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Sports Champions

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Deportes moviditos

El juego de deportes de Sony ha llegado para demostrar todo el potencial de PlayStation Move. Con uno o dos mandos podemos disfrutar de seis disciplinas diferentes: tiro con arco, lucha de gladiadores, lanzamiento de disco, petanca, tenis de mesa y voleibol. La extraordinaria precisión del nuevo mando de PS3 alcanza un nuevo nivel en esto de los controles de movimiento aplicado a los deportes, aunque teniendo en cuenta que la experiencia se nos antojará un tanto corta y limitada.

Actualizado a

Nintendo puso de moda los juegos de deportes con controles de movimiento con Wii Sports y repitió la jugada con Wii Sports Resort, así que ni Sony ni Microsoft quisieron ser menos con sus nuevos periféricos, y ahí tenemos tanto Kinect Sports como el que hoy nos ocupa, Sports Champion.  Se trata de un acercamiento a las posibilidades de PlayStation Move, una demostración de sus capacidades y una buena manera de hacerse al nuevo mando. La oferta es amplia, aunque de lo más curiosa, ya que parece que han hecho la selección de deportes buscando los que más se notara el uso de Move. De este modo tenemos tiro con arco, lucha de gladiadores, lanzamiento de disco, petanca, tenis de mesa y voleibol. Como veis, un poco de todo: precisión, acción y agilidad. Es fácil entrar a la guerra comparativa entre Sports Champion y Wii Sports Resort, pero nosotros lo vamos a evitar en este análisis. 

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Tres de estas disciplinas se bastan de un único mando, pero las otras tres se pueden jugar tanto con uno como con dos, lo cual supone el doble de desembolso por cabeza a cambio de un mejor aprovechamiento de las capacidades de Move. Por otro lado, el juego soporta perfectamente el uso tanto con la mano derecha como con la izquierda de los mandos. Una cosa que debéis tener en cuenta para jugar es el espacio necesario. El juego recomienda unos dos metros y medio de distancia con respecto a la televisión, pero si hay más de una persona quizá necesitéis más angulo para que las esferas luminosas estén siempre ante el ojo del PlayStation Eye. Es en ese momento cuando notaréis una de las peculiaridades de Move frente al Wiimote, siendo la otra la necesaria calibración antes de cada minijuego, lo cual puede tornarse algo incómodo si lo que queremos es ir cambiando de uno a otro en sesiones multijugador.

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La experiencia para un jugador se basa en una serie de enfrentamientos con los personajes controlados por la CPU, con aumento gradual de la habilidad de los rivales y estructurado en tres copas diferentes, oro, plata y bronce. La curva de dificultad es destacable, pues si bien al principio es bastante sencillo vencer, en los niveles más avanzados la cosa ya supone un reto incluso para los más jugones. Sumado a esto, tenemos el objetivo de conseguir tres estrellas en cada una de las fases, lo que se hace acumulando una determinada cantidad de puntos que determina el número de estrellas ganados. Esos puntos varían conforme a lo que requiera cada minijuego. Por ejemplo, en el de tenis de mesa se medirá los remates realizados mientras que en el de lucha de gladiadores los derribos al enemigo. Finalmente, hay unos desafíos especiales o minijuegos (uno por cada copa) que ponen a prueba nuestra destreza contra el reloj. Una vez más, su mecánica cambia dependiendo del deporte, teniendo en el tiro con arco quizá los más divertidos y dinámicos con las dianas móviles. Si nos gustan, una vez desbloqueados en el modo competición podemos acceder a ellos libremente.

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Pasando a describir los deportes uno por uno, comenzamos con tiro con arco. La combinación de dos mandos permite simular tanto la dirección de apuntado del arco como la potencia con la que queremos lanzar la flecha. Para empezar, hemos de echar el brazo a la espalda y coger una flecha casi como si tuviéramos un carcaj realmente colgado. Una vez colocado ese proyectil virtual, hemos de tirar hacia atrás de una cuerda imaginaria con uno de los mandos y con el otro dirigimos la mirilla hacia la diana. Una vez estamos contentos con la trayectoria basta con soltar el botón del mando que sostiene la cuerda para que la flecha salga disparada. Es, con diferencia, lo más parecido que hemos probado hasta ahora en cuanto a simulación del uso de un arco. El principal punto positivo de este deporte es que los escenarios cambian de manera mucho más acusada, no como en otros que varía el entorno pero la jugabilidad es idéntica. De esta manera, los retos se van haciendo cada vez más complicados independientemente de que la IA lo haga mejor o peor, pasando de tener dianas a distancia fija a multitud de objetos que se mueven hacia los lados, en giros o atrás y adelante, con el reloj corriendo en nuestra contra.

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La lucha de gladiadores es probablemente la que mejor demuestrá qué ofrece Move que otros no pueden alcanzar, combinando el uso de una cámara con el de dos controles de movimiento. El juego sabe perfectamente la posición relativa de los mandos con respecto a nuestro cuerpo (por ello se hace la calibración). Cada uno de ellos representa un brazo y, por tanto, la espada y el escudo. La cámara, como en el resto de minijuegos, es en primera persona, para mejorar la sensación de inmersión y de que lo que se muestra en pantalla es una extensión de lo que estamos haciendo. Esto nos da control del que suelen llamar 1:1, es decir, que según movemos nuestros brazos el personaje imita a la perfección nuestros movimientos, incluso si nos agachamos, esto es detectado. No hay retraso apreciable y los golpes no se basan en una mera imitación de los gestos, sino que realmente se ejecutan tal cual los hacemos, tanto teniendo en cuenta el ángulo del golpe como la potencia. Esto es esencial teniendo en cuenta que el rival se protege con un escudo, lo mismo que nosotros, de manera que tenemos que asegurarnos de dar en los puntos que tiene expuestos, ya sean las piernas, la cabeza o el torso, y en qué lado de su cuerpo.

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El escudo es de madera y se va rompiendo con los golpes recibidos, así que no debemos abusar de él esquivando los golpes. Para ello podemos echarnos a un lado u otro dependiendo de qué mando pulsemos o hacia atrás. No da mucha libertad pero puede valer para esquivar una estocada y atacar al desguarnecido enemigo. Conforme bloqueamos golpes vamos acumulando energía en un medidor que nos permite realizar un "supergolpe". Al activarlo, hemos de dar al menos una vez al rival sin que este pare nuestro golpe y antes de que se nos agote el tiempo. Si lo conseguimos, tiene lugar un brevísimo QTE en el que hemos de trazar golpes según unas direcciones en pantalla para quitar un buen trozo de vida. La victoria se puede lograr tanto por aniquilación como por expulsión del oponente del cuadrilátero. Lo que más nos ha gustado es, sin duda, que se prescinde de golpes especiales (con la excepción del "supergolpe") y todo se basa en un auténtico combate entre gladiadores, con sus armas y sin artificios.

El lanzamiento de disco nos da una buena idea de lo preciso que puede llegar a ser Move. Cómo funciona es bastante evidente, sencillamente lanzamos el disco hacia adelante con cualquiera de las dos manos e incluso de revés si queremos, aplicando un efecto dependiendo del giro de muñeca que realicemos. Todo eso es detectado y nuestro tiro sale tan bien o mal como lo hayamos hecho. El juego en sí es similar al golf pero con discos. Al final de los recorridos (más cortos que en el deporte de Tiger Woods) hay una cesta con cadenas que recoge el disco en cuanto se enreda entre ellas. Tenemos un total de 18 hoyos en los que nos encontramos con lagos, pequeñas montañas, zonas arboladas y un sin fin de obstáculos diferentes. Cualquier elemento que se interponga en la trayectoria del disco hará que éste se choque y se detenga, con lo que hay que tener mucho cuidado y que no nos pasen cosas como darnos con la rama encima de nuestra cabeza por lanzar demasiado fuerte.

Lo siguiente es un clásico español como la petanca, conocido como "bocce" más allá de nuestras fronteras y de hecho las reglas empleadas son algo más parecidas a las de la bocha. Un jugador tiene el saque y debe colocar el boliche y, a continuación, su primera bola. El siguiente tiene cuatro bolas para tratar de colocarse más cerca que el otro del boliche. Si lo consigue, pasa el turno al oponente. Al final, gana el que tiene la bola más cercana al boliche y consigue tantos puntos como bolas ha colocado dentro del radio de la más cercana del rival al boliche. Lo más interesante de este minijuego son los escenarios, que no sólo se practican en una pista oficial sino también en un parque o un muelle, entre otros, con todos sus elementos típicos como bancos, mesas, vegetación, etc., que forman parte de la partida influyendo notablemente. Una vez más, son detectados los efectos que damos a las pesadas bolas para determinar su giro y podemos elegir tanto la posición como el ángulo con el que queremos lanzar. 

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No hay mucho misterio en cuanto al tenis de mesa, que ya hemos visto tantas veces en los videojuegos con títulos como Table Tennis de Rockstar. Cabe destacar que, al tratarse de lo que hemos denominado movimiento 1:1, se tiene en cuenta la inclinación de la paleta para que los golpes salgan hacia arriba o abajo, lo mismo que para un lado u otro dependiendo de lo abierta o cerrada que la acerquemos a la pelota. No sólo eso, sino también tiene relevancia si golpeamos de arriba a abajo para hacer un remate o, como no puede ser de otro modo, el efecto realizado. Y aún hay más, importa la profundidad para definir si golpeamos casi encima de la mesa atacando o desde el fondo. Ante tanto parecido con la realidad, algo tenía que haber que no funcionara tan bien y no es otra cosa que la visibilidad de la pelota. No es lo mismo a tamaño real que pequeñita en nuestra televisión, así que los desarrolladores han optado por poner unas flechas indicando la trayectoria, lo cual hace más fácil jugar pero se pierde un cierto grado de simulación. El brazo, eso sí, sufrirá de todos modos después de un intenso partido.

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Dejamos para el final lo peor, como debe ser, pues no sabemos muy bién en qué estaban pesando cuando decidieron incluir voleibol y además hacerlo de este modo. Preferiblemente usando dos mandos, nos limitamos a ejecutar los golpeos sin tener control alguno de dónde va nuestro jugador. Por lo tanto, apenas tenemos que acertar con el tempo y ligeramente con la dirección, tanto para la recepción, como para pasar al compañero, como en el remate. Lo único que tiene algo más de gracia es cuando saltamos a bloquear, pues la posición de nuestros brazos viene representada por la colocación de los mandos sobre nuestra cabeza, a un lado o a otro. Nada del otro mundo, al fin y al cabo. Sólo los minijuegos de habilidad tienen algo más de gracia, ya que ahí si tenemos un mayor nivel de intervención, pero sigue siendo inferior al resto.

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Para aprender todo aquello que hace falta para afrontar los diferentes deportes han optado por dos vías. Durante las excesivamente largas pantallas de carga se van mostrando una serie de pistas que podemos recorrer libremente y que sobre todo funcionan a modo de recordatorio. Lo importante son los tutoriales, que se distribuyen a lo largo de los primeros niveles de cada una de las copas. De esta forma, vamos aprendiendo poco a poco y no todo de una sola vez. Quizá se echa en falta algo más de interactividad, un muñeco que haga el movimiento que nos piden o cualquier cosa que podamos imitar de forma más sencilla. Casi todo se basa en siluetas y textos breves que no terminan de definir qué es lo que nos están requiriendo hacer.

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Exprimir uno solo el juego a fondo puede hacerse en unas pocas horas y la mayoría de las disciplinas pasan a ser aburridas por lo repetitivas que resultan con el tiempo. El reto de las tres estrellas que comentábamos antes es totalmente prescindible, salvo que lo hagamos por orgullo personal, dado que lo único que nos otorgarán serán prendas para los nada carismáticos personajes. El conseguir las copas nos da un pequeño premio adicional, enviar una divertida foto a Facebook posando con el mando, siendo éste sustituido por el instrumento utilizado en ese deporte, como la espada en la lucha de gladiadores. Una vez hemos hecho la gracia y todos nuestros contactos se han reído de nosotros, no tiene mucho más donde rascar. En definitiva, ¿qué queremos decir con esto? Que para disfrutar en condiciones de este juego es mejor que cuentes con uno o varios amigos que vayan a hacerlo contigo. Hasta cuatro personas pueden jugar en una misma consola, dependiendo no obstante de la modalidad escogida, pero sólo dos lo harán a la vez en aquellos que lo permitan (tenis de mesa, lucha de gladiadores, tiro con arco y voleybol). El resto, como podéis esperar, funciona por turnos.

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7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.