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Europa Universalis: Rome Vae Victis

Europa Universalis: Rome Vae Victis

  • PlataformaPC8
  • GéneroEstrategia
  • DesarrolladorParadox Interactive
  • Lanzamiento11/05/2009
  • TextoEspañol
  • VocesInglés

Ad astra per aspera, A las estrellas por el camino difícil

Esta frase hecha de la antigua Roma podría servir perfectamente para definir la naturaleza de la saga Europa Universalis. Alta estrategia histórica al alcance de todos. Roma Vae Victis asegura añadir todo lo que quedó en la cesta en el juego original. ¿Celebraremos las Segundas Vestales en su honor o lo mandaremos a los dioses del Averno?

Actualizado a

Europa Universalis: Roma Vae Victis es una expansión que incluye el juego original, de modo que puede considerarse como el juego íntegro que no pudo ser en el pasado. Paradox tomó buena nota de las críticas de los usuarios y desarrolló una nueva versión del clásico bajo la excusa de expansión. Quien no conozca en qué consiste el original puede leer el análisis que Meristation le dedicó en su momento, desde este enlace.

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Básicamente el nuevo título mantiene las normas y sistema de juego, añadiendo nuevas variables que profundizan tanto en el contexto histórico como en la inmersión. A partir de ahora conoceremos los nombres y demandas de nuestros asesores, podremos dejarnos guiar por consejeros de la familia o acabaremos enzarzados en plena guerra civil. Y todo en función de los clics que hagamos con el ratón y de nuestras decisiones.

Con Europa Universalis: Roma, nunca antes la alta estrategia histórica había estado tan al alcance del usuario. La expansión Vae Victis es el complemento ideal para recuperar el título a todos aquellos que lo tengan en su estantería o para invitar a los que no lo conozcan a adquirirlo. Evidentemente con esta afirmación no queremos decir que jugar a este simulador sea un paseo por el campo, ni mucho menos. Veremos que la dificultad es alta, pero una vez identificado el sistema de juego la inmersión y las opciones son casi infinitas.

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Nos ponemos en la piel de un gobernante en plena época romana, desde los albores de la primera guerra púnica hasta la llegada del primer emperador. Para quienes conozcan la famosa serie de televisión de HBO, que tanto hizo en la difusión de la cultura del Imperio Romano, los escenarios les serán tremendamente familiares.

Jugabilidad
El juego añade una de las mayores demandas de la comunidad de usuarios: las misiones con objetivos. En el original el jugador elegía un periodo histórico para decidir cuál sería su siguiente paso. Había una falta total de guía más allá de decidir entre mantener el statu quo o lanzarse a cambiar el mundo. Está claro que siempre tendremos algo que hacer, ya sea crear un nuevo Imperio, convertirnos en los mayores comerciantes del mundo o mantener la paz en la República. Ahora, además, nos enfrentaremos a escenarios con objetivos específicos que pondrán a prueba todas nuestras habilidades.

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Normalmente las misiones vendrán dadas por ordenanzas del Senado, si jugamos como República, o del Consejo, si optamos por la Monarquía. Más adelante veremos las principales diferencias jugables entre las dos opciones. Aún así el juego puede durar todo lo que deseemos, repitiendo mismos escenarios desde diferentes perspectivas o bandos. Para los amantes de la estrategia siempre es tentador jugar a cambiar el curso de la Historia. ¿Y si Pompeyo hubiese derrotado a Julio César?


Un gobierno vivo
La posibilidad de adoptar leyes es otra de las novedades plausibles. A priori podría parecer que las opciones son múltiples, pero a la hora de la verdad son bastante limitadas según el tipo de gobierno. Básicamente suman o restan porcentajes a los indicadores, sin llegar a crear la sensación de que las leyes se aplican al pueblo. En este punto la inmersión pasa desapercibida y se queda en la superficie. Si queremos aumentar o reducir un porcentaje, revisemos las opciones de las leyes.

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El sistema de gestión de la economía se mantiene sin cambios, con el mismo proceso para crear rutas comerciales equilibradas. Lo que se añade es el factor relaciones entre gobernadores y nivel de lealtad o satisfacción, de cara a apoyar o debilitar acuerdos comerciales.

Como ya hemos adelantado Roma Vae Victis nos permite elegir el tipo de forma de gobierno en la que queremos participar. Básicamente son República, Monarquía y Tribu. Cada una con sus notables diferencias y retos que alcanzar. Quizá la más novedosa pueda ser la de Tribu, que podría ser una mezcla en pequeña escala de las otras dos. El gobierno de la Tribu recae en la piel de jefes de clan tribales, a los que habrá que contentar y mantener a raya, según el caso.

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En la República el Senado podrá promulgar leyes, elegirá al cónsul y demandará acciones. Los personajes que lo formen lucharán por alcanzar grandes cotas políticas. Ser diplomáticos con todos ellos, para evitar un exceso de poder en los que lleven más tiempo y dejar vía libre a las nuevas promesas, es otro gran aliciente del título. La simulación política en este sentido es excelente.

Por último se nos ofrece la posibilidad de gobernar en una Monarquía a través del Consejo, formado por personas que elegiremos nosotros mismos. En este sistema cobran mayor importancia las conspiraciones a nuestras espaldas y los posibles problemas derivados de los herederos al trono. Un consejo práctico es prestar siempre atención a las necesidades de nuestros consejeros, para preservar su lealtad y evitar intentos de usurpación del poder.

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Profundidad de personajes
En los tres casos entra en juego otra de las grandes novedades de la expansión: los personales. Podremos profundizar en cada uno de ellos, conociendo sus ambiciones y solicitándoles ayuda. Está claro que el escenario ideal es mantener satisfechos a todos los personajes que formen nuestra cámara de representantes o el Consejo, pero la tarea no será ni mucho menos sencilla. El juego entremezcla intereses de manera notable y nos dejará tomar varias decisiones sobre ellos. Desde concederles títulos o enviarles sobornos para mantener su lealtad, hasta encarcelar o ejecutar a los más molestos. Lógicamente estas decisiones también serán aceptadas por la plebe y el resto de políticos con sus propias consecuencias. Dejarnos llevar por la tiranía es sumamente sencillo y lo complicado es aprender a lidiar de manera democrática.


Sumado a esto los personajes más importantes podrán casarse y crear alianzas con otras familias. Este aspecto, tan repetido en la Roma de la antigüedad, es otra de las posibilidades estratégicas del juego. Si tenemos dos gobernantes de provincia algo inquietos siempre podemos tratar de que creen lazos de sangre para devolver la estabilidad.

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Esta gestión de los personajes también ha de ser pausada y meditada, pues es fácil levantar envidias al hacer un desfile u honrar a un aliado. También resulta fundamental que nuestros colaboradores más cercanos apoyen a nuestro candidato para la sucesión. De lo contrario se desencadenaría un conflicto interno de proporciones insospechadas. Descuidar el aspecto social de los personajes puede tirar por la borda todo nuestro esfuerzo, así que no bajemos la guardia ni descuidemos a nadie.

Con todo este cóctel de intereses, necesidades, ambiciones y lealtades se hacía casi obligado introducir un nuevo concepto en el juego. La guerra civil, representada en el original en un único escenario, podrá desatarse si se dan ciertas premisas. En Roma Vae Victis nos podremos encontrar con un golpe de estado por parte de un general desleal, una traición de nuestros consejeros con su propio candidato al trono o el resultado de nuestras acciones tiránicas.

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Uno de los escenarios, quizá el más controvertido, es el que se refiere a la guerra civil populista. Esto podría darse si la facción populista logra una mayoría en el Senado. Se verían tentados, y las reglas del juego lo harán, a tomar el control de las fuerzas militares y levantarse en armas para alcanzar el poder absoluto.

Para prevenir una guerra civil es importante, además de mantener contenta a nuestra red de gobierno (políticos, militares, familias….), tener un nivel de Estabilidad elevado. Esto se logra gobernando con medidas sociales, crecimiento económico, cuidado del ejército y algún que otro soborno para tener contenta a la oposición. Decirlo es fácil, pero llevarlo a la práctica es todo un reto.

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En el punto de la IA, se detecta exactamente el mismo nivel que en el primer juego. El enemigo comete muchas veces errores de cálculo, aunque podemos achacarlo a que, por ejemplo, cuentan con un general incompetente. Este aspecto no destaca para bien ni para mal. Cumple con su cometido, que ya es suficiente.


Gráficos y Sonido
Pasando al apartado técnico, el problema con los tiempos de carga disminuye. A la hora de iniciar el tendremos que aguardar más de lo habitual en otros juegos, pero menos que en el original, al son de música acompañada por imágenes. Un punto flaco que tampoco se justifica por el movimiento del motor gráfico o el tráfico de las millones de variables del juego. Con los ordenadores actuales el juego debería arrancar mucho más rápido. Aún así, no desmerece en absoluto el acabado.

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Gráficamente no sorprende, con las mismas texturas que el original y sin mayores pretensiones. Que nadie espere espectacularidad más allá de las propias sensaciones de dominar toda Europa.

Aunque históricamente no se recuperó ningún tipo de partitura de la verdadera Roma, muchos compositores tratan de aproximarse a cómo debía ser la música por aquel entonces. De nuestros oídos se deleitarán con fanfarrias épicas y muy romanas que nos envolverán en la conquista de la Galia o la protección de la República. Los efectos aún dejan mucho que desear pero se amoldan al estilo del juego, que no debe ser demasiado dinámico, y las voces son inexistentes. El sonido, pues, sigue cumpliendo, con alguna melodía de más, aunque podría haberse mejorado.

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Aprender a gobernar
La curva de aprendizaje, como comentábamos al principio, es muy elevada siguiendo la tradición de los Europa Universalis. No estamos ante un punto flaco ni mucho menos, pues un juego de estas dimensiones va acompañado por necesidad de un sistema de juego complicado.

Los conceptos básicos serán fáciles de comprender, y más con las ayudas y consejos que constantemente tendremos en pantalla. Podremos desactivarlos una vez las sepamos en su totalidad, aunque siempre es recomendable redundar a equivocarnos con algo y desatar una tormenta política, militar o social.

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La complejidad viene a la hora de profundizar en los conceptos. Uno debe tirar del manual online que acompaña al título y de los consejos que pueda encontrar en diferentes foros. Los tutoriales siguen siendo los básicos, quizá presuponiendo que la mayoría de jugadores que se enfrenten al Vae Victis ya conocerán los entresijos de los Europa Universalis. Un punto negativo sobre todo para jugadores noveles, que se las verán canutas si no dedican un mínimo al manual  y puede que hasta desistan, no llegando nunca a conocer las delicias del juego.


Multijugador
La expansión mantiene las mismas características multijugador que el origial. Esto es, un máximo de 32 jugadores vía LAN y una docena por Internet. El rendimiento en este tipo de partidas sigue siendo óptimo para un equipo de 3 GB con una Nvidia 8400 a 128 MB.

8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.