Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA
Death to Spies: Moment of Truth

Death to Spies: Moment of Truth

  • PlataformaPC8
  • GéneroAcción
  • DesarrolladorHaggard Games
  • Lanzamiento10/08/2009
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • Editor1C Company

Un espía ruso, ante Alemania

Llega la segunda entrega de Death to Spies, que nos vuelve a poner en la piel de un espía ruso encargado de frustrar los planes del ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Ármate de valor y paciencia, y no dudes en disfrutar del buen espionaje clásico.

Actualizado a

En época de guerra todos se fijan en los soldados. Esos valientes que arriesgan su vida para evitar que el enemigo siga avanzando, que toman parte en las victorias y conquistas y pasan los días con el silbar de las balas sobre sus cabezas. Sin embargo, en la sombra, otros héroes se dedican a una labor todavía más peligrosa y menos agradecida. Inmersos en el anonimato se convierten en sombras, simples siluetas que atraviesan el terreno enemigo para descubrir sus más oscuros secretos o desbaratar sus planes. Y es que la mejor batalla es aquella que se gana sin necesidad de luchar.

Ampliar

Death to Spies: Moment of Truth es la segunda entrega de lo que podría convertirse en una de las nuevas series de espionaje ambientadas durante la Segunda Guerra Mundial. No es la primera vez que nos encontramos ante una temática similar, aunque estamos mucho más acostumbrados a verlo en forma de juego de acción o estrategia. Sin embargo, no serán pocos los que recuerden grandes momentos controlando un espía infiltrado entre las tropas alemanas, y el mejor ejemplo de ello son las fases de la gran saga Commandos en las que podíamos tomar el papel del espía. Aunque el desarrollo general tiene poco que ver con lo que nos espera en Death to Spies, encontraremos algunos puntos en común, lo que seguramente provocará algo de añoranza entre los más veteranos.

1C Company es una de las productoras más fructíferas de los últimos años, y es que los rusos se están ganando a pulso su hueco en el mercado del mundo del videojuego. King's Bounty, Men of War, Space Rangers o Fantasy Wars son solamente algunos de los ejemplos que la compañía ha dado en los últimos tiempos, títulos de calidad media - alta que procuran llenar los huecos que no ocupan los grandes lanzamientos. El desarrollo ha sido obra de Haggard Games, que ya fuera responsable del primer Death to Spies hace unos 3 años, y que en esta ocasión ha procurado buscar consejo entre los numerosos seguidores de la primera entrega con el fin de añadir aquellas características más solicitadas por la comunidad.

De hecho, para los que estén familiarizados con Death to Spies, las características de Moment of Truth le resultarán bastante similares. Haggard Games no ha necesitado una remodelación completa del título para adaptar las necesidades de la comunidad de seguidores del juego, y más ha procurado mantener la misma base añadiendo algunas nuevas opciones. Aún así, uno de los aspectos en los que más se ha trabajado de cara a esta nueva entrega, es el técnico, edl que hablaremos más adelante. Si en su día disfrutaste con Death to Spies, esta nueva incursión en el mundo del espionaje bélico no te dejará indiferente, aunque te quedaste con mal sabor de boca, puede que Moment of Truth no consiga retirarlo.

Volvemos a tomar el papel de Semion Strogov, capitán del 4º Departamento del servicio de contraespionaje soviético. Este destacamento se conoce como SMERSH, que significa Muerte a los Espías en ruso. La acción transcurrirá tras los acontecimientos de la primera entrega, con Strogov recién regresado de sus encargos en Alemania. Ahora tendrás que volver a tomar parte en los encargos del gobierno soviético, lo que va a significar volver a terreno enemigo y no solamente en Europa. En esta nueva entrega visitaremos muchos más países, como el Reino Unido o Estados Unidos, en una nueva campaña de espionaje que lleva por sobrenombre ‘Moment of Truth'.

El planteamiento es relativamente simple: nuestro objetivo será ir cumpliendo ciertas misiones para el ejército ruso, para las cuales será necesario infiltrarse en todo tipo de entornos repletos de soldados alemanes. Cada encargo estará compuesto de unas cuantos objetivos elementales y otros tantos secundarios, que servirán para aumentar nuestra reputación a la hora de contabilizar lo bien, o mal, que lo hemos hecho durante la fase en cuestión. Un concepto compartido por la inmensa mayoría de los juegos de espionaje, con poco más que decir al respecto, y al que Death to Spies añade entornos de grandes dimensiones por los que vagar con completa libertad… siempre y cuando seamos suficientemente sigilosos.
De hecho, cada nivel de Death to Spies es verdaderamente largo. Hablamos de fases que bien pueden durarnos algo más de una hora, al menos la primera vez que intentemos superar los objetivos y decidamos dedicar el tiempo necesario a observar los movimientos que se producen en la zona. Nos encontramos, por lo tanto, ante un juego cuyo desarrollo puede antojarse lento para algunos, muy distante de la acción que encontramos en otras sagas de espionaje, y que nos obliga a observar, pensar y retroceder sobre nuestros pasos. El título no está hecho para impacientes, y es extremadamente importante prestar mucha atención a todo lo que hacemos, o veremos truncados nuestros planes.

Nuestro protagonista es un experto en varias habilidades, una especie de MacGyver ruso del segundo cuarto del siglo XX, capaz de realizar varias acciones complejas. Debido a esto se nos asignan tareas complicadas, pero para tener éxito en las mismas tendremos que conocer a la perfección nuestras posibilidades. Dejando de lado las diversas pericias con cualquier tipo de armamento conocido, el protagonista es un maestro del disfraz, experto mecánico y un zapador de primera clase. Aunque durante las pantallas encontraremos todo tipo de momentos en los que poner a prueba nuestras habilidades, avisamos de antemano que el hecho de tomar la apariencia de otra persona será nuestra principal fuente de entretenimiento.

Eso sí, algo de lo que parece carecer este polivalente y astuto espía es del don de la imitación vocal, y es que nos va a resultar completamente imposible comunicarnos con cualquiera de los personajes que nos encontremos. Un punto en contra, pues habría sido bastante adecuado encontrarnos con la posibilidad de dar órdenes a soldados de menor rango en función del uniforme que vistamos en un momento dado, y eso habría ayudado a despejar ciertas zonas durante un tiempo. Eliminando esa posibilidad, algo que puede ser creíble si nos imaginamos a un protagonista poseedor de un profundo y cerrado acento soviético, también se esfuman una maravillosa cantidad de opciones.

Comenzamos la primera de nuestras misiones con el objetivo de investigar un cuartel de la aviación alemana. Nada más empezar nos vamos a dar cuenta de que las cosas no van a ser tan fáciles: un campo de minas rodea la base aérea y casi nos obliga a tomar un único camino si queremos acceder a la misma. Por si esto fuera poco, la carretera está llena de patrullas alemanas, que no dudarán en disparar a matar en cuanto nos detecten. La suerte está de nuestro lado, si puede decirse algo así, cuando encontramos un coche parado y a dos zapadores alemanes colocando los carteles de ‘Achtüng!'. Como son únicamente dos, podemos plantearnos perfectamente la posibilidad de acabar con ellos.

Por supuesto, no es obligatorio. Si somos suficientemente pacientes y arriesgados podemos intentar acceder a la base por la ruta tradicional, escondiéndonos entre los árboles y teniendo cuidado de no ser detectados por las tropas alemanas. Este es un ejemplo de las libertades que nos ofrece Death to Spies, donde siempre existe más de una manera de realizar las tareas asignadas. Sin embargo, decidimos dar cuenta de los alemanes que cavan, y para ello usamos nuestra pistola con silenciador: un disparo al que está entretenido cavando, de manera que cae al suelo sin que su compañero se inmute, seguido de un disparo sobre el distraído zapador. Es hora de recoger sus uniformes y tomar prestadas las llaves del coche.

Si somos rápidos y lo hemos hecho bien, no tendremos problemas, pero si uno de los soldados nos detecta, aunque sea en la lejanía, sentirá curiosidad y no apartará la mirada. Cuando nos encontramos a la vista, un icono en forma de ojo decorará la parte superior de la interfaz, dándonos a entender que alguien nos está viendo. Si además estamos en disposición de levantar sospechas, un icono con la forma de un signo de advertencia se colocará a su lado. Sobra decir que, vestidos con el uniforme ruso, la advertencia será permanente. Si alguien nos detecta, una barra se irá completando en color rojo, lo que nos indica el tiempo del que disponemos para actuar o para salir pitando de allí.
Tomamos el uniforme de uno de los soldados, siempre y cuando el disparo no haya destrozado su indumentaria, y escondemos los cuerpos. Esta segunda acción será tan básica como la de disfrazarnos, porque no podemos limitarnos a dejar un rastro de cadáveres allí por donde pisemos. Tenemos que tener mucho cuidado para que los soldados no perciban a sus compañeros desaparecidos, y nos veremos obligados a mover sus cuerpos sin vida a todo tipo de recovecos y escondrijos. Un punto negativo en contra, y es que Death to Spies no nos deja aprovechar elementos del entorno para esconder los cadáveres, como si que pudiéramos en Commandos, por ejemplo.

Acto seguido tomamos el coche y nos dirigimos a la base. Las patrullas alemanas no nos prestarán demasiada atención, siempre y cuando no atropellemos a ningún soldado, y si así fuera, la velocidad del coche no les dejará demasiado tiempo para vernos la cara. Y es que el signo de advertencia, como bien decíamos antes, puede surgir en muchas otras ocasiones. Conducir un vehículo que no está asignado a una unidad de nuestro uniforme, portar un arma antirreglamentaria, estar en un sitio prohibido para nuestro rango, realizar movimientos extraños… todo ello contribuirá a levantar las sospechas de los enemigos y que, tarde o temprano, nuestra tapadera valga de poco.

En la base tenemos que localizar los planos de unos nuevos prototipos de aeronave, raptar un piloto de pruebas, desactivar los radares y defensas antiaéreas y volver a la zona de recogida. Con nuestro uniforme actual no podemos acceder al edificio donde se encuentran los planos, y tendremos que buscar un soldado desprevenido y un rincón discreto para arrebatarle el uniforme. Por supuesto, no siempre tendremos que usar un arma de fuego… el cuchillo o un buen golpe que aturda al adversario servirán a la perfección. Es más, nuestra puntuación final tendrá en cuenta el número de muertes a nuestro paso, y será mucho mejor que aprendamos a movernos sin tener que matar a todos aquellos que se interpongan.

Los soldados actúan ante nosotros en función del uniforme que llevemos. Por poner un ejemplo, al hacernos con la indumentaria de un alto rango de las SS veremos cómo levantan su brazo y nos saludan al pasar. De nuevo echamos en falta la posibilidad de darles alguna orden para despejar el camino, lo que nos obliga a encontrar puntos ciegos o aturdir a los soldados que patrullen las zonas de acción. Independientemente del uniforme que llevemos, si sacamos la pistola con silenciador o nos cogen realizando alguna acción extraña, como echar laxante en la olla de la comida o saboteando un cañón, seremos descubiertos inmediatamente, se dará la alarma y comenzará la lluvia de disparos.

De hecho, nunca deberíamos llegar al límite de que la alarma se encuentre activa. Si se produce ese hecho, todos los soldados dudarán de nuestra apariencia, y no importará el disfraz que llevemos puesto. En estado de alarma todas las unidades estarán más activas y solamente nos quedará ocultarnos lo mejor posible y rezar para que no venga una patrulla en nuestra busca. Otra forma rápida de generar un estado de máxima alarma es dejando un cadáver a la vista o disparando un arma sin silenciador, lo que provocará que todos los efectivos en las inmediaciones corran hacia nuestra posición dispuestos a abatirnos. Por ello, recalcamos una vez más la importancia de la paciencia a la hora de actuar.

No todo será conducir, disparar o disfrazarnos. Las puertas que encontremos pueden ser examinadas a través del hueco de la cerradura y, si están cerradas, debemos forzarlas con nuestro juego de ganzúas, si lo llevamos a mano. De esta manera se inicia un mini-juego en el que tendremos que rotar entre las distintas figuras que representan nuestro juego de ganzúas para dar con una que coincida con las hendiduras de la cerradura, momento en el que podremos abrir la puerta. Si alguien nos descubre en este momento, o si alguien en el interior nos ve entrar habiendo dejado tras de sí una puerta cerrada, más nos vale acabar con él pronto si no queremos ser descubiertos.
La necesidad del juego de ganzúas no es la única vez que nos veremos obligados a llevar un objeto especial para realizar ciertas acciones. Para ello contamos con una interfaz de inventario, donde se tendrá en cuenta tanto el volumen de los objetos como su peso. Podremos llevar un rifle, una pistola y un cuchillo, así como diversos elementos de menor volumen como cargadores, vendas, llaves de las puertas, o incluso elementos para sabotear armamento. En la segunda fase, por ejemplo, tendremos que cargar con una mochila en la que guardaremos los planos de un modelo de submarino, pero eso significará que los controles alemanes registrarán su contenido, y si encuentran algo raro… adiós tapadera.

El manejo es sencillo, usando las teclas WASD para movernos, las numéricas para las armas que llevemos, la V para pasar a modo sigilo, B para los prismáticos, barra espaciadora para ponernos cuerpo a tierra y ser más difíciles de detectar… El ratón orienta la cámara, y la rueda nos permite cambiar entre las tres posiciones posibles: cuerpo a tierra, agachado o de pie. Podemos correr o andar, pero la primera opción no es siempre aconsejable pues puede levantar sospechas, más todavía si nos ponemos en modo sigilo delante de militares enemigos. La complicación de Death to Spies radica en la elección de los pasos a seguir, y afortunadamente no tendremos problemas con su manejo.

A nivel visual, se notan grandes mejorías respecto a la entrega anterior. Las texturas son mucho más detalladas, los modelados y animaciones más variadas y completas, y los efectos de luces y sombras mejor trabajados. Cuando entremos en una zona en la que se puede producir un hecho importante, o la resolución de un objetivo, todo se tornará en tonos sepia, dando la sensación de antigüedad que todos asociamos a las fotografías de antaño. A pesar de todas estas mejoras y características, los entornos siguen pareciendo vacíos y existe muy poca interactividad con el entorno, salvo en una cantidad limitada de objetos dispuestos excepcionalmente por necesidades de la misión.

Uno de los aspectos, muy necesario por otra parte, en los que Death to Spies sale ganando es el dinamismo, y es que en las zonas de misión jamás tendremos un momento de respiro. Las patrullas vigilan la zona, los soldados van a comer, al retrete o se dispersan del resto del grupo para fumar… todo esto unido a la gran dimensión de los entornos en cada fase ayuda a provocar una sensación de realismo que suple la falta de más elementos en el ambiente. El sonido termina por presentarse con más ausencias de las debidas, y lo que más echaremos en falta son las numerosas voces que deberían escucharse en un entorno militar. Eso sí, las pocas que oiremos estarán en perfecto y correcto alemán.

A pesar de estos últimos defectos, Death to Spies: Moment of Truth es un juego de buena calidad y, lo más importante, divierte. Adentrarnos en las líneas enemigas nunca fue tan emocionante, y aunque sigamos echando en falta una gran cantidad de posibilidades no queda duda de que las que se ofrecen no son pocas para pasar un buen rato. Puede que abuse del uso de los disfraces como medio para avanzar, pero a pesar de ello tenemos que destacar la libertad de acción: no podemos dar nada por hecho pues lo que hemos pensado que era una mala idea puede acabar siendo la solución para acceder a esa zona restringida donde se ocultan los códigos de radio.


- Libertad de movimiento y acción.
- Ambientes logrados y dinámicos.
- Puede durarnos muchas horas.

8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.