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A Hole New World

A Hole New World

Análisis de A Hole New World

La ciudad de Versee está siendo atacada por las criaturas del inframundo y tu habilidad a los mandos determinará su salvación. Llega un nuevo juego de estética retro pero con sensaciones perfectamente actualizadas, dispuesto a satisfacer los deseos de aquellos que añoran otros tiempos de nuestro hobby.

Actualizado a

¿Alguna vez imaginaste que el infierno tuviese una forma similar a la del mundo que conoces… pero todo estuviera invertido? Ese es el esbozo de lo que plantean Mad Gear Games, desarrolladora española que trae bajo el brazo A Hole New World, un Run ‘n Gun de la vieja escuela que pretende hacer las delicias de propios y extraños, apelando a la nostalgia sin escatimar en calidad. Esta es la carta de presentación de un juego que nos traslada a Versee, un lugar idílico que fue librado del mal gracias a la acción de su creadora, una diosa que decidió separar la luz de la oscuridad enterrando a esta última en las profundidades, bajo los suelos del bien. El gran esfuerzo que esto supuso la obligó a separar y encerrar su poder en varios orbes, impidiendo que otros individuos se aprovecharan de ella para fines cuestionables. Por supuesto, entre las fuerzas del mal no tardó en labrarse una batalla por alcanzar la supremacía, y allí triunfó la facción de Lord Baduk, el malo de nuestra película y el ser que asola Versee mandando hordas demoníacas a través del subsuelo. Potion Master, nuestro protagonista, se enfrentará al peligro y buscará reunir los orbes de poder para restablecer la paz y tranquilidad de su tierra.

Emulando a los mejores.

La excusa para la acción está planteada, y ahora hay que ponerse manos a la obra. A Hole New World nos lanza a la aventura y hace honor a su nombre al permitirnos explorar un nuevo mundo a través de los diversos agujeros que encontraremos por el escenario, elemento que es la seña de identidad más original y abre opciones de exploración y alternativas de avance en los niveles. Además, el mundo que hay debajo de Versee está totalmente invertido (de ahí su nombre: Reversee), de modo que caminaremos por el techo, caeremos hacia arriba y saltaremos hacia abajo, complicando todo un poco más si cabe y haciendo que los precipicios sean, posiblemente, lo único que no nos mate. La perspectiva y estilo de juego, por su parte, recuerdan a clásicos arcade de las épocas 8 y 16 bits, con un control preciso y simple pero muy exigente. Citando referencias claras y famosas, estaríamos hablando de una mezcla de Ghouls ‘n Ghosts y Castlevania, al cual se asemeja mucho también en estética.

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El mercado independiente ha crecido tanto en los últimos años que es muy difícil presentar una propuesta realmente original, lo que fuerza a tirar de calidad y personalidad para abrirse hueco y sonar fuerte entre el gran público. Podríamos decir que el espejo en el que mirarse para un juego de las características de A Hole New World sería el exitoso Shovel Knight, aunque en la aventura de Yacht Club Games tiene más peso el elemento plataformero. Cuando el listón está tan alto, debes centrar tus esfuerzos en demostrar que tu creación está también muy bien cuidada, y podemos asegurar que Mad Gear ha trabajado en ello.

Una vuelta de tuerca ante la adversidad.

Nuestro personaje se mueve lateralmente por escenarios con un diseño bien cuidado y progresivamente más enrevesado, enriquecidos siempre por la doble dimensión de la que hablamos anteriormente. El mundo subterráneo es utilizado de diversas maneras, sirviendo como huida en situaciones de peligro, como simple alternativa de avance, como ruta a explorar y descubrir objetos o secretos y, por supuesto, como extensión ineludible de algunos mapas, forzándonos a atravesar las profundidades mientras se nos sube (o baja, según se mire) la sangre a la cabeza. Si algo falta a este respecto es incitar al jugador a un uso más inteligente de esta opción en ciertos momentos, ya que la mayor parte de los problemas que tendremos para avanzar será resultado de mapas excesivamente extensos, caminos interminables que retarán nuestro sentido de la orientación. 

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El exigente camino del héroe.

Por supuesto, un juego que apela a la sencillez máxima en sus controles pero reclama habilidad, debe ser exigente en su dificultad. No diríamos que estemos ante uno de los juegos más complicados que nos hemos encontrado, pero sin duda es todo un hueso: aviso para navegantes. Quienes estén más curtidos en el género verán como una ayuda excesiva el sistema de muertes y continuaciones, ya que en el primer caso aparecemos exactamente donde hemos perdido el último corazón y, en caso de quedarnos sin vidas, volveremos al último punto de control activado, habiendo varios repartidos por cada nivel. No hay límite de créditos, por lo que, en el peor de los casos, completar el juego puede ser mera cuestión de insistencia, pero sin duda se recompensa la habilidad de no morir demasiado al haber un final alternativo y por el contador de puntos, que se reinicia tras cada continuación.

La precisión en el control es nuestra gran aliada, pero también ayuda el hecho de ir adquiriendo nuevas pociones de ataque con cada jefe superado, elemento que está muy bien implementado al permitir aprender el uso de cada cual en el nivel inmediatamente posterior: el diseño, los tipos de enemigos y las situaciones que se nos presentan están muy bien medidas para comprender en qué momento es especialmente útil cada tipo de ataque. Esto, por supuesto, no es garantía de que vayamos a hacerlo bien cuando se presente la ocasión, y es que, a medida que el juego se complica, más rápido tendremos que decidir. Es una pena, no obstante, que contemos con sólo cinco pantallas, puesto que la duración se queda bastante justa y la dificultad ofrece desniveles acusados en ciertos puntos por el paso abrupto de un nivel intermedio a uno muy cercano al final. En todo caso, podríamos destacar especialmente algún enfrentamiento muy concreto como pico de exigencia, manteniendo una curva bastante más apropiada por norma general.

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Hablando sobre lo anterior, un elemento rescatado de los grandes y clásicos arcade es el de ofrecer jefes finales con mecánicas únicas y progresivamente más complicados. En ocasiones tendremos zonas complicadas por acumulación de enemigos o diseños más laberínticos, pero donde se pondrá a prueba todo lo que hemos aprendido será en estos combates, donde morir significa empezar de nuevo (por supuesto, no esperábamos menos) y en los que debemos medir bien los movimientos de evasión tanto como los de ataque; tendremos ocasión de poner a prueba nuestros reflejos, pero también nuestra capacidad de análisis y previsión, con enemigos capaces de llenar la pantalla de objetos mortales y dejar estampas casi dignas de un Bullet Hell, aunque sin perder de vista la realidad del tipo de juego que tenemos entre manos: es exigente, pero no injusto por norma. La mayor parte de ocasiones en las que se nos hace imposible evitar un impacto viene dada por alguna mala decisión durante el combate por nuestra parte, permitiendo que se nos acorrale sin salida. Eso sí, los jugadores más inexpertos podrían verse sorprendidos una y otra vez por este tipo de situaciones en un mismo enfrentamiento, cosa difícil de asimilar si sólo se te ofrece aprender a golpes cada medio minuto.

Mencionábamos anteriormente la escasa duración de A Hole New World, y es necesario recuperar este tema para profundizar sobre algunos aspectos a tener en cuenta. El juego base se queda algo corto por esa posibilidad de continuar desde un punto no muy lejano, lo cual hace que pasar una zona difícil sea, habitualmente, cuestión de empeño y no demasiado tiempo (tomad nota del “habitualmente”, porque hay notables excepciones). A este respecto, Mad Gear Games ha sido benevolente y no quiere acabar con nuestros mandos empotrados contra la televisión haciéndonos repetir largas caminatas. Sin embargo, tras completar el juego desbloqueamos algunos extras que darán más vida al título: el clásico rush de jefes, un modo reto que es completamente demencial y el siempre bienvenido nuevo juego +, en el que tendremos más dificultades y, además, la orientación de los mundos se intercambia: Versee nos lleva bocabajo y Reversee nos permite  caminar en posición normal. En muchos momentos es un detalle sin excesiva importancia, pero a la hora de la verdad marca la diferencia: algunas zonas que se nos complicaban más de la cuenta por invertir algunos controles se hacen más accesibles… y los combates más endiablados aumentan aún más nuestras posibilidades de explotar de rabia por tener que afrontarlos del revés.

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No podemos concluir un análisis sin referirnos al envoltorio: audiovisualmente ofrece un aspecto muy clásico, pero su movimiento y efectos dejan constancia de que no pertenece a la época en la que se inspira. Los sprites están bien trabajados y sólo al principio ofrecen alguna incomodidad al confundirse con el entorno. Otros están directamente planeados para sorprender al jugador que no esté atento, formando parte de la jugabilidad más que del aspecto meramente visual. El diseño artístico bebe muy claramente de la saga Castlevania, algo que se percibe al primer vistazo y se confirma en cuanto vemos por primera vez a Lord Baduk, el cruel antagonista. La música, por otro lado, ambienta muy bien y nos mete en situación fácilmente, dando como resultado un notable acabado, eficiente e inmersivo.

Este análisis ha sido realizado en la versión Steam del juego.

7.5

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.