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Echochrome

Echochrome

Una nueva generación de puzles

Puede que Echochrome pase por un título inadvertido para el gran público, pero la genialidad demostrada bien merece el reconocimiento de todos aquellos que buscan originalidad y nuevas ideas en el mundo de los videojuegos. Descubre uno de los puzles interactivos más brillantes de los últimos años.

Actualizado a

Analizar un juego como Echochrome, o tratar de explicarlo, es una tarea considerablemente complicada. La idea básica es, como todos los buenos puzles, muy sencilla, llevar a una figura humanoide de un sitio a otro a través de una estructura tridimensional. Profundizando un poco más, encontramos que no hay control directo sobre la figura, que avanza inexorablemente en línea recta por las superficies a sus pies, por lo que el control se aplica al entorno, o para ser más exactos, a la perspectiva que se usa para visualizar el entorno. Aquí los detalles empiezan algo más complejos, pero el verdadero corazón de este juego reside en un concepto tan brillante como complicado de imaginar: la realidad en el mundo de Echochrome depende de la perspectiva que se usa.

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Para entender Echochrome hay que entender sus orígenes. Oscar Reutersvärd es un artista que pasó el siglo XX investigando lo que se ha acuñado con el término de "figuras imposibles", un tipo de figuras tridimensionales que no pueden existir físicamenete y sólo pueden ser representadas en dos dimensiones, de forma que engañen nuestras percepciones para que intenten dar  un "sentido" de realidad a las mismas. Al mirar estas figuras, uno sabe que algo va mal, pero aún así inconscientemente intenta que encajen, por lo que se obtienen interesantes efectos ópticos, e incluso diferentes interpretaciones de la misma figura según el punto donde se ponga la atención en la misma.

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Los objetos imposibles generaron un gran interés e influyeron a otros artistas como el bien conocido M.C Escher, que llevó este concepto a un nuevo nivel, utilizándolos parar crear paisajes imposibles. Este tema ha generado interés en los campos más diversos: matemáticos, militares, artísticos e incluso sobrenaturales, aprovechando el efecto desconcertante que irremediablemente se crea en nuestros cerebros al mirar estas figuras con un poco de atención. El secreto de las figuras imposibles radica en centrar la atención en una parte u otra, lo que crea una imagen mental distinta según el punto donde se mira; ese es el secreto que alimenta Echochrome, junto a una serie de reglas que da sentido a este magnífico puzle.

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Obedeciendo una serie de cinco reglas, el mundo de figuras geométricas de Echochrome cambia sus propiedades según el punto en el que la cámara esté situada. Si hay un agujero entre dos espacios, puede que no lo haya una vez que rotes la cámara, o coloques un objeto en tu punto de vista que "tape" ese agujero, si no se ve, no existe. La maleabilidad del mundo usando estas reglas es simplemente impresionante, lo que lleva a que las soluciones no estén preestablecidas y a que conseguir llevar al personaje de un lado para otro no sea una simple cuestión de encontrar una solución fijada de antemano; hay varias soluciones, así como muchas posibilidades de fallar y caer al vacío.

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Echochrome no es un juego sencillo, no es Tetris ni hay nada parecido en el mercado. El objetivo es fácil de entender, pero la complejidad de algunas de sus soluciones no puede ser ignorada. El personaje que hay que llevar de un sitio a otro no se limita a andar, también tiene plataformas que usa para saltar y agujeros en los que puede caer, bien al vacío o bien a una plataforma "inferior" si se ha realizado correctamente el giro adecuado. La complejidad de los escenarios va creciendo exponencialmente con el desarrollo del juego, lo que sumado a lo difícil que resulta pensar la solución en las circunstancias que propone el juego, conforma un título muy adecuado para todos los que buscan un reto mental y no es un simple pasatiempo.

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La creciente complejidad de los escenarios desvela un diseño realmente fantástico, con mapas enrevesados, que se enroscan y se expanden hasta convertirse en construcciones colosales en el el contexto del juego. Cada uno de estos mapas es un reto apasionante que además puede ser solucionado de diferentes formas; sin duda que aquellos que se sumerjan más profundamente en el juego sabrán encontrar los "puntos débiles" del diseño para encontrar los atajos que parecían imposibles o inexistentes, lo que dará para interesantes demostraciones de destreza.

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Precisamente es esa flexibilidad la espada de doble filo que tiene Echochrome. Al haber cosas como grandes saltos y agujeros, la precisión en esos momentos no está garantizada. Un buen salto puede encaramarte en el lugar que necesites, pero también puede hacer que el muñeco caiga al vacío si la plataforma no está correctamente alineada, lo que no siempre está del todo claro para el jugador. Hay que aprender bien a medir la profundidad del escenario, sabiendo alinear correctamente la perspectiva para conseguir la posición deseada. También es necesario ser preciso, pequeñas imperfecciones a la hora de "tapar" agujeros pueden hacer que el muñeco caiga, por lo que esa dificultad añadida se deja notar, dejando bien a las claras que estamos ante un título exigente, que requiere de verdadera concentración, habilidad y a veces un poco de suerte para completar algunos de sus escenarios más enrevesados.

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Entender las cinco leyes básicas que gobiernan el mundo de Echochrome es fundamental para tener esperanzas de superarlo, pero aunque el tutorial hace un buen trabajo explicándolas -a veces quizás con un poco de exceso de celo- lo realmente complicado es asumirlas y aplicarlas de forma natural, algo que sólo se consigue con práctica y paciencia. El juego ofrece las herramientas necesarias para poder meditar bien cada paso, ya que por un lado ofrece "ecos" del muñeco en los puntos del escenario por los que tiene que pasar -útil para proporcionar objetivos inmediatos- y luego está la impagable opción de pedir al muñeco que se pare, lo que es poco menos que imprescindible para preparar bien tus movimientos. Es un juego de combustión lenta, que requiere un esfuerzo mental considerable y eso es precisamente lo que, junto con su originalidad, lo distingue de otros títulos.

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Quizás el principal problema de este título es cierta falta de simplicidad en su mecánica que sí tienen otros puzles. Al contar con un espacio tridimensional y movimiento total de cámara, las opciones disponibles son incontables y muchos entornos no presentan soluciones que puedan resultar obvias. Afortunadamente, para los momentos particularmente frustrantes siempre está la posibilidad de pasar de fase y probar otra, o bien adentrarse en el modo Galería para seleccionar una de las 56 clases distintas disponibles para conseguir establecer la mejor marca posible. Es una buena decisión que anima a seguir explorando el juego sin quedarse frustrado en un punto especialmente complicado. También está el modo Portfolio, en las que se aglutina una colección de mapas, organizados por su dificultad.

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Pero esas fases no son las únicas disponibles, ya que seguramente una de las características más loables de este título sea su completo y flexible editor de mapas, con el que los jugadores pueden hacer sus propias construcciones y compartirlas a través de PSN. No satisfechos con crear e incluir una gran variedad de estructuras de impecable diseño, los desarrolladores seguirán cuidando a su creación, recopilando regularmente algunos de los mejores mapas creados por los usuarios, poniéndolos en una rotación con los mejores mapas que lleguen. Una gran idea llena de potencial que puede alargar la vida de este título durante mucho tiempo y que además ha sido incorporada con todas sus consecuencias, dejando amplias posibilidades de ver en el futuro diseños brillantes o simplemente alocados.

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Hasta la presentación audiovisual es fantástica, con una elegancia que no hace más que acentuar su particular mecánica de juego. No hay escenarios, ni neones, ni ruidos, nada de nada; la presentación es minimalista pero muy efectiva y la música de violín acompaña a la perfección ese ambiente, contribuyendo a crear un experiencia relajada. Hay cierto toque surrealista en el modo en el que este título está presentado y el sonido de es instrumento es realmente perfecto para acompañar esta propuesta, capaz de absolver fácilmente al jugador una vez que éste consiga familiarizarse completamente con las mecánicas del juego y cómo usarlas en su favor.

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8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.