Entre los grandes luchadores japoneses y los marines norteamericanos, hay un lugar para la representación española en el mundo de los videojuegos. Eso sí, somos objeto de infinidad de tópicos y estereotipos contra los que poco o nada podemos hacer.
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Desde el momento en el que nos burlamos de nuestros vecinos por sus extrañas costumbres a la hora de tender la ropa, se genera una imagen que se va expandiendo a través de todo aquel con el que comentemos la situación. Es inevitable, dado que al ser humano, por propia naturaleza, le gusta hablar, criticar, encasillar a los demás para que todo tenga lógica dentro de la clasificación mental que se hace cada uno del entorno que nos rodea. Siempre estarán el tipo raro del autobús, la señora que habla mucho del Segundo A, el que va a la facultad a leer sólo la prensa deportiva La sociedad está cargada de encasillamientos, y si estos ya tienen una importante presencia en el día a día de las personas, si nos vamos a nivel nacional la situación es mucho peor.
Cervantes de León, el español de Soul Edge/Calibur.
Cierto es que vivimos en un mundo globalizado, y que los medios de comunicación a día de hoy están lo bastante expandidos como para tener un conocimiento perfecto y real de lo que es la vida en otras regiones del planeta; pero pese a todo, consiguen sobrevivir las imágenes tradicionales, lo que solemos llamar ideas tan típicas y tópicas, por muy erróneas que puedan ser. Para la inmensa mayoría de los españoles, la imagen del chino sigue siendo la de la persona pequeña, amarilla y con un sombrerito de paja; el mexicano, el hombre que duerme con su poncho y su sombrero sobre la cara; el francés, el hombre delgado y refinado, con sus bigotitos; y un largo etcétera, ya que se pueden sacar ejemplos de prácticamente cada país.
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Don Flamenco, según la versión Wii de Punch-Out!!
Obviamente, este es un camino de doble sentido, y también los demás países del mundo tienen una imagen de los españoles. Sin entrar a valorar lo acertados o erróneos que puedan ser la mayoría de los tópicos nacionales que existen, sí se puede asegurar que el encasillamiento de nuestro país se aleja bastante de la realidad. Parece que nos pasemos todo el día toreando, mientras bailamos sevillanas y comemos paella; teniendo en cuenta las diferentes realidades culturales que tiene nuestro país, es difícil encontrar una imagen que haga justicia a todos, pero el que más el que menos está acostumbrado a que los extranjeros pregunten por los toros o se pongan a intentar bailar malamente.
Era inevitable que esta imagen nacional se traspasase a lo que nos ocupa, que son los videojuegos. No son excesivamente numerosos los ejemplos de personajes españoles en el mercado del ocio interactivo, pero los que hay son bastante representativos de lo que comentamos, cayendo en tópicos demasiado fáciles que no necesariamente sus compañeros de reparto muestran. El objetivo de los desarrolladores es evidente: conseguir que los usuarios reconozcan con facilidad el país de origen de tal o cual personaje, dotarlos de una personalidad y un estilo propios que permitan su fácil ubicación; desgraciadamente, en la mayoría de los casos acaban resultando todos iguales, repitiendo unos esquemas que no se repiten tanto en ningún otro país del planeta.
Ni siquiera los escenarios se libran del estereotipo.
Vega, en un arte de la época de SFII.
Vega es lo bastante conocido como para que cualquiera sepa la cantidad de estereotipos que se conjugan en su persona; de todos modos, saltan a simple vista: Vega va medio vestido de torero, profesión que ejerció antes de convertirse en un experto de la lucha y de la que heredó sus vestimentas. Con un marcado espíritu folclórico y un fuerte complejo de Edipo, Vega es un experto de lo que se ha dado en llamar ninjitsu español. Movimientos acrobáticos y ágiles con los que explotar la jaula en la que suele luchar; mención especial también merece su escenario, sobre todo en Street Fighter II, donde al fondo veíamos una tasca con unas folclóricas bailando mientras la gente se emborrachaba a su alrededor. Sin duda, un clásico español.
Otro luchador clásico era el madrileño Don Flamenco, de la franquicia Punch-Out!! de Nintendo, que aparecería en todas las entregas de la franquicia, incluyendo la reciente adaptación para Wii. Pese a los años transcurridos, poco o nada ha cambiado su aspecto; también un narcisista, se encanta a sí mismo y lucha con tanto estilo como le sea posible. Su imagen suele estar acompañada de una rosa en la boca y, antes de los combates, lo habitual es que marque una sevillana en honor a su novia, Carmen, una experta bailarina de los llamados 'bailes españoles'. La versión de Wii ha permitido profundizar todavía más en el estereotipo, y gracias a la mayor potencia gráfica nos encontramos con un Don Flamenco todavía más chulesco, con el pelo engominado y un pantaloncito de combate en el que luce con orgullo los colores de la bandera española.
Vega, con su aspecto de Street Fighter IV.
Una imagen clásica protagonizada por Don Flamenco
Siguiendo con el estereotipo del torero, uno de los más descarados ejemplos es el de Lawrence Blood, de la franquicia Fatal Fury. Al menos en este caso, el hombre procede de Pamplona, y para no variar, su profesión es la de Matador, además de trabajar como asesino a sueldo del castillo Strolheim de Krauser. Su aspecto no disimula en absoluto sus orígenes, ya que va completamente vestido de torero, con el capote y el estoque en la mano. Tampoco le falta la gomina dando forma a su pelo, y como todos los españoles, tiene un cierto carácter narcisista, considerando que su noble herencia genética le hace merecedor de un lugar entre los mejores. Es el mejor matador de España, le gusta el flamenco (sabe tocar la guitarra, de hecho), sabe tratar a los caballos y ha aprendido técnicas de combate italianas y francesas.
Lawrence Blood, en medio de la faena.
Pero todavía hay más, siguiendo con el estereotipo del español torero; en el universo Tekken nos encontramos con el español Miguel Caballero Rojo, también conocido como Miguel el Matador porque su profesión, aparte de la de luchador es sí, la de torero. Su aspecto físico sigue las mismas directrices, las de un hombre elegante, fuerte y con ropa de torero que lucha por el honor. En su caso, le mueve la búsqueda de la venganza, ya que ha visto cómo su hermana moría el día de su boda. De carácter difícil, Miguel es un personaje que destila espíritu español por todos sus poros, aún cuando no posee un estilo de combate definido, dado que aprendió a base de peleas callejeras, sin más; es decir, este personaje podría haber sido cualquiera, sin necesidad de haber recurrido a un estereotipo tan manido.
Miguel, todo un caballero español.
Las cosas tampoco prometen ir mucho mejor en el futuro, ya que en Star Gladiators, el título de lucha tridimensional de Capcom, nos encontramos con Franco Gerelt. El nombre ya da bastantes pistas, y el hecho de que sea un noble español no hace sino potenciar su imagen: lleva un traje de torero futurista, en plan armadura, y empuña un florete láser como principal arma. Así pues, tenemos un torero de la nobleza del futuro, con el clásico aire de superioridad; aunque en esta ocasión sus motivos son realmente entrañables: ha sido abducido y obligado a luchar contra su voluntad, y todo cuanto él desea es acabar con su captor para regresar junto a su mujer y su hija.
Franco Gerelt, un español del futuro.
Lejos de acabarse aquí la lista de personajes españoles en títulos de lucha, después de mirar hacia el futuro podemos hacer lo propio hacia el pasado para descubrir a Kirian, personaje de Samurai Shodown: Edge of Destiny. Por enésima vez, se trata de un torero, sólo que ahora del siglo XVIII, capaz de demostrar una gran agilidad a la hora de combatir. Conoció a Charlotte tras una corrida de toros y, como buen español, no duda en ir tras la chica guapa. De hecho, aquí volvemos a toparnos con ese semblante engreído y narcisista, ya que Kirian es un amante de las cosas bonitas; dedica su vida a encontrarlas, en parte para compensar con ellas la decepcionante vida que lleva.
Al enésimo torero nos lo podemos encontrar en Romeo, de Facebreaker, del que poco más se puede decir: porte galante, narcisista, y luciendo los colores de España con honor. Pero afortunadamente, no todos los luchadores españoles siguen este estereotipo taurino, y aunque muy escasas, hay un par de excepciones dignas de mención. La primera es la de Zato-1, de Guilty Gear, un español que sacrificó su vista en un ritual para tener control de una sombra parasitaria fruto de un experimento, pero que acabaría perdiendo la vida y la sombra tomaría el control de todo el cuerpo, convirtiéndose en Eddie. Personaje misterioso y asesino frío y calculador, Zato no es el típico español, como demuestran sus acciones y su aspecto, completamente negro.
Kirian, un afortunado libre de tópicos.
Zato-1. Premio para el que le encuentre tópicos españoles.
Por último, desde la Valencia del siglo XVI nos llega Cervantes de León, uno de los más importantes personajes de la franquicia Soul Edge/Calibur; de hecho, en el primero era hasta el jefe final. Cervantes no es torero, sino que es un corsario al servicio del Rey de España, al que su monarca le manda saquear para aumentar la riqueza del país. Sin embargo, en un enfrentamiento contra un buque inglés su flota perece, y él se convierte en pirata; le encomendarían encontrar la Soul Edge y este lo haría, pero esta le consumiría el alma y le volvería loco. Sophitia, Taki y Siegfried acabarían con el pirata asesino, que a partir de entonces se convertiría en un fantasma sin memoria, que se dedicaría a saquear por todo el mundo, hasta que se volvería a obsesionar con la Soul Edge. Si bien su aspecto, con chorreras y sombrero de capitán, es de corte bastante español, los tópicos principales acaban en el propio nombre del personaje, al que poco se le puede reprochar por lo demás.
Cervantes de León, el pirata español más famoso.
Eric Lecarde, en primer plano, protagonista de Castlevania: Bloodlines.
En Bloodlines para Mega Drive había dos personajes jugables, uno de los cuales respondía al nombre de Eric Lecarde; suena francés, pero es segoviano de pura cepa, y, básicamente, se trata de una mala transcripción del japonés original, ya que su nombre es Eric Ricardo. Es de familia noble, parientes de sangre de los Belmont, y vigilantes de la llamada 'Alucard Spear', un arma complementaria al famoso látigo Vampire Killer. Así, Eric utilizará esta lanza como arma, y con la virtud de no ser en ningún momento un estereotipo con patas. Pese a ser el modo fácil del juego, la representación española es muy digna y muy apreciada por los aficionados, hasta el punto de que Eric volvería a aparecer en Castlevania Judgement y en Portrait of Ruin, aunque con distintas edades y en diferentes situaciones.
Eric Lecarde luchando contra el malvado demonio.
En segunda instancia, nos encontramos con Carrie Fernández en los dos Castlevania de Nintendo 64. Hija de unos españoles que emigraron a Valaquia, Carrie es también descendiente de la bruja Sypha Belnades, de Castlevania III. Tal vez por eso, la gente le tenía miedo y, cuando Drácula preparaba su regreso y empezaba a hacerse patente su poder maligno en el mundo, la gente intentó acabar con ella considerándola culpable. De cuanto personaje español que nos podemos encontrar en los videojuegos, es sin duda el que menos tópicos representa: es una chica asustada pero que ha desarrollado una gran fuerza y carácter, obligada por lo doloroso de su pasado. A diferencia de muchas otras compañías, Konami tiene una percepción normal de los españoles, que podemos ser gente normal que no vive para el toreo; tal vez por eso confió a Mercury Steam el desarrollo de Castlevania: Lords of Shadow.
Volvamos ahora a Capcom, la compañía que tan bien nos ha conseguido representar en Street Fighter y Star Gladiator; hablemos ahora de un viejo conocido de todos los presentes, Resident Evil 4. Tal vez para no dejar patente su desconocimiento de nuestro país, la acción de esta entrega se desarrolla en un 'pueblo perdido en lo más profundo de Europa'; igual se lo creyó alguien durante el proceso de desembalar el juego, porque ya desde el principio vemos a Leon con la Guardia Civil, en un pueblo de gente que hablaba español, utilizando como moneda la peseta, y enfrentándose a enemigos como Ramón Salazar y Bitores Méndez con la ayuda de Luis Sera. A un poco de cultura general que se tenga, es fácil señalar España en el mapa del mundo al oír todo esto.
Luis Sera, un madrileño que ayuda a Leon S. Kennedy.
Lo cierto es que Ramón Salazar, aparte de su ropa de noble y su marcado narcisismo, no destaca por tener características que entren dentro del típico y tópico español. Lo mismo puede decirse de Méndez, aunque Luis Sera sí que tiene más pinta de español típico. Seguramente, de haber estado en otra situación, Capcom no hubiese dudado en ponerle el capote rojo a este personaje. No obstante, lo que destaca especialmente de Resident Evil 4 es la imagen que se da de España: un territorio tecnológicamente atrasado, en el que todo el mundo habla con marcado acento latino. Si bien no se puede señalar ningún estereotipo claro, toda la sensación que transmite la aventura de Leon es muy extraña, sintiéndonos siempre lejos de España; algo que, tal vez, un usuario de fuera no comprenda y se haga ideas extrañas...
Ramón Salazar, el "gran" enemigo de Resident Evil 4.
Por su parte, en Onimusha: Dawn of Dreams nos encontramos con un misionero cristiano, mitad japonés mitad español. Su nombre es Roberto Frois, y es hijo de un padre poseído por el demonio. Pese a su origen, es un personaje sin nada particular, que recurre al ataque cuerpo a cuerpo. Eso sí, curiosamente su melodía principal cuenta con algunos tonos de guitarra española. Ya para terminar con este pequeño repaso a la representación de nuestro país en los videojuegos, os dejamos con un par de ejemplos de tópicos estereotipados en su grado máximo: en Shin Megami Tensei: Nocturne, uno de los enemigos se llama Matador, y es el esqueleto de un torero, con su equitación completa y, al menos, ataques devastadores.
Roberto Frois, en plena acción en Onimusha: Dawn of Dreams.
Otra muestra clara nos la encontramos en el juego de Quidditch de Harry Potter, en el que la selección española son un grupo de toreros montados en escobas voladoras. No son pocas las selecciones españolas que hemos visto históricamente en los juegos, y destaca especialmente en este aspecto la época de los primeros títulos deportivos, donde todavía era fácil caer en ciertos estereotipos, aunque esto se ha ido perdiendo con la adquisición de licencias y la búsqueda del máximo realismo. En este género, los españoles estamos presentes en prácticamente todas las disciplinas, incluyendo el clásico Windjammers de SNK o incluso los propios títulos dedicados al mundo del toreo.