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Voodoo Vince: Remastered

Voodoo Vince: Remastered

  • PlataformaXBO6.5PC6.5
  • GéneroPlataformas
  • DesarrolladorBeep Games
  • Lanzamiento18/04/2017
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorBeep Games

Análisis de Voodoo Vince: Remastered

Hace cerca de catorce años un pequeño y carismático muñeco de vudú hizo de las suyas en la Xbox original. Hoy vuelve a primera linea de actualidad con una remasterización que le hará darse a conocer a las nuevas generaciones.

Actualizado a

Abril está siendo sin duda alguna uno de los meses clave del resurgimiento de las plataformas en la presente generación. Títulos como la reciente recopilación de clásicos The Disney Afternoon Collection o el retorno de la magia de la antigua Rare con Yooka-Laylee han ayudado sin duda a encabezar el género en primera línea de actualidad. Como ya conocimos hace escasos meses, Microsoft se ha empeñado en devolver a la orden del día varias licencias que, si bien pasaron de puntillas por el público general, consiguieron hacerse un pequeño hueco en los corazones de los seguidores de la marca.

Voodoo Vince: Remastered ha tenido la oportunidad de estrenar esta pequeña —a priori— tanda de lavados de cara con vistas a calar tanto a las nuevas generaciones como aquellos que no se perdieron su lanzamiento original allá por 2003. El próximo mes de octubre se cumplirán catorce años del acontecimiento para la Xbox original en Europa, motivo más que suficiente para rememorarlo en su mejor versión. En una remasterización de este tipo suelen generarse dudas propias de un juego con tantos años a sus espaldas. La edad pasa factura de diferentes formas; para fortuna de los interesados en él, Voodoo Vince mantiene bien el tipo… con matices.

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El blues de Vince

En todo momento controlaremos a Vince, un pícaro muñeco de vudú que cobra vida tras el rapto de su creadora a manos del malvado Kosmo. Deberemos emprender en su búsqueda por los diferentes rincones de una distorsionada Nueva Orleans mientras resolvemos los obstáculos que se encontrarán a nuestro paso, tanto en forma de enemigos como de puzles. El desarrollo se divide en pequeños niveles donde el objetivo, en su mayoría, consiste en solucionar un evento por medio de la interacción con el escenario, avanzando así hacia la siguiente pantalla.

Estos infortunios en el periplo del protagonista le llevarán incluso a convertirse en la llave que permite completar las tareas. Al ser un simple muñeco de paja con brazos y piernas las posibilidades son de lo más variopintas; prendernos fuego para hacer explotar una pareja de surtidores de gasolina con mala leche e incluso convertirnos en un maestro del Jazz son solo algunos de los ejemplos que viviremos en primera persona. Durante todo el juego, como no podía ser de otra forma, gozaremos de una gran presencia de las plataformas desde el propio diseño de niveles, pero el resultado nos deja un sabor agridulce.

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No son extremadamente complejas ni elaboradas, de hecho se mantienen en un perfil bajo para lo que debería ser un título de estas características. Se siguen unos patrones que hacen desplegar la tan necesaria verticalidad, pero que, al mismo tiempo, no dejan lugar para la sorpresa. Nada más llegar al nivel y con solo un vistazo rápido se puede extraer con claridad la forma de resolver el rompecabezas y es que el juego te empuja con excesiva facilidad a los diferentes objetos o lugares necesarios para dar con la solución. Una manera de exprimir cada una de las pantallas pasaría por la inclusión de coleccionables útiles para el desarrollo de Vince, pero desafortunadamente tampoco es el caso; están por hacer acto de presencia, pero no aportan nada del otro mundo. 

A su favor se puede decir que la experiencia se torna bastante amena, pero quizá no sea suficiente para saciar a los neófitos del género. Esta falta de dificultad se extiende hacia otros campos de Voodoo Vince: Remastered, como es el caso del combate. Podremos acabar con los enemigos con dos acciones básicas: puñetazo o ataque remolino. A estos dos se le han de sumar un cabezazo que realizaremos mientras nos encontremos en el aire, y la joya de la corona: el ataque especial vudú. De uso limitado y previa carga a través de la recolección de los objetos que sueltan los enemigos abatidos, Vince podrá desatar sus poderes espirituales para acabar con todos los adversarios a su alrededor. Su alcance es limitado, pero la destrucción que causará es sin duda bien gratificante. Podremos obtener nuevos poderes con la obtención de unas pequeñas vasijas moradas que encontraremos por los niveles, aunque los cambios en su gran mayoría son meramente estéticos. A nuestra disposición estarán disponibles treinta animaciones diferentes previo descubrimiento.

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Derrotar a las fuerzas del mal no supone un reto fuera de lo común tal y como os adelantábamos en anteriores líneas. La suma de nuevos arquetipos cuanto más avancemos por la trama no termina de ser un punto crucial en el título pese a la relevancia que se les da. Sus movimientos son erráticos, dando excesivas concesiones al jugador para acabar con ellos. Además, y esto es en parte problema de diseño, la gran mayoría pueden evadirse con nuestro doble salto, por lo que, salvo que el juego te fuerce, puedes pasar de puntillas por los enfrentamientos. Es una lástima, pues un combate más elaborado o con algo más de chicha le hubiera venido realmente bien para aportar ese punto de interés tan necesario.

Hablando únicamente del control de Vince, lo cierto es que resulta bastante satisfactorio. Responde bien a la dirección del stick y a todo el abanico de acciones que tiene en su poder. Ya sea levitar mientras descendemos en el aire, realizar un doble o todo el surtido de golpes en combate; todos ellos están bien hilados —valga la redundancia— y en su mayoría tienen propósitos más allá de su función principal, como es el caso del ataque remolino. En pleno salto podremos utilizarlo para ganar un pequeño empujón que nos ayudará a alcanzar zonas un poco más alejadas de lo normal.

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En ocasiones entre nivel y nivel podremos encontrarnos con secuencias especiales según la temática del lugar en el que nos encontremos, en forma de minijuegos ligeros o luchas contra un jefe final. Siguen la misma línea de sencillez del resto de apartados, pero están implementadas correctamente y en su dosis adecuada. Aportan la variedad necesaria para disipar las sensaciones monótonas que en alguna ocasión podríamos experimentar si no existieran. Durante las siete u ocho horas que nos llevará completarlo —de media— haremos prácticamente de todo con Vince, y esa es gran parte de su virtud: transportarnos a una aventura delirante sin pretensiones.

Mención especial a dos de los grandes acompañantes de Vince en su búsqueda: el humor y la banda sonora original. Cada situación es más desternillante que la anterior, y los esfuerzos de Kosmo por ridiculizar la figura del protagonista nos sacarán una sonrisa de vez en cuando. Por la parte musical es sin duda donde más despunta. Sigue un estilo influenciado por el Blues y el Jazz del pasado siglo , amenizando cualquier escena por nímia que sea.

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Actualización a los tiempos que correr

El trabajo de Beep Games remasterizando un proyecto como con el que nos encontramos ha sido más que correcto. En Voodoo Vince: Remastered no encontraremos nuevos niveles ni grandes añadidos respecto a la formula original, sino que sigue el más extricto sentido de la palabra remasterización. Se han realizado modificaciones en el motor gráfico del juego para añadir nuevos efectos de renderizado y texturas, mejorando además las ya existentes. Todo ello alcanzado los 1080p de resolución en modo panorámico a sesenta imágenes por segundo. En este último caso, al menos en la versión para Xbox One, no se mantiene todo lo estable que debería. Algunas situaciones —con poco estrés en la pantalla también, por lo que puede ser un fallo de programación— harán bajar esa cifra, pero afortunadamente no impacta demasiado en la experiencia a nivel usuario.

Mantener intactas las sensaciones del original ha sido sin duda la decisión más acertada, aunque algunos aspectos deberían haber tenido un mayor trato. Sobre todo nos referimos a la cámara, la cual se mantiene pegada al personaje con un enfoque bajo, no permitiendo ver con toda claridad lo que ocurre a nuestro alrededor. Esta sensación aumenta cuando nos encontramos ante puzles que siguen un sendero vertical, siendo incómodo moverla hacia donde deseamos. Por último, en el tramo final los puntos de control tienen un ritmo diferente que en el grueso de la aventura, terminando por ser un pelín tediosos si erramos en nuestro intento.

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No podemos dejar escapar la oportunidad de señalar que el título participa en el catálogo del programa Xbox Play Anywhere, por lo que al adquirirlo en la plataforma de Microsoft obtendréis la licencia tanto para Windows 10 como para Xbox One.

Este análisis se ha realizado con un código para Xbox One

6.5

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.