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Regreso al Pasado: Videojuegos Neoclásicos

Rayman Origins, Street Fighter IV, Sine Mora… Títulos actuales en cuya raíz jugable atesoran mecánicas y desarrollos de antaño. Son los llamados juegos neoclásicos, y a continuación os presentamos diez de los mejores de esta generación.

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¿Cómo dices? ¿videojuegos neoclásicos?

La séptima generación de consolas está a punto de terminar, con las sucesoras ya en el mercado o en la rampa de lanzamiento final.  Ocho generaciones de máquinas componen ya el ciclo vital de la industria del videojuego desde que dos paletas golpearan una bolita en el que habitualmente se considera el primer videojuego, el “Pong”, lanzado hace la friolera de 41 años. Un período de más de cuatro décadas desde el origen constituye ya un marco temporal lo suficientemente amplio como para poder hablar de etiquetas, como es el término “neoclasicismo” en un nuevo medio audiovisual, lo que en el fondo es el videojuego. Un amplio ámbito temporal en el que, paralelamente a la evolución de la tecnología, hemos asistido a un enorme cambio en la manera de concebir el ocio electrónico, al espectacular aumento de su importancia social y económica y, con todo ello,  a las modas o tendencias. Las idas y venidas  que cada cierto tiempo toman la voz dominante en el sector para mantenerla durante unos años y luego desaparecer o pasar a un segundo plano (Los shooters bélicos ahora, o los juegos de lucha en los 90).

El término “Neoclasicismo”, en toda la historia de las artes plásticas o la música, se aplica siempre a un período de retorno a las formas y maneras clásicas, al tipo de creación de épocas pasadas en una determinada actividad artística. Para que exista un  neoclasicismo deben, por tanto,  existir unas fuentes de las que beber,  un clasicismo que evocar y que intentar mejorar en el proceso con los medios disponibles en el momento. Si nos planteamos cuál es el epicentro del videojuego clásico, las fuentes que evocar en este mundo,  lo primero que nos viene a la mente a todos los que llevamos unos años en esto, es la generación de los 16 bits. Los días de Snes y Megadrive y, sobre todo, las máquinas recreativas.  Con una Nintendo referencia en creatividad. Una época en la que todos los juegos eran en dos dimensiones y lo tridimensional era aún un campo totalmente experimental, con títulos como Virtua Racing (1992) y Starwing (1993) dignos de ser recordados por su importancia. Los salones recreativos aún ofrecían lo más avanzado del mundillo, con unas Capcom, Snk, Taito y otras imparables, que cada pocos meses nos dejaban a todos con la boca abierta con su nueva genialidad que arremolinaba a las masas alrededor de estas máquinas ahora casi desaparecidas.

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Además de este predominio de la bidimensionalidad, otra característica define el mundo clásico del videojuego, y es el hecho de que todos los desarrollos abarcaban pocos géneros, o al menos un número más reducido que ahora y, desde luego, con muchos menos matices argumentales. Plataformas, shoot em ups  en vertical o en horizontal, juegos de acción en desplazamiento lateral, Beat' Em ups, con Capcom como estrella y, por supuesto, los juegos de lucha que durante tanto tiempo reinaron en los salones.  Algún puzzle, la ración de siempre de juegos deportivos y los RPG, que siempre han estado ahí, terminaban de componer el panorama.
 
Es bastante constatable que los juegos de esta época han conservado un enorme poder sobre los que los jugamos en su día,  y aún hoy atraen a muchos nuevos jugadores interesados en los orígenes del mundillo. Un elemento es el que hace que este poder de atracción se haya mantenido vivo y se mantenga el interés: la sencillez es la gran clave del juego clásico. Todos eran títulos de una gran simplicidad en cuanto a concepto y argumento. En cambio, podían llegar a un grado de profundidad y complejidad apabullantes, en una época en la que los juegos eran, sin duda, más difíciles de lo que ahora se estila.

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Todo comienza a cambiar en la generación de los 32 bits. De repente, las 2D caen en desuso y también en el desprestigio. De repente, todo lo que olía a bidimensional empezó a ser visto como un caduco fósil con reminiscencia arcade.  En muy poco tiempo, y sobre todo tras la revolución que supuso “Super Mario 64” y también “Zelda: Ocarina of time”, títulos totalmente definitorios de la transición al 3d, todo adoptó la tridimensionalidad. Ahora, industria y jugadores se dan cuenta de que se llegó demasiado lejos en este aspecto, y que lo bidimensional aún tenía mucho que decir. Las generaciones posteriores, con Ps2 , Xbox y Gamecube, siguieron esta orientación, mejorando progresivamente el aparato técnico, en una búsqueda de videojuegos con un aspecto gráfico tridimensional de un realismo cada vez más apabullante, llegando a las cotas que ya conocemos en la actual generación, la de Ps3, Xbox360 y Wii, en las que estamos ya participando en guerras, corriendo a 300 por hora o sobreviviendo a oleadas de necromorfos, en entornos de un realismo  y un nivel de producción casi cinematográfico, que no podíamos soñar cuando jugábamos al Super Mario World en nuestra Super Nintendo.

¿Qué ocurrió con esa jugabilidad de antaño?, la de las dos dimensiones, los alegres decorados coloristas y los planteamientos simples, pero también la de la diversión más inmediata y directa, la de los juegos que puedes disfrutar en veinte minutos y luego a otra cosa hasta el próximo ratito. Sin duda quedó atrás, arrasada por la fiebre tridimensional. Pero, aunque disminuida en importancia, siguió latente en todas las generaciones tras los 16 bit. En pequeñas dosis, cierto, pero normalmente de bastante calidad. Pensemos en títulos  como el genial Castlevania Symphony of the Night o la saga Oddworld, en la generación 32 bits y en otros como Viewtiful Joe, R-type Final o Gradius V en la posterior. Por supuesto, no olvidemos las consolas portátiles, durante mucho tiempo el verdadero refugio espiritual del estilo clásico.

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Afortunadamente, los que gustamos de este tipo de entretenimiento hemos visto  explotar, en estos últimos años y principalmente desde las plataformas descargables, a  los verdaderos herederos del clasicismo. Las dos dimensiones vuelven a lo grande en proyectos cuidadísimos capaces de competir en interés con los grandes éxitos del momento. Durante los últimos tiempos hemos visto cómo diversos equipos de desarrollo, tanto pequeños (Housemarque, Klei Entertainment, Frozenbyte o Arc System Works) como empresas de referencia en el sector, e incluso la misma Ubisoft, Capcom  y por supuesto Nintendo que jamás se ha apartado totalmente de esta tendencia, se han planteado lo que habría pasado si los juegos hubiesen evolucionado por el clásico mundo bidimensional, profundizando de una forma muy variada en su aspecto estético, mostrando mundos de enorme personalidad artística, y trayendo nuevas ideas para enriquecer sus propuestas jugables desde la base que fueron las generaciones de los 8 y 16 bits.  Además, y es lo más importante, haciéndolo en la pantalla grande de alta definición del salón, en la de Uncharted, Dead Space y Mass Effect , y no en la  pequeña portátil.

Sin duda, no estamos hablando de títulos que vayan a ser superventas mundiales en el actual entorno del mercado. Tampoco lo pretenden, y pueden ser perfectamente rentables para sus desarrolladores sin tener que vender millones de copias. Tienen su público, y es más que suficientemente numeroso y fiel como  para que cada año veamos mayor proliferación de estas tendencias y mayor número de grupos “indie” que comienzan con este tipo de juegos. En la arquitectura, neoclásicos son los edificios dieciochescos con elementos importados directamente de Grecia. En la música, a principios del XX surgen diversos estilos que pretenden una vuelta a la relativa simplicidad de Mozart o Beethoven, con resultados extremadamente variopintos. En todos los casos, estamos hablando de momentos de un cierto hartazgo, de un agotamiento de lo que hasta entonces predominaba, ya fuese del sinfonismo o la ópera posrománticos de la esfera germánica, de la arquitectura barroca o, en nuestro caso, de inacabables sagas de shooters en primera persona y juegos de fútbol.  Estos son algunos de los mejores videojuegos neoclásicos. No están todos los que son,  pero sí algunos de los que mejor definen esta tendencia a nuestro entender.

1.- La saga “Trine” (Frozenbyte, Ps3, Xbla, Steam, Wii u)

Lo primero que llama la atención de este título es la calidad de su apartado gráfico. Un entorno bidimensional de enorme belleza, con un acabado y nivel de detalle sorprendentes, amén de una banda sonora de muchos kilates. Trine bebe de muchas fuentes para crear una experiencia lúdica con enorme personalidad. Fases de plataformas de gran complejidad que beben de los juegos de Mario y Donkey Kong Country, combates contra hordas de enemigos de gran intensidad herederos de un “Magic Sword” o “Ghouls and Ghosts”, y un importante componente de puzzle cooperativo entre varios personajes, que bien podríamos relacionar con el clásico “The Lost Vikings” por la necesidad de combinar las diferentes habilidades de los tres personajes que controlamos.

Los puzzles y la extraordinaria maestría desplegada por Frozenbyte en su diseño, son la verdadera salsa de este título. Basados en elementos físicos, la idea principal presente en todos ellos es la posibilidad de superarlos de muchas maneras diferentes, según la destreza de cada jugador con cada personaje, los cuales pueden subir de nivel a gusto del usuario para potenciar un estilo de juego personalizado. El éxito de crítica y ventas ha llevado a un reciente “Trine 2”, secuela en la que se profundiza en todas las buenas ideas del lanzamiento original, creando ya un título capaz de competir con juegos mucho más grandes, de acabado técnico y sonoro espectacular y virtuosismo en el diseño de sus niveles. Eso sí, si eres un jugador curtido en estos géneros, puede parecerte algo fácil y por tanto corto. Utiliza el modo de dificultad más exigente y la experiencia será maravillosa.

2.- Sine Mora (Digital Reality /Grasshopper Interactive, 2012, Ps3, Xbla, Steam, Psvita, iOS)


De entre los géneros clásicos que citamos al principio, pocos tienen más sabor añejo que el de los shoot em up, los conocidos “matamarcianos”, las recreativas clásicas que marcaron los 80 y 90, con sagas tan establecidas como Gradius y R-Type, posiblemente las más visibles, y un estilo de juego donde todas las compañías de la época del  arcade intentaron estar presentes, haciendo imposible enumerar todas las obras maestras del género. Directamente de ese mundo viene “Sine Mora”, un título que perfectamente podríamos definir como una máquina recreativa lanzada en 2013, con un envolvente apartado técnico que lo convierte, al menos en ese aspecto, en el mejor shoot em up jamás realizado.

Pero afortunadamente, Sine Mora no se queda en una simple actualización técnica de un género, sino que proporciona un nuevo elemento que altera la jugabilidad de manera esencial, y define la experiencia que supone este título convirtiéndola en única con respecto a sus miles de hermanos. El tiempo es el elemento clave de este juego. En Sine Mora no mueres por ser alcanzado una vez o varias prefijadas en una barra de energía, sino que la pérdida de una vida se produce al agotar el tiempo disponible. Éste, a su vez, disminuye al ser alcanzado, pero se puede también ampliar eliminando enemigos, mediante ítems o llegando a los checkpoints. Esta pequeña novedad le confiere un gran giro jugable, una personalidad única que hacía tiempo (posiblemente desde el gran Ikaruga) que ningún shoot em up podía exhibir.

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Muy estudiado en cuanto a duración y dificultad, la verdadera gracia de este juego no es superar la campaña en el modo normal, sino hacerlo en el difícil, y no digamos ya en el extremo modo “arcade”, un homenaje a las antiguas maneras (tres vidas y… a disparar).  Accesible a todos los públicos, tanto al que se aproxime al género por primera vez (si es que hay alguien) como al que busque un verdadero bullet hell. Mención aparte merecen las luchas con los jefes finales, sin duda los momentos de mayor dificultad e intensidad de este gran título.

3.- Renegade Ops (Avalanche Studios / Sega.  Xbla, Psn, Steam)


De los títulos que estamos analizando, posiblemente Renegade Ops es el que plantea menos elementos novedosos. Pero desde luego no es el menos divertido. Si nos planteásemos un título de esta generación, aparte de los shooters y juegos de pelea, que pudiese lanzarse en máquinas recreativas, posiblemente sería el primer candidato. Basta ver su introducción, autoparódica y casi heredera de las de tantas recreativas de la Capcom de los 90. Los precedentes jugables de Renegade Ops son también numerosos: Commando, Mercs (Capcom), Shock Troopers (Snk) y todos los juegos de guerra de perspectiva aérea, bastante numerosos como sabemos. También una  vieja recreativa casi olvidada, Jackal (Konami), de la que toma el elemento del rescate de rehenes, bastante común en el título que nos ocupa.

En cuanto a su jugabilidad, estamos ante un shooter multidireccional controlable con los dos sticks de los actuales gamepads. Perfectamente implementado, el control es uno de los puntos fuertes de este título, ya que se adapta como un guante a este estilo de juego. Donde Renegade ops brilla con luz propia es, sin duda, a la hora de plantear la diversión inmediata que antes hemos aludido como característica de los juegos de antaño. El proceso de aprendizaje de sus mecánicas, en cuanto a movimientos y posibilidades, dura aproximadamente cinco minutos. A partir de ahí, es hora de arrasar unos escenarios llenos de enemigos, en entornos muy cuidados, con niveles muy bien diseñados, en los que lo importante es ir cumpliendo una serie de objetivos en el tiempo prefijado. De paso, y si somos suficientemente buenos, podemos tratar de cumplir al mismo tiempo los objetivos secundarios que nos servirán para desbloquear unos cuantos logros y trofeos.

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El magnífico control, la abundancia de enemigos, la sensación del controlar un vehículo armado, derrapando y rodeando en círculos a los enemigos mientras dispara a todo lo que se mueve en todas las direcciones, y su aceptable duración (aunque si eres un veterano tendrás que recurrir a un nivel de dificultad superior), crean un conjunto de acción sin límite que si obviamos el aspecto gráfico (deudor del estilo de un juego de estrategia en tiempo real, como Starcraft 2), podría pasar por un auténtico juego de acción de los 90, lanzado para las recreativas Cps-2  o Neo-Geo.

4.- Mark of the Ninja (Klei Entertainment, 2012.  Xbla, Steam)


Mark of the Ninja es definitivamente una de las mayores joyas del videojuego neoclásico. Si miramos a las calificaciones obtenidas internacionalmente, está claro que ha tenido un éxito rotundo a nivel de crítica. Incluso ha sido nominado a premios GOTY, y no solamente en categorías de juegos descargables. Klei Entertainment es un estudio que ha abrazado a fondo el neoclasicismo, y los resultados son bastante alentadores (La saga Shank, además de la joya que estamos tratando). El origen de esta delicatessen hay que buscarlo en propuestas que son muy clásicas, pero aparentemente alejadas. De un lado, es un homenaje a los juegos antiguos de ninjas, a títulos como Shinobi, Shadow Dancer, Ninja Gaiden de la Nes y en general a la acción lateral más clásica. Por otro, es un juego de sigilo que toma gran parte de lo que le hace grande de la saga Metal Gear Solid y de un gran olvidado como Tenchu, y también muchos elementos del que podría ser su hermano mayor, el gran Dishonored, con el que casi coincide temporalmente en el mercado.

A priori, parece complicado pensar en un juego de desplazamiento lateral en el que no haya que andar disparando a todo lo que se ponga delante. Pero pronto sabrás que si lo intentas, morirás en cuestión de segundos. Mark of the Ninja trata de buscar la manera de acabar con los enemigos sin crear alerta, utilizando para ello armas ninja y aproximándonos por la espalda, pero sobre todo jugando con el sonido, las luces y el campo de visión de los enemigos, estupendamente plasmados en pantalla mediante ondas sonoras que salen de las botas de nuestro ninja o de cualquier elemento sonoro, y de la oscuridad en la que podemos escondernos para pasar desapercibidos.

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La otra estrella del título es, sin duda, la animación del protagonista, y un control sobre sus acciones francamente perfecto, fácil de aprender pero complejo de manejar si queremos usar todas sus posibilidades, sobre todo a medida que vamos desbloqueando nuevas armas y mejoras. Mark of the Ninja, para casi todos los que lo hemos disfrutado, es uno de los títulos del año 2012. Excepcional jugabilidad y cuidadísimo apartado artístico, unido a un apabullante valor de rejugabilidad, ya que una vez completado querrás volver a por más, obtener más pergaminos y pasarte el modo New Game +, o simplemente jugar los niveles con otra de las “vías” que cambian radicalmente la manera de afrontar los desafíos de nuestro protagonista.

5.- Rayman Origins (Ps3, Xbox 360, Pc, Wii, PSV, 3DS)



Si hay que elegir sólo un género de la generación de los 16 bits, seguramente la mayoría de aficionados se decantaría por las plataformas. Es obvio. Juegos de plataformas fueron los mayores éxitos de esta época, y entre ellos están estrellas rutilantes, por no decir los mayores iconos, del universo del videojuego. Mario, Sonic, Donkey Kong… nombres tan míticos que no vale la pena ni detenerse en ellos. Quizá por esa identificación con la época de los 16 bits, las plataformas sufrieron como ningún otro género el olvido con el boom tridimensional de Psx, Saturn y Nintendo 64.  Mario 64 arrasó con todo, y las plataformas ya no volvieron a ser lo mismo, quedando postergadas hasta hace bien poco a las consolas portátiles.

Hablar de juegos de plataformas y hablar de Nintendo es casi la misma cosa, ahora y siempre. No obstante, a todos los títulos de la “gran N” les ha salido un competidor que puede perfectamente marcar la pauta los próximos años. Ubisoft, con el genial Michael Ancel a la cabeza, ha superado al maestro Miyamoto, lanzando el juego de plataformas que, si bien bebe de las fuentes de las plataformas clásicas hasta niveles que lindan con el plagio, las desarrolla hasta extremos que posiblemente Nintendo no ha querido explorar en sus últimos lanzamientos por su profundidad y complejidad de diseño. De entrada, estamos hablando del mejor apartado técnico que se ha visto en un juego 2d. El motor Ubiart, creado para este título, podría causar una verdadera revolución en el diseño de juegos bidimensionales. Habrá que ver lo que nos depara en el futuro, pero uno no puede dejar de plantearse lo que podría ocurrir si lo usasen con buenas intenciones empresas como Capcom o Snk Playmore. De entrada, el primer título que lo ha usado es una delicia visual y sonora.

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Pero un entorno técnico puntero no es nada si la jugabilidad no acompaña, y es precisamente aquí donde Rayman Origins saca lo mejor de sí mismo. Recoge todas las variables de las plataformas clásicas, incluyendo las más diabólicas, en claro homenaje a Mario y Donkey Kong Country, pero le añade personalidad propia gracias a la excepcional variedad de sus niveles, a los que dota de un enorme factor de rejugabilidad, ya que la verdadera diversión la obtendremos si intentamos recolectar todos los ítems que pululan por cada nivel, superar la contrarreloj que nos planteará, y encontrar las jaulas ocultas. Excepcional diseño artístico, los mejores gráficos en 2d que se han visto en un plataformas, jugabilidad adaptable a todo tipo de aproximación, ya sea más casual o más refinada,  Rayman Origins es una joya neoclásica del videojuego que todo aficionado que haya vivido la época dorada de las plataformas debería probar, para volver a tener fe.

6.- Street Fighter IV (Ps3, Xbox 360, Pc, Arcade, 3DS)



Si las plataformas son el primer género en el que cualquier jugador pensaría al hablar de lo clásico, es prácticamente seguro que después se referirá a la lucha. Incluso, para qué andarnos con rodeos,  posiblemente mencionará un título: Street Fighter II. Un juego mítico que, por méritos propios, está en cualquier “Top” histórico que se precie, ya sea de una revista o de cualquier persona que visitase un salón recreativo en los 90. La lucha 1 vs. 1 es uno de los géneros con más tradición de todos. Con una base estable de aficionados, fue el género de referencia durante parte de los 90, y luego le tocó dar un paso atrás ante el auge de otras disciplinas jugables. Pero siempre ha estado ahí durante las generaciones posteriores a los 16 bit, tanto en sus vertientes 3d (Tekken, Soul Calibur), como en las maravillosas 2d de Arc System Works con las sagas Guilty Gear o BlazBlue, que de alguna manera han tomado el lugar de una Snk en decadencia (aunque nos ha vuelto a mostrar su antiguo brillo con KOF XIII).

No es nada fácil convencer al público cuando estás tratando con uno de los mayores mitos de todos los tiempos. De hecho, el resultado no convenció absolutamente a todos. Capcom, en nuestra opinión, sacó en esta ocasión lo mejor de si misma para trasladarnos de nuevo a los combates de los 90. Un lavado de cara con un extraordinario entorno en 2.5D,  unos personajes diseñados en cell shading, y un sistema de combate que, si bien es heredero directo de la saga y bebe de las fuentes de sus anteriores lanzamientos, llega a un nivel de profundidad simplemente apabullante. Todo ello tan bien implementado que consigue que cualquiera que jugase en su día a un título de la saga, pueda inmediatamente reconocer los movimientos básicos. Otra cosa será dominarlos a un nivel aceptable, puesto que la complejidad es tan enorme que la escena competitiva de estos juegos ha florecido más de lo que lo hizo durante los 90. Dejando de lado la polémica sobre las tácticas comerciales de Capcom, en la que hay muchos puntos de vista encontrados, hay que reconocer a esta compañía que en la actual generación ha revitalizado la lucha, con títulos como éste, Marvel Vs. Capcom 3 o Street Fighter X Tekken, herederos de la gran Capcom de sus mejores días.

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7.- PixelJunk Shooter 1 y 2 (Q-Games)

La serie Pixeljunk de Q-games es un ejemplo de todo lo que hemos expuesto en la presentación. Un estudio que apuesta por ideas sencillas pero divertidas y un estilo gráfico deudor del pasado. Una lástima que no todas las entradas hayan sido igual de afortunadas, pero sin duda ambos Shooters son juegos dignos de tener en cuenta dentro de este recorrido. Con un estilo gráfico de coloridos chillones, pero muy detallado y con aspectos muy logrados como la dinámica de los fluidos, estos dos títulos juegan con unas mecánicas que podrían definirse a medio camino entre el estilo de un Asteroids por el control de la nave, con elementos de un título menos conocido como es el gran Sub-Terrania de Megadrive. Eliminar enemigos, huir de fluidos corrosivos o lava, y rescatar a los típicos personajes perdidos donde jamás debieron entrar, son los elementos que se combinan en la jugabilidad de este lanzamiento.
   
Escenarios muy bien diseñados que plantean un gran desafío,  profundidad jugable e inmediatez son las armas que hacen grandes a estos dos juegos. En caso de no poder probar los dos, sin duda es mucho más recomendable hacerse con el segundo, ya que es la versión más completa y desafiante. Estupendamente diseñados y de disfrute inmediato, son obras redondas y de lo mejor del catálogo descargable de ps3.

8.- Outland (Housemarque-Ubisoft, Ps3, Xbla)

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Outland es otro de los más brillantes ejemplos del renacer bidimensional en las plataformas descargables. A simple vista se percibe que estamos ante una obra muy cuidada y que arriesga en su propuesta jugable. A priori un juego de plataformas y acción que  podríamos relacionar con los clásicos Prince of Persia por la animación, pero también Magic Sword, Ghouls and Ghosts y todos los títulos de acción arcade.  Es un proyecto realizado con enorme gusto estético y que plantea unos escenarios de gran belleza.
   
Si bien esta es la premisa, lo que sin duda hace grande a este título es su apuesta por una dinámica de juego que parece deudora del shooter “Ikaruga”, en la que tendremos que alternar entre estímulos de dos polaridades diferentes, azul y roja,  para evitar el daño y atacar a los enemigos con los diversos ataques que iremos obteniendo. Partes de acción, plataformas y un poco de exploración al estilo Metroidvania, ya que es posible volver sobre nuestros pasos a zonas que ya hemos superado, junto con épicos jefes finales, redondean un producto digno de satisfacer a todos los públicos. Hemos citado muchas fuentes, sin duda, pero la fusión de elementos realizada por Housemarque hace que se trate de un título dotado de una enorme personalidad propia y con un acabado técnico que lo pone en primera fila del mundillo. Lo único reprochable es, como en demasiadas ocasiones, una duración algo corta y una dificultad no excesivamente alta, aunque todo esto es debido a que te atrapará tanto que no querrás que se acabe. Un título del que esperamos volver a tener noticias en la próxima generación.

9.- Hard Corps: Uprising (Arc System Works, Xbla y Psn)

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La saga Contra es, por méritos propios, una de las míticas del universo clásico, con obras tan rotundas como Super Contra III (Snes) o el título en el que aparentemente se basa el juego que nos ocupa, el Contra Hard Corps de Megadrive. Deudor totalmente directo de la acción en desplazamiento lateral más desenfadada, no es un título en el que se pueda hablar de una gran innovación, pero sí hay que destacar un magnífico lavado de cara técnico que devuelve a esta gran saga a la actualidad, tras varios experimentos más o menos fallidos en generaciones anteriores.

La propuesta jugable es la de siempre y la dificultad se mantiene como un elemento destacable del conjunto. No obstante se ha introducido una novedad importante en forma del modo “Rising”,  que nos permite ir desarrollando a los personajes, obteniendo vidas y ganando en potencia de fuego, para así tener posibilidades de finalizar el juego, para lo cual aún habrá que sudar la gota gorda, ya que algunos combates de final de fase son duros de verdad. Si quieres enfrentarte a la locura, está disponible el modo Arcade en el que se eliminan todas las mejoras, y la dificultad se dispara hasta lo casi inasumible en los niveles más avanzados. No obstante, esta verdadera máquina recreativa de la actualidad es un título solvente y bien estudiado que merece el respeto de todo aficionado al arcade más clásico, dificultad desquiciada incluida (si queremos).


10.- Guacamelee! (Drinkbox Studios, PS3, PC, PSV)



Cronológicamente el más reciente de los títulos que comentamos, es también el  último heredero de la tradición Metroidvania, y uno de los mejores ejemplos de lo que nos espera si la escena de los grupos de desarrollo independientes sigue avanzando como lo ha hecho estos años. Realizado en un desenfadado estilo gráfico dotado de una gran personalidad, que nos recuerda algo al de las obras de Klei Entertainment, y con un argumento totalmente prescindible pero simpático y plagado de agradecidos guiños a otros juegos, la apuesta de Drinkbox es una magnífica aventura de plataformas y acción, con un estupendo sistema de combate, fácil de aprender pero difícil de dominar. Su gran pega, sin duda, es la misma que reseñamos en otros títulos, y no es otra que el hecho de que es un juego que se nos acabará pronto, aunque también es justo destacar que lo acertado de su sistema jugable hace que queramos volver a él una vez terminado. Si te gustan los juegos estilo Super Metroid, sin duda es un imprescindible, si bien es un juego de menores dimensiones que el clásico de Samus Aran.

Conclusiones

Los ejemplos que hemos tocado son solamente unos cuantos. Hay otros muchos que igualmente podrían merecer ser repasados en una antología de los lanzamientos que últimamente nos han traído de vuelta las ideas del pasado.  A saber: Super Meat Boy, Bionic Commando Rearmed, Limbo, Braid, Fez, Shadow Complex o el genial Dragon´s Crown. El éxito que estos desarrollos obtienen en cuanto a crítica internacional (cuando las cosas se hacen bien, como siempre), las ventas que cosechan algunos de ellos y, sobre todo, el hecho de que hay un goteo que no cesa de este tipo de desarrollos, una escena independiente cada vez más importante que los desarrolla, revelan que es un fenómeno que ha venido para quedarse, lo cual nos traerá más joyas en el futuro. Las esperamos y, eso sí, deseamos que cada vez sean títulos más largos y puedan terminar compitiendo fuera de los ámbitos de las plataformas descargables, móviles y portátiles, para convertirse en una tendencia cada vez más mayoritaria y alternativa a lo más mainstream que nos ofrece ahora el mercado.

Paralelamente a los títulos que hemos reseñado, el espectro del neoclasicismo del videojuego también se amplía con las diferentes reediciones o vueltas de tuerca sobre clásicos, el último de los cuales bien podría ser el recientemente aparecido Ducktales Remastered, o el futuro Strider recientemente anunciado o, por supuesto, toda la serie de New Super Mario Bros de Nintendo para sus plataformas portátiles y de sobremesa.