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Metal Gear Rising: Revengeance

Metal Gear Rising: Revengeance

  • PlataformaPS38.93608.9PC8.5
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorPlatinum Games
  • Lanzamiento21/02/2013 (PS3, 360)09/01/2014 (PC)
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorKonami

Metal Gear Rising: Revengeance

Platinum Games mete mano a la franquicia Metal Gear con este Metal Gear Rising: Revengeance, hack and slash frenético que llega esta semana a Playstation 3 y Xbox360.

Actualizado a

Un camino tortuoso y seguramente más largo de lo que estaba previsto. Así se puede definir el periplo que ha tenido que sufrir Raiden para poder protagonizar en solitario un videojuego hecho a su medida. Metal Gear Rising: Revengeance representa todo aquello que muchos soñamos cuando vimos al nuevo Raiden aparecer en Metal Gear Solid 4, alejado del controvertido personaje que quitó protagonismo a Snake en Metal Gear Solid 2: Sons of Liberty. De odiado a adorado en dos entregas. Y ahí Konami y Kojima Productions vieron un posible camino que quisieron aprovechar rompiendo las reglas de la franquicia Metal Gear: un hack and slash en lugar de un juego de espionaje táctico.

La jugada era arriesgada, pero tenía sentido. Raiden en Metal Gear Solid 4 se ganó el corazón de los jugadores mostrando unas habilidades y unas características que lo alejaban de lo que la franquicia ofrecía en materia jugable. Muchas fueron las críticas de los puristas de la saga, pero tantos otros tenían –teníamos- esperanzas de vernos controlando un espadachín como pocos en un juego de acción que se codeara con grandes nombres como Ninja Gaiden o Devil May Cry. Este, además, solo sería el principio de un título que pasaría por un auténtico via crucis antes no llegara a buen puerto. Como finalmente así ha sido. Y es que el desarrollo inicial estuvo detenido sine die, pasando las semanas y agotando el momento álgido que tuvo el título en su presentación en el E3 de 2009.

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La mezcla de géneros, el intento de unir el universo Metal Gear, algunas de sus mecánicas y la creación de un título que por ritmo y naturaleza debía ser totalmente distinto a lo previsto fue un desastre. El título no despegaba y el proyecto peligró. Hasta que se decidió que sería Platinum Games la nueva desarrolladora del juego. Seguramente los escépticos con el cambio de registro lo seguirían siendo, pero los fans de los juegos de acción en general y los hack and slash en particular se quedaron tranquilos. No se sabía si el título sería fiel a la marca Metal Gear, pero que sería un juego de acción competente e interesante quedaba fuera de toda duda.

Platinum Games es una compañía que se ha alzado con un lugar privilegiado en la presente generación de consolas gracias al crecimiento que han mostrado desarrollo tras desarrollo. Herederos espirituales de la extinta Clover Studios y con figuras de primer nivel dentro de la industria japonesa (Mikami, Inaba, Kamiya), han demostrado ofrecer productos con señas de identidad muy marcadas. Desde Madworld al inigualable Bayonetta, pasando por Vanquish y también por el más reciente Anarchy Reigns. Títulos frenéticos, de ritmo elevadísimo donde la adrenalina es una constante. Metal Gear Rising: Revengeance es fiel a los principios y a la manera de entender los videojuegos de Platinum Games. Y es uno de los mejores hack and slash que han aparecido en los últimos tiempos, convirtiéndose también en un proyecto Top de Platinum Games. dentro del catálogo de la compañía, seguramente solamente superado por Bayonetta. Y es que eso ya son palabras mayores.

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Raiden y su espada
La trama principal de Metal Gear Rising: Revengeance nos sitúa en un contexto más o menos actual, con países en vía de desarrollo  como foco de controversia a nivel internacional y Raiden trabajando para una compañía que protege al primer ministro de uno de ellos. La situación se tuerce pronto, cuando una serie de cyborgs empiezan un asalto para matar al primer ministro, símbolo de la paz y el equilibrio mundial alejado de las guerras entre países. El objetivo se cumple ante un Raiden que se ve totalmente superado por sus enemigos. Los Patriots ya no están –por lo que el título se ubica cronológicamente después de Metal Gear Solid 4- y la economía de guerra, eso que siempre defendieron, se encuentra en stand by. Algo que no gusta a ciertas organizaciones que quieren recuperar tiempos pasados.

Esta es la premisa con la que Raiden deberá luchar en un primer momento, aunque todo cambiará a medida que vayamos avanzando por los distintos capítulos (ocho, siete y el prólogo) de los que se compone el juego de Platinum Games. El desarrollo argumental tiene un giro importante en un momento concreto de la aventura, y a esto se le suma la lucha interior que protagoniza Raiden, sus ideales y sus actos. Conoceremos mejor el pasado del protagonista, sus dudas y el camino que decide emprender en un momento determinado. Para ser un hack and slash la historia tiene un peso importante, con grandes cinemáticas que no escatiman en discursos, diálogos y profundización de personajes que van apareciendo a lo largo del juego. Eso sí, que nadie espere nada a la altura de la saga Metal Gear Solid porque está lejos de eso.

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Uno de los complementos interesantes a nivel de personajes y argumento es la presencia del clásico códec, uno de tantos guiños que hay de la saga Metal Gear. Mediante este nos iremos comunicando con una gran variedad de personajes, y podremos profundizar con ellos muchísimo más con charlas variadas desde el menú principal. Hay un trabajo de líneas de diálogo digno de mención y que merece la pena visitar, aunque solo sea en diversos momentos para saber más de los personajes con los que trabajamos. Lo importante, eso sí, sigue siendo lo que pasa en el campo de batalla. Y lo que pasa es que nos encontramos con un hack and slash puro, con combates constantes, jefes finales cada dos por tres y nuevos enemigos a cada esquina. En total, unas ocho horas para la primera pasada (dependiendo de la habilidad de cada uno pueden ser más tranquilamente) y sin escuchar demasiados códecs, sino podríamos subir el contador de horas tranquilamente. Suficientes teniendo en cuenta los motivos que el juego da para ser rejugado.

Golpear y cortar
Metal Gear Rising: Revengeance es un hack and slash puro en el que lo más importante es acabar con todos los enemigos que nos vamos encontrando por el camino. No nos encontraremos ni grandes fases de plataformas –que las hay levemente- ni puzles donde rompernos la cabeza pensando como podemos avanzar. Aquí todo es mucho más sencillo. Se trata de nuestra katana y nosotros. Y nos vale para cualquier menester. Para matar soldados armados, para romper verjas o para acabar con enemigos de gran envergadura. Lo más destacado es seguramente la sencillez del control que ofrece el juego, marca de la casa de los videojuegos de este género. Con el analógico izquierdo nos movemos, con el derecho movemos la cámara, con dos botones atacamos con espadazo normal y espadazo más fuerte, un tercero para saltar y un cuarto para realizar acciones. Nada nuevo hasta aquí.

Las novedades llegan con los controles de los botones superiores. El más destacado a nivel de ataque tiene que ver con el modo Katana, una técnica mediante la cual activamos un ataque más focalizado que nos permite realizar cortes veloces y precisos a nuestros enemigos. Pulsamos el gatillo izquierdo y pasamos a controlar un Raiden que se queda clavado en el suelo para dar espadazos a diestro y siniestro. El stick analógico izquierdo sirve para mover el cuerpo y apuntar donde damos los cortes. Tenemos ataques verticales, horizontales y el modo katana libre, que no es más que controlar la trayectoria de los cortes con el stick analógico derecho.  Este modo de ataque está íntimamente ligado con las células de combustible, una barra de energía que se va llenando cuando golpeamos a los rivales. Una vez llena podemos entrar en modo Zandatsu.

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Esta técnica nos permite, con el modo katana, asestar cortes precisos que eliminen a los enemigos. Los cyborgs normales se pueden cortar de saque, pero otros tenemos que golpearlos diversas veces antes de poder cortarles extremidades con el Zandatsu o directamente cortarlos por la mitad. Además, en este modo si cortamos por los puntos marcados podremos arrancarles sus unidades de reparación, lo que nos llena tanto la barra CC como la de vitalidad. Habrá enemigos que iremos cortando poco a poco (primero un brazo, luego otro, luego una pierna) hasta conseguir acabar completamente con él y partirlo para robar su unidad de reparación. Se trata de un sistema que funciona de manera muy ágil y sencilla, aprendiendo a cortar mientras apuntamos con el stick izquierdo y robamos las unidades de los enemigos. Además de ser útil porque se ralentiza el tiempo mientras tengamos barra CC.

El único contratiempo relevante tiene que ver con el modo Katana libre, el que decidimos los cortes con el stick derecho. Es un sistema que intenta darnos libertad, y cuando lanzamos golpes a diestro y siniestro no funciona mal, pero cuando nos pide precisión puede ser poco intuitivo y algo incómodo. Tener que cortar por un lugar justo en un tiempo limitado nos puede traer algún que otro dolor de cabeza, sobre todo por el hecho d tener que combinar los dos analógicos. La verdad es que aunque el modo Katana funciona bien en términos generales, la katana libre no acaba de responder igual de bien. Tal vez automatizando el movimiento del stick izquierdo se hubiera facilitado algunas acciones en las que fallaremos por el control.

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Moverse como un Ninja
Raiden cuenta con muchos otras herramientas que le permiten moverse con facilidad de un lado a otro del escenario. Uno de ellos es la carrera ninja, que nos permite saltar plataformas y obstáculos a toda velocidad con una secuencia de animaciones de lo más fluidas (tipo Assassin's Creed). En ataque destaca también la posibilidad de marcar objetivos en los enemigos, de tal manera que nos moveremos alrededor de su figura. Algo imprescindible con jefes finales. Por último, nuestra única herramienta defensiva: los parry. Raiden no puede bloquear los ataques con un botón de guardia al uso, sino que debe hacer un movimiento de parry cuando nos van a atacar para poder repeler el ataque y contragolpear. Es tan sencillo como pulsar la dirección hacia donde el enemigo nos va atacar y pulsar el botón de ataque normal. A medida que nos aprendemos los patrones de los enemigos atacaremos y combinaremos esto con parrys que nos permitirán sorprenderlos. El sistema beneficia claramente el ritmo frenético y dinámico de los combates. Bloquear forma parte de nuestro ataque, ni más ni menos. Destacar que en medio de este frenetismo tenemos diversos Quick Time Event que por norma general acompañan sin ser molestos, aunque hay alguno concreto (mover el stick izquierdo) y un par de secuencias puntuales que son prescindibles. Pero por norma los QTE son ágiles e intuitivos.

En honor a Metal Gear
Contamos con un gran compendio de armas secundarias que nos ayudarán a combatir a grandes grupos de enemigos. Metal Gear Rising: Revengeance no es solo un hack and slash con armas blancas, sino que hay un compendio de elementos del universo Metal Gear que también pueden ser usados por Raiden. Granadas de humo, granadas electrocutantes, lanzacohetes, misiles RPG dirigidos, cajas y barriles donde escondernos, revistas fotográficas para despistar a los enemigos… un arsenal digno de Solid Snake que podemos usar de manera sencilla en cualquier momento. Además, la katana no es nuestra única arma de ataque cuerpo a cuerpo. A medida que vamos acabando con los jefes finales que nos vamos encontrando recogeremos su arsenal. Y eso va desde un palo alargado de gran rango a una arma marcial digna de la tortuga ninja Rafael que se alarga y engancha a los enemigos, unas tijeras enormes formadas por dos espadas u otra katana especial. Todas ellas ganan enteros con el modo destripador, un estado que podemos desbloquear cuando tenemos la barra CC llena y que nos da mucho más poder de ataque durante un tiempo limitado. El clásico modo furia de los hack and slash también presente aquí y que nos da ventajas importantes en combate.

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Todas estas armas se pueden mejorar y potenciar desbloqueando diversos movimientos nuevos o dándole mejoras como más daño o mejor absorción, por ejemplo. A medida que matamos enemigos sumamos puntos PC que podemos cambiar por elementos como estos, mejorar nuestra vitalidad, nuestra barra CC o adquirir nuevas habilidades y accesorios para ser más duros en combate. Las armas tienen un buen surtido de movimientos (sobre todo la katana), aunque ninguna de ellas llega a la profundidad y posibilidades de ataque que hemos podido ver en otros hack and slash como Bayonetta o Ninja Gaiden 2.

Raiden el espía
El sistema de Revengeance funciona perfectamente. Combates frenéticos, versátiles y con diversas posibilidades de ataque. Arsenal clásico del género y añadidos del universo Metal Gear, plataformas que se superan a toda velocidad, sistema de defensa dinámico, ofensivo y acción a raudales. Sin descanso. A todo esto se le añade una vertiente de sigilo que quiere ser un guiño a la franquicia de la que procede este juego de Platinum Games. Raiden cuenta con un sistema de Realidad Aumentada mediante el cual puede adquirir información de los enemigos, a los que ve a través de paredes. También ve peligros como cámaras u objetos que se pueden recoger. Esto es solo una parte de lo que nos ofrece el Raiden sigiloso. Si nos acercamos de espaldas a un enemigo podremos matarle de un golpe con la “muerte Ninja”. Sin hacer ruido. Tenemos otra variante: las ejecuciones. Si estamos en un punto elevado, podemos saltar encima de los enemigos y matarlos sin alertar a nadie.

Además de estas acciones, tanto las cajas de cartón como los barriles nos ayudan a despistar a enemigos, así como las revistas electrónicas despistarán a los enemigos y llamarán su atención. La combinación de todos estos elementos nos permite pasar desapercibidos mientras acabamos con nuestros enemigos. Eso sí, no es un sistema bien calibrado y ofrece algunos errores destacables. A veces hemos pasado a medio metro de un enemigo escondidos en un barril y no nos han ni visto. En otros casos su alerta dura poco y no investigan demasiado, volviéndose a la mínima de cambio y quedándose vendidos. Y en otros nos descubren sin motivo aparente. Hay movimientos que son realmente reconfortantes de realizar en sigilo, pero que nadie espere algo tipo Metal Gear Solid porque la IA enemiga es simplona y limitada en este sentido.

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El resultado final de todos estos elementos repasados es el de un videojuego intenso, sencillo y accesible desde un primer momento. Divertido y con elementos originales que no estamos acostumbrados a ver en un hack and slash. Lo más importante: sin romper la esencia de la adrenalina sin descanso, pero con guiños y elementos fieles a la marca Metal Gear, aunque al final se compartan enemigos, contexto y poco más. Además, la campaña nos ofrece una gran cantidad de elementos para buscar y explorar en escenarios que no son demasiado grandes, pero suficientes como para esconder más de una sorpresa. Datos perdidos, brazos izquierdos que debemos cortar de los oficiales, ordenadores que nos dan acceso a misiones VR (hay una veintene en total) o enemigos escondidos en cajas son algunos de los elementos que debemos buscar a lo largo de los ocho niveles.

Las misiones VR que iremos encontrando por los escenarios y desbloqueando nos ofrecen pequeños retos que debemos superar bajo unos parámetros. Desde acabar con enemigos usando alguna técnica concreta a llegar a un punto sin ser descubierto o empezar a bombardear rivales a cañonazos solo con armas secundarias. Hay una gran variedad de desafíos a realizar, y si lo que queremos es conseguir las máximas puntuaciones posibles tenemos reto para rato, ya que muchas de ellas no son especialmente sencillas. Sobre todo si echamos un ojo a las últimas VR que encontraremos.

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Fauna y flora
Un hack and slash puede tener buenas herramientas y funcionar bien sobre el papel. Pero solo si el reto que tenemos delante es desafiante y variado estas posibilidades son realmente importantes. Y la variedad y patrones de los enemigos de Revengeance saben jugar perfectamente su papel. Además de los soldados rasos y sus variantes con ataques a distancia (pistolas, cohetes, martillos, armaduras nuevas, etc.) tenemos un plantel de enemigos sacados del universo Metal Gear que nos darán más de un quebradero de cabeza. No muy variado en cantidad, pero sí muy diferenciados entre sí. Desde el clásico Gekko  con gran potencia de piernas a lobos más o menos veloces, estructuras mucho más grandes o una especie de gorilas mecánicos que son simplemente infernales. Aprender a acabar con toda la fauna –los cyborgs tienen diversas variantes con algunas realmente duras- y saberse sus patrones, además de utilizar bien nuestras herramientas, es vital. Tres gorilas son una muerte segura, pero usando granadas electrocutantes y frenando el avance de algunos de ellos ya no lo son tanto.  Por no hablar de otro tipo de enemigos como los Dwarf gekkos, pequeños monstruos esféricos que en grupo son peligrosos. Incluso helicópteros que son blanco fácil de lanzacohetes.

Junto a todos estos enemigos tenemos como gran reclamo los jefes finales, que van desde grandes Metal Gears a cyborgs y alguna que otra sorpresa. Son las batallas más duras y épicas de todas, las que nos enfrentan a los jefes. No tenemos uno de estos en cada nivel, sino que depende del desarrollo argumental, pero en cantidad iremos bien servidos. En carisma también. En dificultad, tienen su enjundia aunque es cierto que salvo el último de todos una vez nos aprendemos sus patrones son más cuestión de paciencia que otra cosa. Para el recuerdo queda un duelo mientras el sol está apagándose para dar la bienvenida a la noche justo antes de la batalla final.

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En general estamos ante un videojuego que se nos atascará en algunos momentos puntuales pero que no llegará a frustrarnos cada dos por tres. Como hack and slash no es de los más difíciles que nos hemos encontrad.. Cuenta con tres niveles de dificultad de serie que se convierte en alguno más cuando los completamos. El verdadero reto de Revengeance es conseguir las mejores puntuaciones como buen hack and slash que pretende ser. Cada fase que realizamos nos puntúan según el tiempo empleado, nuestro estilo, el daño recibido, si hemos muerto, etc. Y nos da una puntuación. No es nada raro acabar la primera partida del juego con niveles C y B, alejados del S, el nivel superior. Con práctica y nuevas pasadas las mejores puntuaciones están a nuestro alcance. Aunque hay momentos que se antojan imposibles de conseguir con máxima puntuación.

Desarrollo japonés
Metal Gear Rising: Revengeance es un título marcadamente japonés, y eso es algo que debe quedar claro desde un primer momento. Estamos ante un producto que cuenta con muchísimas de las hipérboles que nos han llegado siempre de diversas disciplinas del país del Sol Naciente. Las escenas cinemáticas, por ejemplo, cuentan con unas grandes dosis de acción y unos momentos peliculeros totalmente exagerados. Como si de un manga de los noventa se tratara. Ver como Raiden salta a cámara lenta y su barbilla pasa a un milímetro de una hélice de helicóptero, por ejemplo, es una constante en situaciones inverosímiles pero a la vez espectaculares. En este sentido, las CG se acercan más a lo que vimos en el remake de Metal Gear Solid para Gamecube que a lo que hemos visto en la saga principal (con matices, ya que el propio Raiden en Metal Gear Solid 4 tiene momentos superlativos).

Además, el humor está presente en cada momento del juego. No de manera evidente y constante –no es Lollipop Chainsaw- pero sí en diálogos, chascarillos o situaciones que también nos recuerdan que estamos ante un videojuego “made in Japan”. El momento más extremo en el que se notan todos estos elementos que estamos comentando es seguramente la batalla final, tanto por el desarrollo en general del escenario como por el jefe final en sí. Es un elemento controvertido que no dejará indiferente a nadie: o lo odias o lo amas. La puesta en escena, eso sí, demuestra que no estamos ante una concepción occidental del desarrollo de personajes y argumentos. Una cosa no se le puede negar, original y curioso es. Otro tema es su dificultad, mal calibrada en ciertos momentos pero bastante variado.

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El juego cuenta con diversos guiños a la franquicia Metal Gear que son de agradecer. Ya hemos hablado de algunas de las armas y herramientas que usa Raiden y que serían muy útiles para el propio Solid Snake, pero hay otros detalles simpáticos. La señal de alerta cuando un enemigo nos avista es un buen ejemplo –con el sonido correspondiente- así como la interrogación de confusión. El códec suena exactamente igual que en la saga Metal Gear cuando nos llaman, y tiene una puesta en escena muy similar. La estética de los enemigos, el escenario en el que nos encontramos, etc. También está claramente influenciada por Metal Gear Solid 4. Los grandes discursos sobre ideales y charlas entre enemigos que se matarán poco después también están. Y se agradecen.

Apartado técnico
Metal Gear Rising: Revengeance destaca principalmente por la velocidad a la que suceden todas las cosas que suceden. Un elemento que no puede pasarnos por alto es que funciona a 60 frames por segundo, algo que se nota en dinamismo y ritmo de combate. Las animaciones de Raiden son lo más destacado del apartado técnico, ya que se mueve a gran velocidad y con suavidad absoluta. El control de la katana, sus cortes y como encadenamos nuestras acciones también rinde a un nivel excelso, algo que se puede decir de la gran mayoría de patrones y movimientos de los enemigos. No estamos ante un portento técnico que nos ofrece algo para la vista inimaginable, pero cumple con su cometido a nivel de carga poligonal y animaciones, aunque algunos escenarios están demasiado vacíos.

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No nos engañemos, no es un título que sea impecable y cuenta con elementos mejorables que podremos ver a poco que nos fijemos. Lo más destacado en este sentido es la presencia de texturas planas y pixeladas en elementos como árboles u otras recreaciones de jardinería. Otros elementos, como la presencia del agua en unas alcantarillas, cumple sin más. El motor de físicas tiene algunos errores también, con particiones extrañas en ciertos enemigos de gran volumen. Y la presencia en ciertos momentos de clipping.

El apartado sonoro nos ofrece un compendio de baterías sonando a mil revoluciones, guitarras eléctricas que no paran de tocar como si no hubiera un mañana y en general música rock y heavy que acompaña perfectamente a la acción. Estamos corriendo, desmembrando y combatiendo cada dos por tres, y la música aporta el toque necesario para que vayamos todavía más rápido si es necesario. El juego llega con voces en inglés –hay una gran cantidad de diálogos- y la representación en charlas y demás es más que convincente con la interpretación que se les ha dado. A cambio, eso sí, contamos con los textos en pantalla –subtítulos incluidos- totalmente traducidos al castellano.

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8.9

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.