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El origen de los Guardianes: El video juego

El Origen de los Guardianes: El Videojuego

Aprovechando el tirón de la película de Dreamworks, el videojuego de El Origen de los Guardianes no pasa de beat'em up repetitivo y aburrido sin encanto alguno.

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Una de las acciones más clásicas que hay en la industria de los videojuegos es generar sinergias. Esto se hace desde hace mucho. Sale una película con cierto tirón y se aprovecha para lanzar un videojuego que aproveche el momento para sacar tajada. Uno de los fracasos más sonados de la historia de los videojuegos tiene que ver precisamente con la adaptación de una película, ET, al formato de ocio electrónico. Con esta premisa hemos visto auténticos estropicios. El último es el Origen de los Guardianes, película de animación enfocada a los niños, como enfocado a los niños pretende ser el videojuego que nos ocupa.

El Origen de los Guardianes cuenta la historia de los guardianes en su lucha para evitar que un gran mal deje el mundo en medio de la oscuridad eterna. Norte, El Hada de los Dientes, el Conejo de Pascua, el Hombre de Arena y Jack Escarcha se encargan de luchar ante este mal y mantener vivos los sueños de los niños. La premisa de la película –inspirada en la serie de libros The Guardians of Childhood de Joyce- es la misma que adopta el videojuego. Luchar contra un gran enemigo visitando diversos mundos donde la oscuridad está acechando. Mera excusa para ofrecernos un beat’em up tridimensional y cooperativo que falla en su mecánica de juego a los pocos minutos.

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El sistema que presenta el Origen de los Guardianes no engaña: tenemos que recorrer cinco mundos diversos acabando con todos los enemigos que se nos posan delante, recolectando objetos y extras de todo tipo esparcidos por cada mundo. Podemos controlar cualquiera de los guardianes cambiando en el mismo momento, dejando que el resto los controle una IA si no lo estamos jugando en cooperativo local, algo destacado de saque pero que cae en el olvido (en lugar de aburrise uno, se aburriran varios a la vez). A medida que avanzamos con el nivel de los personajes desbloqueamos ataques especiales –hasta tres por guardián- que tienen mucho más poder que los ataques principales. Pocas herramientas que convierten el título en un machacabotones puro y duro. Cuando tenemos barras suficientes de energía lanzamos ataques más poderosos y cuando no, pues cambiamos de personaje. También contamos con ataques cooperativos que tienen mucho más rango de acción.

Uno de los elementos destacados es la diferenciación entre los personajes, ya que algunos de ellos van mejor a distancia y otros en  la lucha cuerpo a cuerpo. Poder cambiar entre ellos es otro elemento interesante, aunque como decimos esto no quitará que las herramientas se hacen escasas a la larga. Los personajes tienen diversos parámetros que se pueden mejorar a medida que subimos de nivel,  además de la obtención de gemas que nos permite equipar características nuevas. Velocidad, ataque, defensa, energía, fe… elementos que a pesar de poderse mejorar no acabamos teniendo la sensación que sea imprescindible para superar el desafío –escaso- del título.

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El objetivo principal es acabar con una serie de enemigos concretos de cada mundo para poder acceder a Sombra, el gran enemigo del juego. ¿El problema? El título es tremendamente aburrido y repetitivo. Las hordas enemigas brillan por su poca originalidad tanto en diseño como en patrones, y nos dedicaremos a machacar botones sin cesar acabando con decenas de enemigos que son casi iguales a los que vemos en los primeros compases de partida.

Una de las virtudes del título es la presencia de objetos coleccionables y extras por buscar. Desde niños atrapados en jaulas a figuras escondidas, tesoros… el problema es que el componente de exploración es casi nulo. Cuando llegamos a una zona tenemos marcado en el mapa absolutamente todos los elementos que podemos encontrar. Desafío cero. Además, muchos objetivos secundarios acaban siendo más de lo mismo: luchar con hordas de enemigos para salvar a un niño, luchar contra grupos de monstruos para salvar a los enjaulados… siempre es lo mismo. Luchar y luchar con un sistema de combate simple, poco profundo y repetitivo.  En poco más de cinco horas se puede terminar la campaña principal, añadiendo un par o tres más si tenemos el valor –por aburrimiento- de intentar coleccionarlo todo.

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Técnicamente es un título que cumple sin más. Los personajes están representados con acierto cogiendo los modelados de la película de Dreamworks, aunque la vista aérea que ofrece el título –tipo dungeon crawler- hace que no podamos apreciar muchos de los detalles de los personajes. Algunos efectos visuales en ataques mágicos y la puesta en escena en la narrativa en cinemáticas y momentos entre la acción es acertada. Eso sí, el juego no es ningún alarde técnico, como lo demuestran los escenarios con texturas poco trabajadas sobre todo en grandes superficies o los enemigos, genéricos y repetitivos a pesar de sus ligeras variaciones. La banda sonora en este sentido es de lo mejor del título, acompañando perfectamente y ofreciendo voces dobladas al castellano.

4

Mediocre

Podía ser pero no ha sido y tras pasar unos breves minutos con él quedará archivado en la estantería para no jugarlo nunca más. No lo compres, no digas que no te lo advertimos.