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Cossacks 3

Cossacks 3

Análisis de Cossacks 3

GSC Game World trae de vuelta las bases de su título de 2001 Cossacks: European Wars con ligeras mejoras pero manteniendo toda la esencia (y estilo) de los juegos del género y la época, y añadiendo una cantidad ingente de unidades en pantalla y una dificultad no apta para todos los públicos.

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En una industria acostumbrada a la rápida evolución tecnológica, donde aparentemente todo está llamado a una obsolescencia prematura, es un auténtico riesgo reciclar una fórmula del pasado sin realizar grandes cambios. Pero es el riesgo que desde GSC Games  Worlds han asumido, el de traer a la vida de nuevo una franquicia de hace 15 manteniendo casi intacto el estilo de la época.

Gráficos, controles, todo nos recordará inmediatamente a los juegos de estrategia de finales de los 90 y principios de milenio, una edad de oro para el género donde títulos como Age Of Empires, Anno 1602 o Rise of Nations marcaban el paso.

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Concebido como una vuelta de tuerca del título original de la saga, Cossacks: European Wars, este Cossacks3 se dedica a pulir aquél título como si el tiempo no hubiese pasado. Y sin embargo el juego no sufre por ello, porque aquí todo el énfasis está puesto en la jugabilidad, y esta es atemporal.

El juego nos ofrece, como es normal en el género, tanto la posibilidad de realizar una serie de campañas predefinidas, como de generar un mapa aleatorio donde deberemos competir contra otra u otras potencias en el mapa. En ninguno de los dos casos el título nos pondrá las cosas fáciles, pues la dificultad es desde el primer momento muy elevada, con unos enemigos que no perdonarán ni una (eso en modo normal, ya que el juego también nos permite seleccionar también difícil, muy difícil o casi imposible, para aquellos que se atrevan).

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Dificultad a prueba de novatos

Para ganar las batallas no bastará con ser el que más rápido obtenga recursos y cree unidades. La formación de combate y saber enfrentar unidades adecuadas marcará la diferencia, si bien una vez entremos en batalla, una amplia superioridad numérica será casi imposible de contrarestar. Y es que ese es un detalle importante de la jugabilidad de este título: mientras tengamos recursos, no hay límite al tamaño que puedan alcanzar nuestra población y ejército (hasta 10.000 unidades).

Esto condiciona una jugabilidad frenética, pues nos obliga a producir constantemente nuevos soldados e instalaciones dentro de nuestras posibilidades si no queremos que el enemigo nos supere. Además, la CPU es muy imprevisible y en cualquier momento nos podemos encontrar con un ataque sorpresa estemos o no preparados, por lo que no contaremos con un momento de tranquilidad.

Por suerte para esas situaciones apuradas, mientras tengamos oro para pagarlos, podremos hacernos con un ejército inmediato de mercenarios. También contaremos con un mercado donde podremos comerciar los recursos de los que dispongamos por otros de los que carezcamos. Y es que si se nos acaba el oro, nuestros propios mercenarios se volverán contra nosotros.

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La mecánica es muy sencilla. Empezamos con villanos con los que construir edificios, incluyendo un ayuntamiento. Este nos permitirá, mientras tengamos alimentos, crear más villanos con los que construir más edificios o recolectar recursos (madera, comida, piedras y minas). Con esos recursos y villanos, podremos a su vez construir instalaciones para reclutar nuestros soldados y mejorar sus habilidades, y con ellos protegernos o enfrentarnos a nuestros rivales.

Si bien hay una gran variedad de naciones para elegir (Austria, Francia, Inglaterra, España, Rusia, Ucrania, Polonia, Suecia, Prusia, Venecia, Turquía y Algeria), la realidad es que las diferencias jugables entre ellas son más bien cosméticas, con unidades equivalentes e instalaciones que solo difieren en su aspecto externo. Es destacable, sin embargo, que para su diseño no solo se han molestado en copiar la estética propia de cada cultura, sino que incluso reproducen monumentos reales de cada una.

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Los controles son muy sencillos y cualquiera que haya tenido algún contacto anterior con el género se sentirá inmediatamente cómodo. Con clicks y arrastrando el ratón seleccionaremos a nuestras unidades, mientras que con el click derecho en edificios, recursos o enemigos les indicaremos a donde dirigirse, y ellos decidirán la acción apropiada dependiendo del contexto (construir, recolectar, luchar…).

En el caso de las tropas, podremos decidir batallones y su formación, lo que nos dará en principio una cierta ventaja sobre tropas menos organizadas, pero en la práctica una vez empiecen a atacar la situación se tornará un tanto caótica e incontrolable.

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Al igual que el resto del título, la faceta online nos retrotrae a lustros atrás, con servidores donde podremos compartir mapa contra otros hasta siete jugadores y tratar de conquistar sus territorios. Podremos crear nuestra propia sala y esperar a que se unan otros jugadores (amigos o no), así como organizarnos en equipos (o no).

Un juego de otros tiempos

En la parte técnica nos encontramos con un juego que, aunque vistoso, parece un viaje en el tiempo. Vuelven los edificios y personajes prerenderizados, lo que limita el ángulo de cámara, que no podemos girar, aunque en realidad es algo que no se echa de menos.

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Sí podría molestar más lo estático de la construcción o destrucción de edificios, resultado de las limitaciones de la técnica empleada. Otros aspectos, como la vegetación o el agua son igualmente propios de juegos de épocas pasadas, aunque realmente no afectan negativamente a la jugabilidad. También pecan de simples pero cumplidores los efectos de explosiones o las animaciones del agua y fuego.

El apartado sonoro es también sencillo, con efectos de sonido que nos indican cuando seleccionamos cierto tipo de edificio, o nos permiten oír el ruido de la naturaleza o las batallas, y melodías de corte épico en el menú y durante la partida que ambientan correctamente la partida.

Es de destacar también la cuidada localización al español, que hace destacar el cuidado guion de las misiones de la campaña, las cuales además nos ofrecen la posibilidad de tomar decisiones que afecten el resultado final de cada mapa. Un poco de variedad que compensa que solo haya seis de ellas, incluida la de tutorial.

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.