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El mítico y adictivo Tetris celebra su 30 cumpleaños

El juego de bloques nació en la Guerra Fría. El Tetris de PlayStation 4 30 años de Nintendo NES

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"Creo que Tetris inspiró ese tipo de credo que dice 'Fácil de aprender, difícil de dominar'. Nadie antes de eso pensaba de esta manera, y los juegos debían ser realmente simples y comprensibles por todo el mundo. [...] Esa fue una de sus principales contribuciones",

Alexei Pajitnov

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Tetrominos
Se trata de una de las portadas, juegos y banda sonora más reconocibles de la Historia del Videojuego, algo que solamente aquellos que trascienden fronteras y se convierten en iconos logran alcanzar. Puede que el público general no jugador o casual no conozca a Nathan Drake, o no sepan distinguir un Battlefield o un Call of Duty, pero todos aquellos, y sobre todo los nacidos alrededor de la mágica década de los 80, sean gamers o no, solamente bastará ponerles 5 segundos in-game o enseñarles la portada y responderán lo mismo: "¡Ah! El Tetris".

Tetris, llamado Те́трис en ruso, palabra que el mismo creador Alexei Pajitnovderivó del prefijo Tetra y el vocablo Tennis, es uno de los escasísimos juegos que desde su estreno en el sistema soviético Elektronica 60 en 1984 ha estado disponible en prácticamente todas las consolas, ya fuesen de sobremesa, portátiles, Game & Watch -los clones en este apartado se contaban por cientos-, tablets, reproductores MP3, sistemas iOS, relojes, llaveros y sistemas operativos habidos hasta el momento, gracias a la versión para IBM PC, el primer port de Tetris desde su estreno y que hizo que el puzle cobrase fama por todo Moscú.

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Fue esta versión, hecha por el adolescente Vladim Gerasimov -que también estaba en la Academia Soviética de las Ciencias como Pajitnov- la que logró salir de las fronteras hasta Budapest, Hungría, y de allí empezó a ser porteada a otro sistemas hasta que la editora británica Andromeda intentó hacerse con los derechos.

Objeto de no pocas batallas legales por el furor que estaba causando y los ports que había, a Estados Unidos llegó en 1987, tres años tras su creación, en su versión IBM PC de la mano de Spectrum HoloByte. A esta le siguió un lanzamiento en Amiga y Atari ST y posteriormente en Commodore 64 en 1988. Conscientes de manera tardía de lo que tenían entre manos, el gobierno soviético empezó a asegurar los derechos de Tetris para el mercado. Ese fue el año en que Tetris llegó a Japón de la mano de SEGA para arcades, y por Bullet Proof Software para MSX, FamiCom y otros sistemas del momento. Pero aunque medio mundo ya jugaba a los tetrominos -todas las figuras geométricas que usamos en el Tetris están compuestas por cuatro cuadrados- de Pajitnov, aún quedaba la versión que realmente cimentó su fama, que contó con la verdadera licencia oficial y curiosamente para la consola más pequeñita de la época.

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"From Russia with Fun"
Un año, 1989. Una editora, Nintendo. Y una consola, la Game Boy. En el final de la década de los 80s media docena de compañías peleaban con furia por licenciar para las consolas el mayor fenómeno del videojuego en mucho tiempo. Y aquí entra el editor Henk Rogers, que inició una trama de negociaciones digna de la guerra fría en pos de los derechos. Tras verlo en el CES de Las Vegas -fijáos si tiene años el evento- en 1988, le vendió a Minoru Arakawa y Nintendo of América la idea de comercializar en Occidente la Game Boy con el Tetris. Arakawa-san se opuso diciendo que iban a estrenarla con Super Mario Land, pero Rogers, en una de esas frases míticas del sector, le dijo a Nintendo claramente "Un juego de Mario venderá Game Boy a los niños, Tetris venderá Game Boy a todo el mundo".

Rogers tuvo via libre para obtener los derechos para Japón, persiguiendo a Spectrum HoloByte y a Tengen, spinoff de Atari que ya tenian la licencia. En esta historia entra el nombre de Robert Stein, que había asegurado permisos de distribución para estas dos compañías  a través de Mirrorsoft, para que hiciera lo propio con la Game Boy. Los meses pasaban, Stein no lo lograba y Rogers se enteró que otra persona le había ido a Nintendo con la idea de un Tetris Game Boy. Así que Henk Rogers se plantó en Moscú para hablar con Pajitnow y el Ministro de Exportación de Software y Hardware.

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La historia se complica, puesto que Nintendo, por su cuenta, se había acercado a Spectrum HoloByte para lograr los derechos para Game Boy. Mirrorsoft envió a un representante con buenos contactos en el Kremlin, Kevin Maxwell, a Moscú para el mismo fin que Rogers. Los negocios son los negocios, y más con la IP más jugosa del momento. Mientras Maxwell se buscaba la vida en Moscú, Rogers intentaba negociar en un entorno político con oficiales soviéticos del gobierno que no comprendian el concepto de Propiedad Intelectual, pero sí el de "esto da dinero, así que pagadnos y pagadnos mucho por él", con un precio por la licencia que Nintendo no podría permitirse.

Pero Henk Rogers consiguió una jugada maestra cuando se descubrió el hecho de que la propiedad de Tetris como tal no había sido en realidad licenciada a nadie. El negociador aseguró los derechos directamente de su creador y no de las autoridades rusas. Estas avisaron por FAX al otro interesado, Kevin Maxwell, que ya estaba en Moscú. El Fax llegó a Londres con la nota de que debía ser respondido en 48 horas. Al no enterarse de que lo había recibido, Maxwell perdió la oportunidad -a pesar incluso de poner el asunto sobre la mesa del mismísimo dirigente político Mijail Gorbachov y el Kremlin-, y Henk no sólo aseguró los derechos de edición de Tetris, sino que encima les plantó una demanda a Tengen. Juego, set y partido para Henk Rogers, que junto con Arakawa y el VP de Nintendo América Howard Lincoln firmaron un acuerdo de edición para consola y portátiles de Tetris, logrando Rogers un dólar por cada juego vendido.

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Y el resto, como suele decirse, es historia. Pero esta vez, con este juego, no es solamente historia del videojuego, sino historia de la cultura popular, ya que Tetris tiene ese poder de icono de ser reconocido por una inmensa mayoría sea jugadora o no. 35 millones de copias vendidas en Game Boy -la versión favorita de su diseñador-, 170 millones de copias en todas sus versiones oficiales, Dios sabe cuántos ports piratas en estos treinta años que siguen saliendo a día de hoy y siempre, siempre encabezando las listas de los videojuegos más grandes de todos los tiempos.

Aún podríamos contar más cosas de la creación diseñada y programada por Alexey Pajitnov y en la que también intervino Vladimir Pokhilko -más tristemente conocido en Rusia por matar a su mujer e hijo y suicidarse que por ser co-creador como lo definió el magazine Forbes-, pero todas esas historias y datos, peleas legales y acuerdos y desacuerdos, leyendas de haber sido creado en una sola tarde, marco político -hablamos de la todopoderosa madre Rusia de los 80 antes de su política aperturista- merecerían más espacio. De momento nos quedamos con la celebración, con que uno de los iconos por excelencia del videojuego ha cumplido tres décadas sin ausentarse una sola generación desde su estreno. Si esto no merece que ocupe un lugar de honor entre los más grandes, entonces que las fichas se apalanquen hasta que salga el Game Over.