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Metro: Last Light

Metro: Last Light

  • Plataforma3608PS38PC8
  • GéneroAcción
  • Desarrollador4A Games
  • Lanzamiento17/05/2013
  • TextoEspañol

Metro: Last Light

Metro: Last Light llega por fin después de retrasos y problemas derivados de la situación financiera de THQ. Con Koch Media al lado de 4A Games, es hora de terminar la historia de Artyom en PC, Xbox 36o y Playstation 3.

Actualizado a

Metro: Last Light es uno de esos juegos que se vio envuelto en la caída de THQ, compañía que lanzó la primera parte y que después de su bancarrota tuvo que subastar las propiedades intelectuales que tenía. 4A Games como desarrollador y Koch Media como nueva distribuidora son los nombres que han acompañado en el tramo final de desarrollo esta secuela directa de Metro 2033: un nuevo juego de acción en primera persona en el que los tiroteos, las fases de sigilo, la ambientación apocalíptica y el buen gusto narrativo se han dado cita. Se enciende la última luz para el héroe Artyom, que vuelve esta semana en PC, Xbox 360 y Playstation 3.

El desarrollo de este título ha estado marcado por unos retrasos y unas esperas que poco tenían que ver con el ritmo de trabajo de 4A Games. La compañía desarrolladora iba a buen ritmo con Metro: Last Light, pero THQ tuvo que retrasar su salida por motivos financieros. Buscar el mejor momento para sacarlo e intentar conseguir el mayor éxito comercial posible eran una prioridad para una compañía que estaba a las últimas. Esto ha provocado que hayamos tardado mucho tiempo en recibir una secuela de un título que llegó en el año 2010 y que en términos generales tuvo una buena acogida. Era un FPS, pero Metro 2033 ofrecía mecánicas y un desarrollo alejado de los grandes referentes del género a día de hoy. Algo que lo hizo distinto y atractivo. No un shooter más.

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Metro 2033 era un videojuego inspirado en el best-seller de Dimitry Glukhovsky del mismo nombre. La historia tiene lugar en Moscú después de una catástrofe nuclear que ofrece un futuro cercano post-apocalíptico en el que los pocos supervivientes que quedan viven en el sistema de metro de la capital rusa. El exterior es irrespirable, y se precisa de máscaras de gas para poder visitarlo. Además, está totalmente devastado y la catástrofe ha dejado secuelas imborrables en forma de monstruos mutantes y alguna que otra sorpresa desagradable para los humanos. Una adaptación que como dijo el propio escritor mutilaba partes del libro y añadía muchos tiroteos y carreras, pero que ofrecía una experiencia interesante. En ambientación, personajes y momentos clave, por ejemplo.

Los creadores del título supieron extraer el universo del libro y traspasarlo con acierto al videojuego. Inmersión, recreación de un mundo devastado y de las miserias del mismo. Además, los tiroteos estaban presentes pero eran una parte muy matizable: había muchas maneras de afrontar ciertos momentos en los que podíamos superar obstáculos sin tan siquiera disparar una sola vez. Compra de armamento con munición que podía usarse como moneda, ciertas misiones secundarias en un desarrollo lineal y un protagonismo destacado de Artyom, el héroe de la novela de Glukhovsky y también del videojuego. Una puesta en escena que se repite en Last Light, potenciando algunos elementos y añadiendo mucha pólvora en enfrentamientos con los mutantes.

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Es preciso recalcar que Metro: Last Light no tiene nada que ver con Metro 2034, la segunda novela de la serie de Glukhovsky que se ubica un año después de los acontecimientos de Artyom y Metro 2033. 4A Games ha decidido continuar la historia del héroe de manera particular y original, algo que tiene cierta lógica ya que Metro 2034 es un libro que se centra mucho más en las relaciones entre personajes que en las aventuras que van superando (que también las hay). Precisamente esto es el principal motivo por el que se desechó hacer juego de este libro, tal y como admitió el propio Glukhovsky.  Un ejemplo es Artyom, que aparece en el segundo libro pero no es el protagonista y en cambio en Last Light sigue siendo el personaje sobre el que gira toda la acción.

 El último oscuro
Artyom despierta después de los acontecimientos de Metro 2033, cuando se han destruido a todos los Oscuros con un ataque aéreo que arrasó con todo a base de mísiles. La supuesta heroicidad del personaje lo ha convertido en una figura importante dentro de la orden, una de las facciones que se pueden encontrar en los subterráneos del metro. El protagonista despierta y se encuentra con Kahn, una extraña figura que asegura tener una información importante: ha visto un oscuro vivo en los jardines, el último que queda vivo sobre la faz de la tierra. Está convencido que a lo mejor ellos no eran tan malos, y que Artyom como mediador con ellos puede ser la llave para conocer más sobre sus pretensiones. Por desgracia, el jefe de la Orden considera que lo que hay que hacer es exterminar a ese oscuro. Y habrá problemas cuando demos con él.

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En otro orden de cosas, además de la presencia de este pequeño superviviente, está la guerra civil inminente que está a punto de desarrollarse entre la Línea Roja, el Imperio y la propia Orden. Un compendio de conspiraciones, ataques, traiciones y giros inesperados. Las dos historias, la guerra y el oscuro, acaban encontrándose, y el desenlace es sorprendente además de contar con algunas decisiones interesantes que podremos tomar. Metro: Last Light no se inspira en un libro, pero tiene esa vocación narrativa que lo hace adictivo, queriendo saber qué más va a suceder a lo largo de las decenas de fases –cortas en su mayoría- que vamos superando. En total, de hecho, terminaremos el juego en unas ocho o nueve horas dependiendo de la dificultad elegida.

La historia es uno de los ganchos de esta secuela de Metro 2033, por sus cambios y por la manera en que se nos explica. Vamos viviendo los acontecimientos en primera persona, con giros cada dos por tres y anotaciones tipo voz en off al inicio de cada fase. Es el único momento en el que escuchamos a Artyom hablar, como para sus adentros. La fórmula usada llena de scripts, diálogos, habladurías que escuchamos a nuestro paso entre NPCs y secuencias de vídeo con el propio motor nos hacen sentir dentro de una película. El tramo final, con los desenlaces de muchas suposiciones, gusta también. Y la posibilidad de hacer anotaciones mientras avanzamos aportan riqueza y nuevos datos sobre lo que está pasando en la libreta de Artyom, donde nuestro protagonista apunta pensamientos y nos da más información de lo que siente y piensa.

Tres caminos
Metro: Last Light se puede dividir en tres experiencias distintas que se van intercalando entre sí. La primera y más destacada de todas es la que sirve para diferenciar el título de un FPS cualquiera: Artyom entre humanos. La obra de 4A Games se ha vendido durante eventos y promociones como un videojuego que apuesta por la supervivencia y por el sigilo como dos herramientas claves en mecánica de juego, y esto se usa principalmente cuando estamos en medio de facciones enemigas humanas. Intentando escapar de una base del Imperio, buscando infiltrarse entre las tropas de la Línea Roja, cruzando túneles lleno de bandidos. Last Light nos ofrece la posibilidad de superar estos obstáculos sin llamar la atención. Incluso sin matar a nadie.

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Nuestras herramientas de combate son tres armas que podemos llevar equipadas, y que responden a los clásicos modelos de pistolas, ametralladoras, fusiles de asalto, escopetas y rifles de precisión, que se unen a un compendio de elementos secundarios tales como cuchillos, granadas de fragmentación, de fuego o claymores. Con todo esto podemos avanzar a pecho descubierto disparando y acabando con los enemigos como si de un shooter se tratara, ofreciendo un buen gunplay en términos generales y en control de las armas, o guardarnos la pólvora para otras ocasiones y movernos entre las sombras, ya que liarse a disparos con decenas de guardias no parece ser la mejor de las ideas en muchos momentos.

En caso de querer ser un fantasma, los silenciadores equipables (las armas tienen muchos elementos personalizables como mirillas, culatas, cargadores y silenciadores) son nuestros aliados, como también los cuchillos que matan sin ruido alguno. La clave está en moverse por las zonas oscuras, apagando luces, focos y cualquier elemento luminoso para no ser vistos (o dejar a oscuras el cuerpo de un enemigo muerto) y poder avanzar. Si un enemigo nos bloquea, estudiamos su patrón y pasamos de largo o lo asesinamos por detrás (también podemos dejarlo inconsciente). Estudiar el escenario y saber por dónde pasar, ya sea subiendo escaleras y travesando tuberías o bajando por rejillas y avanzando por debajo del enemigo. También los patrones de las facciones rivales son claves, ya que si perdemos la ocasión de cruzar una zona cuando un enemigo va a hacer una tarea, luego ya no podremos pasar por ahí.

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Son los mejores momentos de Metro Last Light, ya que nos obligan a ir con cuidado, agachados y sin hacer ruido. Yendo a un lado, volviendo atrás y probando por el otro hasta dar con el camino concreto. Si nos descubren, los tiroteos son superables en algunos momentos pero también se hacen complicados por la cantidad de enemigos que aparecen, y no siempre vamos con suficiente munición. Eso sí, como ya pasaba en Metro 2033, hay algunos errores de IA que empañan la experiencia tanto de acción como de sigilo. Enemigos que no se percatan de nuestra presencia aun estando muy cerca, otros que si pulsamos medio segundo el botón de correr disparan la alarma aunque estén muy alejados, rivales que se cubren y hacen los mismos patrones de ataque…  nos descubren por errores nuestros, pero a veces hay cosas poco creíbles, como predefinidas: si pulsas R3, se percatan de tu presencia estén cerca o lejos por ejemplo.

Eso sí, en general se agradece las posibilidades de afrontar un nivel. Saber que puedes acabar el juego sin matar a nadie salvo momentos donde forzosamente hay que disparar (hay un logro para esto) es un gustazo, y un reto. Hay zonas que realmente después de pasarlas dos y tres veces uno se pregunta cómo se puede superar sin matar a nadie. La otra gran baza jugable del título son los exteriores y los encuentros con los mutantes. Una parte es de sigilo y posibilidades diversas, la de los mutantes y los exteriores es FPS puro y duro con mucho de supervivencia. Muchos de los tramos que deberemos superar del título están infectados por enemigos de estas características. Demonios voladores, monstruos a cuatro patas, gambas enormes, enemigos acuáticos acorazados… una fauna ante la que tenemos que gastar munición a diestro y siniestro ante el que no siempre podremos escapar.

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Más de dos veces tendremos que aguantar en zonas concretas oleadas de enemigos disparando y sobreviviendo a sus envites. No es que todo el juego sea así, ya que estas fases están equilibradas con las fases sigilosas, pero sí es cierto que los combates con mutantes son frecuentes y poco inspirados. Esto, matar sin cesar enemigos que te vienen de frente sin patrón alguno y que molestan por acumulación, llevamos años haciéndolo en videojuegos. La presencia de un par de grandes jefes (dimensiones más considerables) y saber explorar y gestionar bien la munición son los elementos que más angustia generan ante estas situaciones. Más que los enemigos en sí, sufriremos también por otros elementos como curarnos con botiquines mientras nos golpean (la regeneración automática es lenta y los botiquines, instantáneos) o cambiar los filtros y máscaras de gas para no morir ahogados, algo que ya estaba presente en la primera entrega y que en modo normal no escasea pero a veces podemos estar en un pequeño aprieto.

El tercer tipo de fase que nos encontramos es el de transición, en el que debemos hacernos con el armamento que nos sea posible (comprando e intercambiando pistolas, munición, armas secundarias) y de paso nos vamos metiendo dentro de la historia a base de conversaciones de otros personajes o de las que nos incumben directamente. Normalmente son fases puramente contemplativas en refugios, ciudades y otros lugares más o menos pacíficos antes de volver a las trincheras del metro  o de los exteriores de la ciudad devastada. No esperemos poder hacer grandes misiones secundarias y desvíos de la trama principal, ya que no están preparados estos sitios para esto. Solo para seguir el hilo narrativo y armarnos hasta los dientes.

El resultado de todo esto es un videojuego con contrastes, notable en términos generales pero mejorable en muchos sentidos. La sensación de avanzar casi siempre de manera excesivamente guiada y lineal tiene pros y contras: por un lado la narrativa y el desarrollo argumental está muy bien llevado y explicado paso a paso, pero por otro nos sentimos algo encorsetados con tanto script, tanto camino único (apenas hay detalles secundarios que realizar sin contar las notas que podemos rastrear) y tanta línea recta de un punto a otro. Los tiroteos funcionan bien, las posibilidades de sigilo también y hay momentos extras, como fases encima de vehículos, que son frenéticas y entretenidas, pero también queda la sensación que ha faltado ambición en mecánica de juego en general. En pleno 2013 se ha demostrado que el sigilo da para más.

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Pero sería injusto negar que la fórmula Metro Last Light no fuera buena: la inmersión es total y absoluta por cómo se construye el juego y como se mezclan los elementos. Además, hay mecánicas totalmente originales como las máscaras de gas y sus cargas, el juego de luces para poder despistar y no ser descubiertos, los botiquines… que aportan un aire distinto al título. Tiene tramos en los que es un FPS más de tantos que hemos visto, pero en general la experiencia es distinta y satisfactoria aunque no consiga llegar a las cotas de excelencia que tiene, por ejemplo, su imponente apartado gráfico. Por desgracia, la inmersión total que tendría que llegar con el modo comando (cambios en el HUD y mayor dificultad a favor de la supervivencia) se ofrece solo para pre reservas o pagando por el DLC una vez salga el juego a la venta. La experiencia definitiva de Metro, en contenido descargable. Contradictorio cuanto menos.

Luces encendidas
El apartado técnico del título es apabullante en muchos sentidos. El 4A Engine ha conseguido plasmar un universo plagado de detalles que lo engrandecen. Artísticamente la obra de la compañía desarrolladora mantiene la esencia de Metro 2033, con un mundo post apocalíptico derruido por la masacre nuclear. Pero es en los acabados técnicos donde uno se da cuenta de la grandeza de este título. Ver las costuras, volúmenes y rascadas que tiene por ejemplo la chaqueta de un NPC es sorprendente, así como la gran cantidad de detalles de la bolsa que lleva colgada y que parece simplemente real. Los personajes tienen expresiones muy verosímiles y detallistas a nivel facial, y se mueven con animaciones coherentes. Es cierto que hay alguna transición entre movimientos algo tosca en ciertos momentos, pero en general son personajes muy sólidos tanto por carga poligonal como por texturas ricas en detalles.

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Pasa lo mismo con los escenarios y con otros elementos que acompañan a la acción. Hay una gran cantidad de elementos que recrean perfectamente la destrucción con mayúsculas que ha sucedido en el universo de Metro: Last Light. Los barracones con decenas de detalles, la ciudad destruida y derruida, puertas enmohecidas, columnas degradadas por el tiempo y los impactos, la lluvia cayendo en los jardines, los charcos de agua… y la luz. La gestión de las luces es uno de los puntos fuertes del juego. Ver su afectación en zonas concretas dependiendo de si es una pequeña lámpara o un foco, las zonas rojas que no se pueden pisar porque una linterna enemiga las está enfocando o el contraste entre oscuridad y luz dentro de los túneles es una maravilla. Las máscaras de gas manchándose de sudor, agua o sangre (que podemos limpiarnos de manera realista), o como se rompen… es un juego muy vistoso y lleno de detalles.

En PC cuenta con diversas posibilidades de optimización. Varias resoluciones disponibles (en nuestro caso hasta 1600x1200) y distintos niveles de calidad gráfica general. En alto y muy alto el título es una brutalidad, aunque es cierto ya que en normal y algunos filtros que se pueden activar el título es sorprendente. No existen grandes “peros” a nivel de imagen y fotografía, aunque es cierto que algunas animaciones como en las muertes de los enemigos o movimientos de los monstruos mutantes podrían ser bastante mejores. En el primer caso, son inverosímiles. Da igual que uno esté de cuclillas, si lo acuchillas se levantará para tirarse al suelo de manera robótica. Los monstruos parece en algunos casos que floten cuando vienen corriendo hasta nosotros, y tienen una secuencia de ataque repetitiva y no tan trabajada. Por el resto, excelente.

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La banda sonora acompaña perfectamente, tanto por los momentos de tensión en los que avanzamos en medio de sigilo como por las melodías de ritmo elevado que van sonando cuando estamos encima de un vagón disparándonos con un tren lleno de enemigos. Además, sus silencios son tan importantes como en los momentos en los que suena. Lo más destacado son los efectos especiales, con explosiones, sirenas y otros elementos que acompañan perfectamente. El título llega totalmente al castellano, con voces y textos de menús y subtítulos a nuestros idiomas. Las voces están a un buen nivel en términos generales, aunque la sincronización labial no es nada del otro mundo. Algo más achacable al apartado técnico que al sonoro.

8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.