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Dragon's Dogma: Dark Arisen

Capcom amplía la experiencia de Dragon's Dogma con una nueva isla maldita llena de enemigos, objetos y desafíos que superar. Dark Arisen llega en abril, pero Meristation ha tenido acceso a la primera beta preview de la expansión para Playstation 3 y Xbox 360.

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Dragon’s Dogma fue una de las gratas sorpresas que Capcom deparó durante el pasado año. Alejado de los títulos y franquicias que se le conocen a la compañía japonesa, decidieron apostar por meterse de lleno en el mundo de los Action RPG con Dragon’s Dogma. La buena acogida de propuestas como Demon’s Souls y Dark Souls sirvieron de inspiración para que Capcom diseñara un videojuego con personalidad propia que combinara un mundo de fantasía con el rol, la acción en tiempo real… y el desafío al jugador. Un título difícil, profundo y lleno de posibilidades. Con sus errores, Dragon’s Dogma se convirtió en una propuesta de lo más recomendable para los amantes del género. Por ser original y no parecerse a sus competidores salvo en detalles e influencias imprescindibles. Ahora llega la expansión Dark Arisen, que supone un nuevo rumbo para el título de lo más interesante. Probamos buena parte de esta nueva experiencia con la versión preview.

Dark Arisen nos lleva a una isla maldita a la que podremos acceder desde Cassardis. Es una parte anexa a Dragon’s Dogma y su universo que está ahí aguardando a que nosotros nos adentremos. Para conseguirlo tenemos que hablar con una misteriosa mujer que se encuentra en el puerto de Cassardis, solo de noche. Al interactuar con ella se sorprende de que la podamos ver, ya que es algo que no está al alcance de todas las personas y es solo "una sombra" de la mujer que fue. Olra nos preguntará si la podemos ayudar y nos llevará hasta la isla Bitterblack, donde se suceden los acontecimientos de esta expansión. Desde Capcom nos recomendaron que para visitar este nuevo escenario tuviéramos un personaje y peones que tuvieran un nivel 50 para estar a la altura de lo que nos esperaba. Y a veces nos ha parecido poco.

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Una vez llegamos a esta isla maldita veremos que estamos en un punto lleno de objetos y elementos para explorar. Desde cofres a cajas rompibles, pasando por un misterioso tablón de misiones y objetivos donde podemos coger algunas peticiones. Son de lo más variadas, y su dificultad es cambiante. Hay algunas sencillas como encontrar a un Arisen perdido dentro de las profundidades de la mazmorra o poder purificar un objeto maldito. Otras parecen más complicadas: recoger objetos perdidos para un monumento que nos encontraremos al poco de empezar. Olra nos explica que hay acontecimientos extraños en la isla y que nosotros podemos ayudarla, ya que hay una cierta conexión entre estos acontecimientos y nuestra figura. No solo nos hace de guía hasta la isla, sino que también puede purificar objetos malditos para poderlos usar posteriormente, cambiar nuestras votaciones y manejar todo tipo de opciones como mejorar habilidades o gestionar nuestros objetos. Y traernos de vuelta a Cassardis, naturalmente.

Los objetos malditos son una de las novedades de Dark Arisen. Pagando una cantidad de cristales de falla nos los puede purificar para hacerlos usables. No solo eso, ya que todo equipamiento y objetos que encontremos malditos tienen un gran poder dentro de sí. Durante las horas que hemos estado en la isla maldita de Bitterblack nos damos cuenta que hay una enorme cantidad de elementos que descubrir. La mazmorra que supone esta isla es un auténtico laberinto de pasillos, espacios abiertos y muchas zonas secretas. Inteligentemente conectadas entre sí y nunca sin ningún motivo. Si llegamos a un final de camino sin salida, es que por ahí habrá algún objeto importante que recoger. Y enemigos. Muchos, variados y letales.

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Y es que al poco de adentrarnos en esta isla nos damos cuenta que es una de las zonas más exigentes que Capcom ha realizado para su Dragon’s Dogma. La primera sensación es de cautela, y la segunda de enormidad. A medida que iremos avanzando por los caminos de la isla nos damos cuenta que estamos ante una estructura subterránea enorme, llena de pasillos y de grandes espacios abiertos con múltiples salidas. Llega un momento –entrando en el Arroyo de la desesperación- que directamente pensamos que estamos demasiado lejos de la salida. O que no recordamos como volver atrás. Es abrumadora la gran cantidad de variables y caminos que se pueden encontrar en Bitterblack. Por el camino nos encontramos a Barroch, un amigo con el que poder intercambiar objetos, mejorar armas y demás utilidades.

La exploración es básica en nuestros compases por la isla. Veremos como hay decenas –sí, decenas- de puertas y caminos que están bloqueados. Poco a poco iremos avanzando. Uno de los primeros elementos es encontrar llaves –como la llave de la nada- para poder avanzar por dichas puertas. Así nos adentramos todavía más en el infierno de la isla. Porque no es nada sencillo entrar en la isla. Al poco de empezar salimos en medio de un gran jardín y aparece un enemigo enorme que representa a la propia muerte: capucha oscura, guadaña kilométrica y casi invencible. Cuando parece que estamos a punto de morir a sus manos desaparece, por suerte. Un segundo antes y hubiéramos decidido escapar corriendo, algo que es recomendable realizar. El avance sigue por algunas escaleras de un camino concreto hasta dar con una especie de dragón enorme que no para de lanzar fuego. Al ver como baja de lenta su vitalidad a nuestros golpes y que no encontramos su punto débil decidimos dar media vuelta y buscar otro camino.

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Las otras iteraciones posibles nos llevan a una zona llena de esqueletos armados que acaban desembocando en un gran jefe: un esqueleto de dimensiones considerables. Al acabar con ellos encontramos una llave que nos permite entrar en una zona que parece ser igual o más grande que todo lo visto hasta el momento. Entre los canales de agua que visitamos aparecen reptiles armados y duros como pocos ante los que se puede vencer con paciencia. Más adelante otro gran enemigo: una mezcla entre cuerpo de león y cabeza de gallo. Subiéndonos a lomo de este enorme enemigo al más puro estilo Shadow of The Colossus y machacándolo como nos es posible conseguimos tirarlo al suelo y ahí, darle fuerte entre nuestro héroe y los peones. Finalmente, al tercer encuentro épico, acabamos con un jefe importante.

El avance por la isla es confuso y cada decisión que tomamos significa dejar atrás un par de posibles caminos alternativos. La sensación es que hay muchísimas posibilidades. Nos encontramos enemigos conocidos como ogros de tamaño mediano con los que batallaremos en diversas ocasiones, así como variantes de los mismos y otros enemigos, como gusanos bastante molestos.  Durante nuestro camino encontramos un par de piedras de falla destruidas que podemos reconstruir para acceder a ellas y cambiar peones. Bajando por una torre circular nos encontramos otro de los grandes enemigos con los que cuenta la isla. Una especie de ojo acorazado enorme que dispara rayos poderosísimos capaces de acabar con los tres peones que llevamos –todos nivel 50- de un par de golpes. Después de ver que los flechazos son inútiles, saltamos encima de él, nos agarramos y nos movemos hasta empezar a golpearle en el centro del ojo, bajando su vida considerablemente. Cuando parece que morirá pronto –los golpes son devastadores en su punto flaco- un ataque mortífero junto a un mago que aparece en medio del combate nos mata. A la segunda, con más cuidado, es otra historia. Cuando acabamos con él se abre una nueva puerta previamente cerrada, pero ahí termina la beta.

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Y esto solo es una pequeña parte de lo que encontramos en Bitterblack. Una isla laberíntica, llena de caminos que promueven la exploración minuciosa mientras nos enfrentamos a enemigos viejos y sobre todo nuevos de una dificultad considerable. La beta preview facilitada por Capcom y Koch Media es de un 25% del total de la expansión, aunque la sensación que nos da es que es de una enormidad y complejidad imponente. Si esto es solo una cuarta parte, en contenido esta expansión amplia en mucho la experiencia general del título. Técnicamente no hay novedades ni sorpresas –con lo que supone eso en cuánto a defectos- y de hecho hay un par de momentos donde el motor sufre mucho ante los ataques de los grandes jefes. El nuevo título ofrece novedades en enemigos, objetos (hay algunos anillos nuevos que mejoran ciertos atributos específicos) y localizaciones. Es desafiante como lo era Dragon’s Dogma –lo jugamos en normal, aunque cuando morimos nos dicen si queremos probarlo en fácil- y apuesta por la exploración como elemento indispensable para sacarle el máximo partido a una fórmula que se mantiene intacta respecto el título original. En abril sabremos si el total de Dark Arisen es tan oscuro como satisfactorio. Las sensaciones son inmejorables.

Dragon's Dogma: Dark Arisen

  • XBO
  • NSW
  • PS4
  • 360
  • PS3
  • PC
  • Acción
  • RPG

Dragon's Dogma: Dark Arisen es la primera gran expansión del título de acción RPG Dragon's Dogma con nuevos contenidos como personajes o misiones inéditas. A cargo de Capcom y Koch Media para PlayStation 3, Xbox 360PC, PlayStation 4, Xbox One y Switch. Desarrollado en un mundo abierto de gran extensión, Dragon’s Dogma: Dark Arisen ofrece una gratificante experiencia de combate. Los jugadores se embarcan hacia una épica aventura en un fabuloso mundo lleno de vida junto a tres compañeros controlados por la IA y conocidos como peones. Estos luchan de forma independiente, demostrando habilidades y aptitudes que han desarrollado basándose en rasgos aprendidos del jugador.

Carátula de Dragon's Dogma: Dark Arisen
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