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Pride of Nations

Pride of Nations

  • PlataformaPC7.5
  • GéneroEstrategia
  • DesarrolladorAgeod
  • Lanzamiento07/06/2011
  • TextoInglés
  • VocesInglés
  • EditorParadox Interactive

Pasión por lo complejo

Ageod vuelve a la carga con un nuevo título, Pride of Nations. Habiendo dejado atrás conflictos como la Guerra Civil en Estados Unidos o las campañas de Napoleón, ahora le toca el turno a la última mitad del siglo XIX y los principios del siglo XX.

Actualizado a

Pride of Nations es la nueva apuesta de estrategia por parte de AGEOD, compañía especializada en este tipo de productos, cuyo nivel de realismo es extremadamente alto. No en vano, la desarrolladora fue fundada por uno de los principales diseñadores de los primeros juegos de Paradox, llevando la especialización en el género un paso más allá. Con la idea de trasladarnos hasta algunos de los eventos más decisivos de la época colonial, la oferta de AGEOD, avalada también por Paradox, llega a nuestras tiendas.

De 1850 a 1920, este es el periodo histórico englobado por Pride of Nations. Nos encontramos ante unos años en los que las principales potencias mundiales luchaban entre sí o contra sus propias colonias, con el fin de mantener su dominio sobre tierras alejadas de sus fronteras originales. La campaña principal ocupa esas 7 décadas, pero hay otros cuatro escenarios disponibles. El primero transcurre entre 1857 y 1859, en la que Inglaterra se enfrenta a la India, mientras que la segunda posibilidad nos traslada a 1859 para disputar las confrontaciones que desembocarían en el nacimiento de la nación Italiana, con Austria contra Cerdeña y Piamonte apoyadas por Francia. En tercer lugar tenemos la II Guerra Boer, desde 1859 hasta 1903. Para acabar, la guerras ruso-japonesas de 1904, en las que ambas potencias se disputaban la influencia sobre ciertas áreas de China.

Aunque las naciones son predefinidas en cada escenario, en la campaña total podemos elegir entre Austria, Prusia, Sardinia-Piamonte, Rusia, Japón, Inglaterra, Estados Unidos o Francia. Cada una de ellas comienza con una serie de territorios en su poder y áreas de influencia basadas en la realidad histórica del momento, haciendo gala del magnífico trabajo de investigación que conllevan los juegos de AGEOD. Pulsando F2 entraremos en el resumen de la nación, donde se nos presentan los datos sobre los gobernantes (presidentes, reyes o reinas) y primeros ministros, cada uno se define por tres parámetros (imperialismo, administración y diplomacia) valorados de 1 a 9. Imperialismo se aplica a la hora de calcular nuestras fuerzas militares máximas, administración para el coste de las estructuras y diplomacia para obtener nuevos políticos y embajadores cada 3 meses en términos de juego.

Otro apartado de suma importancia son los atributos nacionales, que también pueden encontrarse pulsando F2. Existen 12 atributos, con 4 posibles estados por cada uno de ellos, simbolizados con 48 iconos que se muestran en la pantalla citada. En función del que se encuentre activo para nuestro bando, recibiremos ciertas bonificaciones y desventajas de acuerdo con el significado del icono. Por ejemplo, podemos tener una capacidad de investigación muy alta pero a gran coste, o libre-comercio en nuestras fronteras sin recibir impuestos por aranceles. Estos atributos resumen tanto nuestra forma de gobiernos como políticas económicas, militares o en materia de educación, y un rápido examen de los mismos nos servirá para decidir qué tipo de acciones tenemos que emprender y cómo podemos evitar vernos excesivamente perjudicados por la situación de nuestra política.

Una mención especial para los tipos de gobierno, ya que si nos encontramos en uno democrático tendremos elecciones periódicas que pueden dar como resultado un cambio de los dirigentes. Podemos elegir tomar parte en el proceso electoral apoyando a un candidato u otro, favoreciendo sus posibilidades de resultar elegido. Al final, en el caso de que alguna de las figuras políticas cambie, veremos actualizados los datos de la nación en la ventana de resumen. En el caso de gobiernos totalitarios, o sin elecciones, no vamos a permanecer ajenos a los cambios, dado que los personajes pueden fallecer para dar paso a otros nuevos políticos. Estos cambios de dirigente traerán consigo la posibilidad de ver como los atributos de la nación se modifican, siendo la muestra más evidente de la evolución política y social de la facción que estemos controlando en ese momento.

Uno de los puntos a tener en cuenta a la hora de controlar un país es la Moral Nacional. Este índice refleja el bienestar o malestar de los ciudadanos, de forma que se ve claramente afectado por eventos militares, como perder o ganar batallas. En Pride of Nations las derrotas cuestan algo más que hombres y recursos, porque la moral de nuestros conciudadanos se verá mermada y puede desembocar en acontecimientos que nos alejen del poder, o pongan en serias dificultades la evolución del país. En caso de contar con un índice bajo, 60 o menos, sufriremos penalizaciones a la producción, a la cohesión de las unidades y a la cantidad de reclutas cuando formemos nuevos destacamentos. Solamente el tiempo o las grandes glorias militares podrán recuperar el corazón de los ciudadanos de una nación, así que especial cuidado con entrar en guerras absurdas cada dos por tres.
Otro aspecto importante son los propios ciudadanos como tales, y es que más allá de la cantidad de población y los impuestos que nos paguen, características como su estatus social o su satisfacción son claves para entender la evolución de un país. Hay 6 clases sociales, desde la más privilegiada a la más empobrecida, y cada una se define con 6 parámetros: satisfacción, militancia, educación, lealtad, religión y variedad étnica. Algunos son mucho más importantes en las colonias que en el interior de nuestro país, pero entender la demografía de una zona nos puede ayudar a someterla o mantener las cosas en su sitio. Además, el crecimiento de la población en cada región se ve afectado por los parámetros anteriores, de forma que hay que prestar mucha atención a los mismos. Finalmente, el resultado de una mala gestión de nuestros habitantes se verá reflejado en revueltas o revoluciones.

El control de los recursos y materias primas también aparece en Pride of Nations. Sirven tanto para abastecer las necesidades de nuestros ciudadanos como para comerciar con ellos y generar mayor riqueza, además de servidor como suministros para nuestros ejércitos. Existen tres tipos básicos: alimentos, minerales y bienes industriales, aunque dentro de los mismos existen muchos subtipos distintos. En cualquier momento podemos ver el stock de recursos de nuestra nación, así como gráficas con la evolución de su coste y producción, de forma que podemos ver qué elementos nos reportan más beneficios o nos producen más gastos al tener que importarlos. Y es que el comercio es otro de los puntos importantes al hablar de economía, y mantener una serie de rutas comerciales entre nuestra nación y sus colonias, o con países vecinos, es fundamental.

Pasamos al mapa, que será el centro real de nuestra atención durante el juego. Encontramos cada país dividido en regiones o provincias, cada una de ellas formada por una o varias ciudades de distinta importancia. Cada zona se define con sus propios parámetros de población, economía y militares, tal y como hemos visto en los párrafos anteriores pero aplicados a zonas de dimensión mucho menor. En el caso de la producción, por ejemplo, encontramos que cada provincia puede dar lugar a diversos tipos de recursos, en función de su terreno, situación geográfica o infraestructuras construidas. Los parámetros originales están establecidos de forma histórica, y aunque no vamos a poder realizar cambios evidentes, como obtener pesca en zonas que no sean de costa, mediante la construcción de industria podremos mover la producción entre regiones distintas.

Cada región se define, a su vez, por un nivel de civilización que determinará el gasto en suministros de las tropas que crucen ese territorio, así como redes de transporte existentes. El control de los suministros es fundamental, porque si nos quedamos sin ellos significará que no poseemos munición suficiente ni tantos alimentos como sean necesarios. Eso desembocará en desertores o muertes por malnutrición o enfermedades, además de en una serie de penalizaciones al combatir que pueden inclinar la balanza del lado enemigo. Podemos distribuir suministros usando el ferrocarril o caravanas, o rellenando en los puertos el caso de las flotas y en los almacenes en caso de tropas de tierra. El tiempo es otro de los aspectos que afecta a las tropas en su traslado, y sobre todo a la hora de resolver confrontaciones. Un buen estratega tiene que estar al tanto de todos esos elementos.

Para construir unidades tendremos que reclutar ciudadanos o poseer los edificios e industrias requeridas para su construcción. Dependiendo del valor de imperialismo del dirigente, podremos tener más o menos tropas activas en un momento dado. Otra limitación es la región donde se realice el reclutamiento, ya que cada zona tiene un máximo permitido de tropas en entrenamiento y, por supuesto, los recursos y la riqueza disponibles. Un tipo especial de tropas son los personajes o generales, que podremos distinguir por su retrato en pantalla, en lugar del icono que represente una tropa. Un buen comandante puede mejorar la cohesión de las tropas y disminuir los efectos negativos de la falta de suministros, deserción o mejorar la eficiencia de sus soldados durante el combate.

Un enfrentamiento es produce, evidentemente, cuando dos bandos se encuentran en una misma zona. Los combates se dividen en turnos de 1 hora en las que las unidades guerrean entre sí, con un sistema que evalúa las mismas no en conjunto, si no unidad por unidad. En este punto, todos los aspectos desde el terreno hasta el clima afectan al resultado de cada turno, que se habrá resuelto tras un combate cuerpo a cuerpo o un intercambio de disparos. El ganador obtiene puntos de prestigio y aumenta su moral nacional, mientras que el perdedor sufre de penalizaciones en esos mismos parámetros. Las tropas reciben experiencia, con lo que podemos tener unidades de veteranos que sean mucho más eficientes en combate que los últimos reclutas provenientes de la Madre Patria.
Si comparamos este título con otro de corte similar, es casi obligado recurrir a Victoria II. En este sentido, Paradox se ha convertido en un sinónimo de estrategia de calidad, sobre todo para los que buscan una experiencia mucho más realista e históricamente precisa. Sus productos son lo suficientemente complejos como para que los jugadores sientan un especial interés por superarlos, y lo suficientemente sencillos como para no fallecer en el intento. AGEOD, por el contrario, construye sistemas más complicados y mucho más realistas, aunque para ello tenga que sacrificar la captación de usuarios. Aún así, las comparaciones a nivel jugable se hacen evidentes, sobre todo, en el uso de turnos para desarrollar la partida, aspecto del que Paradox prescinde proporcionando una experiencia más fluida frente a la exactitud de movimientos y comportamiento de la IA de AGEOD.

La estrategia por turnos, a pesar de que pueda resultar engorrosa y menos realista, es muy adecuada si el sistema es especialmente complejo, haciendo imposible un uso fluido en tiempo real. Sin embargo, el defecto más importante no es ninguno de los arriba mencionados, si no la ralentización conforme avanzamos en la partida y encontramos que la IA tiene que manejar muchos más estados debidos a la misma evolución durante el juego. Aún así, en el peor de los casos simplemente tendremos que levantarnos al baño para hacer tiempo, o traernos unas palomitas de maíz para ir viendo las acciones de los oponentes como si de un documental histórico se tratase. El sistema de AGEOD pierde en velocidad pero gana en lo que a realismo se refiere, y eso es lo que vienen buscando los usuarios que se acercan a los productos de esta compañía.

A nivel gráfico, lo parco de los diseños destaca por su buen estilo y funcionalidad. Todo está simbolizado en el mapa o en alguno de los menús, aunque para los menos acostumbrados pueda parecer un conjunto caótico de iconos sin sentido. Todo cobra relevancia en cuanto nos ponemos manos a la obra, y disponer de ‘tootips' sobre cada imagen ayuda mucho a entender su significado. El sonido es espectacular, con melodías de corte épico muy buen integradas con el diseño de la interfaz y la ambientación histórica. A pesar de no ser el punto fuerte del sistema de AGEOD, en Pride of Nations nos llevamos una buena sorpresa, y se nota cierta mejoría sobre juegos anteriores de la misma compañía. Es importante destacar la gran cantidad de opciones para filtrar la información.

Sin embargo, puede que la escasa disponibilidad de naciones sea uno de los puntos negativos. Estamos acostumbrados a los títulos de Paradox en los que cualquier país existente es susceptible de ser controlado, y vernos reducidos a menos de una docena de posibilidades es extremadamente extraño. Esto ha permitido que Pride of Nations se especialice y se centre en ciertos aspectos, en lugar de tener que hacer frente a un diseño mucho más general, pero nos habría gustado contar con más países para manejar. La elección de la ambientación, aunque pueda resultar más o menos atractiva, no es tampoco la más emocionante de todas, y dentro del mismo periodo histórico existieron otros acontecimientos casi tan importantes o más que los que podemos disputar. La alternativa clara en este sentido es, como decíamos anteriormente, Victoria II, y Pride of Nations no hace más que profundizar en unos pocos eventos.

Con todo lo dicho, nos encontramos ante una oferta de calidad, digna de los mejores estrategas y que nos pondrá realmente a prueba. AGEOD crea juegos realistas y complejos, pero aquellos que tengan la paciencia de acercarse y aprender saldrán gratamente sorprendidos. La cantidad de detalles y como cada uno de ellos afecta realmente a otros parámetros del juego es sorprendente, casi una réplica exacta y parametrizada de la historia real. Una desarrolladora que merece todo nuestro respeto por diseñar productos tremendamente especializados y de un nivel altísimo, a pesar de que la mayoría del mercado demande otros tipos de ocio. Tendremos que esperar para ver el próximo trabajo de la compañía francesa, y solamente podemos pedir una ambientación mucho más atractiva… el resto lo han suplido a la perfección con cada uno de sus trabajos.


- Gran cantidad de opciones y rejugabilidad.
- Una impresionante precisión histórica.
- Comportamiento y definición muy realista.

7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.