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Apotheon

Apotheon

  • PlataformaPS48.7PC8.7
  • GéneroAcción, Plataformas
  • DesarrolladorAlientrap
  • Lanzamiento03/02/2015 (PC)04/02/2015 (PS4)
  • TextoInglés
  • VocesInglés

Apotheon

Nikandreos, el hombre victorioso, asciende hasta el Olimpo para poner en su sitio a la arrogante deidad griega. Apotheon, a cargo de Alientrap Studios, es un clásico instantáneo en los juegos de acción y saltos ambientados en la Grecia mitológica, una pintura en cerámica que cobra vida y marca con su trazo toda la potente jugabilidad.

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La Grecia clásica, la mitológica, siempre dispara de forma automática e irremediable el atractivo de cualquier videojuego ambientado en ella. Los dioses del Olimpo, los Titanes y la cólera de un héroe odiaeo capaz de enfrentarse a todo ello suponen un punto de partida goloso para casi cualquier jugador. Quizá por la escasez de títulos con esta ambientación mítica, o quizá por el buen resultado de esos pocos existentes, todo lo que nos llega de esta era suele fascinar. Con esta base poderosa nos llega a PC y PlayStation 4 -como regalo del PS Plus en la plataforma de Sony- Apotheon, una propuesta indie a cargo de Alientrap Studios y visualmente muy diferente que busca hacerse un hueco entre el abarrotado templo de los plataformas 2D con vitales toques de acción y progreso.

Un planteamiento que recuerda mucho al fenomenal Guacamelee! y una narración épica de un hombre contra la divinidad terminan de servir de armas para este esperado e instantáneamente llamativo Apotheon, marcado ante todo por su puesta en escena basada en el arte grecorromano de la pintura sobre cerámica, el arte de los vasos griegos en algunas de sus etapas más características.  Todo el planteamiento gira en torno a ello, en torno a los dibujos lineales de figuras negras y rojas que se hacían en vasijas y azulejos a modo de ornamentación y narrando las gestas más grandiosas y celestiales de su creencia. Nikandreos (el hombre de la victoria) es nuestro héroe humano y mortal, que también formará parte de esta sangrienta leyenda contada con imágenes geométricas, en una subida al Olimpo para poner al desquiciado Zeus y los suyos en su sitio.

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La Furia de los dioses

Apotheon empieza en la tierra, en suelo de Dion, que es la aldea de Nikandreos ahora en llamas por el caos violento que sacude a la humanidad y ha devastado los recursos de vida de los hombres. Rescatar a sus amigos y compañeros, hacer frente a los soldados y acabar con el general son un primer paso -muy sencillo- para conocer los controles y antes de conocer a la mismísima Hera, esposa de Zeus que pide freno para el Dios, y su verdrizo fuego griego, capaz de transportarnos al Olimpo si dejamos valientemente atrás la vida terrenal. Una vez en el monte de los dioses, lo primero que descubre el jugador es la estructura de mapa del mundo con distintas zonas conectadas entre sí, áreas que luego se reparten en mapas locales a medida que entramos en una puerta u otra. Y todo ofrecido con considerable apertura y libertad, sin un esquema lineal de resolución de objetivos.

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En cualquier momento podremos visitar las zonas accesibles o volver a una por la que ya hemos pasado, algo que le da un ligero toque "Metroidvania". Pero ese toque no está tan impuesto como en otros juegos de su estilo y pocas veces será necesario volver sobre nuestros pasos. Es posible en cualquier momento, pero no obligatorio ni demasiado incentivando por grandes recompensas. No hay un esquema de puertas y llaves tan férreo como en otros, aquí volver solo sirve por propio ánimo del jugador que no quiere dejarse nada o que se ha perdido y se ve obligado a dar otra vez toda la vuelta. A las 2 o 3 horas de juego entramos de lleno en un mundo laberíntico distribuido en las distintas casas de los dioses y los entornos más populares de los relatos míticos. No consultar el mapa nos puede jugar alguna mala pasada de este tipo, lo que es un completo acierto y engloba bien el concepto.

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Una de las mayores grandezas de Apotheon es el repaso a los mitos, personajes y leyendas griegos que hace a lo largo de nuestro viaje, y cómo todo tiene el característico tono brutal, crudo y sanguinario. Como héroe mortal en el universo de las opulentas deidades, visitaremos todo tipo de estancias y habitáculos, como las peligrosas cuevas de Hades en el oscuro submundo, los bosques por los que correteaban Afrodita y Ares, las luminosas tierras de Helios, los mares y barcos sacudidos de Poseidón o el palacio en las nubes del embriagado de poder Zeus con sus rayos. El ascenso por el Olimpo, con personajes que piden ayuda, puntos de teletranposte gracias al fuego griego o situaciones que resolver de formas distintas, es sencillamente inolvidable. Además, tanto el jugador poco habitual como el experimentado encontarán diversión en este viaje, pues existen ayudas para guiarnos como flechas que indican la dirección a seguir o pinturas al fondo que dan pistas sobre cómo resolver un obstáculo. No se puede decir que abunden los puzles ni que sean sofisticados.

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Nikandros puede saltar bastante, colgarse de techos con agarres y escaleras, o bajar de plataformas cuando hay hueco debajo, muy en la línea de los títulos más clásicos del género de los saltos. Pero esto no supone, por desgracia, que estemos ante un juego de saltos, agarres y carreras desafiante o cargado de originalidad y un diseño de niveles exigente para el jugador. Todo el planteamiento plataformero de Apotheon es bastante básico, simple a menudo, lo que hace aparecer bastante rápido la sensación de repetitividad a lo largo de una aventura que dura unas 8 horas, 10 si se quiere completar del todo o se juega en el nivel más alto de dificultad. Una vez superado, se desbloquea la modalidad Olímpica, que promete de verdad ponernos las cosas difíciles en cuanto a búsquedas y daños recibidos.

De Jasón al mismísimo Zeus

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Pero más allá del avance y los saltos o trampas de las distintas estancias del Olimpo, en Apotheon hay muchas ideas jugables implementadas que mantienen enganchado a cualquiera y dejan al espectador una completa sensación de ascenso. Por un lado, están las misiones secundarias repartidas por todo el mapa, con personajes que tienen encargos que podremos resolver a veces de dos maneras diferentes y que marcarán el tratamiento y recompensa que recibimos. Hasta ir cargados con un inventario idóneo, estas tareas son bastante útiles para recibir materiales y armas, objetos que nos permitan construir consumibles y potenciadores, pues hay una parte de crafteo en Apotheon en cuanto empieza a avanzar la aventura.

El inventario, dividido en columnas para su gestión en tiempo real de forma ágil, irá llenándose pronto de armas y utensilios. Es cierto que el equipo perfecto nos llega relativamente pronto si comparamos Apotheon con otros juegos. Es decir, Nikandreos pronto tendrá un arsenal de armas cuerpo a cuerpo y a distancia poderosas, y el escudo que esperábamos dentro de un elenco de distintos atributos defensivos, lo que hace que las tareas opcionales empiecen a dejar de tener atractivo y que nos paremos menos a recoger loot. Lo que en las primeras tres horas es un no parar de destrozar todo en busca de items, en el último tercio de juego nos dará absolutamente igual y nos sentiremos bastante poderosos contra los adversarios.

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El personaje no evoluciona en sentido estricto -con habilidades nuevas o mejores puntos de características físicas- sino que lo hace su equipo. Sus movimientos son idénticos desde el principio hasta el final del relato heroico, con saltos, deslizamientos, volteretas de esquivo y agarres. Entre sus armas, mazas, puñales, espadas, lanzas, martillos, arco, honda o explosivos y minas nos dejan afrontar a los curiosamente insignificantes esbirros que defienden el Olimpo pero también a los dioses, uno a uno, que actúan como jefes finales junto a otros enemigos grandes como colosos o criaturas místicas. Con la antorcha, el escudo de luz o los explosivos abriremos agujeros en la pared o activaremos mecanismos, lo que hace necesario poseer cierto equipo para avanzar en algunos puntos.

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El planteamiento de los jefes finales es magnífico en la mayoría de ocasiones, con batallas que nos obligan a saber amortizar el escenario y encontrar sus puntos débiles, aprovechar elementos como lámparas o torretas, permanecer a cubierto hasta descubrir los patrones de ataque, intercambiar solo en un momento preciso daños, movernos rápido entre los inventarios, etc. Aunque hay otros jefes, como el narcisista Apolo o el coloso inicial de la prisión, que pecan de demasiada sencillez y un comportamiento de Inteligencia Artificial bastante plano para lo que cabría esperar de puntos álgidos del relato. Lo cierto es que el combate no es demasiado arduo en casi ningún momento jugando en dificultad media. Es interesante para un habituado al género ponérselo, ya de entrada, en modos altos.

Barra de salud (vida), stamina para el ritmo y potencia de los ataques, y de escudo serán nuestros principales medidores a tener en cuenta en los más que frecuentes combates. Los consumibles para rellenar estas barras o prolongarlas en su capacidad máxima son un ítem por tanto a tener muy en cuenta, especialmente en enfrentamientos de jefe final arduos o en emboscadas de muchos soldados rivales al mismo tiempo. Saber para qué situación es favorable cada arma (unas más lentas, otras de menor alcance, que se deterioran, etc.) será vital también en los últimos compases de la aventura. Hay un componente rolero en Apotheon, marcado por cómo evolucionan las armas y las adquisiciones que hacemos en el mercado.

Mito pictórico en movimiento

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Lo vimos en el clásico de Walt Disney Hércules y en Apotheon la idea se lleva muchísimo más allá. La pintura en cerámica cobra vida, con sus formas geométricas y trazados rectos ganando movilidad, sus figuras negras y rojas animadas, la superposición de fondos creando una atmósfera o su tono estilizado para los combates y saltos de los personajes. Desde el primer momento se consigue que la milenaria ornamentación de vasijas alcance un nuevo enfoque, con un juego de scroll lateral totalmente bidimensional y cargado de detalles y motivos como los que se pueden ver en los restos arqueológicos que nos han quedado de aquella época dorada de la Historia que fue la Edad de Bronce. La sangre, las explosiones y las físicas de personajes y objetos hacen el resto de la magia para toner a esta obra en movimiento. Todo con plena fluidez, a 60 frames por segundo.

Las animaciones son fantásticas teniendo en cuenta las limitaciones artísticas para no perder la identidad visual. Y los diversos entornos sugieren perfectamente los mitos que reflejan, cargados de detalles y elementos que son un calco de los dibujos originales. A todo este conjunto visual de identidad rompedora y buenísima fluidez de cambios en pantalla acompaña también la música, que parece rescatada de viejas partituras y aporta un tono épico sin precedentes en juegos independientes de ambientación histórica. Coros y arpas se fusionan con la más contundente percusión oo instrumentos de cuerda y viento para acompañar a Nikandreos en este viaje. En cuanto a efectos de audio e interpretación de los actores de doblaje -solo en inglés-, percibimos un nivel notable para las voces y gama de FX. No se lleva al máximo exponente en esto, pero tampoco es importante en este título y planteamiento.

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Dos héroes... enfrentados

Por último, Aptheon incluye un extra que va a dar algo más de juego pero que, de momento, no satisface todos los deseos que podría tener el usuario acostumbrado a modalidades compartidas con otros. Existen opciones multijugador pero no demasiado variables y solo en local, sin online. Estos modos nos proponen enfrentar a nuestros personajes en intensos duelos que están esencialmente marcados por las armas que portemos y cómo sepamos movernos. Se echa de menos el cooperativo para poder recorrer toda la aventura junto a un acompañante, pero Alientrap Studios ya ha declarado que tienen interés en crear un parche posterior para implementar el co-op- Esperemos que así sea, pues de momento encontramos unas opciones multijugador aceptables pero no demasiado generosas. Y desde luego Apotheon se presta a partidas en co-op.

8.7

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.