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Rock Band 2 vs Guitar Hero: World Tour

Los titanes musicales afilan sus hachas para dar paso a uno de los duelos más eléctricos jamás visto. Os contamos quién nos parece nuestro ganador de la temporada.

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La música guarda tanta relación con los videojuegos como con nuestra propia vida diaria, ligada inevitablemente a cualquier producto visual. Tanto es así, que casi diríamos que el silencio casi lo evitamos, y cualquier melodía es como el respirar: necesario, permanente. Nos alegra los días de lluvia y nos acompaña de la manera que deseemos. Parte grande de esa magia que nos embriaga se debe a la industria musical, creando iconos atemporales a los que todos nos gustaría emular algún día. La magia, la droga del escenario, que la llaman. Como hoy día todo está al alcance de cualquiera, dar el paso para proveernos de esa experiencia era cuestión de tiempo.

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Harmonix es, en cierto modo, gran parte de esa historia. Al principio preocupada de brindarnos una experiencia vocal a manos de Karaoke Revolution, se alió con Activision para dar a luz a una idea: la de tocar con una guitarra de plástico -con forma de Gibson SG, icono absoluto y reconocible- temas clásicos del rock 'n roll y del metal de estas últimas décadas. Se había intentado muchas veces, pero no con tanto éxito. La fórmula occidental le quedaba muy lejos todavía a BEMANI -sección musical de Bemani-, tan centrada en Japón que cuando vio a su Guitar Freaks con otra cara debió tirarse de los pelos. Claro está, no tardó en salir una segunda entrega, con un enorme aumento de dificultad y de calidad en todos sus temas. Activision tenía la mirada verde; había encontrado un filón.

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Pero como todas las historias de amor, ésta tuvo un fin. La ambición de Harmonix les llevó a aliarse con un titán aún mayor, no tanto en la rama lúdica -puesto que ahí ellos eran los expertos, no les hacía falta ayuda externa- sino en la de licencias musicales: MTV, visionarios comercializando los primeros videoclips, ahora deseosos de una nueva vía de negocio. Y ahí se quedó Activision, compuesta y sin novio. Pero como diría cualquier buen rocanrolero, cuando se te rompe la jarra lo mejor es ir a por botellines: RedOctane continuaría haciendo los periféricos, y ahora tirarían de su bienamada Neversoft -responsable de sagas como Tony Hawk- para demostrar que solos pueden valerse.  Y vaya si lo demostraron.

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El problema es que mientras, el nuevo hijo predilecto de estos 'renegados' distaba mucho de esa guitarra de plástico, pues a ella se le unían una voz y una batería. El nombre de Rock Band habla por sí mismo. Salió rápido, lo más rápido posible para no perder la exclusividad de la idea, porque una carrera la ganan los más veloces, pero también con una mecánica a prueba de balas y la solidez que demuestra un soundtrack apadrinado por MTV. Desde los Who hasta Muse, cuatro décadas del rock 'n roll se veían representadas con más o menos fidelidad.

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Pero para Activision la batalla no estaba perdida. De hecho, ni siquiera había empezado. Entre sus paredes se fraguaba el más digno competidor que podrían haber imaginado, y cuando la lista de temas fue anunciada todos nos quedamos patidifusos, incluso aquellos que ya habían visto todo lo que Rock Band 2 llegaría a ofrecer. Dos titanes se estaban preparando para el inevitable choque que 2008 traería a nuestras estanterías. El hijo pródigo contra el monarca asentado. ¿Quién ganará? Eso no lo sabemos, puesto que en nuestro país la situación es tan particular como impredecible. Pero hemos probado ambos, hemos afilado nuestro hacha, y puesto a punto nuestras cuerdas vocales para ayudaros a apostar por uno de los dos caballos.

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Instrumentos

El lanzamiento de estos títulos en nuestro territorio ha venido acompañado de una polémica por su precio. ¿Por qué no sólo no se cumple la regla de cambio euro/dólar, sino que además se aumenta su precio? Las excusas que se nos han puesto son muchas: precio del petróleo, diferente en Europa a Estados Unidos, los dichosos aranceles, mucho más costosos para  un paquete de mayor envergadura... al final España, por contar con sueldo medio bastante inferior respecto al de otros países como Reino Unido o Francia, se ha visto más que perjudicado en las ventas de un tipo de juego que, de otro modo, arrasaría.

Pero quitando este desafortunado hecho, tenemos dos enfoques prácticamente distintos a todo el conjunto. Por un lado, está la dinámica simplista y atractiva para todos los públicos que ofrece Rock Band; su guitarra, réplica de una Fender Stratocaster, nos llama en el mismo instante en el que posamos nuestros ojos sobre ella. Cuenta con una segunda sección del botones al principio del mismo para poder hacer los solos sin necesitar una púa en absoluto, dejándonos mucho margen a la hora de ejecutar los punteos más exigentes. Una apuesta continuista respecto a Guitar Hero, aunque requerida de un periodo de adaptación puesto que la púa es mucho más silenciosa para aquellos que estén acostumbrados a oír muchos clics.

La batería, obviamente el instrumento que más encarece el conjunto, aparece en el juego de Harmonix demostrando que cualquiera puede llegar a tomar contacto co un instrumento real sin no demasiada adaptación posterior. Cuatro botones, representados por cuatro círculos de igual diámetro, y un pequeño pedal son los únicos componentes de un kit poco espectacular y fiel a la realidad, pero muy fácil de tocar y aún más de guardar en momentos en los que no lo usemos. Es una apuesta clara por la accesibilidad.

Activision, por otro lado, arriesga mucho haciendo cambios rompedores con la tónica predecible. La guitarra es mucho más robusta que la de su competidora -quizás por la falta de un acuerdo con alguna compañía conocida-, si bien lo compensa gracias a una respuesta clásica en su funcionamiento. No obstante, el panel táctil puesto al principio del mástil crea un nuevo grado de jugabilidad, haciendo de los solos algo más variado. Esta novedad vemos cómo al principio nos complica un poco la vida, por lo poco intuitivo que nos parece hasta que lo dominamos. Más tarde, lo disfrutamos en mayor grado, pero nos deja esperando que se le saque un mayor provecho del que tiene.

La batería aparece ambiciosa, imponente, apadrinada por bateristas renombrados como Chad Smith de los Red Hot Chili Peppers. Tenemos platos, cosa que Rock Band 2 ahora mismo no tiene, y cinco botones sumados al bombo. Además, se le puede enchufar a un ordenador vía cualquier puerto MIDI para utilizarla como si de una batería electrónica de verdad se tratara. En el fondo pretende serlo, pero su respuesta, castigando mucho el error, amén de sus problemas en nuestro país para calibrarla -cuya solución no tardó en proveerse-, la deja a medio camino de dichas pretensiones.

A la hora de la verdad, la simpleza aparente de la batería de Rock Band resulta mucho más efectiva. La lástima es que no tengamos en nuestro país los periféricos correspondientes a Rock Band 2, mucho menos ruidosos, más fiables, y con alguna que otra mejora de diseño respecto a lo que nos compraremos aquí, algo más rudimentario. Guitar Hero: World Tour, por su parte, intenta abarcarlo todo y perece un poco en el intento. Aquellos que busquen unos periféricos "diferentes" podrán perdonarle esas carencias, pero si queremos ser el alma de la fiesta podrá darnos más quebraderos de cabeza de los que deberían. Este apartado se queda muy empatado más por nombrar 'peros' que por comentar bondades, pero Rock Band gana en simpleza y fiabilidad. En cuanto al micrófono, todo vale: desde uno USB hasta el headset de turno.

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Lista de temas

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A la vez, el aspecto más determinante y el más subjetivo del conjunto. Uno prefiere algo respecto a sus preferencias, y obviamente cuando tratamos de juegos musicales lo subjetivo se impone a los datos más fáciles de medir, como ocurre en cualquier arte. Ambos juegos cuentan con un plantel más que destacable, con exclusividades muy atractivas: Rock Band 2 tiene a AC/DC y a Bob Dylan; Guitar Hero: World Tour con Jimi Hendrix y Ozzy Osbourne.

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Lo que está claro es que en este caso la retrocompatibilidad se agradece. Guitar Hero lo tenía difícil, y era lógico que no añadiese todos los temas desde GHIII hacia atrás. Rock Band 2, consciente de ello, ayuda a los usuarios dejándoles pasar los temas del primero -previo pago-. Esto no dejaría de ser un detalle si no fuese porque enriquece la experiencia principal, como hablaremos más adelante, muy acumulativa.

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También hay que pasar por encima del sistema de descargas de cada uno. GHTunes se vale tanto de los que se van añadiendo por parte de los usuarios, quienes van componiendo mediante el estudio, como de las descargas que la propia Activision va añadiendo. El sistema es simple,  pero es algo más caótico de lo que debería Rock Band 2, por su lado, cuenta con  un mayor nivel de temas y una manera de clasificarlos más ordenada y atractiva. En este sentido, se nota la mano de MTV ofreciéndonos diversidad y un caudal continuo de nuevas adiciones. Aquí, gana la mano Rock Band 2,  si bien, repetimos, al final depende más de los gustos subjetivos.

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Aspecto gráfico/personalización

Un apartado secundario, pero igualmente importante. Como el rock 'n 'roll, parte igual pone la puesta en escena que la calidad de su interpretación, así que lógicamente tanto uno como otro tienen su parte que decir. Con Guitar Hero: World Tour tenemos un acercamiento más desenfadado, buscando más la parodia, y apoyado en una faceta de personalización que alcanza más de lo que permite incluso nuestra imaginación. Muy completo en este sentido.

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Rock Band, por su parte, busca la facilidad. Dos apartados, un botón y a jugar. Una opción muy viable y respetable pero que no quita que se pueda dar mayor profundidad a la misma. A la hora de la verdad es algo repetitivo, una lástima dado que cuenta con unos personajes muy brillantes y estilizados, más serios aunque sin abandonar ese estado de personaje de serie de animación. Aquí el ganador es Guitar Hero: World Tour, sin duda alguna.

Jugabilidad

A la hora de la verdad, tanto uno como otro toman la base que juegos como SingStar -basados en Karaoke Revolution- o la propia saga Guitar Hero impusieron en su momento, así que en este sentido el legado de Harmonix se hace más patente que nunca. Tanto uno como otro, círculos o pequeños rectángulos, van bajando por un mástil virtual hasta que se encuentran cerca de la pantalla, momento donde pulsaremos el botón adecuado. Con la voz, se describirá la línea vocal a seguir y nosotros tendremos que afinar correctamente, da igual tono o potencia.

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La respuesta y la calibración son harina de otro costal. Ambos cuentan con pequeños tutoriales para hacerlo en caso de que nuestra televisión se encuentre desajustada. Es no sólo recomendable, sino obligatorio hacerlo cada vez que se enchufa en un nuevo lugar, y aquí Rock Band es algo más claro ofreciéndonos un sistema sencillo y fácilmente medible. Guitar Hero: World Tour hace lo propio, pero para la batería se han registrado problemas serios para ajustarlo convienientemente.

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Dificultad

La dificultad es, de nuevo, tema subjetivo a la hora de aclarar preferencias. En World Tour encontramos temas para todos los gustos, y así ocurre en Rock Band 2. La curva, aún así, está mejor calibrada en este último. Su único pecado puede ser su repetitividad en los primeros compases, pero lo compensa agregándole mucha más profundidad en posteriores. También tenemos para todos los gustos, desde riffs sencillos con ritmos de batería para ir perdiendo el miedo hasta auténticas locuras para los amantes del reto que quieran subir su resultado a YouTube. Esto, el entrenador de batería y el modo 'no fail', donde se hace imposible fallar un tema,  pueden más que el modo añadido a GHWT donde sólo es necesario tocar en el momento adecuado para ir avanzando. Punto para Rock Band 2.

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Modo Carrera

Tan importante como la curva de dificultad es la capacidad de llevar al jugador por horas y horas de juego sin perder la diversión inicial en lo más mínimo. Algo mucho más importante en propuestas musicales, puesto que las canciones pueden terminar hastiándonos en un momento dado.  Por lo tanto, y como es algo lógico y normal en cualquier título de consola -donde se nos 'obliga' a cumplir con un objetivo, una meta-, ambos se han dedicado a proveernos de varias formas de tenernos meneando la cabeza cuanto más, mejor.

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Guitar Hero: World Tour es más de lo que ya hemos visto. Vamos, canción tras canción, con un cierto margen de elección, por los más de ochenta temas de su plantel. Muy continuista, teniendo en cuenta si queremos hacerlo sólo para un instrumento, o bien ir con el grupo completo. Rock Band 2 hace lo mismo que el primero, pero su manera de concebir la vida del hombre rocanrolero se hace a la vez más cercana a la parodia mientras que nos da una sensación de libertad para ir consiguiendo estrellas, fans y dinero sin prisa pero sin pausa. Además, con retos y la posibilidad de añadir canciones tanto del sistema descargable como del primer título. El objetivo final, llegar al Hall de la Fama, puede llevarte tanto tiempo como quieras. En este sentido, el tándem Harmonix/MTV gana por goleada.

Online

El otro factor a la hora de decidir la vida lúdica de un título es su soporte multijugador. En este caso, y con la faceta descargable ya tratada, tenemos que sopesar tanto la faceta competitiva como la cooperativa, muy importante siendo una experiencia ideal para cuatro jugadores. Tanto GHWT como RB2 son el máximo exponente del juego social, cuatro chicos cooperando para tener la mayor puntuación posible. En este sentido, tanto el uno como el otro saben estar a la altura ofreciéndonos opciones para compartir la carrera juntos, ya estemos todos en la misma casa o no.

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Ahora, a la hora de competir el tratamiento que se le ha querido dar es distinto. Guitar Hero World Tour utiliza la Batalla de las Bandas para dar forma a un 4vs4 muy clásico, y Rock Band 2 utiliza los rankings y los retos online, cambiándolos cada semana, para fomentar la competitividad. En el tema duelos, quizás Guitar Hero ofrezca más variedad gracias a sus modos Guerra, muy divertidos y arcade, en comparación con el clasicismo que ofrece su competidor. Aún así, aspecto muy igualado.

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Estudio de grabación

Esta faceta única de Guitar Hero World Tour merece ser comentada aparte por la simple razón de que no entra dentro de la definición del juego tradicional, sino en la del llamado 'gaming 2.0.'. En él, músicos amateurs pueden demostrar su habilidad como compositores gracias a una herramienta completísima que nos permite simular todos los instrumentos de un grupo de rock, salvo la voz, para luego compartirlos con el resto de la comunidad. Una idea increíble, que podría dar mucho de sí.

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El problema es que es muy poco accesible para el jugador menos habituado a este tipo de software. Si lo comparamos con cualquier secuenciador es fácil, sí, pero aun contando con varios tutoriales y facilidades, sólo aquellos que tengan verdadero interés en llevar a cabo sus composiciones tendrán el valor de echarle las horas necesarias a esta herramienta. Es algo que no tiene cabida en una comparativa entre iguales, porque para el gran público puede ser sólo una curiosidad extra. Para el valiente, no obstante, la creatividad será su límite.

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Conclusión

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Cada persona tiene sus preferencias, así como tendrá su juego musical preferido. Tanto el uno como el otro tienen sus pros y sus contras, y a la hora de la verdad, será la lista de temas la que nos decante por uno o por otro. Los instrumentos, gracias a sus opciones de compatibilidad, salvo excepciones funcionan bien si los ponemos en su competidor, así que en este sentido la elección sobre cuáles comprarnos no debería interferir demasiado respecto a la del DVD/Blu-Ray. En este sentido Rock Band sería la opción recomendada, por accesibilidad, facilidad de uso y menor número de problemas. El hecho de que la batería de Rock Band 2 no esté en nuestro país comercializada todavía es el único factor que debería poner dudas en este aspecto, puesto que la versión actualizada cuenta con unos timbales más silenciosos y un pedal más resistente. Guitar Hero: World Tour tiene un mayor parecido con la realidad, pero también requiere más tiempo dominarlo.

En cuanto al juego, el modo principal de Rock Band 2 es el que contiene más horas de diversión y un mayor avance en el género, si bien a la hora de la verdad tocar una y otra vez los mismos temas es lo que haremos en ambos. La progresión funciona como es debido, aunque hay más variedad y empaque para el usuario novel en el juego de Harmonix, si nos atrevemos con Neversoft y Activision no tendremos ningún problema. En general, Guitar Hero: World Tour sufre de demasiada ambición en ciertos aspectos; lo ya comentado en los instrumentos, el estudio de grabación, imponente pero algo confuso si no se sabe dónde tocar, contrastan con la inmediatez y la diversidad que abraza su principal competidor.

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