos poco menos que los responsables de todo el mal que hay en el mundo. Antiguamente se echaba la culpa de esos males al demonio, ese misterioso personaje cuya sola mención podía implicar una buena quemazón en la hoguera.

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Hoy en día los videojuegos han tomado el papel que le correspondía al señor Satán de servir de limpia conciencias social. No somos malos, lo que pasa es que los videojuegos nos han hecho así. Muere una mujer apuñalada por su ex-compañero a pesar de tener varias denuncias y órdenes de alejamiento a sus espaldas. ¿La culpa?, del GTA San Andreas que fomenta la violencia doméstica. Videojuegos, rol, cómics, trash metal... un montón de demonios peligrosos que están al acecho para que cometamos todo tipo de crímenes horribles.

Esta es la sensación que da toda la historia que se está montando estos días por el contenido de los videojuegos. No es nuevo, pero esta vez están llegando a un límite totalmente intolerable y que ataca frontalmente al sentido común de cualquier persona inteligente. Hace unas semanas era Isabel San Sebastián que nos hablaba de los desconocidos videojuegos y los incontrolables juegos de rol en un presunto libro titulado ¿A qué juegan nuestros hijos?.

Afortunadamente se trata de una autora de muy poca credibilidad  y no se le dio demasiada importancia en su momento, la cual además nos ha negado una entrevista sobre su libro, pero recientemente una organización tan respetable como Amnistía Internacional publicaba un informe en el cual se acusaba a los videojuegos más populares de favorecer la discriminación y la violencia en contra de las mujeres. Ya no era una fanática seguidora de un partido político, se trataba de una organización que lucha por los derechos humanos.

Pero esta organización ha intentado alarmar hablando de videojuegos más populares e incluyendo una lista como ejemplo; GTA San Andreas, Benki Kuosuko, Socioltron y Neverland, cuando está claro que, salvo el GTA, ninguno de ellos es popular, como tampoco son juegos recomendados  para menores. ¿Qué interés tenía Amnistía Internacional en mentir llamando juegos populares a tres juegos que están muy lejos de serlo?. ¿Qué interés tiene Amnistía Internacional en mentir diciendo que es necesario matar a una prostituta para acabar el GTA San Andreas?. Lo desconozco, pero no quiero ni pensar que todos los informes de esta organización ejemplar tengan la misma fiabilidad.

Las consecuencias de ese informe no se han hecho esperar, todos los medios han empezado a advertir de los peligros de los videojuegos, detrás de los medios, cómo no, han ido  los políticos, tertulianos que todo lo saben (como buenos ignorantes) y toda una panda de indocumentados que ha dado lugar a que se retire la publicidad del GTA San Andreas en el Metro de Madrid en un episodio lleno de papanatismo y que aún no ha terminado.

Nadie ha hecho referencia al Pegi, el código de auto regulación que clasifica a los juegos por edades y en el cual aparece el GTA San Andreas como para mayores de 18 años.  O, lo que es todavía  más grave, nadie ha hecho referencia a otros medios tan violentos, o más, que los videojuegos, como cine, televisión y literatura.

Y yo me pregunto ¿por qué sólo los videojuegos?. En el cine he podido ver violaciones brutales de mujeres, asesinatos de niños en escenas que casi resultan cómicas (Pulp Fiction), historias de mafia que hace que te solidarices con los mafiosos (El Padrino) y cientos de ejemplos más. También podríamos fijarnos en los libros de Bukowsky o el best seller American Psycho, que también tiene su versión en el cine.Y qué decir de la televisión, auténtico basurero en dónde todo vale con tal de conseguir audiencia.

¿Acaso estos medios no contienen violencia?. ¿Se van a retirar los carteles de películas violentas del Metro de Madrid?.  El problema es que todo el mundo sabe que hay películas, libros y programas de televisión con una recomendación por edades, pero pocos saben que también ocurre lo mismo con los videojuegos. Nadie compraría La Matanza de Texas a su nieto, tampoco se encontraría esta película en el Toys R Us, sin embargo es fácil ver a padres comprando en esa juguetería videojuegos para adultos sin fijarse en las recomendaciones que aparecen en las cajas.

Afortunadamente ya no hay hogueras e inquisidores, pero sí un montón de aficionados a los videojuegos que estamos absolutamente quemados de tanta majadería, después de haber visto cientos de veces como no nos hacen ni caso cuando intentamos explicar todo esto. Si se hacen informes, que se hagan sobre todos los medios, no sólo los videojuegos, ya que al menos, éstos nos dan la posibilidad de elegir qué podemos hacer, algo que no pasa con el resto.