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Dungeon Defenders

Dungeon Defenders

Defendiendo el castillo

Aunque los Tower Defense se hayan convertido en un género un poco saturado en los últimos tiempos, Dungeon Defenders demuestra que la fórmula tiene todavía mucho margen de crecimiento a poco que se añadan los elementos adecuados a la mezcla.

Actualizado a

Cuatro héroes se enfrentan a un inmenso mal que tiene asoladas las tierras y sus gentes. Después de una titánica batalla, los héroes triunfan y traen una era de prosperidad a la región. Pasan los años y los héroes, en busca de nuevas aventuras, marchan con un ejército hacia tierras desconocidas, dejando a sus descendientes al cargo de la fortaleza. Entre juegos y juegos, los pequeños futuros héroes dañan el cristal en el que estaba contenido el mal que sus padres vencieron, y ahí comienza todo. Tan buena excusa como cualquiera para presentar un título que llega con ánimo de buscar una nueva vuelta de tuerca más al siempre floreciente género de los Tower Defense -quién iba a decir, allá cuando los jugadores jugaban a esta clase de mods en Warcraft III, que semejante idea se iba a convertir en un género tan comercial y predominante-.

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Pero antes de descartarlo como uno más del montón, hay que matizar que Dungeon Defenders sí ofrece cosas interesantes dentro del género. La esencia es la misma, moverse por un mapa y crear estructuras para desviar, detener, y eliminar a monstruos que llegan desde diferentes direcciones. Sin embargo, este título adereza la mezcla primero con un personaje que es perfectamente capaz de luchar además de construir estructuras, luego suma un sistema de progresión de personaje bastante completo que permite una buena variedad de combinaciones y estilos de juego, además de objetos con los que equiparse y mejorar las habilidades del protagonista. A esa mezcla hay que sumar un componente importante: multijugador cooperativo, que abre la posibilidad de que un grupo de usuarios online se coordinen para defender mejor, muy recomendable en ciertas misiones particularmente difíciles y tremendamente divertido en cualquier caso.

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Centrándose en el aspecto individual, las tres facetas principales funcionan muy bien al unísono, complementándose para potenciar la experiencia. El objetivo principal en cada mapa es proteger uno o varios cristales en un determinado mapa, para lo que primero hay una fase de construcción y luego se abren las puertas tocando el cristal y haciendo frente a la oleada de monstruos. La clave del sistema está en el maná, que es el que permite invocar estas construcciones. Pero lejos de tener amplias cantidades del mismo, las reservas están bastantes limitadas, lo que obliga a entrar en combate con las defensas mínimas e ir ganando a medida que se acaban con los monstruos o se abran cofres diseminados en cada ronda -también se pueden almacenar en bancos para tener reservas adicionales, ya que el maná también sirve para comprar objetos-.

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Los cuatro tipos de héroes que se pueden seleccionar son considerablemente distintos en fortalezas, debilidades y habilidades en general: se dividen en Escudero, Aprendiz, Cazadora y Monje. El Escudero es, ahora mismo, la clase más poderosa, con bastante ventaja respecto a los demás -lo que ya ha generado quejas entre la incipiente comunidad-; es básicamente un guerrero con armadura pesada y una gran espada que lucha cuerpo acuerpo y es sumamente efectivo al hacerlo, lo que en personajes más avanzados y mejor equipados le permite prácticamente ignorar la parte de construcción y lanzarse de cabeza contra los enemigos directamente. El Aprendiz es un futuro mago con los suficientes conocimientos para construir torres mágicas ofensivas capaces de dañar considerablemente a los enemigos, cosa que complementa con sus propias habilidades mágicas especiales. La cazadora se especializa en pasar desapercibida, atacar a distancia o a traición y en colocar trampas cuya efectividad mejora con su desarrollo, pudiendo crear enormes destrozos entre las filas enemigas con ellas. Por su parte, el monje cuenta tanto con su cuerpo a cuerpo como con su capacidad para generar auras con las que ayudar a sus compañeros o debilitar al enemigo.

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Cada personaje es muy distinto y ofrece un estilo de juego difenciado y complementario, tanto en sus propias capacidades como en sus construcciones, así que una de las claves es entender tus propias habilidades y conocer cómo funciona su progresión. El Escudero empieza fuerte desde el principio y se desarrolla para convertirse en una bestia parda durante el desarrollo de la partida. La cazadora por otro lado comienza bastante débil, con trampas y habilidades propias que no generan demasiado daño ni paran al enemigo de forma efectiva hasta que no se han invertido algunos puntos en su desarrollo. El jugador puede desarrollar a diferentes héroes e intercambiarlos entre oleada y oleada -por maná-, por lo que es posible contar con los cuatro personajes desarrollados y listos para la acción. Además de adquirir nuevos objetos a lo largo de la aventura, los personaje también pueden mejorar, incrementando individualmente aspectos como salud, daño, alcance, resistencias elementales, velocidad de invocación de estructuras y otros atributos. Por si todas esas progresiones no fueran suficientes, también hay mascotas que se pueden obtener y que también progresan para hacerse más poderosas, aumentando sus atributos.

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La perspectiva de juego, la interfaz y el juego de cámaras es muy bueno en la versión PC. Todo se controla en tercera persona, con una cámara trasera, situada a una distancia prudencial en la espalda del personaje, permitiendo al jugador tener una amplia perspectiva de lo que sucede a su alrededor. Sin embargo, a la hora de construir, la perspectiva cambia de manera suave a una visión aérea, que permite no sólo colocar con precisión las construcciones disponibles, sino también controlar su orientación, algo especialmente importante ya que el efecto de las estructuras depende de la dirección donde apunten. A medida que se vaya avanzando, será vital mejorar la capacidad del héroe para construir elementos más resistentes, poderosos y capaz de actuar con más rapidez. Sobre los gráficos en general, aunque no son técnicamente destacables, están bien conseguidos, con un conseguido toque de dibujo animado gracias al uso del cel-shaded que acompaña bien al tono del juego; su rasgo más característico es precisamente el exagerado uso del color, con escenas de auténtico caos multicolor entre enemigos cayendo, cristales y efectos al unísono.

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Será vital entre otras cosas porque la dificultad del juego pasa muy rápidamente de asequible a muy difícil, especialmente si se juega en solitario. En los comienzos, cuando sólo se tiene que defender un cristal y los enemigos no son realmente muy duros, todo va bien, pero a medida que se van encontrando nuevas misiones y/o se aumenta el nivel de dificultad, ya sea por la propia misión o activando los modos de dificultad más altos, la cosa empieza a ponerse dura. Defender varios cristales con oleadas de hasta 100 criaturas llegando por diferentes lados, algunas muy duras de pelar, es una tarea que puede llegar a ser casi imposible en solitario. Ya sea en modo local a pantalla partida u online, el juego está diseñado para que en cualquier momento pueda venir alguien en tu ayuda si lo deseas, y también para que los jugadores entren y salgan sin problemas, ya que el modo online se adapta automáticamente a la situación, partiendo la pantalla si viene alguien por local o intercambiando jugadores si uno decide irse. Sobre el modo online, también hay que decir que ha ocasionado algunos problema que el equipo de Trendy está tratando de solucionar -ya cuenta con un parche, aunque no a todo el mundo le funciona-, con bastantes jugadores declarando problemas de desconexión constantes.

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A pesar de la riqueza de opciones para el desarrollo de los personajes y las amplias posibilidades disponibles en forma de diferentes modos de dificultad, el modo estratégico -en el que sólo se puede construir y no actuar directamente en batalla-, la presencia de un modo PVP y otro Survival, así como otras posibilidades, Dungeon Defenders se queda algo corto de contenido en cuanto a número de mapas, pese a la buena variedad de los mismos y el gran abanico de monstruos y jefes finales con los que cuenta el juego. Algunos mapas más hubieran sido muy bienvenidos. Sin embargo, y esta es una de los mejores argumentos de este título, el estudio ha decidido lanzar la versión PC pensando en la comunidad futura que quieren aglutinar, por lo que junto con el juego también han distribuido también el código fuente, dando acceso total a los modders. Cualquier posibilidad está abierta, empezando por la creación de mapas y pasando por nuevos modos de juego, toda clase de modificaciones e incluso juegos completamente nuevos a partir de esta base. Es un gran gesto que prácticamente garantiza la logevidad de este título.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.