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Starhawk

Starhawk

Starhawk

Shooter y estrategia en tiempo real, dos géneros que no es la primera vez que se juntan pero nunca sobre las bases de una franquicia como Warhawk. El sistema Build n' Battle nos permite organizar nuestra táctica de defensa o ataque a la par que combatimos por aire con los Hawks o por tierra con un amplio arsenal. Intensas batallas espaciales con un toque de western espacial.

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Vaqueros del espacio
Cuando se lanzó, Warhawk se convirtió en un título multijugador muy sólido y uno de los mejores lanzamientos en los primeros meses de vida de PlayStation 3, aunque fue una pena que no contara con un modo campaña individual para complementar. Algunos años después nos llega la que podríamos considerar secuela espiritual, Starhawk, ya que si bien comparte ciertos elementos tanto de la jugabilidad como de la ambientación, introduce una serie de cambios que alteran significativamente el sistema de juego y, esta vez sí, cuenta con un modo individual realmente atractivo. La mecánica denominada “Build n' Battle” añade un componente de juego de estrategia que nos otorga, especialmente en el multijugador, varias opciones para nuestra táctica, pudiendo construir diferentes tipos de edificios en torno a nuestras bases para defenderlas o ganar potencia de ataque.

Pocas veces vemos una saga que cambia de manos con cada entrega, pero Warhawk es una de ellas. Sus tiempos se remontan a la PlayStation original, donde un título de naves en 3D de esos que ya no se hacen, al más puro estilo de los basados en Star Wars, asombró a todos al ser de los primeros lanzamientos para la consola de Sony. El estudio encargado de aquel juego, SingleTrac, cerró a finales de los 90, tras la compra por parte de Infogrames, pero un grupo de desarrolladores decidió continuar la aventura en solitario fundando Incognito Entertainment. Éstos se llevaron consigo el encargo de continuar las franquicias de Twisted Metal y Warhawk, las mismas que habían creado, pero esta última pareció dormir en un cajón hasta la llegada de PlayStation 3. Alguien pensó entonces que el tiempo de los juegos de naves había pasado, mientras que se iniciaba la moda de los shooter en consola, con lo que decidieron mezclar ambas variantes y si bien, como ya hemos comentado, la campaña se atisbaba bastante floja, el componente multijugador funcionó muy bien. Claro está, hay algunas cosas que no se terminaron de refinar, como un apartado gráfico algo obsoleto a día de hoy, o la extraña decisión de permitir el autoapuntado a los enemigos, pero aun así era una experiencia más que recomendable.

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Tras esa revisión de Warhawk, Incognito Entertainment pareció desaparecer de escena y lo que ocurrió fue una singular escisión que dio lugar a dos estudios, Eat Sleep Play, la casa de David Jaffe y su Twisted Metal, mientras que por otro lado surgió LightBox Interactive, quien asumió la licencia de Warhawk. Lo único que realmente se ha mantenido constante a lo largo de estas tres entregas han sido precisamente esas naves llamadas Hawk, aunque han ido perdiendo importancia con el tiempo hasta convertirse en una herramienta más de un juego más completo. El modo invidual en Starhawk se mueve entre tres pilares básicos, el sistema Build n' Battle, las secciones al más puro estilo clásico de disparos en tercera persona y las partes en las que tomamos los mandos del Hawk y rememoramos tiempos mejores para un género alicaído, si se permite el juego de palabras. Esta mezcla imprime cierta variedad a una campaña que va creciendo poco a poco en dimensiones e intensidad, aunque sienta muy pronto las bases de lo que nos va a ofrecer, y sobre todo sirve de preparación para lo que nos aguardará cuando saltemos a la arena online.

Junto a los modos para un jugador y el multijugador competitivo, se han introducido algunas misiones específicamente para jugar en cooperativo, que nos enfrentan a oleadas de enemigos mientras protegemos un cierto objetivo. Es sin duda una buena manera de aprovechar el sistema de juego basado en Build n' Battle, ya que dos jugadores contra la máquina se coordinan mejor a la hora de levantar las defensas y atacar a los asaltantes. Los amplios mapas en los que tienen lugar estas fases dan lugar a intensas batallas tanto por tierra como por aire y, en definitiva, es un añadido claramente bienvenido. En este modo, al igual que ocurre en los distintos niveles de la campaña, se nos otorga al final una condecoración según nuestro desempeño. Starhawk también soporta pantalla partida, esta vez únicamente a dos jugadores al contrario que en Warhawk, pero los desarrolladores han tenido el detalle de que el segundo jugador pueda conectarse con su propia cuenta de PlayStation Network, de manera que su progreso se quede también guardado en su cuenta. Lo que no se almacenarán serán los trofeos conseguidos, algo entendible por otra parte.

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Un aspecto especialmente cuidado en cuanto a la campaña de Starhawk es la historia que nos narra -excepto algunos flecos de guión-, sobre todo en cuanto a la presentación. Se ha optado por el recurso de las cinemáticas con aspecto de novela gráfica animada, con un estilo muy acertado, generalmente oscuro, que pone gran énfasis en los personajes. Se nos presenta un mundo futurista donde el petróleo del futuro es una especie de energía azul que surge de algunas fisuras en planetas remotos, con lo que hay una guerra por controlar esas extracciones. Sin embargo, esa energía resulta muy difícil de manejar y cuando se desata es capaz de afectar e invadir el propio cuerpo humano, hasta tornar a los afectados en mutantes, los Outcast. Nuestro protagonista, Emmett Graves, también fue afectado por la energía de la fisura, pero que fue rescatado justo antes de convertirse en uno de ellos y ahora los combate para proteger las plantas de extracción. Un forajido que forma parte de lo que podríamos llamar un “western futurista”, donde se mezclan elementos de las películas clásicas del oeste con tecnología propia de la era espacial. Los costrosos, como así son llamados coloquialmente los Outcast, harían el papel de indios, pero en el pasado y en el futuro de Emmett hay más relación con ellos de lo que él se podría esperar.

Visualmente se aprecia un obvio salto cualitativo desde Warhawk, uno de los primeros juegos de PS3. Si bien con esa mejoría no han logrado ponerse a la par de los referentes en la plataforma, el apartado visual de Starhawk sí es digno de resaltar en cuanto al estupendo trabajo hecho desde el punto de vista artístico. Se ha cuidado el diseño de todos los elementos gráficos, acordes a la ambientación estilo Oeste fronterizo y a la vez espacial, una suerte de Jonah Hex mezclado con Desafío Total. Detalles como la visualización de los escenarios más amplios -a pesar de algunos interiores que necesitaban un repaso-, los efectos de iluminación y visuales, como partículas de polvo, los cielos tormentosos, o las marcas de energía que recorren a Emmet componen un buen conjunto gráfico. Donde realmente destaca Starhawk es en su banda sonora, siguiendo la estela de su predecesor. Las melodías de corte militarista de Warhawk dan ahora paso a unos acordes y notas más propios de una película del oeste, pero sin restarle un ápice de épica para apoyar los momentos de acción más intensa. Otra cuestión en la que Sony no suele fallar nunca es en cuanto al doblaje al español y ésta no es una excepción, con una correcta selección de voces y un buen desempeño por parte de los actores.

Build n' Battle
Introducir nociones de juegos de estrategia en otros géneros no es algo nuevo, sin duda, pero al sólo incluirse ciertos aspectos las mezclas suelen ser singulares. Un buen ejemplo es el Brütal Legend de Tim Schafer, el cual según avanzábamos pasaba de ser un título puramente de acción y aventura a permitirnos la gestión de batallones como en un juego de estrategia en tiempo real de toda la vida, dando lugar a un sistema de juego cuanto menos original. Algo similar nos planteaba Nintendo con sus Battalion Wars. La vertiente por la que han optado los chicos de LightBox Interactive es muy diferente, centrándose en la parte de construir edificios, que suele ser otra de las claves desde los tiempos de Dune y Command & Conquer. De este modo, tenemos oportunidad de levantar murallas o torretas para proteger ciertas zonas, crear búnkeres donde acceder a nuevas armas o munición, u optar por instalar plataformas donde obtener vehículos, ya sean los Hawk o de tipo terrestre, e iniciar el asalto a un determinado objetivo. En la recolección de recursos para estas obras de ingeniería es donde entra otra vez el género de los shooter, ya que nuestra fuente principal son los orbes de energía que sueltan los costrosos al caer en combate y que Emmett es capaz de absorber debido a su condición también de mutante.

Durante la campaña tenemos opciones más limitadas respecto a este sistema, principalmente porque estamos ante un tutorial continuo donde poco a poco se van introduciendo los distintos elementos con los que podemos decidir nuestra táctica y los escenarios tienden a ser cerrados. Las secciones en las que se pone en marcha el sistema Build n' Battle están claramente diferenciadas por el hecho de que se nos indica un objetivo claro a proteger y por dónde atacarán los enemigos, que vendrán en hordas. Además, podemos construir una torre para que aparezcan aliados junto a nosotros que nos echan una mano bastante agradecida contra los enemigos, pero éstos no tienen la habilidad de construir. De hecho, aunque su labor defensiva la podemos calificar de correcta, no ocurre lo mismo en mapas más abiertos donde tenemos más de una zona a defender, o cuando nos convertimos nosotros en los atacantes. Nos hemos encontrado con fallos que a día de hoy deberían estar más que superados, como que se queden atascados en una parte del escenario o que no ataquen de forma lógica yendo hacia donde más se necesita. Confiar en ellos para conducir un vehículo puede ser un gran error, pero dejarles en la torreta de disparo no es una solución mucho mejor.

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La IA enemiga, siendo un tanto estática y que en ocasiones provoca que los enemigos sean fáciles de alcanzar, sí que acierta en cuanto al uso que estos hacen del escenario. En cualquier caso, es en el modo multijugador donde más luce este sistema de juego, con todos los usuarios con la capacidad de levantar edificios y muchas más posibilidades de variación en la estrategia dependiendo de la situación de la partida o la orografía del terreno, entre otras cuestiones. Pero de eso hablaremos más adelante. En lo que respecta al modo individual, la mayoría de las veces tenemos un tiempo limitado para establecer las defensas y a partir de ahí a resistir, reparando todo aquello que sea necesario, hasta acabar con el último de los enemigos. Sólo en ocasiones puntuales iniciaremos nosotros el ataque con el sistema Build n' Battle activo, ya que generalmente avanzaremos como si fuera un shooter normal hasta llegar al siguiente punto a defender. Conforme vamos superando niveles cada vez tenemos más libertad de acción y las batallas se vuelven más complejas, debiendo alternar rápidamente entre ir a pie en una cierta parte del escenario e iniciar de nuevo el vuelo en nuestro Hawk mientras se van sucediendo las oleadas. También contamos con un planeador, heredero del que ya se introdujo en una de las expansiones de Warhawk.

En su faceta de juego de acción Starhawk no es especialmente sorprendente. Aquí es donde quizá encontramos más similitudes con su predecesor, Warhawk, ya sea por el sistema de elección de arma utilizando la cruceta, o por el arsenal puesto a nuestra disposición que, de nuevo, no es lo que se dice original, aunque sí suficientemente variado entre metralletas, escopetas, pistolas, lanzacohetes y demás, todas ellas, por supuesto, con un toque futurista. Aquí no existe sistema de clases ningún tipo y tenemos a nuestra disposición todas las armas en todo momento (siempre que las hayamos recogido antes en el mapa), pudiendo optar por la que más nos convenga en cada momento. Pese a que el autoapuntado total se ha eliminado, aún hay ligeras ayudas que funcionan bien a grandes distancias. Quizá la mayor tacha del sistema de combate sea que no hayan mejorado los ya básicos movimientos del personaje en Warhawk, que son sencillamente correr, agacharse y saltar. Protegerse de los disparos enemigos no es tarea fácil y se echa en falta poder usar algún tipo de sistema de cobertura o como mínimo rodar por el suelo. Esto contrasta con el control del Hawk, donde han experimentado y progresado más sobre un sistema que, de hecho, ya funcionaba más que correctamente.

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El manejo de los cazas con el Sixaxis ha pasado a mejor vida, ofreciéndonos tres variantes a gusto del consumidor: normal, esto es, la cámara se mantiene relativamente estable pero la mira está siempre fija en el centro; avanzado, no apto para los que se marean fácilmente ya que la cámara hace muchos más giros dependiendo de nuestros movimientos; y finalmente arcade clásico, más similar al Warhawk original de la primera PlayStation donde la mirilla también se puede desplazar independientemente de la nave. Cualquiera de estas opciones funciona como se espera y el pilotaje de las naves, aunque desafiante en un principio, con algo de práctica resulta bastante accesible. Es más, la metralleta, que es el equipamiento básico del Hawk, tiene un cierto autoapuntado en un área alrededor del enemigo, de forma que no nos resulte excesivamente difícil acertar siempre que seamos capaces de seguir a nuestro enemigo. Igualmente podemos hacer piruetas para esquivar misiles enemigos, lanzar balizas o derrapar de manera que logremos ponernos a cola de nuestro enemigo. Los tipos de munición no nos deparan tampoco novedades reseñables y se limitan a distintos tipos de proyectiles con mayor o menor potencia o fijación en el blanco más o menos sencilla. Cabe mencionar también que las naves en Starhawk han dejado de ser únicamente cazas para transformarse en una especie de robots que pueden también caminar por el suelo y desplegar su gran potencia de fuego frente a la infantería.

Usa todo lo que has aprendido
Terminamos el modo Campaña. Finiquitamos la historia fronteriza de colonización, codicia y sangre de Emmet Graves y los suyos y, ¿qué nos queda? Pues la -para muchos- verdadera razón de haber adquirido Starhawk: su modo Online. Y es que, tras el intenso y completo entrenamiento a toda la jugabilidad bélica y táctica que supone la Campaña Monojugador en el sistema Build n' Battle, los vehiculos, recursos, estrategia e incluso cooperación -mediante pantalla partida con dos usuarios iniciando sesión en su propia cuenta cada uno-,  estaremos listos para saltar online y batirnos en duelo facción contra facción, remitiéndonos a muchos a un deja vu al primer Warhawk. Pues las similitudes son patentes, aunque todo es ahora más grande, más pulido, mucho más estratégico. Algo que puede tanto jugar a nuestro favor, como destrozarnos la partida, pues nunca el dicho de "Basta una manzana podrida para dañar el barril al completo". La experiencia que vamos consiguiendo en las partidas nos sirven paradesbloquear nuevas habilidades, pero al contrario de lo que suele serhabitual Starhawk no presenta esquema en forma de árbol, sino queprácticamente todas están disponibles para elegir libremente. Cada nivelque ascendemos nos otorga un punto y cada habilidad tiene un coste detres. De esta forma el jugador va conformando su personaje exactamente asu gusto, dándole los atributos que considere más importantes para suforma de jugar. No obstante, algunas de estas habilidades puedenrequerir haber realizado alguna acción antes para acceder a ellas, comoes la de ingeniero, que implica haber reparado antes al menos diezestructuras aliadas.

Modos de juego clásicos como Capturar la Bandera -que brindaba algunos de los instantes más épicos en Warhawk, al igual que aquí-, Zonas -cada equipo conquista zonas del mapa para aumentar la puntuación de cada facción-, Duelo y Duelo por Equipos componen una oferta multijugador que activamos mediante el menú principal, que acertadamente luce un aspecto a Tableta propia de la saga FallOut más que a las actuales. Tras elegir dónde aterrizamos -mediante un agradecido detalle visual en forma de vaina que aterriza mediante un espectacular picado sobre el terreno, y que, en caso de aterrizar sobre la cabeza de un enemigo, encima nos dará más puntos- llegaremos al campo de batalla. Las partidas oscilarán entre varios mapas, algunos ambientados en distintos escenarios de la Campaña principal, con características propias que nos obligarán a modificar estrategias, así como planear recursos y acciones en pos de su tamaño, terreno y/o accesibilidad. No es lo mismo encontrarse en un pequeño enclave orbitando sobre la Tierra (el mapa Space Platform) en el que la movilidad para los vehículos como el Razorback está verdaderamente limitada -ideal los Hawk y los JetPacks, magistral la vista de vértigo al asomarnos-, que combatir en el desierto industrializado de Acid Sea -gran detalle esas tormentas que recuerdan lo visto en juegos como Red Faction o films como Desafío Total-, o en las vastas llanuras del planeta Dust, en el que las motos Sidewinder Jetbike se devienen esenciales para huidas y escaramuzas rápidas -amén de sentirnos como Anakin Skywalker en Star Wars Episodio II atravesando el amplio terreno a toda velocidad.

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Retomemos eso de "la manzana podrida" que comentábamos antes. El mejor añadido de todo el multijugador de Starhawk, sus pilares, es también aquello que muchos señalarán como su talón de Aquiles: Organización y Estrategia. Hace algunos meses vimos el lanzamiento de un juego como Battlefield 3que, en gran parte, representa el mismo espíritu de cooperación ycolaboración entre compañeros, aunque sea con distintas herramientas, yque contrasta con lo que buscan otros juegos como Call of Duty.La parte negativa de este planteamiento es que dificulta mucho unirse apartidas abiertas en las que no conocemos a nadie, sobre todo porqueincluso aunque nosotros actuemos por el bien del equipo resultafrustrante ver cómo otros compañeros ejercen de lobos solitarios. Parapaliar en parte esta sensación, encontraremos herramientas para creacióny gestión de clanes, facilidad para invitar amigos a nuestra partida oun calendario de eventos entre otras funcionalidades sociales y es nosólo recomendable, sino prácticamente un requisito, hacer uso de ellas.Si bien esto no es precisamente la división por escuadras y pelotones de M.A.G. ni un RTS al uso, cada bando que se enfrente tiene un número de construcciones limitado para llevar a cabo. De nada nos sirve que, nada más empezar en las llanuras del planeta Dust, todo el mundo se lance a construir motos-jet y Razorbacks si cuando nos haga verdadera falta, no vamos a poder levantar un muro para defendernos de una invasión enemiga. El online de de este juego no se escuda en pasillos angostos disfrazados de supuestos mapas enormes en los que reina un paroxismo balístico frenético, para nada. Aqui prima pensar, acordar estrategias en base al mapeado por el que nos movemos. Cada elemento ha sido pensado para aportar alguna diferencia táctica, incluso las vainas de reaparición, ya que dónde caigamos puede suponer una ventaja como tomar la espalda al enemigo.

En Starhawk no hay lugar para las heroicidades individuales, ya que éstas, lamayoría de las veces no solo acaban con el personaje muerto acribillado,sino que su negligencia heroica puede costarnos un recurso en forma deMuro o Jet-Pack necesarios que, sin ellos, nos costará una más queposible derrota. El individualismo, el concepto de héroe solitario,aunque plausible, no es para nada recomendable si buscamos ganar, ya quetodo lo que construyamos tendrá un efecto en el equipo en el queestamos, pudiendo desestabilizar la partida perfecta en un caos deindividualismo sinsentido. Por ejemplo, atacar la base enemiga de Acid Sea mediante una estrategia que combine pilotos de JetPacks para robar la bandera con rapidez, un par de Hawks-mechas para infiltración directa y asalto pesado dentro de su territorio para cubrir a los Jet-Packs y distraer a la facción enemiga, y varios Razorbacks y/o Ox Heavy Tank para obligarles a prestar atención a sus defensas, cubrir el robo de la bandera y arrasar cual caballería medieval su frente y flancos. ¿El resultado si lo hacemos bien? Un absoluto espectáculo de poder en mapas de 32 usuarios, dejando al enemigo temblando ante un ataque que exuda una coordinación y estrategias dignas de Rommel o Patton.  Ésa es la verdadera virtud de este juego y que hace que sea una adquisición más que recomendable para aquellos que busquen una experiencia multijugador novedosa. El hecho de que puedan estar pasando multitud de acciones al mismo tiempo, en distintas partes del mapa y a diferentes alturas, es lo que nos imbuye en esta sensación de guerra total.

8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.