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Syndicate

Syndicate

Otra perspectiva del futuro

Durante años, los jugadores han pedido a gritos el regreso de Syndicate, una de las franquicias de Bullfrog más queridas. Electronic Arts ha atendido esas súplicas y ha encargado a Starbreeze el desarrollo de un shooter en primera persona que supone un cambio de género radical para narrarnos una nueva historia de un futuro dominado por los sindicatos.

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Aunque haya pasado desapercibida para el gran público, Syndicate es una franquicia que caló muy hondo entre los jugadores de la época. Bullfrog, la compañía fundada en 1989 por Peter Molyneux, consiguió dar forma en 1993 a un espectacular juego que fusionaba con maestría la acción con la toma de decisiones tácticas. El éxito fue tal que al año siguiente ya pudimos disfrutar de una expansión (American Revolt), mientras que la continuación nos llegaría en 1996 con Syndicate Wars. Pocos juegos hasta la fecha han conseguido dejar una huella semejante en los usuarios, gracias a las virtudes de su sistema de juego cooperativo y táctico  y a un argumento futurista cargado de momentos inolvidables e intensos, con una visión de un mañana preocupante, perfectamente recreada en el guión.

Como no podía ser de otra forma, el legado de la franquicia provocó reacciones muy dispares al anunciarse una nueva entrega que dejaba atrás la vista isométrica y el juego táctico para reconvertirse en un shooter en primera persona. Electronic Arts dejó la licencia en manos de Starbreeze Studios, un equipo que ya demostró su buen hacer en el género con The Chronicles of Riddick y The Darkness, pero el resultado final, pese a ser bueno, no deja tan buen sabor de boca como los originales. La nueva encarnación de Syndicate es un juego intenso y con grandes momentos, con ambición pero que se ha quedado a las puertas de explotar todo el potencial latente que tiene y presenta en diversas ocasiones.

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El futuro
Si hay algo a lo que estemos ya más que acostumbrados es a que el mundo del ocio, en cualquiera de sus vertientes, nos muestre futuros apocalípticos o poco prometedores. El de Syndicate es particularmente interesante, ya que nos plantea un futuro, en el año 2069, en el que han desaparecido los gobiernos y los países. Ahora quien manda son las grandes corporaciones, más conocidas como sindicatos, que rigen el modo en el que los seres humanos interactúan con su entorno y con los medios digitales mediante unos chips neurológicos que se les implantan. Basta con uno de esos chips, de cualquier sindicato que se desee para tener acceso a todas las ventajas laborales, médicas o de ocio, entre muchas otras, que dicho sindicato pueda ofrecer a sus consumidores.

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Pero estos sindicatos, tal y como decimos, son los que dominan el mundo y su objetivo final es lograr hacerse con el dominio del mercado, hasta tal punto que el propio negocio se ha convertido en una guerra abierta de la que nadie está a salvo, ya que mediante esos chips pueden llegar a tener control de los propios individuos. Lo que es aún peor, para seguir con esta guerra cada sindicato está desarrollando su propia gama de agentes, personas adaptadas y modificadas genéticamente, con chips de aumento, para poder combatir en primera línea. Nosotros nos pondremos en la piel de Kilo, el nuevo prototipo del sindicato EuroCorp, quien hará las veces de asesino a sueldo de la compañía a lo largo de una aventura en la que no todo será tan sencillo como parece en un primer momento.

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El argumento es bastante ligero y nos presenta claramente las implicaciones que tienen los sindicatos en el mundo, así como las acciones que realizamos para EuroCorp. El guión, obra de Richard K. Morgan (aclamado escritor británico de ciencia ficción que ya se encargó del de Crysis 2), tiene momentos impactantes y consigue plasmar con acierto muchos de los aspectos que componen ese futuro dominado por la tecnología. Desgraciadamente, las escasas seis horas que dura la campaña principal lastran notablemente este apartado, ya que deja la impresión de no haber dado tiempo a explotar todo lo que la historia podría haber llegado a dar de sí, ya que visitaremos pocos emplazamientos, tendremos pocas posibilidades tácticas y nos relacionaremos con pocos personajes secundarios.

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Sistema de juego
Todo esto afecta también a la jugabilidad, ya que esa sensación de que no se ha llegado a explotar todo el potencial se transmite al mando de control. De por sí, a nivel básico, Syndicate es un shooter en primera persona que sigue a rajatabla todas las características propias del género en esta generación, por lo que no sorprende en una primera toma de contacto. Tendremos diversas armas (pistolas, escopetas, metralletas, láseres, ametralladoras, lanzallamas, granadas…), cada una con diferentes alcances, potencias de fuego, etcétera; también podremos buscar coberturas y agacharnos para no sufrir daños, asomarnos para disparar o deslizarnos para llegar rápidamente a un lugar seguro. El sistema de control en ese aspecto es el básico, sin novedades ni sorpresas en ese aspecto.

Sin embargo, la particularidad de Syndicate nos la encontramos en las posibilidades que el chip DART-6 pone a disposición de Kilo, convirtiéndolo en una auténtica máquina de matar muy diferente a los demás agentes. La habilidad básica que tendremos a nuestra disposición es la de análisis del entorno: ralentizaremos el tiempo y veremos a todos los enemigos de la zona. Esto no solo será útil para localizar a todos nuestros rivales, sino que además nos proporcionará posibilidades tácticas para afrontar los enfrentamientos más peliagudos (como los jefes finales) al ralentizar la acción y poder realizar disparos más certeros. También podremos piratear a distancia determinados objetos eléctricos del escenario, que aparecerán convenientemente marcados para que los reconozcamos.

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Pero además de estas posibilidades básicas, tendremos otras tres habilidades más complejas, orientadas directamente al combate contra nuestros enemigos. Son tres: suicidio, sabotaje y persuasión. Todos ellos se ejecutan sobre un enemigo únicamente y cada una de ellas tiene un tiempo de enfriamiento independiente a las demás. Con suicidio, el enemigo que sufre el ataque se pega un tiro y la onda expansiva generada puede acabar con los que estén cerca. Sabotaje afecta al arma del enemigo, dejándolo desarmado y vulnerable durante unos instantes. Por último, persuasión se usa para manipular al enemigo y hacer que se ponga de nuestra parte, por lo que comenzará a disparar a los que antaño eran sus compañeros, pudiendo acabar con ellos y generar una distracción que podremos aprovechar.

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Aunque puedan sonar habilidades exageradas, se explican por el hecho de que todo el mundo tiene un chip y nuestro personaje puede manipularlos a distancia. También podremos hacerlo con las torretas y drones enemigos para que se pongan de nuestro lado, de igual modo que deberemos manipular los chips de enemigos que van protegidos por escudos, camuflaje y otros métodos defensivos para poder acabar con ellos usando las armas convencionales. También tendremos un cuadro de habilidades que podremos mejorar consiguiendo chips de determinados personajes, gracias al cual aumentaremos nuestra resistencia, nuestra vitalidad, o bien potenciaremos las armas de fuego. Todo esto afecta ligeramente a la jugabilidad, al ofrecer nuevos matices dentro de las dinámicas ya conocidas.

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Durante los primeros compases del juego iremos adquiriendo todas estas habilidades y posibilidades, con la propia progresión deteniéndose para ofrecernos tutoriales en los que nos acostumbraremos a usar todas estas herramientas. La combinación de estas alternativas con las armas convencionales (además de las ejecuciones a corta distancia) resulta muy satisfactoria y ofrece un buen número de posibilidades de juego, aunque también es preciso reconocer que se percibe un potencial muy superior que no termina de aprovecharse y todos los enfrentamientos acaban siendo clónicos y mecánicos. No solo eso, sino que las opciones estratégicas se ven limitadas por ser demasiado numerosas las situaciones en las que estaremos encerrados en una sala y no podremos salir hasta acabar con todos los enemigos que aparezcan en ella.

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Tampoco los jefes finales destacan por su gran espectacularidad, siendo bastante básicos y humanos, simples personas con chips poderosos como los nuestros que siguen rutinas muy similares entre sí y que no suponen una gran amenaza. Aunque no todo será combatir, ya que tendremos algunos capítulos centrados únicamente en hablar con otros personajes y ver la evolución del argumento; eso sí, todas las secciones que pretender recrear ciudades o entornos habitados pecan de una excesiva sencillez y de estar demasiado vacías, provocando una sensación de escasa credibilidad que no las diferencia en exceso de las áreas enfocadas exclusivamente a la acción. Es en estos aspectos donde Syndicate podría haber dado más de sí para desarrollar la ambientación y dejar un mejor sabor de boca final.

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Multijugador
El modo multijugador de Syndicate es un guiño claro a las entregas originales, tanto en su desarrollo como en las ubicaciones que visitaremos. Se trata de un modo cooperativo para cuatro jugadores en el que deberemos completar un total de nueve misiones, sacadas directamente del original (Argentina, Atlántico, China, Colorado, Mozambique, Nueva Inglaterra, Territorios del norte, Escandinavia y Europa occidental). En vez de pertenecer a EuroCorp, seremos miembros de otra organización que quiere atacar a la protagonista de la historia principal; nuestro equipo estará formado por Akuma, Darius, Fall y Thalos, todos ellos equipados con lo último en tecnología de chips y con habilidades diferentes a las de Kilo que nos permitirán acciones como revivir a un compañero caído, curar a todo el escuadrón, pasar munición, etcétera. La base del juego es la misma que en la Campaña, pero se profundiza muchísimo en el desarrollo del personaje, el juego en equipo y las opciones ante misiones que no dejan de consistir en acabar con todo o llegar a tal punto, disfrazadas de objetivos complejos con subtramas e instrucciones de actuación.

Starbreeze ya dijo en su momento que para ellos el multijugador cooperativo de Syndicate era tan o más importante incluso que la Campaña, y eso al entrar en materia y dedicarle varias horas, se nota. Los escenarios están diseñados para desafiar al escuadrón y animar a la división de zonas, con muchas salas, escaleras y diversos niveles de altura donde están dispuestos todos los enemigos que aparecen en numerosas oleadas desde flancos diferentes y con armamento amenazante. No es difícil perecer en este modo, y al caer tendremos que esperar hasta ser reanimados, tarea obligatoria ya que la cantidad de enemigos y continua actividad presiona bien al equipo, con una dificultad exigente, que no la IA, nada destacable ni que pueda llegar a sorprender. La labor de reanimado, la curación, la desactivación de corazas, granadas o torretas, y demás acciones especiales se consideran habilidades ilimitadas de este DART-6 extraordinario. Se disparan con el gatillo izquierdo estando cerca del objetivo con el que interactuar y una vez activada la barra de carga podremos ir a cualquier otro sitio sin soltar el botón. Esto en las partidas se traduce en un desenfreno de disparos y barras de carga por todos lados mientras el equipo se cura, hackea drones enemigos, reanima o desactiva a un jefe más fuerte.

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Sobre los jefes y las diversas tareas que requieren las misiones, es una pena que estos primeros vuelvan a ser androides más evolucionados en sus conductas y, resistentes y con coraza que desactivarles. No ofrecen enfrentamientos épicos ni mecánicas novedosas, todo consiste en acercarse con cautela sin caer por las letales balas de sus armas especiales, activar la barra de carga de hackeo de la coraza y abalanzarse a tiros una vez sea vulnerable. Hay otros jefes que dan un giro de tuerca más a esto, pero básicamente todos se reducen a este mismo esquema de ejecución. Las misiones suelen requerir recoger alguna pieza escondida en la más recóndita sala, proteger a alguien secuestrado en un determinado punto, limpiar zonas o acabar con bases. Cada mapa y misión dura unos 20-30 minutos, y disponen de determinados puntos de control por si todo el equipo cae.

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Las tácticas en grupo son esenciales para la supervivencia ya que además el juego nos premiará con puntos por reanimar, piratear o cooperar en una extracción de chip, a la vez que por las bajas que causemos. Al final de cada encuentro se nos muestran los resultados de actuación de la misión, lo que incita bastante a la autosuperación y la competición sin dejar por ello de reanimar a los demás, pues esta habilidad está premiada con un buen puñado de puntos. Todos estos puntos se traducen también en experiencia, por lo que podremos aprovecharlos para mejorar a nuestro personaje, sus habilidades especiales de control de chips enemigos o las piezas y perks del armamento. En Syndicate hay una completa tabla de desarrollo muy similar a la del modo Campaña para adquirir mejoras tanto para el arsenal como para los poderes. Desde mayor velocidad, precisión o visión especial hasta curaciones colectivas, reactivación de drones a nuestro servicio o suicidio, el abanico de poderes es amplio y desbloquearlos todos nos llevará varias horas y partidas, tampoco demasiadas, pues las subidas de nivel y puntos para adquisiciones se obtienen con ritmo.

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Miles Kilo protagonizará la próxima entrega de Syndicate

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En cuanto al armamento, la destreza del personaje con cada pistola, granada, mina u objeto especial va perfilándose a raiz del uso, aunque también podremos comprar con puntos XP determinados atributos, como mayor capacidad de cargador, estabilidad o potencia. No hay tantas armas como en Battlefield 3 o Modern Warfare 3 pero la distinción entre unas y otras es tangible, pudiendo especializarnos en el uso que queramos por encima de aprender de forma equilibrada y repartida. En Syndicate existen también los llamados Desafíos, pequeños retos que se activan en cada misión y dependiendo del nivel que llevemos que, en caso de cumplirlos, nos darán aún más puntos y beneficios. Por ello, aunque en toda partida multijugador formamos parte de un bando contra oleadas de enemigos que abatir yendo juntos y analizando las jugadas del prójimo, este modo solo online y con la necesidad de cuenta en Origin también tiene cierto matiz individualizado, que nos obliga a que miremos por nuestra partida, estadísticas y forma de jugar. Un equilibrio interesante y quizá lo más llamativo de un co-op notable pero no inigualable.

Apartado técnico
Syndicate es un juego que luce un buen apartado gráfico, aunque sin demasiados excesos. Es decir, los escenarios son sólidos, las texturas están muy cuidadas, los personajes animados adecuadamente y los efectos de las distintas armas bien trabajados; pero el juego ofrece varios momentos de extremo vacío, con escenarios en ocasiones muy amplios que no terminan de transmitir vida, con entornos algo repetitivos y por momentos genéricos, sin personalidad propia (o, mejor dicho, sin la personalidad que el argumento y la ambientación pretenden conseguir). Mención especial merecen los juegos visuales que se realizan con los camuflajes y con los efectos que las granadas de interferencias producen en nuestro equipo (más concretamente nuestro campo visual).

Otro aspecto digno de elogio es la IA de los enemigos, sobre todo en dificultades avanzadas. Lejos de quedarse quietos en un punto o venir directamente hacia nosotros, se ocultarán, se moverán constantemente intentando evitar que los acorralemos, buscando la forma de cogernos desprevenidos, cooperando… Cada enfrentamiento será un peligro y conocer la ubicación de nuestros rivales será casi vital si queremos sobrevivir. Eso sí, las ejecuciones no destacan demasiado, son bastante modestas y no están del todo bien logradas. Además, desgraciadamente hay algún que otro bug gráfico que provoca que los cadáveres de los enemigos queden en posiciones extrañas e imposibles, perjudicando a la credibilidad y realismo intencionado que se plasma en otras situaciones (como al quemar a los enemigos, por ejemplo).

Para el apartado sonoro nos esperan melodías muy cuidadas, de corte futurista, que se amoldan perfectamente a las situaciones, subiendo el tono en los momentos más intensos y ofreciéndonos un poco de pausa en situaciones más relajadas y tranquilas. Eso sí, donde destaca especialmente este Syndicate es en el terreno de los efectos de sonido, con un cuidado trabajo que nos transmite con acierto lo que estamos viendo en pantalla, logrando una atmósfera envolvente y satisfactoria. Mención especial también al buen trabajo de doblaje (en inglés), aunque los subtítulos en nuestro idioma que dejan algo que desear a nivel técnico; a veces son demasiado largos y aglomeran varias frases distintas (provocando que leamos todo lo que se va a decir a lo largo de varios minutos), o bien permanecen demasiado tiempo en pantalla tras haberse acabado el diálogo.

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En cuanto a la respuesta del personaje, la jugabilidad es excelente, ya que tendremos en todo momento el control absoluto sobre Kilo, quien responde a nuestras indicaciones con suma naturalidad, permitiendo que hagamos realidad sin problemas todos los planes que tengamos. En definitiva, técnicamente es un juego que cumple con su cometido sin grandes problemas y deja un buen sabor de boca, pero tampoco ofrece demasiados alardes y acaba pasando relativamente desapercibido ante otras producciones de corte similar. Su principal lastre es una historia demasiado corta y un tanto repetitiva, que no termina de explotar todo su potencial y que no llega a estar a la altura de las circunstancias en muchos momentos de la aventura. El modo cooperativo es interesante, pero insuficiente para llevar el producto a otro nivel.

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7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.