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Capcom en venta

La legendaria compañía Capcom sigue arrastrando problemas financieros, los cuales ahora la llevan a ser puesta en venta por sus accionistas. Esta noticia deja un claro mensaje: algo va muy pero que muy mal en la industria del videojuego.

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El 11 de junio del año 1983 D.C. (o, para que los españolitos nos ubiquemos mejor, del año 31 A.F.VI –Antes de Felipe VI-) vio nacer a una de las compañías más míticas de la historia del videojuego. Hablamos de Capsule Computers, o Capcom para los amigos, un nombre ante el que el jugador veterano no tiene más remedio que rendir pleitesía, e incluso ponerse la mano en el pecho nada más oír mencionarlo. ¿Las razones? Pues unas cuantas: 1942, Aliens Vs. Predators, Bionic Commando, Black Tiger, Breath of Fire, Cadillacs And Dinosaurs, Capcom Vs. SNK 2, Captain Commando, Darkstalkers, Dead Rising, Devil May Cry, Dragon’s Dogma, Dungeons & Dragons, Final Fight, Ghosts ’n Goblins, God Hand, Marvel Vs. Capcom, Maximo, Megaman, Monster Hunter, Onimusha, Resident Evil, Rival Schools, Street Fighter, Strider, Three Wonders, Viewtiful Joe, Willow…

No están todos los que son, y seguramente todo el mundo tendrá su propia lista de favoritos, pero desde luego lo que está claro es que en sus 31 años de historia, Capcom se ha labrado una leyenda a golpe de clásico imperecedero. Sin embargo, Capcom, desde hace ya no pocos años, no es ni mucho menos la misma compañía de antaño. Su edad dorada, que abarca desde los 80 hasta los primeros años de la década pasada, va quedando cada vez más atrás, sin que existan síntomas de recuperación a la vista. Tanto es así, que sus accionistas han acabado decidiendo revocar la contramedida que impedía poner en venta a la compañía. Así es, ahora Capcom puede ser comprada. Esta noticia no ha pillado a muchos por sorpresa. Y es que se veía venir, y de lejos.

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El primer síntoma lo tuvimos en la fuga masiva de talentos de la empresa, con nombres que van desde Shinji Mikami (creador de Resident Evil) hasta Keiji Inafune (cabeza visible de la franquicia Megaman que, harto de que Capcom no hiciera más que cancelarle juegos de la franquicia, se largó, montó un Kickstarter, triunfó y ahora se encuentra guisando un muy prometedor juego), pasando por muchos, muchos otros. El segundo síntoma, y primera señal visible de que a Capcom no le salían las cuentas y tenía que conseguir pasta como fuera, aunque para ello tuviera que rozar (o abrazar directamente) la estafa, lo tuvimos en los trajecitos de Street Fighter IV y el resto de salvajadas en forma de DLC que la compañía ha perpetrado en los últimos años. Y el tercero, y no por ello menos importante, la lamentable decisión tomada en el seno de la compañía nipona de rebajarse hasta el punto de auspiciar casos tan lamentables como el del juego de Los Pitufos destinado a teléfonos móviles y tabletas (ya saben, un juego gratuito que en realidad no es tal, con compras integradas que rozan los 100 euros en un título dirigido a menores de edad). Y el caso es que, tanto en lo referente a los DLCs como a los free to play estilo Los Pitufos, la jugada acabó saliendo bien a la compañía nipona, la cual logró ingresar un auténtico pastizal que, al menos según decían, hacía que los números salieran verdes a pesar de que en lo que a juegos se refiere no dejaban de llegar pérdidas.

Pero por lo visto, no ha sido suficiente. Como tampoco lo ha sido su cambio de política, contagiada por ese virus que ha infectado a no pocas compañías niponas y las han llevado a renegar de sus raíces para “occidentalizarse”, encargando a terceros estudios los desarrollos que antaño habían salido adelante en el país del sol naciente. Tampoco ha bastado que hayan corrompido muchas de sus licencias históricas hasta dejarlas irreconocibles, siendo el caso que todo el mundo suele poner encima de la mesa el de Resident Evil. Pero resulta que Resident Evil 6, a pesar de no ser más que un pegatiros alocado que parece haber sido desarrollado por un Michael Bay puesto hasta arriba de Peta Zetas, vendió, y vendió mucho. Algo así como cinco millones de unidades, uno de los juegos más vendidos en la historia de Capcom; pero no, tampoco fue suficiente. Se esperaba más, según decían; y al final, la compañía nipona no se libró de seguir sufriendo pérdidas.

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Todo esto nos lleva a hacernos una pregunta: ¿Qué demonios está pasando en la industria? Si un juego que vende una millonada no es rentable, una cosa está clara: la industria está dejando de ser autosostenible por sí misma. Ahora no basta con vender un juego a espuertas, a 60/70 eurazos la unidad; ahora, además, hay que seguir metiendo la mano en el bolsillo del consumidor a base de DLCs, micropagos, pases de temporada y similares. Y aun así, parece que tampoco es suficiente. Cada vez está más claro que la industria mainstream ha llegado demasiado lejos. La escalada tecnológica ha llevado a que los desarrollos se hayan encarecido hasta más allá de lo aconsejable, y eso es algo que ahora estamos pagando tanto usuarios como compañías. Mientras seguimos huyendo hacia delante, se infla la burbuja a base de fusiones de empresas, nuevos y más que dudosos modelos de negocio, y otros arreglos muy discutibles. Pero las burbujas acaban explotando, y al final nos daremos cuenta de que llevábamos años viviendo del aire. Por desgracia, para entonces ya será tarde.

En fin, mientras llega este segundo crack del videojuego, voy a juntar unas cuantas monedillas a ver si me alcanza para comprar a Capcom, y así puedo exigirles un apartado monojugador decente en Street Fighter V, un Ghosts ’n Goblins en PS Vita, un DmC que tenga un protagonista que no parezca recién salido de la Super Pop, un nuevo Rival Schools, la resurrección del Clover Studio…