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Blackguards 2

Blackguards 2

Blackguards 2, análisis

Blackguards 2 es la continuación de último juego de rol de Daedalic Entertainment. Un título ambientado en el universo de The Dark Eye, plagado de interesantes mecánicas de combate, y que rezuma sensación a rol de mesa por los cuatro costados. Nuevos héroes y antiguos conocidos, se dan cita en esta nueva linea argumental.

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Blackguards fue, sin lugar a dudas, uno de los juegos de rol más interesantes del pasado año. Aunque llegó temprano -igual que lo hace esta segunda entrega- el juego se ganó bastantes adeptos gracias a su depurada mecánica y su facilidad para transmitir la sensación de estar jugando a rol de mesa, como si el teclado y el ratón se hubiesen sustituido por lápices y dados. Un año después, Daedalic Entertainment repite fórmula con este Blackguards 2. Para ello, el juego nos ofrece una nueva linea argumental, continuación -en cierta medida- de los eventos acontecidos durante la primera entrega. Tampoco tenéis que preocuparos: Si os encariñasteis con algunos de los protagonistas del primer título, ahora tendréis la oportunidad de volver a verlos. Al igual que su predecesor, Blackguards 2 es un título enormemente influencia por los juegos de rol tradicionales. No en vano, su sistema de juego y ambientación se basan en uno de el manual de Das Schwarze Auge, o The Dark Eye. Se trata del sistema de juego más afamado en Alemania -rivalizando con el propio Dungeons & Dragons- y que ya ha servido de base a numerosos títulos de rol y aventura. The Dark Eye introduce las mecánicas para crear, dirigir y jugar partidas de rol en las tierras de Aventuria, proporcionando un sistema de reglas y resolución de acciones o conflictos, para interpretar el éxito o fracaso de las tiradas de los dados. Y esto es, precisamente, lo que nos ofrece Blackguards 2: Una partida de rol, en la que el Director de Juego es nuestro PC.

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Tres años después de lo ocurrido en la primera entrega, Cassia -joven de noble cuna- es encarcelada en las mazmorras. Rodeada de arañas cuyo veneno es mortal, y abandonada a su suerte, Cassia comienza a urdir un plan para reclamar el trono y así gobernar sobre todo y todos. Sin embargo, para ello, tendrá que derrotar a Marwan. En el camino, se hará con los servicios de algunos protagonistas de la anterior entrega: el enano Naurim, el mago Zubaran y el gladiador Takate. Junto a ellos, tendremos que reclutar un ejército de mercenarios con el que extender nuestro poder por el reino, hasta destronar al malvado Marwan y cumplir nuestro objetivo. Por supuesto, es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Nuestra misión nos llevará por las ciudades y fortalezas más importantes de Aventuria, conquista tras conquista. He aquí, por lo tanto, una de las principales diferencias respecto al primer Blackguards. Ahora, en lugar de una trama que transcurre misión tras misión, nos encontramos ante una serie de batallas por ir conquistando ciudades. El mapa de viaje se transforma, en esta ocasión, en una especie de mapa estratégico en el que aparecen las distintas localizaciones, con un emblema distintivo de a qué facción pertenecen. El avance tiene que ser progresivo, no podemos dirigirnos de inmediato allá donde queramos. Con cada nueva conquista iremos desbloqueando rutas para acceder a nuevos territorios, y así ir expandiendo nuestro poder. Es una forma diferente de ver el transcurso de la trama, que nos recuerda un poco a las hazañas de cierta Madre de Dragones...

Al ganar control sobre una ciudad, podremos acceder a las tiendas y PNJs que se encuentren allí. De forma similar a lo que ocurría en el primer juego cuando accedíamos a un nuevo lugar, realizando las misiones que nos permitieran llegar allí. La principal diferencia reside en que, al tratarse de conquistas, el enemigo puede ir recuperando terreno perdido. En ese caso, tendremos que hacer frente a misiones defensivas con el objetivo de no perder la influencia en la ubicación. Para ayudarnos, tenemos la posibilidad de ir añadiendo mercenarios a nuestro ejército personal. Algunos los contrataremos, mientras que otros podrían ser rescatados en algunas ciudades, o habremos tratado de convercerles para que luchen a nuestro lado. Hasta 10 combatientes pueden tomar parte por nuestro bando en una batalla. Tal y como ocurría con su predecesor, Blackguards 2 nos presenta una interesante línea argumental... aunque se aleja bastante de la sensación "rolera" de su primera entrega. En primer lugar, por el hecho de cambiar la idea de aventura por la de conquista, con batallas a muy pequeña escala. Para eso, existe un género completamente distinto -incluso combinado, en ocasiones- con el que dar rienda suelta a nuestras ambiciones militares. Por otro, y a pesar de que podamos ir decidiendo el orden en el que vamos avanzando, no existe una sensación real de libertad. Podemos llegar del punto A al B directamente, o pasando por C y D... Pero eso no afectará de forma significativa a la historia. Además, en muchos momentos y a pesar de que se nos ofrezcan varias opciones, los resultados parecen decididos de antemano.

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Así, el juego transcurre entre escenas de combate -que describiremos un poco más tarde- y fases de descanso o avituallamiento en ciudades y campamentos. Cualquiera de estas escenas puede precederse de narraciones en las que se nos presenta el avance de la historia. Durante los momentos entre batallas, podremos avanzar a nuestros personajes mediante el gasto de puntos de desarrollo, aprender habilidades o hechizos, comprar objetos o hablar con PNJs que puedan tener información de interés. Se trata de pantallas prácticamente estáticas, en las que ni tan siquiera nos movemos: Simplemente escogemos la acción que queremos realizar, seleccionando su icono en la representación. Esto sucedía de igual manera en el primer título y, aunque cumple con su función, bien podría haberse mejorado respecto a aquél. Los combates son, una vez más, el mejor de los apartados en Blackguards 2. Se desarrollan en escenarios divididos en losetas hexagonales, y cuentan con todo tipo de objetos que pueden ayudarnos para derrotar a los enemigos. Al incluirse la noción de los mercenarios -y para dar una mayor impresión de combates por el dominio de una ciudad- se nos permite desplegar hasta 10 combatientes antes de iniciar la contienda. De igual manera, en ciertas fases -sobre todo, las de defensa- podremos ubicar trampas, fortificaciones y obstáculos en ciertos lugares predeterminados del escenario. Esto nos permitirá plantearnos una táctica, e incluso realizar formaciones muy básicas con nuestras tropas. Una vez comenzado el combate, la mecánica es exacta a lo que pudimos ver en el primer juego.

Las acciones de los personajes se desarrollan por turnos, teniendo en cuenta su orden de iniciativa. Este se calcula en función de las características, habilidades y dotes de cada combatiente. En su momento de actuación, un personaje o enemigo puede realizar dos acciones... teniendo en cuenta que cualquier tipo de movimiento ofensivo finalizará nuestro turno. Así, podemos elegir dos desplazamientos -tantos hexágonos como nos permita nuestra movilidad- o movernos un poco menos, pero poder finalizar el turno atacando. Si pulsamos con el botón derecho sobre un objeto, aliado o enemigo, abriremos un menú radial en el que podremos seleccionar opciones avanzadas: Ataques especiales, hechizos, acciones de defensa, ... Todo ello, gestionado con el mismo reglamente con el que se juega a The Dark Eye. El uso de los elementos del escenario es primordial, ya puedan ser activados o sus efectos sean fijos. Desde tirar unas cajas para improvisar una barricada, hasta usar las trampas del entorno a nuestro favor. Esto ya existía en el primer título, y la fórmula se ha repetido con bastante éxito. Sin importar los turnos transcurridos, el combate finalizará cuando se cumplan los objetivos para la fase, ya sea llegar a una zona de salida, o bien derrotar a todos o ciertos enemigos. En el caso de que nos atasquemos, siempre podemos volver a repetir la fase desde el principio... Sin consecuencias. Bueno, al menos eso parece, porque sus desarrolladores prometen que cada repetición podría ser un poco más complicada.

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Una vez más, usar un conjunto unificado de elementos de protección -cuero, malla, ...- otorgará bonificaciones respecto a los que vistan piezas de distinta categoría. El uso de cualquier tipo de arma, dependerá de nuestra habilidad en su categoría de combate: espadas, hachas, lanzas, arcos, arrojadizas, ... Pudiendo repartir nuestra habilidad entre capacidad ofensiva, o defensiva. Esto determinará si seremos mejor provocando daño, o parando los golpes enemigos. En cuanto a otras habilidades y dotes, sirven para proporcionarnos bonificaciones a distintas acciones, reducción de daño, o para poder realizar acciones únicas como desactivar trampas o conseguir más información sobre los enemigos. El grimorio de hechizos cuenta con una buena cantidad de encantamientos de combate, que pueden potenciarse cuanto más nivel de conocimiento tengamos, provocando efectos mayores. Como novedades, se han incluido nuevas clases de personaje que afectantanto a aliados como a enemigos. También nuevas variedades de objetos,armas y armaduras. También se han rediseñado algunas mecánicas y resolución de acciones dentro de la lógica del juego, intentando salvar algunas críticas de su primera entrega, y consiguiendo que el título adapte aún mejor el reglamento de The Dark Eye.

Gráficamente, se aprecian algunas mejoras en el motor, pero que nadie espere cambios espectaculares. La cámara sigue sin poder controlarse libremente -a pesar de que el entorno es completamente 3D- con lo que, en ocasiones, podemos tener algún problema con obstáculos o elementos del escenario mal colocados. Las animaciones y modelados son más que correctos, cumplen perfectamente con su cometido. Sin embargo, no existe una variedad muy extensa de unidades, y prácticamente todos los enemigos del mismo tipo son exactos entre sí. Los cambios en el inventario son perceptibles en la representación de los protagonistas, y los efectos de la magia o las habilidades, perfectamente visibles durante las contiendas. La calidad, se podría decir que es buena, sin llegar a destacar demasiado en este asunto. El nuevo mapa de Aventuria es, sin lugar a dudas, el punto donde se ha trabajado más respecto a su predecesor. En el primer juego, contábamos con un mapa completamente plano, estático y con las ubicaciones marcadas. En esta ocasión, el mapa es 3D con animaciones y efectos, mejorando así su calidad. Bonito, sí... Pero hasta qué punto era lo más necesario, viendo las carencias en otros aspectos, sería otro tema a debatir. El trabajo de Daedalic es similar en cuanto al sonido, una vez más con voces en su idioma original para los personajes principales. No así en castellano, si bien es cierto que el juego viene localizado en cuanto a texto. Los efectos de sonido acompañan correctamente a las acciones, y el hilo musical completa la experiencia audiovisual con suficiente calidad.

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Blackguards 2 se ha empleado en desarrollar algunas novedades, si bien parecen escasas como para conformar una segunda entrega, en lugar de haber sido distribuido como un módulo adicional para el primer juego. De hecho, se mantienen errores destacables de su anterior trabajo, como los relativos a la inteligencia artificial y la búsqueda de rutas. En cuanto al interés por la nueva línea argumental -que como historia, resulta entretenida- discernir si es o no adecuada para el sistema propuesto, queda a gusto de cada usuario. Quizás se podría haber combinado las aventuras con algún tipo de gestión de imperios o zonas, aún de forma muy simple, para dar un sensación real de conquista y control de nuevas localizaciones. Ahora, sin embargo, cada batalla ganada simplemente nos servirá para desbloquear nuevos mercaderes y/o tutores de habilidades, así como abrir nuevas rutas para siguientes conquistas. Por supuesto, las mecánicas de Blackguards son muy interesantes de cara a un juego de rol, aún omitiendo sus defectos en cuanto a calidad de la narración y poder de decisión de los jugadores, gracias a una sólida implementación de un consolidado reglamento de juego. Esto hará las delicias de los amantes de los juegos de rol más tradicionales, que pocas veces tienen la oportunidad de disfrutar de versiones interactivas de sus sistemas preferidos. Si se hubiera trabajado más en corregir los aspectos más negativos de su primera entrega, estariamos ante un título casi de referencia.

7

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.