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Call of Duty: Modern Warfare 3

Call of Duty: Modern Warfare 3

Cuando lo clásico empieza a parecerlo...

El superventas llega a PC con el mismo badaje que le permite seguir triunfando en las consolas. Sin embargo en PC los años sí pasan, el panorama va cambiando y se empieza a oir un término amenazador para cualquier franquicia: estancamiento.

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Este análisis está dirigido a orientar exclusivamente a los usuarios de PC intentando centrarse sólo en las diferencias de esta versión respecto a las de consola. El análisis general del juego, donde se abordan el resto de cuestiones, lo podéis leer aquí.

Infinity Ward nos ofrece un nuevo ticket para su montaña rusa particular; una atracción llena de emociones, radical, visceral e intensa a más no poder, aunque siempre desde nuestro cómodo vagón y sin salirnos de los raíles, previendo en todo momento dónde está cada subida y caída en picado. Una fórmula que se demuestra acertada cuando la inmensa mayoría de los que acaban de bajar de la atracción, se pone otra vez en la misma cola para repetir. Las cifras cantan.

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La repetición de una misma receta, exacta, con los mismos ingredientes y sólo pequeños matices en la presentación del plato, nos mantiene enganchados a millones de usuarios. ¿Para qué cambiarla entonces? Efectivamente, no lo han hecho. No hay sorpresas. Y parece que nadie las echa en falta. El que compra MW3 sabe exactamente lo que compra. Lo sabe desde que compró el primer Modern Warefare o, nos atreveríamos a decir más, desde que probó el primer Call of Duty con el que la propia Infinity Ward sacudiría la tendencia de los shooters allá en 2003. Hay que quitarse el sombrero ante el trabajo de Activisión y los alternos equipos de desarrollo de esta franquicia porque, una vez que dieron con la configuración de la máquina de amasar dinero, han sabido mantenerla tan perfectamente engrasada que, aún hoy, rinde incluso mejor que el primer día. Chapeau.

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La campaña de MW3 continúa desde donde quedó al acabar MW2, allá en 2009. Y esta continuación es tan fiel que nos ofrece la duda de si se habría 'rodado' entonces del tirón, según la fórmula aprovechada en recientes trilogías cinematográficas, tal es la continuidad que mantiene en absolutamente todos los aspectos, incluidos los técnicos. Es precisamente en este apartado donde la ruptura entre el PC y las consolas se hace obligada. En esta plataforma el vagón que citábamos al principio del artículo empieza a tomar las curvas a una velocidad tan excesiva para él que amenaza con el descarrilamiento.

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Siguiendo con los símiles, las distintas obras que cubren las paredes del particular museo del videojuego son cada día más vistosas, mucho mejor trabajadas y del gusto de la inmensa mayoría de los visitantes. Sin embargo existe una pequeña sala de este museo, allí donde se cuelgan las obras de PC, entre las que tras decenas de 'ports' empiezan a aparecer determinados títulos que cambian nuestra percepción sobre este arte. Obviamente hablamos de títulos como Battlefield 3, referencia casi ineludible en cualquier análisis de este CoD, u otras tan alejadas como el reciente Skyrim. Después de pasar un rato contemplando estas auténticas obras de arte, retroceder a la sala principal, donde se agolpan el resto de títulos, nos los hace ver desde otra perspectiva.

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MW3 es una obra de arte en sí. Sin embargo sus trazos son gruesos, propios de pinceles demasiado desgastados, debiendo abusar de todos los recursos que permite una paleta tan limitada para seguir obteniendo vigencia año tras año. Visto el resultado, este trabajo ha sido sobresaliente. Se trata de uno de los videojuegos más impactantes visualmente, si no el que más, pero queda en evidencia si lo ponemos junto a títulos que  son juegos de PC de 2011. Dicho de la forma más llana posible, MW3 es un juego excelente, pero se muestra antiguo, agotado.

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Podría parecer que la crítica sobre esta falta de innovación en el trabajo de Infinity Ward se refiere exclusivamente al apartado visual del juego, pero ése es precisamente el que mejor parado sale. Han hecho un esfuerzo increíble en sus escenarios, saturándolos hasta el extremo de detalles y con continuos intentos de grabar escenas en nuestras memorias. Un trabajo titánico que, por otro lado, en la mayoría de las ocasiones pasa desapercibido, desperdiciado en pos de la acción desenfrenada. Es para pensarse qué podría hacer esta gente con un margen tecnológico mayor, algo que sólo veremos cuando por fin el mercado decida que ha llegado el momento de jubilar la actual generación de consolas. Desde este punto de vista, salvo para los no pocos usuarios que valoran los juegos atendiendo a su espectacularidad gráfica, MW3 podría ser también un excelente juego de PC. Sin embargo no es así. Todo este trabajo para diferenciar visualmente una entrega que mantiene el mismo motor gráfico y limitaciones técnicas que las anteriores, revierte en la utilización de determinados 'trucos' que, si bien en las consolas pasan desapercibidos, en PC se hacen demasiado evidentes.

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Aquí podríamos hablar de la escasa distancia de visión, la paupérrima calidad de algunas texturas, desenfoque progresivo, la falta de polígonos de algunos objetos… elementos que están ahí pero que consiguen pasar desapercibidos gracias al abuso del 'blurring', sobreexposición de la iluminación, muchas capas de partículas volumétricas y, sobre todo, una velocidad endiablada. Más aún en la circunstancia más habitual, siendo vistas en una TV a más de dos metros de distancia en 1920x1080.

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Pero el artificio más efectivo para permitir que MW3 sea visualmente tan espectacular es precisamente el que más molesto encontramos al jugarlo en PC. Cuando en una escena se quieren mostrar más elementos o se baja la calidad de estos, o se opta por lo que ha hecho Infinity Ward; reducir el tamaño de la propia escena. En el caso de este juego, el campo de visión que tiene el jugador se reduce a poco más de 60º. Cual si tuviéramos unas orejeras, sólo podemos ver la parte central de la escena que tenemos delante. En el caso de la acción sobre pasillos de la campaña, esto no es determinante, pero en el multijugador esa falta de visión resulta una desventaja. La visión binocular real de los humanos es de unos 120º, aunque percibimos lateralmente hasta los 180º. El 'zoom' que tenemos aplicado en todo momento en la acción de MW3 nos priva de ver todo elemento que se nos acerca por los lados, algo determinante en el multijugador.

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Sin poder evitar otra vez la comparación con Battlefiled 3, el juego de DICE permite regular también el campo de visión o FOV, en sus siglas inglesas, entre los mismos 60º que tiene MW3 hasta los 90º máximos, permitiendo una percepción del campo de batalla mucho más real. El efecto zoom se hace más notable en las resoluciones que habituamos en PC. MW3 está optimizado para su disfrute en televisores, por tanto a 1920x1080 en formato 16/9. Los usuarios de PC lo vemos en resoluciones variables, pero generalmente sería en 1920x1200, esto es 16/10. De este modo la acción se ve aún más estrecha y estirada verticalmente.

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Entrando ya definitivamente en el multijugador, pilar sobre dónde se empieza a apoyar ya de forma prioritaria esta franquicia, las limitaciones técnicas siguen quedando patentes. Afecta al tamaño y profundidad de los mapas y, por ende, al número de jugadores totales. Enésima referencia a Battlefiled 3 y sus 64 y 24 jugadores máximos por plataforma. Por el contrario, el juego de Activision supera a cualquier otro rival en número de mapas, modos de juego (entre los que destaca el de 'baja confirmada') y las numerosas posibilidades de configurar partidas privadas. Además será de agradecer por parte de muchos la facilidad que se da a grabar, editar y colgar vídeos de partidas en la Red. Respecto a MW2 y Black Ops, la principal novedad la encontramos en los propios mapas, cuya configuración ha mejorado bastante, haciéndose más complejos. Nos gustaría pensar que esta complejidad pretende acabar con tanta 'acampada' de francotirador y juego 'tubero'.

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Entrando mínimamente en la jugabilidad, la tendencia de MW3 se dirige en el sentido opuesto al marcado por clásicos de PC como CounterStrike, donde la precisión extrema, el movimiento calculado, la preparación y previsión de cada acción, son imprescindibles. El multijugador de MW3 tiende incluso a simplificarse más que en versiones anteriores, permitiendo que incluso los jugadores menos hábiles puedan sortear con un mínimo de honor casi cualquier situación si cuentan con el arma apropiada y un poco de suerte. Resulta curioso ver cuánta gente juega con la 'técnica del rociado' repartiendo decenas de cartuchos en cuanto se cruzan con un rival. Esta situación ocasiona que aquellos verdaderos expertos en el 'head shot' y sus ratones de 2000 dpi no destaquen tanto como lo harían en otras mecánicas de juego.

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La industria lucha contra uno de los pilares de esta plataforma; las comunidades independientes que ven al juego como un todo, independiente de desarrolladoras, productoras o plataformas, y se dedican a crear y ceder a sus iguales 'mods', mapas y, en definitiva, contenido gratuito que lo mejora y mantiene vivo durante años. Eso se acabó. Cualquier modificación sobre un título está prohibida y tiene la misma consideración de la de aquel que lo 'crackea'. Y además de eso tampoco podemos tener nuestros propios servidores, nuestros propios contenidos, ni nuestra propia comunidad. Ahora todo queda debajo de un mismo servicio, controlado, y donde en demasiadas ocasiones se pretende que pasemos por caja a cambio de contenidos que siempre han sido gratuitos. Elite podría ser un paso más en ese sentido y habrá que ver cómo aterriza entre los usuarios de PC.

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Pero ya que hablamos de dinero, y apostillando todas estas diferencias de la versión PC, tenemos que hablar del precio del propio juego. Cuando el precio tope de los juegos de PC se viene manteniendo en los 50 €, juegos con desarrollos de varios años y considerados obras maestras como Skyrim cuestan 50 €, un rival directo como Battlefield 3 cuesta 50€, la versión PC de MW3 cuesta 60 €. Con todo lo indicado en este análisis, valorando una campaña que en su nivel de dificultad máximo ronda las seis horas, siendo prácticamente un clon de entregas anteriores, y con el anuncio presente de que tenemos Modern Warfare 4 para antes de un año, nos cuesta justificar esos 10 € extra que no existen en las otras dos plataformas.

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A modo de conclusión, no queda duda de que esta última entrega de Call of Duty es la mejor de todas. La formula es la misma pero Infinity Ward sigue encontrando recursos para enganchar al jugador, aunque sea a costa de destruir medio planeta. Si hemos jugado otros CoD y tenemos ganas de más, aquí tenemos otro episodio de la campaña y un puñado de mapas y modos de juego más. A por ello. Sin embargo la periodicidad anual del título empieza a generar un sentimiento de 'deja vu' en cada partida. Las situaciones, por muy impresionantes que sean, ya no nos sorprenden. La mecánica de avanzar a través de una más que asequible horda de enemigos para llegar a un nuevo punto desde el que admirar el decorado y esperar a ver qué revienta, puede llegar a aburrir. Más que un juego es un espectáculo visual, es una película interactiva, dicen… Incluso en ese caso el espectáculo ya no es tal porque tecnológicamente ya está varios pasos por detrás de lo que a día de hoy podemos ver en un PC.

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Infinity Ward revolucionó los shooters y la ya por entonces manida serie de juegos sobre la Segunda Guerra Mundial con Call of Duty en 2003. Cuando agotó esta vía y casi estábamos hastiados de la 101, Normandía y Stalingrado, dieron una nueva vuelta de tuerca y cambiaron radicalmente el panorama con el primer Modern Warfare. Tres entregas después todo parece indicar que es necesario buscar esa nueva catarsis. Su motor gráfico está agotado, la campaña no da más, después de haber devastado todo lo devastable, el multiplayer lleva demasiados años repitiendo una formula, que aunque excelente, empieza a aburrir… Tenemos Call of Duty 9 anunciado para el noviembre que viene. Esperemos que coincidan con este planteamiento y lo vuelvan a conseguir, que evolucionen... algo que se nos antoja realmente difícil mientras la gallina de los huevos de oro siga a pleno rendimiento.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.