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Seis padres de videojuegos que son muy reales

El amor y/o el interés los guían. Regalos frikis de Star Wars Mejores finales de juegos (II)

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Los padres, esas figuras que nos guían a lo largo de nuestra vida, que nos ayudan a caminar para conseguir lo que nos proponemos, que nos nutren de su experiencia para convertirnos en mejores personas. Los hay de todo tipo y color: duros, blandos, severos, comprensivos... Todos cumplen su día hoy 19 de marzo, el Día del Padre, y por ello queremos repasar esta eféride de una forma peculiar: seleccionando cinco protenitores destacados (o no, quién sabe), en esto de los videojuegos. Porque ser papá conlleva una gran responsabilidad, pero también da grandes satisfacciones que hasta los píxeles son capaces de transmitir a los jugadores. Aquí te traemos cinco padres clásicos de los videojuegos representados por sus personajes. Pero ojo, te advertimos que en las siguientes líneas podrás encontrar destripes argumentales. Bienvenido a la paternidad.

Jetch, el severo (Final Fantasy X)

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Todo buen padre debe ser duro con su hijo, saber marcar unos límites. Es clave para que en el futuro la criatura sepa enfrentarse a todos lo retos que se le planteen. Pero a veces la dureza se mezcla con los excesos y el resultado es nefasto. El mejor ejemplo virtual es Jecht, padre de Tidus en Final Fantasy X. El progenitor del protagonista no tiene mal corazón como se descubre una vez avanzada la trama, pero en su infancia es un tirano déspota que humilla a su retoño condenándole a ser un fracaso en el Blitzball y generando una reacción de amor-odio que provoca justo el efecto contrario. Tidus se transforma en uno de los mejores jugadores del extraño deporte ideado por Square Enix y consigue toda la fama que su padre desaparecido no le auguraba. A todo esto hay que sumar los problemas de Jetch con el alcohol, un mal que agría todavía más su forma de ser.

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   Joel, el adoptivo (The Last of Us)

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En esto de los videojuegos historias existen muchas, tantas como imaginación tienen los creadores, pero parejas de personajes que representen una relación paternofilial como la que vemos en The Last of Us no tantas. Y es que la falta de nexos de sangre entre Joel y Ellie no evita que entablen un contacto que va más allá de la amistad. Joel, que pierde a su hija en prólogo, ve en Ellie ese tesoro arrebatado, esa niña que no pudo proteger cuando se desató el caos, y actúa como su mentor en todo momento. Ella aprende a vivir de la mano de Joel y aunque mantiene todo su talento y su ímpetu, los hechos que vive en The Last of Us la cambian para siempre. Naughty Dog fue capaz de crear un duo de personajes excepcional con los protagonistas del que, hasta la fecha, sigue siendo uno de sus videojuegos con mejor faceta narrativa.

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Andrew Ryan, el manipulador (Bioshock)

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Si existe un progenitor que represente el rol déspota, intransigente y capaz de seguir cualquier camino para conseguir su propósito ante sus hijos, ese es Andrew Ryan, uno de los personajes claves en el universo de la saga Bioshock de 2K Games, Irrational Games y Ken Levine. Nuestro viaje por las profundidades de la ciudad de Rapture sumida en el caos de su revolución nos llevarán a conocer a un ser dirigente, aparentemente solvente en su gestión y querido por sus vecinos, pero que realmente no es más que un monstruo capaz de manipular hasta a su propia familia para alcanzar sus objetivos. Y es que así nos sentimos por Rapture, manipulados por varios personajes mientras nos guían a través de una trama que se rompe en el último tramo con una de esas catarsis de guión que deja al usuario impactado. Basta un primer y único cara a cara con Ryan para destaparle como un tremendo manipulador en un enfrentamiento donde su muerte es la liberación del personaje hacia su independiencia. Y es que está muy claro que el hombre elige, pero "el esclavo obedece".

Comstock, el distanciado (Bioshock Infinite)

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En esta maraña de padres prototípicos existe ese perfil de padre distanciado, desconectado de su hijo o hija, tanto que en ocasiones llega hasta a olvidarse de él. Puede hacerlo por avatares del destino o por mera dejadez. El caso del diácono Padre Comstock en Bioshock Infinite es uno de ellos, llenando las calles de su amada ciudad con los carteles de El Cordero de Columbia para dejar claro lo especial que es su hija. Pero en realidad Elizabeth vive sola, recluida, como un animal de laboratorio, cuando en realidad y por azares del destino se ha convertido en la criatura más poderosa de esta y otras dimensiones. Comstock y Booker DeVitt son el alfa y el omega, las dos caras de una misma moneda de antagonista y protagonista capaz de dejar al jugador ante uno de los mayores rompecabezas mentales que se recuerdan en la narrativa de videojuegos. Por cierto, menuda maestría tiene Ken Levine para diseñar personajes progenitores con respuestas poco idílicas para con sus hijos. Menos mal que en este caso un simple bautismo lo arregla todo… ¿O no?

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Kratos, el caído en desgracia (God of War)

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Si hacemos caso al brutal tráiler Live Action de God of War Ascension, Kratos era un líder en la batalla y también un padre que hacía sonreir a una hija que lo tenía por un Dios anticipado. Pero cuando hace una década nos revelaron la verdad de las pesadillas del espartano, el origen de aquel mal que lo devoraba por dentro, esta concepción cambia radicalmente. Porque el esclavo de los Dioses se convirtió casi en demonio y cometió el mayor acto de crueldad posible hacia aquellos que formaban sus lazos de sangre. Puede que en una época Kratos fuese el mejor de los padres; el más justo, leal y dilecto, pero un pacto con el mentiroso dios de la guerra lo sumió en la locura, la misma que impulsó la rotura con un traicionero Ares que pronto caería a manos del que parecía ser sólo un mortal. Pero no fue ni mucho menos el primero en el camino a la redención.

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Sully, el inesperado (Uncharted)

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Como en el caso de Joel y Ellie, a veces la paternidad es algo que le llega a alguien cuándo, dónde y con quién menos se lo espera. En el caso de Victor ‘Goddam!’ Sullivan, ese sentimiento paternal le llegó cuando un espabilado muchacho que decía ser el descendiente de Sir Francis Drake apareció en su vida dentro del museo marítimo de Cartagena. Y desde entonces ya no se fue de su lado, aprendiendo junto al veterano experto  y capaz cazatesoros. La relación entre Sully y Nathan Drake siempre ha sido de las más agradables de ver en la saga Uncharted, ya que se aprecia ese algo más que el típico respeto entre colegas que llevan mucho tiempo: Se aprecia el toque paterno-filial entre ambos personajes. Y como prueba ese ‘kid’ que Sully llama todo el tiempo a Nate a pesar que este ya pasa de la treintena y ya no es un novato roba-anillos.

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