15 años han pasado desde que Metal Gear Solid aterrizara en el viejo continente y concretamente en España, todo un acontecimiento. Es por ello que queremos celebrar la ocasión recordando 15 momentos inolvidables de la llegada a PlayStation de la bomba de Kojima.
“Tempus fugit” dice la locución latina y es muy cierto, el tiempo vuela. Ni más ni menos que 15 años han pasado desde que Metal Gear Solid aterrizara en Europa: el 26 de febrero del 99, ofreciendo otro poderoso motivo para justificar el liderazgo de PlayStation sobre sus principales rivales. Además de ser uno de los juegos más importantes y celebrados de la generación, el título de Hideo Kojima tuvo un significado especial para muchos aficionados españoles por el lujo de contar no ya con un juego traducido sino también doblado al castellano, un trabajo además de enorme calidad que terminó de poner el título en un pedestal en este país. Independientemente de si ya eras veterano en aquella época o estabas en tus años formativos en el videojuego, este juego supuso muchas cosas para mucha gente y hemos considerado que se merecía un homenaje como este: 15 momentos inolvidables de toda una obra maestra. (advertencia: aunque parezca obvio comentarlo, este reportaje tendrá destripes de todo el juego).
La Introducción
Primero, esa intro inicial, inmortal pero perdida de Konami, ese logo que durante muchas décadas ha sido símbolo del comienzo de un juego extraordinario. Pero no sólo eso, un breve tono acompañaba estos primeros segundos, una música brevísima pero que dejaba un gran sabor de boca y un tono de misterio, un perfecto prólogo al festín audiovisual que nos aguardaba. Muchos no lo sabían entonces, pero esa melodía pertenecía a Policenauts, el anterior trabajo de Kojima que muchos no han podido disfrutar, y con ella empezaba a forjarse la leyenda de un director de autor que siempre ha sabido dejar su particular huella en sus juegos gracias a sus innumerables guiños. A partir de ahí, sin tiempo a respirar, aparecía un submarino rodeado de una ominosa música, mientras que una voz iba relatando la situación: unos terroristas de nueva generación liderados por miembros de FoxHound habían capturado una base militar y amenazaban con lanzar un ataque nuclear si no se satisfacían sus demandas: el cuerpo de Big Boss.
Nuestro personaje era Snake, un agente ex-FoxHound con la misión de penetrar en la base ocupada para desbaratar esos planes y rescatar a dos prisioneros clave. Con el nombre de los seis agentes especiales en su cabeza, Snake salía del submarino con un traje de buzo para acceder a Shadow Moses, la enorme base en donde se iba a desarrollar la misión. Era una larga e intensa secuencia cinemática realizada completamente in-game, nada que ver con la costumbre tradicional de la época de realizar las intros con secuencias CGI, y su objetivo era capturar desde el principio al jugador, hacer que se sintiera inmerso en la historia y empezara a darle vueltas a los nombres y conceptos que iban sonando. Para muchos era la primera vez que jugaban a un Metal Gear o que manejaban a Snake, pero eso daba igual porque en los primeros minutos ya te quedabas prendado de la ambientación y comenzabas a querer saber más sobre este Snake, FoxHound y el tal Big Boss, otro misterio para la mayoría que no disfrutó de los Metal Gear clásicos de MSX. Un gran clásico debe de empezar a lo grande desde el principio, y Metal Gear Solid lo cumplía.
La llegada del ninja
Si hay un elemento icónico de Metal Gear Solid, ese es sin duda el “ciber-ninja”, “ninja cibernético” o simplemente “el ninja”, cualquiera que tuviera interés en los videojuegos en aquella época sabría perfectamente de qué estamos hablando. Entre los materiales promocionales del título, destacó sin duda la misteriosa figura de una especie de cyborg armado con una katana; nadie sabía quién era o qué pintaba en la historia, pero el personaje capturó la imaginación de todos con su elegante diseño, resaltado por el gigantesco talento de Shinkawa con sus ilustraciones a lápiz, que ayudarían a este juego y a resto de la saga a formar su propia y reconocible identidad.
“Pero ¿qué coño?”
A propósito del combate con Mantis, es buen momento de destacar otra de las razones por las que Metal Gear Solid ocupa un lugar especial en los corazones de muchos aficionados españoles. El juego, llegado en pleno apogeo de PlayStation en España, cuenta además con el lujo de ser el único de la saga que fue completamente localizado al castellano. Así que el aficionado español no sólo se encontraba jugando a uno de los juegos más importantes de la generación, sino que lo hacía disfrutando de la historia en su propia idioma y con un doblaje de gran calidad, permitiendo así a todo el mundo disfrutar del pulso cinematográfico del juego. Pero además de este notable hecho, es imposible no rendirse ante la figura de Alfonso Vallés, que hizo un magnífico trabajo dando vida a Solid Snake. No eran sólo las tablas de un doblador profesional con oficio, había algo auténtico y genuino en la forma en la que se daba vida a la voz española del ex-Fox Hound, algo que hacía que te lo creyeras, elevando todavía más la dimensión de un personaje cargado de líneas legendarias. Una auténtica lástima que Metal Gear Solid nunca fuera repetido.