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War Leaders: Clash of Nations

War Leaders: Clash of Nations

Haciendo historia

El estudio español Enigma Software Productions nos trae un completo título de estrategia, ambientado en la II Guerra Mundial. Escoge tu bando, y asume el papel de su líder, en esta serie de batallas que cambiaron el curso de la historia de la humanidad...

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Pocos puede resistirse a la tentación de realizar un título de estrategia ambientado durante la Segunda Guerra Mundial. Lo influyente de este conflicto, unido a la extensa cantidad de información disponible y a la variedad de escenarios y culturas que tomaron parte en la misma, es una fuente de inspiración que, si ya no puede originalizarse más, siempre queda como recurso o apaño para el lanzamiento estratégico de turno. Un poco más raro es encontrarse con que la empresa desarrolladora es española...

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Tratándose de la enésima incursión de estos acontecimientos históricos en el género, omitiremos todos los aspectos históricos relativos a los mismos. A estas alturas, quien no haya oído hablar de la Segunda Guerra Mundial o sus protagonistas más famosos, debería concentrarse en un extenso estudio de la enciclopedia que tenga más a mano. Sí que diremos que, desde 1939 hasta 1945, el conflicto asoló Europa, principalmente, aunque el resto de continentes también tuvieron sus frentes de batalla.

Sobre la empresa responsable del título, Enigma Software Productions, cuenta en su haber con otros juegos como Angels vs Devils, Pro Soccer Cup 2002, ExcaliBug o SpaceClash, si bien ninguno ha conseguido una acogida digna de mención. Ahora, con War Leaders: Clash of Nations, los españoles pretenden hacerse un hueco en un sector tan explotado como es el de la estrategia histórica. Un objetivo difícil, teniendo en cuenta la cantidad de magníficos juegos de este tipo que se han publicado hasta nuestros días.

Para conseguirlo, han tratado de reproducir una mezcla que ha dado muy buenos resultados en el pasado. Teniendo en cuenta la gran división de opiniones entre los amantes de este género, algunos defensores de gestión a gran escala, y otros que prefieren el desarrollo en tiempo real sacrificando los aspectos más globales, se vuelve a repetir el estilo Total War, aunque cambiando de ambientación. Por supuesto, el título se aleja bastante de la saga de Creative Assembly, pero el concepto es muy parecido.

Contamos con un modo de campaña, donde tomaremos parte en la Segunda Guerra Mundial en el papel de alguna de las siete naciones de mayor relevancia durante el conflicto. Japón, Rusia, Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia o Reino Unido serán las posibles elecciones para este modo. Antes de comenzar la partida, personalizaremos la dificultad, que se caracteriza por ciertos parámetros que pueden seleccionarse para que sean tenidos en cuenta durante la campaña, como el uso de combustibles o munición.

Asimismo, se puede elegir el rigor histórico de la partida. Existen tres niveles, siendo el más bajo a su vez el más libre de todos, donde el trascurso de la guerra, sus alianzas o eventos, podrían dar giros sorprendentes respecto a la historia tal y como la conocemos. El más estricto restringe muchas de las opciones, y establece otra tantas de inicio, de manera que las naciones entrarán en la guerra cada una en su fecha correspondiente, con las alianzas debidas y las influencias que tenían en aquellos años.
Una vez hemos deliberado sobre el tipo de partida que queremos jugar, ha llegado el momento de comenzarla. Según la nación y el rigor histórico seleccionados, comenzaremos en una fecha u otra, y teniendo ciertos recursos en nuestra mano. Al iniciar, lo primero que veremos será un mapamundi divido en países, y dentro de cada uno pueden aparecer varias divisiones relativas a provincias u otras zonas de influencia, de manera que cada una supone un territorio diferente a efectos de juego.

La cantidad de las mismas no es tan extensa como en los títulos de Paradox, léase Hearts of Iron, que es el relativo a esta ambientación, sino que tiende más a la simplificación vista en Total War. Por supuesto, con esta reducción se pierden muchas posibilidades de gestión a gran escala, pero ya hemos dicho que War Leaders es un híbrido, así que continuaremos sin criticar demasiado esta decisión. Como bando, controlaremos inicialmente los territorios que históricamente estos poseían.

Por cada división bajo nuestro control, recibiremos unos ingresos relativos a los impuestos generados por su población, así como materias primas de distinta índole y petróleo. De hecho, este oro negro y el propio dinero son los dos recursos de importancia, mientras que el resto simplemente son necesarios para acceder a ciertos tipos de unidades, siempre y cuando no hayamos configurado la partida para omitir estos requisitos. Y, como suele ser habitual, podemos regular la tasa de impuestos en cada zona.

Uno de los territorios corresponde a nuestra capital, y al comenzar lo reconoceremos porque la figura del Jefe del Estado se presentará en el mismo. Esta zona es importante desde el punto de vista psicológico y moral, aunque a su vez es la provincia que más cantidad de dinero genera por impuestos. A su vez, el personaje histórico que hace las veces de Jefe del Estado, ya sea Stalin, Churchill, Hitler, Roosvelt, Mussolini, De Gaulle o Hideki Tojo... de los que el juego recibe el nombre de War Leaders.

Durante la partida irán apareciendo otros personajes de importancia, como los generales Patton, Rommel o Montgomery y otros héroes de guerra, aunque el peso del juego recae sobre los líderes de los bandos, por lo que su supervivencia es vital. Tanto personajes como unidades serán mostrados en los territorios donde estén ubicados, aunque se tratará de una representación que, en el caso de los ejércitos, no sirve para discernir a simple vista la cantidad de tropas que la forman ni su cantidad.

Para ello podemos fijarnos en el medidor que aparece al lado de la representación, aunque la mejor manera es hacer doble clic sobre la misma, mostrando así un cuadro donde se nos listará el contenido del ejército. Este puede estar formado por varias unidades de infantería, artillería y carros de combate, aunque también es posible fabricar aviones de distintas clases y unidades navales. Por último, aunque su labor no es de combate directo, es posible entrenar espías para realizar distintas misiones en territorio enemigo.
Si queremos mover una unidad, simplemente tenemos que arrastrarla hasta el territorio de destino. Claro está, hay que tener en cuenta las distintas connotaciones de dicho movimiento. Si el objetivo es una nación enemiga, la acción será la de atacar la zona, mientras que si es una nación aliada o que nos haya concedido derechos de paso, simplemente se tratará de un traslado habitual de tropas. Sea como fuere, hay que tener cuidado, ya que los movimientos no se resuelven de forma automática.

Esto es porque en el modo de gestión a gran escala, la acción transcurre en turnos. En cada uno de ellos, la primera fase corresponde a la declaración de movimientos e intenciones, pero sin tener en cuenta o poder observar cuales serán las del resto de los bandos. Una vez completada esta fase, se pasa a una de resolución, donde se van realizando todos los movimientos y ejecutando los diferentes ataques que se hayan causado por culpa de los desplazamientos de unidades declarados en el turno en curso.

Imaginemos que entramos en batalla, para lo cual, dicho sea de paso, no es necesario jugar una campaña. Existe un modo de batalla rápida y otro de batalla personalizada, así que quien sea poco amante de la estrategia global, puede saltarse pasos tan absurdos como alianzas o gestión de recursos. De una manera u otra, acabaremos por entrar en combate, o eso o nos hemos confundido de juego. En este instante, la cosa cambia un poco bastante, ya que pasamos a un entorno completamente tridimensional.

Lo primero que hay que destacar del modo batalla, son los complejos y detallados ambientes en los que tendrá lugar el combate. Dependiendo completamente del territorio, e incluso si este se trata de una de las capitales, contaremos con un entorno diferente. Lo segundo es la calidad del modelado de las unidades, que no se representan por batallones, si no por individuos. Si bien es una simplificación que hace tiempo dejó de ser adecuada, en el conteo final de bajas se sustituirán por valores más realistas.

Aquí el modo de juego es radicalmente opuesto, ya que pasamos a un juego de estrategia en tiempo real de lo más tradicional. Las unidades pueden seleccionarse con el botón izquierdo del ratón, e incluso hacer doble clic para elegir todas las que sean del mismo tipo. También pueden establecer distintas formaciones, ofensivas o defensivas, y posiciones para las unidades de infanterías, como cuerpo a tierra, rodilla al suelo o completamente de pie. La verdad es que el modo es muy completo y variado.

De la misma manera, el sonido es de gran calidad. Tanto el hilo musical, que cumple con su función de evitar incómodos silencios durante el fragor del combate, como las voces de todas las unidades, perfectamente dobladas al castellano. Claro, que teniendo en cuenta que el juego ha sido creado por una empresa española, era de esperar que éstas hablaran el idioma de Cervantes. Tampoco habría sido mala idea dotar a cada tropa con su lenguaje original, como se ha podido ver en otros títulos.
Cuando se comience la batalla, entraremos en una fase inicial de despliegue de tropas. Limitados a una zona definida en el terreno de combate, iremos situando nuestras unidades como consideremos mejor, desde el punto de vista táctico y dejando de lado aspectos estéticos, que lo importante es ganar. Cuando demos por acabada esta fase, el ordenador hará lo mismo por los bandos controlados por la inteligencia artificial, hasta un máximo de 3 y en sus respectivas zonas, dando paso a la batalla en sí.

En el terreno de juego nos encontraremos con elementos bastante útiles para tener éxito, si sabemos aprovecharlos. Lo más básico es hacer uso de los desniveles para situar unidades con gran potencia de fuego, de manera que puedan disparar a los enemigos mientras se acerca, o emboscar en pasos estrechos entre montañas. También se observarán búnkeres y edificios, sobre todo cuando nos acerquemos a poblaciones. En los mismos pueden ubicarse tropas de infanterías, viéndose más protegidas.

No todas las unidades son controlables directamente en combate. Los efectivos aéreos o navales serán llamados para realizar ataques sobre una zona, diezmando al enemigo, pero no pueden manejarse de forma directa. Eso sí, sus efectos son devastadores. En el caso del mapamundi, las batallas exclusivamente aéreas o navales son automáticas, y simplemente veremos como las unidades realizan sus acciones controladas por el ordenador, para pasar a un resumen final del resultado del conflicto.

La velocidad de la batalla puede alterarse en todo momento, ya sea parando la acción durante unos instantes, para pensar nuestros movimientos futuros y una cámara lenta para hacer lo mismo, a la vez que anticipamos las respuestas de la IA... e incluso es posible acelerar todo para que la batalla finalice antes. La verdad es que nos encontramos ante un modo de combate muy bien diseñado, sin demasiados defectos evidentes y con una buena variedad de opciones. Un buen trabajo por parte de Enigma.

De hecho, el nivel de detalle de algunas unidades es impresionante. Todo es mejorable, como una caracterización más propia que sirviera para dar un poco más de vida a las tropas. Sin embargo, tanto los modelos como la cantidad de animaciones es más que correcta. Eso sí, a costa de tirar de forma bastante brusca de las tarjeta gráfica, que aún cumpliendo con los requisitos recomendados, puede que no nos evite notar como el movimiento dentro del mapa es pesado y poco eficiente en muchos casos.

Este efecto también se evidencia en las pantallas de transición, como la que aparecerá al finalizar la batalla y volver al modo de estrategia a gran escala. Los tiempos de carga pueden ser bastante largos, y este hecho no beneficia para nada a War Leaders, ya que aunque nos encontramos ante un juego de gran calidad, el usuario puede aburrirse al ver como transcurre el tiempo y el tan ansiado combate no llega a su inicio, o volvemos al globo terráqueo del modo campaña. Por cierto, regresemos nosotros al mismo.
Hemos hablado de como mover las unidades, de la división de territorios y demás aspectos, pero este modo contiene opciones más complejas. La diplomacia, por ejemplo, nos permite negociar con todas las facciones existentes. Además de cada una de las 7 principales, existen otras tantas naciones, que aparecerán definidas en colores grisáceos. Se puede llegar a acuerdos con todas ellas, y su papel puede ser muy influyente en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, aunque no es fácil ponerlas de nuestro lado.

Los tratados pueden ir desde las típicas alianzas o pactos de no agresión, hasta préstamos o comercio con materias primas. Un efecto importante es el de las declaraciones de guerra, ya que si pasamos a la acción contra un país sin haber dado este paso previo, nuestra influencia con el resto de naciones del mundo se verá reducida, y eso nos perjudicará para lograr futuros acuerdos. Si ya de por sí, estamos hablando de naciones neutrales durante la guerra, convencerlas para tomar parte no es trivial.

Las unidades se pueden entrenar en cada una de las divisiones territoriales, pero para ello es necesario contar con ciertos edificios. Para la infantería básica, necesitaremos un cuartel, mientras que puertos y astilleros se precisan para fabricar una armada. Otros edificios sirven para adiestrar espías, o incluso unidades médicas. Para ello iremos encargando construcciones y tropas, siempre y cuando contemos con los recursos necesarios, que formarán una cola. Por supuesto, este proceso puede automatizarse.

La investigación es otro aspecto importante, y nos permite acceder a descubrimientos de importancia que nos otorgarán una ventaja táctica o nuevas unidades. Para ello contamos con un árbol, donde es necesario poseer ciertos conocimientos para acceder a otros de nivel superior. Hay que tener en cuenta que destinar recursos a la tecnología no es barato, y suele ser la primera prioridad a cancelar en momentos de crisis, o cuando las cuentas del Estado se acercan peligrosamente a la bancarrota... hecho que no deseamos.

También encontramos varias pantallas de resumen, donde se listan los territorios controlados, las unidades desplegadas, los ingresos y otros puntos de importancia. El acceso a las mismas es simple, debido a una interfaz muy intuitiva y simplificada. Esto, junto con el gran aspecto visual del mapamundi, donde hasta se mueven las nubes, y las unidades que se observan en el mismo, da lugar a un entorno gráfico envidiable si hablamos del entorno de usuario diseñado para el modo campaña. De nuevo, War Leaders sobresale en el apartado visual.

Al final, este es el aspecto más destacable en el título, ya que el desarrollo de la partida no se sale de los límites normales establecidos en otros juegos del género. Estaríamos hablando de un juego que distaría poco de lo absolutamente genial en la estrategia, si no fuera por que algunas de las simplificaciones son demasiado escandalosas, como la cantidad de unidades o territorios, y los problemas que sus requisitos pueden causar en equipos que cumplen con las especificaciones recomendadas. Aún así, un gran juego y hecho por una empresa de nuestro país... ¿qué más se puede pedir?


- El apartado gráfico tiene un alto nivel.
- Modo de combate muy completo.

7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.