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Homeworld: Deserts of Kharak

Homeworld: Deserts of Kharak

Homeworld: Deserts of Kharak Análisis

Por absoluta sorpresa, el pasado mes de diciembre Gearbox nos anunciaba la llegada de Homeworld: Deserts of Kharak, una precuela de uno de los clásicos de la estrategia que abandona el frio espacio para adentrarse en la inmensidad del caluroso desierto sin renunciar a su peculiar sistema jugable.

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Los amantes de la estrategia en tiempo real tienen grabado a fuego en su cabeza el nombre de Homeworld, uno de los clásicos del género que supo reflejar, como ningún otro, lo que era la estrategia en mitad de la nada, en el centro del universo con un sistema único que jamás se había visto en el género hasta el lanzamiento del título original a finales de los 90. Ahora, tras la adquisición de la licencia por parte de Gearbox Software tras la bancarrota de THQ durante el 2013, la saga está de vuelta gracias al remake de sus dos primeras entregas y a Homeworld: Deserts of Kharak, un título que ha sido desarrollado por Blackbird Interactive, un estudio formado por varios miembros del equipo de la primera entrega de la saga y que, en un principio, iba a conocerse como Hardware: Shipbreakers.

El título cambia por completo la habitual ambientación espacial de Homeworld y nos emplaza en el desértico planeta de Kharak, contándonos una historia, sencilla pero bastante interesante que sirve para relatarnos lo que ocurrió 114 años antes de lo que pudimos ver en el Homeworld original, sirviendo de precuela para el remake que saldrá a la venta el próximo 25 de febrero, casi un mes después del lanzamiento de este título.

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El terreno en el que se moverán nuestras naves y vehículos de combate será la principal novedad jugable del título que, por lo demás, apuesta por un sistema muy parecido al de los títulos originales. Contaremos con un vehículo de inmenso tamaño que servirá como base y que será el epicentro de la construcción de nuestros vehículos y de la investigación de las mejoras para nuestro ejército. Luego, contaremos con otra serie de vehículos pesados que nos servirán para recolectar recursos o para reparar las unidades dañadas y, finalmente, tendremos una gama de vehículos o naves de diferentes tamaños y potencia de fuego que nos servirán para las tareas de combate, ejerciendo roles diferentes. Las unidades más ligeras cumplirán mejor las funciones de exploración y, las más grandes, nos servirán para llevar el caos a las líneas enemigas gracias a su resistencia y a su potencia de fuego, siendo especialmente útiles mayoritariamente desde una segunda línea en el campo de batalla.

Como decimos, los creadores de la entrega han querido llevar toda la acción del espacio a otro terreno inmenso, el desierto, ofreciéndonos, como ya pasaba en los títulos originales, mapas extraordinariamente grandes, cargados de detalles, de dunas, de terrenos escarpados, de acantilados, vaguadas y muchos tipos de accidentes demográficos que tendrán un alto componente táctico a la hora de librar nuestros combates.

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De hecho, una de nuestras principales herramientas a la hora de disputar los mismos será el mapa táctico, esencial para ver, de un vistazo, la posición de nuestras tropas y todas aquellas que hayamos detectado del enemigo para poder prever y anticiparnos a todos los movimientos. Y es que, si descuidamos este mapa, si no estamos atentos a todo lo que ocurre en cualquier lugar del mismo, este título nos castiga en sobremanera, pudiendo perder unidades en unos pocos segundos si no hemos visto venir al enemigo y hemos desplazado nuestras unidades para proteger mejor una zona o para dar apoyo. Este mapa táctico nos sirve, a su vez, para conocer los diferentes puntos clave del mapa, ofreciéndonos con todo lujo de detalles las ventajas y desventajas que tenemos al situar a nuestras unidades en según qué tipo de terreno, siendo muy importante también para el jugador el saber leer y aprovechar cada milímetro de la demografía del mapa para usar el desierto como un arma más en contra de nuestro enemigo.

 Sin embargo, el trasladar toda la acción del espacio al duro suelo no siempre sienta bien al juego, resultando un tanto tosco para aquellos que nunca se hayan encontrado con un juego de este tipo, y es que, este Homeworld: Deserts of Kharak seguro que gustará a los viejos aficionados a la saga, pero puede que no acabe de encandilar a los jugadores más nuevos en el género, habituados quizás, a otras fórmulas más sencillas y ágiles ya que, otro impedimento que tendrán los que no sean aficionados puros a la estrategia será la de la dificultad de título, que vuelve a ser, una vez más, bastante exigente.

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Una vez finalicemos la campaña, los jugadores podrán seguir disfrutando del título gracias a un modo escaramuza, que nos permite librar diferentes batallas contra la IA y, por supuesto, también podremos enfrentarnos a otros jugadores de todo el mundo gracias al multijugador al que debemos achacarle la escasez de mapas actuales ya que, por el momento, solo disponemos de seis mapas diferentes en los que podremos jugar partidas de 2 a 6 jugadores.

En cuanto a nivel gráfico, como suele pasar con los RTS no nos encontramos con lo último de lo último. Los desarrolladores buscan un equilibrio entre el atractivo visual para los jugadores y la capacidad de llegar al mayor número de ordenadores posibles, pero, sin embargo, hay que aplaudir el trabajo que han hecho en la reproducción de los vehículos que, pese a que no cuentan con unas texturas espectaculares lo que sí tienen son un montón de detalles milimétricos representados en cada unidad que harán las delicias de los más curiosos. Hay que remarcar, además, el buen trabajo que se ha hecho en lo que a la iluminación se refiere, un trabajo que se nota, sobre todo, en los mapas nocturnos, que son realmente espectaculares.

7.8

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.