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LocoRoco 2

LocoRoco 2

El mundo en gominola

LocoRoco se convirtió rápidamente en la mascota de la portátil de Sony gracias al enorme éxito que obtuvo en Japón, y por supuesto es recordado como uno de los títulos que mayor calidad atesoran en PSP. Nuevos niveles y alguna que otra novedad nos aguarda en una continuación que sigue la línea impuesta por el original, sin perder un ápice de la diversión que le caracteriza por el camino.

Actualizado a

LocoRoco es uno de esos juegos únicos, diferentes, de los que se intuye algo bueno desde los primeros compases del juego. Poco tardó en ser abanderado como el título mascota de una portátil que en un principio no se debería caracterizar por sus juegos alternativos, coloristas y alegres, viniendo a demostrar lo paradójico de las previsiones de la mayoría de los analistas especializados en el sector. Con LocoRoco nació una tendencia que nadie esperaba y que parecía reservada a la competencia, original e innovadora que llevaba el género de las plataformas en 2D hasta un nivel superior, caracterizado por la importancia de la música y de todo lo relacionado con el aspecto artístico. El tiempo ha demostrado que Sony hizo bien en apostar por un concepto de juego que no margina a ninguna clase de jugador, y que además garantiza un número bastante considerable de horas de entretenimiento.

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Con un planteamiento similar sobre la mesa, no es de extrañar que a la hora de plantear una continuación -hablar de secuela le vendría demasiado grande a un juego que carece prácticamente de argumento- Sony haya optado por mantener la misma línea incorporando algunas novedades con las que justificar el nuevo ataque Mojo y la consecuente actuación de las gominolas que controlamos. De hecho parece ser la opción más asequible para asegurar no sólo el éxito y las buenas ventas, sino también que la diversión y el entretenimiento de los que hacía gala el original no se pierdan dos años después. Si de algo podemos estar seguros es de que pocas cosas han cambiado, de que la apariencia del juego sigue siendo afortunadamente la misma.

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El retorno de los Mojo
Un apacible día soleado en el mundo de los LocoRoco se ve alterado por la intromisión de los Mojo, que regresan con ánimo de venganza contaminando a todo pequeño ser viviente con sus abominables canciones y rastas a lo afro. Son el motivo de que una apacible gominola que campa a sus anchas por el campo se tope con un compañero atrapado bajo una enorme roca, al parecer fruto de la caída de un meteorito. El único modo de desplazarla es saliendo en busca de las deliciosas plantas rojas que pueblan el mundo que les rodea, y hacia allá parte, tarareando alguna alegre cancioncilla. A nosotros nos toca facilitar la tarea moviendo a nuestro antojo su universo al tiempo que garantizamos que obtengan todos los objetos que se esconden en los alrededores.

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Los botones L y R vuelven a ser esenciales en nuestra aventura; con ellos orientamos la pantalla hacia izquierda o derecha según corresponda, con el consiguiente balanceo de la gominola o LocoRoco que hayamos elegido para la ocasión. Excepto el círculo, con el que provocamos una tormenta que divide a nuestro personaje en tantas gominolas como plantas rojas hayamos adquirido, el resto de teclas no tienen uso alguno. Tan sólo el stick analógico nos sirve para desplazar el puntero o algún objeto determinado cuando la situación lo requiere. Dicho en otras palabras, con tres botones nos basta para controlar totalmente la experiencia que nos ofrece el juego.

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Una experiencia que básicamente es la misma que disfrutamos hace dos años, y que pese a las novedades y al tiempo transcurrido sigue siendo perfectamente capaz de arrancar una sonrisa en momento puntuales. Lo realmente llamativo del título no es tanto su sencillez como la magistral capacidad de sus creadores para ofrecer ciento y una formas de moldear la gominola y de retar al jugador con fases a cada cual más bizarra y extraña, algunas subacuáticas, otras eminentemente basadas en saltos…, un sinfín de recursos que prácticamente sin quererlo nos obligan a repasar cada fase en más de una ocasión con el objetivo de obtener todos los objetos desperdigados por los escenarios, de descubrir qué se escondía tras ese salto imposible.

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Que la fórmula no haya cambiado no es sinónimo de que el juego sea exactamente igual, de que Sony haya bajado los brazos para ofrecer al jugador un simple pack con niveles y escenarios nunca antes vistos. Es cierto que el planteamiento apenas ha variado, pero hay novedades que justifican esta continuación. Desaparecido el factor sorpresa y a sabiendas de que el público quiere más y no necesariamente mejor, se ha añadido mayor cantidad de niveles, más variados y con multitud de minijuegos con los que se refresca el transcurso de las misiones.

Los niveles son más completos, más complejos. Encontramos nuevos puzles y retos que nos dificultan la búsqueda de los objetos que se esconden tras cualquier fondo falso o pequeña apertura en el terreno, en general hay más variedad de conceptos a la hora de crear los escenarios e incluso de unirlos al argumento, con dos o tres misiones entre interludio. Lo mismo sucede con los minijuegos, que recorren distintos estilos de juego, siendo la mayoría meros pasatiempos con los que entretenernos un rato hasta volver al mapamundi principal, que cuenta con 12 escenarios, inclusive la nueva casa MuiMui, para la cual tenemos que reunir una serie de materiales con los que ampliarla y hacerla más confortable para los curiosos humanoides.

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La finalidad de los modos de juego secundarios es poco más que la de ofrecer algo más de variedad, y siendo esto así cumplen su cometido. A poco que comencemos a jugar descubriremos un sistema de sellos que grosso modo consiste en rellenar apropiadamente ilustraciones con los rostros de los LocoRoco con los que nos topamos durante la aventura, también la posibilidad incorporada desde el título original que nos permite tomar una foto en cualquier momento para enviársela a un amigo.

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Técnica irresistible
Las animosas gominolas siguen contando de los mismos movimientos que conocemos de nuestra experiencia anterior, Saltan, se deslizan y toman distintas formas al convertirse en cuadrados o formas cónicas, bien sea para encajar en una apertura que nos obliga a tomar una apariencia en concreto o simplemente para aprovechar de distinto modo los movimientos del personaje e los desplazamientos cortos. Existe una variedad enorme en este sentido en cuanto a formas de control, pese a la sencilla apariencia de los controles, como al sumergirnos bajo el agua, donde el comportamiento de la gominola cambia por completo respecto a tierra.

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Algunos niveles cuentan con un tipo de superficie muy concreto que modifica nuestros movimientos, se busca aumentar la dificultad del título paulatinamente a medida que avanzamos al plantearnos mayores retos y situaciones más comprometidas. Una de las características del juego es precisamente la de ofrecernos distintos caminos para acceder a un mismo punto o vías alternativas para finalizar algunas misiones, en las que depende exclusivamente de nosotros molestarnos por encontrar los objetos ocultos o dejarlo pasar hasta que nos interese.

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No nos cabe ninguna duda de que estamos ante uno de los títulos que mayor número de objetos coleccionables registra en su haber, de posibilidades en cuanto a rejugabilidad. Cada nivel puede durar aproximadamente entre 7 y 15 minutos, dependiendo siempre de la pericia del jugador y de nuestros propios intereses a la hora de afrontar cada escenario, pero no sólo se trata de coleccionar sin ton ni son. Obtener una cantidad determinada de notas musicales nos permite subir de nivel al tiempo que la posibilidad de encontrar más pequeños insectos que empleamos como moneda de cambio al construir muebles para los MuiMui o en los minijuegos. Además se ha aumentado de seis a siete el número de gominolas disponibles, cada una con sus canciones y ritmos musicales independientes.

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El trabajo artístico refleja en gran parte la labor de desarrollo del juego, que como venimos comentando a lo largo del análisis se contempla tanto en el apartado gráfico como en el sonoro. Sabedores de las posibilidades técnicas de una consola como PSP sólo nos puede sorprender el mimo con el que se ha tratado el apartado sonoro del juego, incluyendo alegres melodías para cada escenario y personaje. En ninguno de estos dos aspectos hay novedades de peso, y pese a la carencia de novedades significativas sigue siendo impactante el buen resultado de unos gráficos a priori tan sencillos como los de LocoRoco.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.