Gaming Club
Regístrate
españaESPAÑAméxicoMÉXICOusaUSA

Actualidad

La monstruosidad desde abajo

Edwards lidia un mal guion con un festival de afortunadísimas ideas visuales.

Actualizado a
Ampliar

Subgénero nacido a mediados de los 50 que se abrió reciclando un trauma colectivo (Hiroshima / Nagasaki) para acabar articulando un nuevo orgullo patrio en clave fantástica, el kaiju eiga —en otras palabras, las películas de monstruos gigantes japoneses— ha vivido un inesperado proceso de renovación en los últimos años. Un fenómeno con aportaciones de su prima hermana —la monster movie estadounidense surgida en la ciencia-ficción de los 50— que ha dado desde deconstrucciones poshumorísticas —la insuperable Dai-Nihonjin (2007)— hasta hipérboles posmodernas con sobrepeso —Pacific Rim (2013)—, pasando por experimentos con la hiperrealidad —Monstruoso (2008)— y crónicas apocalípticas en clave íntima con la melancolía sentimental como filtro —Monsters (2010) de Gareth Edwards, ahora responsable de esta nueva resurrección de Godzilla, mito fundacional de todo esto—.