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Fist of the North Star: Ken's Rage 2

Fist of the North Star: Ken's Rage 2

  • Plataforma3606PS36
  • GéneroAcción, RPG
  • DesarrolladorOmega Force
  • Lanzamiento07/02/2013
  • TextoInglés
  • VocesJaponés
  • EditorKoei Tecmo

Fist of the North Star: Ken's Rage 2

Hokuto no Ken, más conocido por estos lares como El Puño de la Estrella del Norte, cumple 30 años. Los aficionados a este histórico manga podremos celebrar tan señalado aniversario con la segunda entrega de Ken’s Rage, en la que Koei vuelve a poner su filosofía Dynasty Warriors al servicio de Kenshiro y compañía.

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En el ya lejano 1983, la popular publicación japonesa Weekly Shonen Jump, cuna de buena parte de las más grandes series manga de la historia (Dr. Slump, Captain Tsubasa, Kimagure Orange Road, Dragon Ball, City Hunter, Saint Seiya, Bastard, Slam Dunk, Yu Yu Hakusho, Ruroni Kenshin, One Piece, Naruto… en fin, podríamos estar así durante horas), comenzó a publicar una obra de lo más especial; una obra que, a poco que se comenzaba a leer, dejaba bien a las claras que estaba destinada a sentar cátedra. Hablamos de Hokuto no Ken, un manga que llamaba poderosamente la atención por muchas razones, entre las que destacaban su alto nivel de sangre y gore, un argumento situado en un mundo post apocalíptico en el que se mezcla la lucha por la supervivencia con los más espectaculares combates de artes marciales, y un detallado dibujo más cercano a la filosofía del cómic norteamericano (o a la de los manhua chinos) que a la escuela japonesa influenciada por los cartoons clásicos procedentes de Estados Unidos. Con Buronson a cargo de los guiones, y Tetsuo Hara de los lápices, se nos narraba una cruenta historia en la que un mundo agonizante era testigo de encarnizadas luchas de poder libradas principalmente entre maestros expertos en milenarias técnicas de artes marciales que podían infligir devastadores daños en los cuerpos de sus enemigos, desde hacerlos explotar desde dentro hasta seccionarlos en porciones muy, muy pequeñas.

El éxito del manga original, publicado desde 1983 a 1988, dio pie a nuevas series impresas, adaptaciones al anime, largometrajes, merchandising de lo más variado y, por supuesto, videojuegos. El recorrido de El Puño de la Estrella del Norte por nuestro país no ha sido tan fructífero como en su patria de origen, ya que apenas nos ha llegado una adaptación del manga original (publicada cuando esto del cómic japonés comenzó a pegar fuerte allá por los 90, estando hoy día completamente descatalogada), algún que otro largometraje y poco más. Especialmente sangrante ha sido el caso de los videojuegos, donde de un total de unos 20 títulos publicados en Japón no llegó a verse prácticamente nada en tierras europeas, o como mucho algún que otro producto camuflado tras un completo lavado de cara que eliminaba cualquier referencia a la obra original (tales fueron los casos del Black Belt de Master System y el Last Battle de Mega Drive). Afortunadamente la situación cambió en 2010, cuando Koei publicaba internacionalmente su Fist of the North Star: Ken’s Rage, tan solo unos meses después de su debut en Japón, y no solo manteniéndose fiel a la obra original, sino elevando algo más el nivel de casquería respecto a lo visto en el videojuego original nipón.

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El primer Ken’s Rage formaba parte de la estrategia de expansión en la que Koei lleva ya varios años enfrascada, la cual consiste en lanzar videojuegos basados en varias de las licencias manganime más famosas de Japón, como pueden ser Mobile Suit Gundam, One Piece o la propia Fist of the North Star, a los que le son implementadas la filosofía, mecánica y desarrollo de su popular y exitosa (en tierras niponas) franquicia Musou, formada por los Dynasty, Samurai y Orochi Warriors. Así, con Fist of the North Star: Ken’s Rage nos encontrábamos ante un beat’em up masivo en el que nuestro personaje se enfrentaba a oleadas de cientos y cientos de enemigos al tiempo que recorría un escenario de considerables dimensiones y libre exploración. Sin embargo, y a diferencia de lo visto en un Warriors al uso, la mecánica habitual de poner a dos ejércitos en liza no era en Ken’s Rage otra cosa que un modo de juego alternativo, ya que el modo de juego principal tomaba una filosofía mucho más cercana al beat’em up clásico, al “yo contra el barrio” que alcanzó una gran popularidad en tiempos pretéritos gracias a títulos de la talla de Renegade, Double Dragon o Final Fight. Haciendo gala de todas las virtudes y defectos que forman parte indivisible tanto del beat ’em up en general como de la franquicia Musou en particular, Ken’s Rage acabó haciéndose con el beneplácito de los aficionados gracias sobre todo a que, al fin y al cabo, la mecánica que ofrecía sentaba como un guante dentro de la marca Fist of the North Star.

Tras esto, la maquinaria Musou ha seguido funcionando a pleno rendimiento, y ya tenemos aquí la secuela de Ken’s Rage, lista con poco más de dos años de diferencia respecto al lanzamiento del juego original, y destinada a volver a convertirse en un indispensable para los simpatizantes tanto de la obra de Buronson y Tetsuo Hara como del beat ’em up al más puro estilo Koei. Incluso, y tal y como comprobaremos a lo largo del presente análisis, los aficionados a los arcades duros y desafiantes, esos juegos de los que cada vez quedan menos ejemplos en la actualidad, deberían prestar atención al título que nos ocupa. Un juego que, por cierto, llega en un momento ideal, ya que en este 2013 se cumple el 30 aniversario de la marca Hokuto no Ken. ¿Listos para comenzar a celebrarlo?

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La vida es un privilegio, y tú no eres digno de él

En un futuro indeterminado, la humanidad ha sucumbido a la ira, la ambición y la codicia, lo que ha desencadenado una guerra nuclear que ha arrasado el planeta por completo. De las cenizas se acaban alzando algunos supervivientes, los cuales se enfrentan al obvio problema de encontrar agua y comida en un mundo en el que tales bienes se han convertido en el único y más escaso de los tesoros. No hay gobiernos, ni civilización, ni leyes que seguir salvo una: la ley del más fuerte. Unos pocos civiles tratan de organizarse y reconstruir sus vidas, pero las bandas armadas son numerosas e implacables, y acaban arrasándolo todo allá por donde pasan. Es entonces cuando surge un misterioso guerrero nómada llamado Kenshiro. Nadie sabe de dónde viene, cuál es su historia y qué motivaciones rigen su aparentemente errabundo deambular. Pero aún más enigmático que el propio Kenshiro es el desconocido arte marcial del que parece ser un auténtico experto. Kenshiro no porta armas, pues él mismo es una mortífera arma viviente capaz de masacrar a decenas de enemigos con las manos desnudas y en un simple parpadeo. ¿Es Kenshiro la última esperanza de una civilización agonizante, o un ángel exterminador enviado para completar el apocalipsis que la propia especie humana desencadenó tiempo atrás? La respuesta a esta pregunta no tardará en revelarse, aunque ello dará pie a nuevos y aún más inquietantes interrogantes.

Fist of the Nort Star: Ken’s Rage 2, tal y como es habitual dentro de la franquicia Musou, no reinventa la rueda. Tan solo reinicia todo desde el principio y nos vuelve a contar la misma historia, con nuevos matices y alguna que otra reinterpretación. Así, el que podíamos llamar Modo Historia de Ken’s Rage 2 comienza en el mismo instante en que lo hacía en la anterior entrega, es decir, desde el inicio del manga. Eso sí, esta vez la sensación que deja la narración a medida que se va desarrollando es de ser menos atropellada y más rica en detalles, por lo que aquellos que no conozcan la obra original tendrán más fácil seguir la trama del videojuego. Además, se incluyen arcos argumentales inéditos en el primer juego, lo que posibilita que podamos controlar a nuevos personajes como son unos Bat y Lin ya en edad adulta. En total, serán 25 los caracteres jugables, aunque al principio solo podremos controlar a Kenshiro y Outlaw, quedando el resto de luchadores desbloqueados a medida que progresamos en la aventura. Eso sí, Ken’s Rage 2 no se libra de la lacra de los DLC por lo que, a pesar de que ya habremos pagado 60 euros por el juego, tendremos que volver a pasar por caja para hacernos con algún que otro personaje nuevo, niveles extra y vestimentas alternativas para los luchadores.

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Lo que no podremos arreglar ni siquiera a golpe de tarjeta de crédito será el asunto del idioma. Koei, como ya hiciera en Warriors Orochi 3, vuelve a poner en práctica la ley del mínimo esfuerzo, así que los textos se quedan en inglés, cuando en el Ken’s Rage original estaban en castellano, y las voces que se escucharán serán únicamente las japonesas, cuando en la anterior entrega podíamos contar con doblaje anglosajón. Es obvio que las cifras de ventas en occidente tanto de este Ken’s Rage 2 como del resto de títulos de la franquicia Musou no han sido, son ni serán como para tirar cohetes. Pero, viendo como compañías mucho más modestas del estilo de FX Interactive publican sus títulos por cuatro duros y aun así los dotan de unas intachables localizaciones completas a nuestro idioma, entendemos que esta política del mínimo esfuerzo llevada a cabo por Koei acaba siendo injustificable. Por supuesto, los puristas estarán encantados con que el doblaje nipón sea la única estrella de la función, pero el trabajo llevado a cabo con el doblaje inglés del primer Ken’s Rage fue aceptable, por no mencionar que son mucho más numerosas las personas que comprenden el inglés hablado que aquellas que dominan el japonés, por lo que una opción para seleccionar uno u otro idioma a la hora de escuchar las voces acaba echándose en falta. En cuanto a lo de los textos únicamente en inglés, es algo que habla por sí mismo: obligatorio un mínimo nivel de inglés escrito puesto que será necesario tanto para enterarnos de la historia como para, y esto ya es más grave puesto que incide directamente en la jugabilidad, conocer los objetivos que el juego nos plantea a medida que progresamos.

Una vez desgranada la oferta lingüística del título, es hora de entrar de lleno en el juego en sí. Ken’s Rage 2 ofrece, al igual que su primera parte, dos modos de juego bien diferenciados: Modo Leyenda y Modo Sueño. En Leyenda se nos desgranará el hilo narrativo oficial del manga, con Kenshiro como estrella de la función aunque a medida que progresamos otros personajes irán tomando importancia. En el Modo Sueño jugaremos historias alternativas no narradas en el manga, usando para ello a personajes que se irán desbloqueando en el Modo Leyenda. Además de las historias alternativas, también encontraremos aquí un par de apartados muy interesantes como son el Modo Libre (con misiones que actúan más como una serie de desafíos dado que no se ciñen a un hilo narrativo concreto) y la modalidad online ya sea cooperativa (limitada a dos participantes) como competitiva (hasta ocho participantes divididos en dos equipos).

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Pero las diferencias entre ambos modos no acaban aquí, puesto que también repercuten directamente en la mecánica de juego, la forma en la que debemos encarar los objetivos y el propio desarrollo de cada nivel. El Modo Leyenda nos ofrece un beat ’em up más alejado de la filosofía Dynasty Warriors, puesto que los escenarios se dividen en secciones; además, aquí los objetivos a completar no siempre son el clásico “aniquila todo lo que se te ponga por delante”, ya que existirán secciones de mecánica alternativa como zonas de infiltración (eso sí, no esperéis un Metal Gear), lugares en los que además de deshacernos de los enemigos debemos centrarnos en proteger a uno o varios aliados, etc. Y hablando de aliados, en la mayoría de ocasiones nos encontraremos solos ante el peligro, sin una armada que nos respalde como suele suceder en el resto de títulos de la franquicia Musou. Todo esto, unido al propio sistema de combate de Ken’s Rage 2 (más pausado y táctico que las refriegas sobreaceleradas vistas en los últimos Musou), hace que en no pocas ocasiones acudan a nuestra memoria clásicos del género como Final Fight. Las tres ramas del Modo Sueño ya sí comparten más puntos en común con un Dynasty Warriors al uso (aunque en la rama DW Gundam), ya que aquí nos encontraremos ante un mapa general en lugar de un campo de batalla dividido en secciones, y nuestro principal objetivo será la captura de bases enemigas hasta alcanzar un total de cinco, momento en que el general del bando contrario quedará al descubierto y podremos encararnos con él.

Conquistar una base no solo nos acerca un paso más hacia la victoria, sino que también nos ofrecerá una serie de ventajas que tienen como adalid principal la generación automática de aliados que nos echarán una mano en la lucha. Eso sí, por muchos aliados con los que contemos seguiremos siendo nosotros los que llevemos el peso en los combates, dado que los soldados bajo nuestro mando apenas poseen iniciativa a la hora de atacar. Pero al menos estarán ahí y desviarán algo de atención por parte de los enemigos, lo que acabaremos agradeciendo dado que dichos adversarios podrán ponernos en serios aprietos a poco que nos descuidemos. Y es que la dificultad de Ken’s Rage 2 es elevada, algo que es de agradecer dado que hoy día encontrar un título que nos desafíe y amenace con hacernos morder el polvo si no estamos atentos es como haber encontrado una minúscula aguja en un enorme pajar. Mención especial para los enfrentamientos contra los jefes finales, auténticas luchas encarnizadas que en niveles altos de dificultad (el juego cuenta con cuatro distintos) suponen un gran reto incluso para el jugador más avezado.

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Nuestras posibilidades de ataque varían según el personaje seleccionado. Cada uno de los más de 20 luchadores que acabarán estando disponibles se encuentra perfectamente diferenciado respecto al resto, aunque la forma de controlarlos sí puede condensarse hasta quedar reducida a cuatro clases diferentes: los Hokuto Shinken (poseen el estilo más clásico, con un botón para ataques rápidos, otro para ataques fuertes, y la posibilidad de combinarlos de varias maneras para desencadenar técnicas diferentes), los Nanto Seiken (menos directos y contundentes que los Hokuto, aunque pueden desencadenar un potencial superior durante un corto periodo de tiempo si pulsamos un botón determinado en el momento justo), personajes expertos en combate cuerpo a cuerpo que poseen estilo propio de lucha (como el orondo y mortífero Heart) y los guerreros del yermo que, aunque no son expertos en artes marciales, cuentan con un variado y mortífero arsenal armamentístico (ballestas, armas blancas, cuchillos arrojadizos, lanzallamas…) que los hace letales a media y larga distancia. Por supuesto, también contamos con un ataque especial (a seleccionar entre varios a medida que progresamos con nuestro personaje) que podremos desencadenar siempre y cuando contemos con suficientes reservas de aura.

Ken’s Rage 2 posee un sistema de evolución para nuestro personaje bastante simplificado respecto a lo visto en la primera entrega de la franquicia. La tabla meridiana que nos permitía desbloquear nuevas habilidades usando los puntos que obteníamos al combatir ha desaparecido por completo. Ahora, los puntos de habilidad nos serán otorgados de manera automática, como también nos serán otorgadas de manera automática las diversas mejoras obtenidas al subir de nivel (más vida, ataque, defensa, etc.). La única posibilidad que el juego nos brindará para ser nosotros mismos los que modifiquemos las habilidades de nuestro personaje llegará de la mano de los pergaminos. En el anterior Ken’s Rage, estos ítems repartidos por el campo de batalla nos otorgaban puntos de experiencia para la tabla meridiana. Al no existir ya dicha tabla, los pergaminos nos brindarán ahora hasta tres casillas de habilidades que podremos equipar fuera del campo de batalla. Podrán ser equipados hasta cinco pergaminos de manera simultánea, y dependerá de nosotros hacerlo de manera que nos otorguen el máximo número de ventajas, enlazando para ello parejas de habilidades de un mismo rango. Este nuevo sistema no está mal, aunque preferimos la tabla meridiana del primer Ken’s Rage al ser menos automática y brindar al jugador un mayor control de las características y habilidades de su personaje.

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Ken’s Rage 2 se une a la moda de la regeneración automática de salud, por lo que no solo es el pergamino el único ítem cuya función cambia respecto a lo visto en la primera parte. Afortunadamente, nuestra barra de salud se encuentra dividida en secciones al estilo Halo, por lo que si sufrimos daños que agoten la salud de una sección, no podremos recuperarla a no ser que encontremos y usemos uno de los ítems de salud repartidos por el mapeado. Si a ello unimos que la regeneración es bastante lenta, se produce solo cuando ni atacamos ni somos atacados, y que los jefes finales del Modo Sueño también cuentan con regeneración automática de vida (lo que nos obligará a tomar una estrategia claramente ofensiva a la hora de afrontar estos combates), al menos tenemos como resultado que la aventura no se convierte en un paseo como suele suceder en un Call of Duty al uso. En resumen, al menos por esta vez la regeneración automática de vida no arruina la experiencia jugable, pero su inclusión no deja de ser del todo injustificada, estando ahí únicamente porque es una de las modas más recurrentes de la presente generación.

Así luce el yermo

Visualmente hablando, Ken’s Rage 2 luce igual que prácticamente todos los beat ’em up masivos auspiciados por Koei. El motor gráfico (vetusto y fallido como él solo, mucho menos efectivo que el que Koei manejaba en la anterior generación) da en todo momento la sensación de no aprovechar debidamente el potencial de la plataforma en la que jugamos, ya sea 360, PS3 o Wii U. Eso sí, Ken’s Rage 2 es un beat ’em up masivo mucho más contenido de lo habitual en un Musou, por lo que no nos encontraremos tan a menudo ante los errores que suelen darse en un Dynasty Warriors, sobre todo en lo referente a la aparición y desaparición brusca de enemigos que sucede cuando el número de éstos en pantalla supera las limitadas posibilidades del motor gráfico del juego. En lo referente a modelados de personajes, Ken’s Rage 2 sí cumple con nota (es una de las pocas virtudes del motor gráfico), así como en la definición de las texturas que, aunque no sea para tirar cohetes, sí se encuentra dentro de la media para unas máquinas tan escasas de RAM como son 360 y PS3. Tanto en la paleta cromática como en los escenarios abundan los yermos, las ciudades desoladas y los tonos grisáceos, algo que evidentemente está ahí por exigencias del guion. Al menos, el motor gráfico sí se muestra sólido a la hora de brindar una velocidad constante a la acción, sin rastro de ralentizaciones a lo largo de la aventura, algo que hará suspirar de alivio a los aficionados a los Musou dado que aún se recuerda el absoluto desastre que fue la conversión de Warriors Orochi 2 destinada a Xbox 360.

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.