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Turok

Turok

Un nuevo comienzo

La mítica saga que dio a luz Nintendo 64 procura volver por sus fueros con una aventura cinematográfica llena de acción y sigilo. Por desgracia, todo lo que reluce en ciertos tramos se ve descompensado por elementos poco cuidados y un multijugador que promete pero cojea.

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Cuando hablamos de Turok hablamos de un nombre con pasado; un glorioso pasado, hemos de añadir.  Cuando apareció para aquella ya añeja Nintendo 64, todos nos vimos envueltos en una increíble experiencia llena de acción y con una ambientación envidiable. Por desgracia, aunque Seeds of Evil fue una continuación destacable, poco después se vio avocada al olvido con Turok: Evolution, un título que había perdido completamente el espíritu de la saga y que en sí mismo era de lo más prescindible.

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Ante este sonoro fracaso, Acclaim tuvo que ceder su nombre estrella a Touchstone y Propaganda Games -también conocidos como Buena Vista Games-, un estudio prácticamente anónimo para el gran público. Las expectativas, como es lógico, se dispararon ante la posibilidad de ver una nueva entrega de esta saga de culto una vez más en la palestra, más aún cuando se supo que se convertiría en un desarrollo multiplataforma en la nueva generación.

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Las intenciones se dejan entrever en el mismo título del juego. Llamado simplemente Turok, la saga busca redimirse de su pasado a la vez que situar un nuevo punto de partida, procurando siempre mantener los elementos que hicieron popular a la franquicia, que son, por supuesto, las enormes criaturas prehistóricas a las que nos tendremos que enfrentar, y el marcado factor de supervivencia. Al mismo tiempo, y gracias a las posibilidades que les brindan tan potentes soportes, se ha procurado brindarle un tono épico y cinematográfico de lo más interesante.

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Así, la historia nos expone la situación de un soldado llamado Joseph Turok, antaño miembro de una organización llamada Wolpack. Allí, fue adoctrinado y formado como soldado por Roland Kane, un hombre que le enseñó a aceptar sus raíces indias y a usarlas a su favor en combate. Por desgracia, la nueva organización de la que forma parte, Whiskey Company, ha recibido la misión de darle caza. De camino a ello son alcanzados por un proyectil que deja a los pocos supervivientes dispersos, indefensos, y lo que es peor: en un planeta lleno de dinosaurios. Ahora derrotar a su instructor se convierte en un objetivo secundario, puesto que deberá centrar toda su atención en intentar sobrevivir.

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De toda formas nuestro protagonista irá siendo testigo de diversas escenas que darán señas acerca de las particularidades de la zona y de su propio pasado con Kane a través de escenas narradas en flashback. No obstante, mientras que al principio éstas son numerosas y de contenido interesante, conforme vamos avanzando se van perdiendo fondos y motivo, diluyéndose hasta el punto de no llegar a averiguar totalmente las razones de tan extraña particularidad. También hay que destacar que mientras el doblaje americano raya la excelencia, con la participación de actores como Timothy Olyphant -encarnador del agente .47 en Hollywood-, Ron Perlman -Hellboy- o William Fichtner -Alexander Mahone en la serie Prison Break-, entre otros, aquí en España nos vemos obligados a escuchar unas interpretaciones muy por debajo de lo esperado. Exageradas en algunos tramos, deshonrosas en otros, nos dan una nueva señal de lo precario que está este sector en lo que a localización a nuestro país se refiere. Pero obviando estos lamentables detalles, el argumento está bien hilvanado.

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Otro punto a tener en cuenta son los modelados de los protagonistas, que atestiguan la intención de dar ese toque fílmico al producto final. Todos ellos muestran rasgos propios y una gran expresividad facial, si bien hay ciertas animaciones que podrían mejorarse -como cuando Turok salta de lado o se le empuja- a su vez la calidad no hace palidecer en absoluto a la fauna del lugar. Los auténticos titanes se muestran espectaculares cuando hacen aparición, y los raptores, discretos pero letales, desconciertan tanto por su velocidad como por su agresividad. De nuevo, los rivales humanos son los peor parados, siendo diseñados de forma prácticamente idéntica, sin mostrar apenas variaciones del soldado raso.

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La música también tiene su fracción protagonista, con unas composiciones orquestadas de lo más épicas y espectaculares. Y es que los momentos más bien puntuales donde hacen su aparición son un estupendo clímax en los tramos que lo requieren. Son dignos de destacar los logrados efectos que preceden a la aparición del enorme T-Rex; las pocas veces que toma protagonismo lo hace por la puerta grande, con unos aterradores sonidos de pisadas y gritos que nos dan una idea acerca de a qué debemos preparanos.

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Pero lo que ante todo se preguntarán los miles de seguidores de este lanzamiento es, ¿mantiene Turok el espíritu de los primeros capítulos? Pues sí y no. La intención que podemos vislumbrar por parte de los creadores es la de mantener elementos carcterísticos de los primeros títulos a la vez que se adaptan a mecánicas de éxito hoy en día como son Far Cry o Half Life, por nombrar dos ejemplos característicos. Básicamente estamos ante un FPS común, que se toma, sin riesgos, su tiempo en explorar distintas situaciones con su original premisa como base.

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Esto se reduce a dos factores fundamentales: el de acción y el de sigilo. Durante todo el trayecto se nos da la posibilidad de encarar cada situación según lo deseemos, ya sea a través de la fuerza bruta o del sigilo que nos brindan nuestro arco y machete. Haciendo inciso en las armas de fuego, notamos una clara influencia arcade, con nuestro protagonista viéndose completamente con las de perder y usando su artillería para deshacerse de los numerosos soldados esparcidos por sus distintos fuertes.

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La faceta más cauta del indígena al que encarnamos, por el contrario, se basa en el buen uso de sus raíces a través de tanto el machete como del arco y la flecha. El primero es el más destacable, dada su capacidad de derrotar a prácticamente cualquier enemigo rápidamente. Posicionándonos cerca de ellos, ya sean humanos o dinosaurios -exceptuando a aquellos de mayor envergadura, obviamente-, la única pulsación del gatillo derecho acabará con su vida en una secuencia en la que veremos en tercera persona a Joseph de maneras bastante espectaculares, aunque algo escasas en variedad.

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Esto se hace básico para poder avanzar sin perecer con una cierta frecuencia. Podemos enfrentarnos de manera directa a todos, sí, pero por lo general las consecuencias de hacerlo serán las de llamar la atención hasta el punto de no poder sobrellevar dichas situaciones. Además, es tan fácil deshacerse de manadas enteras de raptores con un solo botón que estaremos apoyándonos en ella continuamente. Ser tan letal conlleva, por desgracia, la pérdida de tensión en este tipo de encuentros. Decepcionante es del mismo modo comprobar la poca precisión de tal mecánica, dado que a ratos podremos matar a quien sea estando a una considerable distancia, y en otros por muy cerca que nos  posicionemos costará horrores ver el icono indicado para ello.

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Disparar flechas es también muy importante de cara a mantener un perfil discreto y poder superar ciertos tramos. El control es sencillo y efectivo: manteniendo el gatillo derecho se tensa la cuerda, y en cuanto lo soltemos saldrá disparada, teniendo en cuenta que si esperamos demasiado comenzaremos a perder precisión e inevitablemente erraremos el tiro. Es, digamos, un sustituto del rifle de francotirador sin llegar, claro está, a tanta distancia como éstos. Pero su capacidad letal está más que comprobada; un disparo en cualquier parte del cuerpo a un hombre, y caerá. Igual destino les depara a los dinosaurios si les disparamos a la cabeza, teniendo que dedicarle varios impactos en caso contrario.

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Sin embargo, en cuanto ponemos a analizar ambos métodos nos damos cuenta de lo arbitrarios que son en la práctica. A veces, por mucho que sigamos a rajatabla las pautas que se nos describen, esto es, agazaparnos en la hierba y apuntar a la cabeza del objetivo, se disparan todas las alarmas. Del mismo modo, en ocasiones quedándonos expuestos y a la vista de cualquiera no llamamos la atención de nadie, lo cual deja ver serias lagunas de programación a estos efectos.

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De hecho, son tan inteligentes los dinosaurios que ganan por goleada a la efectividad humana. La estupidez patente en las rutinas del pequeño ejército de Kane se deja ver en sus recorridos, tan erráticos como absurdos, que terminan caminando hacia la pared o mirando un cadáver que acabamos de dejar con una pasmosa incredulidad. Abriendo fuego son efectivos, demasiado quizás, aunque a la hora de correr y buscar cobertura hacen actuaciones de lo más patéticas, poniéndose justo en esquinas donde están a nuestro alcance, sin ningún atisbo de organización en grupo.

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Dada la organización de la aventura, con secciones en instancias cerradas con tiroteos de lo más intensos, es de esperar un gran contraste de situaciones, y lo cierto es que al final así termina siendo. Igualmente, hay que reconocer que las partes donde las bestias son las absolutas estrellas nos hacen recordar por momentos los buenos ratos que pasamos hace más de diez años. También hay que destacar lo patente que se hace esta dejadez en los últimos tramos de la aventura: es un juego que va de más a menos, con las desagradables impresiones que esto conlleva y con la continua sensación de que estamos probando algo inacabado, que con unos pocos meses más de desarrollo podría haber sido exponencialmente más divertido.

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La faceta multijugador también está presente, por supuesto, aunque también hay que decir que decepciona en su ejecución, aunque haga gala de ideas de lo más originales. La más sonora alegría la produce el concepto del enfrentamiento por equipos, con los dinosaurios controlados por la IA como un tercer bando al que los restantes deben vigilar para poder alzarse con la victoria. En general, los típicos modos -Deathmatch, capturar la bandera y simulacros de combate- se ven aderezados por un buen factor personal, que no destaca pero que asegura unos cuantos horas de diversión competitiva.

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Eso sí, aquellos que se esperaban disfrutar junto a sus amigos de la aventura principal se llevarán un enorme chasco. Dado que el factor cooperativo se reduce a una serie de misiones concretas con hasta cuatro jugadores vía Xbox Live o PSNetwork nos es inevitable quedarnos con un sabor agridulce. Dichas tareas están basadas en la historia principal y son de diseño único. Por lo general, las situaciones obligan al trabajo en equipo y su acabado es bastante digno, así que podríamos decir que tal carencia al final no es tanta. Pero es una lástima que una aventura principal tan aprovechable en estos términos se haya apartado a un lado, y que no podamos disfrutarlo siquiera a pantalla partida.

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7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.