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Space Hulk: Deathwing

Space Hulk: Deathwing

Análisis de Space Hulk: Deathwing

El universo de los Exterminadores y los Genestealers de Warhammer 40000 se traslada a este shooter en primera persona que nos lleva a explorar un pecio espacial y arrasar con todo ser viviente que haya en él.

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Análisis de Space Hulk: Deathwing

Games Workshop, la editora de juegos de tablero tan importantes como Warhammer Fantasy, Warhammer 40K o Blood Bowl no se encuentra en sus mejores tiempos en lo que respecta a la economía de la empresa. Por ello está haciendo un esfuerzo para que la marca se propague firmando acuerdos con diversos estudios para llevar sus franquicias a los videojuegos; no es que no lo lleve haciendo muchos años (ahí queda la saga Warhammer Dawn of War) pero este año ha salido Total War Warhammer, End Times – Vermintide, Eternal Crusade y el título que nos ocupa, Space Hulk: Deathwing.

El título desarrollado por StreumOn Studio lleva el juego de mesa de los Exterminadores, Genestealers y los pecios espaciales a una fórmula shooter fidedigna con el universo y personajes que trata pero que falla en su ejecución en parte por adscribirse a las limitaciones de un Marine Espacial y al resto de mecánicas de Space Hulk, junto a otros problemas.

Adentrándonos en un crucero espacial perdido 

En Space Hulk: Deathwing nos ponemos en la armadura de un Bibliotecario junto a otros dos Exterminadores que nos ayudarán en nuestras misiones a través de los oscuros pasillos en los que tenemos que adentrarnos para limpiar de Genestealers el Space Hulk y conseguir los secretos que esconde la gran construcción espacial. 

Las nueve misiones de las que se compone la campaña de Deathwing empiezan en nuestra base de operaciones, donde podemos elegir el armamento y las habilidades psíquicas de nuestro Bibliotecario y las armas de nuestros acompañantes, cuyas funcions, de sanación y de “tanque”, están asignados de manera predeterminada. 

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Desde ahí el juego nos teletransporta portal mediante al comienzo de la misión, que consisten en acabar con un nido de Genestealers o ir hasta una señal extraña aparecida en el radar, es decir, ir de un punto A a un punto B que nos redirige a otra localización donde tras alguna acción concluye la misión. 

Por el camino haremos frente a hordas de enemigos que componen un bestiario poco desarrollado: unas criaturas se abalanzan por decenas hacia nosotros desde cualquier tubería o recoveco del escenario, los híbridos se quedan en segunda línea para dispararnos con sus fusiles o lanzacohetes mientras nos vemos rodeados por los Genestealers, otros son invisibles a los ojos del Bibliotecario y nos obligan a estar constantemente pendientes del radar y por último hay otros enemigos imponentes y duros que pueden atacar tanto a distancia como cuerpo a cuerpo.

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Con todos ellos se acaba del mismo modo: disparando sin parar con nuestro Bolter, lanzallamas o rifle de plasma o dando espadazos, martillazos o mazazos a diestro y siniestro en caso de que hallamos elegido un arma cuerpo a cuerpo, que nos complica las misiones en más de una ocasión al tener que hacer frente a enemigos lejanos y que la IA aliada no prioriza, quedándose atacando a las hordas de criaturas incesante que llegan. La inteligencia artificial, en cualquiera de los cuatro modos de dificultad, es pobre: los enemigos solo corren hacia ti o se quedan en algún punto a la vista sin cubrirse en caso de que vayan armados, cuando no se quedan bloqueados en cualquier verja o en una pared invisible; los aliados solo harán lo que les indiquemos con nuestra rueda de órdenes, donde les podemos indicar que nos sigan, defiendan una posición, rompan una puerta o se curen entre ellos o a nosotros, algo que es necesario hacer constantemente y que no siempre funciona, pues puede ocurrir que el Exterminador sanador no pueda llegar al otro compañero porque se quede bloqueado con una pila de cadáveres del suelo o que tarde tanto en llegar dando rodeos absurdos que ya sea demasiado tarde. 

Por suerte que un compañero muera no significa que tengamos que continuar con la misión sin él. Uno de nuestros poderes psíquicos nos permite volver en tres ocasiones por misión (y una más por cada reliquia que encontremos en el escenario) a la base y podemos usarlo, cuenta atrás mediante, en cualquier momento de la partida, algo que nos permite salvarnos de la muerte en muchas ocasiones, revivir a los aliados o cambiar nuestros poderes si la situación lo requiere. 

Al acabar cada misión obtenemos puntos (en función de lo bien que lo hayamos hecho teniendo en cuenta el número de enemigos derrotados, las reliquias encontradas y otras estadísticas) que gastaremos en personalizar a nuestro personaje a través de tres ramas de desarrollo. Una de ellas está enfocada a los poderes psíquicos, habilidades como una ráfaga de fuego que arrasa con todo, una onda expansiva que aleja a los enemigos que nos rodean o una bola que absorbe la materia (a.k.a. Genestealers) cercana; es extraño que algunos de los poderes más poderosos se desbloqueen antes que otros menos útiles. Otra rama nos permite mejorar a nuestro Bibliotecario a nivel físico, otorgándole más salud o la posibilidad de correr durante más tiempo, ya que de forma predeterminada solo lo podemos hacer durante unos segundos, lo que hace que entre zona y zona de enemigos estemos minutos andando lentamente por monótonos pasillos laberínticos. La última de las especializaciones sirve, básicamente, para mejorar la inteligencia artificial de nuestros aliados, permitiendo que curen cuando sea necesario sin tener que dar la orden o que se cubran y se pongan en buenas posiciones frente a los enemigos.

Reventando Genestealers con amigos

El problema de la inteligencia artificial se soluciona, según los amigos que tengamos, con el multijugador para hasta cuatro jugadores donde cada uno de ellos puede elegir a un Exterminador especializado en cinco clases distintas (sanador, hechizos, cuerpo a cuerpo, tanque…), incitando a componer un equipo equilibrado y que ofrezca sinergias. 

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Junto a nuestros tres amigos podremos jugar cualquiera de los 9 capítulos de la campaña en cualquier orden, algo que es un poco más complicado hacer con desconocidos en el modo online, pues en el momento de hacer este análisis hay poca gente jugando en cooperativo y la mayoría con salas cerradas por contraseña. Conectar con salas abiertas, cuando las hay, es complicado, pues el juego muchas veces te muestra una pantalla de error y en otras la conexión del host no es apta para ello. 

Un apartado artístico lastrado por la optimización

El contexto de Space Hulk: Deathwing gira en torno a la preservación de la raza de los Marines Espaciales y de un culto a lo mecánico, lo energético y la muerte. Todo esto se ve en la arquitectura de los escenarios (cuando no estamos en pasillos) con grandes capillas y nexos coronados por estatuas gigantescas, paredes llenas de calaveras y símbolos fúnebres que se mezclan con grandes engranajes y, en general, una ornamentación preciosa, que impresiona y que supone un contrapunto a la sobriedad de la que estamos rodeados habitualmente. 

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Todo esto se muestra bien detallado bajo el Unreal Engine 4, el motor gráfico que StreumOn ha elegido para desarrollar un juego que no han sabido optimizar. Cuando estos escenarios se llenan de enemigos, o llegamos a zonas más estrechas con efectos de humo y fuego, por ejemplo, la fluidez de lo que vemos baja considerablemente sin importar la potencia del equipo que estemos usando, algo que empaña un apartado gráfico que, pese a la sobriedad del diseño de enemigos y ciertas zonas donde transcurren las misiones, destaca en el diseño del diverso armamento, las armaduras de los Exterminadores y las escasas grandes salas. 

En lo sonoro Deathwing no destaca. La rotundidad que muestran las armas en pantalla no se ve acompañada por unos efectos de sonido que digan lo mismo. Cuando cercenamos a un Genestealer lo que escuchamos es poco visceral. El audio se cuelga y hace extraños cuando hay muchos enemigos gruñiendo y las armas de nuestro pelotón están disparando. A todo ello hay que sumar un doblaje en inglés (hay subtítulos en castellano con erratas y que en ciertas ocasiones no dicen lo mismo que oímos) poco inspirado. 

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6

Correcto

No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.